jueves, julio 21, 2022

La implosión de la URSS (y 36: Compatriotas, he fracasado; dadle una oportunidad a Vladimiro)

No es oro todo lo que reluce

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡un, dos, tres!
La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin
El golpe
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto
El trauma de 1993
Los problemas centrífugos
El regreso del león de color rosa que se hace cargo de las cosas



La guerra de Chechenia, además, incluye un matiz inesperado: su extensión a la región de Kuban y, sobre todo, Moscú. De repente, los moscovitas tienen miedo de salir de casa. Es un momento para personas fuertes y decididas. Y Putin lo es. Acusa a Basayev y Khattab de ser meros agentes de Maskhadov; no son, dice, terroristas, sino generales de un ejército en guerra contra Rusia. Esto lo hizo porque era la retórica que le permitía archivar por la B de Varios los términos de Khassaviurt. El 1 de octubre, Putin declara que Rusia está en guerra con Chechenia. Bombardea los santuarios de las tropas rebeldes y se apresta a tomar Grozny. Es lo que normalmente conocemos como segunda guerra de Chechenia pero, ojo, no tiene nada que ver con la primera. Porque si la primera se desarrolló en medio del escepticismo y el miedo de los rusos a un nuevo Afganistán, ésta se produjo con una prensa y una sociedad absolutamente a favor; con un país dispuesto a hacer cuantos sacrificios fuesen necesarios para ganar. Por lo demás, puesto que la toma de Grozny fue relativamente rápida, las opiniones opuestas a la guerra pronto perdieron pie.

miércoles, julio 20, 2022

La implosión de la URSS (35: Putin, el inesperado)

No es oro todo lo que reluce

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡un, dos, tres!
La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin

El golpe
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto

 

Para Yeltsin, el gesto de devolver al corral a un primer ministro apenas semanas después de haberlo elegido, además en el marco de una decisión y una apuesta que todo el mundo sabía eran totalmente personales, no podía ser gratis. La Duma, por fin, había encontrado una razón de peso para impulsar el proceso de destitución presidencial con que soñaba desde el primer día. Los cargos: haberse cargado la URSS (porque, sí, en Rusia eso es algo teñido de delito), haber atacado al Parlamento en 1993, haber lanzado la guerra de Chechenia, haber descojonado la economía y, por el camino, el Ejército. Se creó una comisión de investigación para establecer estos cargos y actuar en consecuencia.

Pero Yeltsin era mucho Yeltsin.

martes, julio 19, 2022

La implosión de la URSS (34: Boris Yeltsin muta a Adolfo Suárez)

No es oro todo lo que reluce

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡un, dos, tres!
La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin

El golpe
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto



El 27 de enero de aquel año de 1997, y según las previsiones que los propios rusos deseaban, Aslan Maskhadov había sido elegido presidente de Chechenia. El 12 de mayo, ambos presidentes, Maskhatov y Yeltsin, firmaron un tratado de paz que se vendió como el final de cuatro siglos de conflicto. Shamil Basayev, sin embargo, permaneció muy lejos de los planteamientos pactistas del presidente; era una apuesta a medio plazo que pronto dio sus réditos porque, la verdad, la Rusia que pactó con Chechenia en 1997 era como la España que le prometió derechos políticos a los cubanos después de sus primeras revueltas: no tenía ni un adarme de intención de cumplir lo pactado.

lunes, julio 18, 2022

La implosión de la URSS (33: El factor oligarca)

No es oro todo lo que reluce

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡un, dos, tres!
La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin

El golpe
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto



Durante las elecciones,Yeltsin recibió muchas presiones para alcanzar un acuerdo con los comunistas. La razón de este pacto estribaba en el hecho de que, aunque Yeltsin ganase, lo haría por un corto margen. En esas circunstancias, y contando con los precedentes de los comunistas (véase, sin ir más lejos, España en febrero del 36), éstos podían considerarse vencedores morales o reales de las elecciones, aducir quizás un pucherazo, tratar de tomar las calles y colocar al país en una situación de guerra civil. El 27 de abril, buena parte de los oligarcas que habían visitado a Yeltsin un mes antes publicaron un manifiesto en la prensa, Salir del impasse, en el que propugnaban esta solución. El gran capital, como se sabe, es siempre muy temeroso, porque el dinero no tiene color ni ideología. Los grandes empresarios rusos todavía temían la victoria de los comunistas y querían tener puentes tendidos.