Tiberio Graco
Definición de un enfrentamiento
Malos tiempos para la lírica senatorial
Roma no paga traidores
La búsqueda de un justo medio
Ese hombre (hoy casi desconocido) llamado Publio Sulpicio Rufo
La hora de Cinna
El nuevo hombre fuerte
La dictadura del rencor
Lépido
Pompeyo
Éxito en oriente
Catilina
A Catilina muerto, Pompeyo puesto
El escándalo Clodio (y una reflexión final)
En ese momento se hizo bien patente cuál era el principal punto débil de Emilio Escauro y sus proyectos de estabilizar la República bajo un gobierno aristocrático con apariencias democráticas. Cuando los caballeros le pusieron la proa al proyecto de engrandecer la ciudadanía romana, oposición que, además, se encontró con el apoyo de Cayo Mario, pues éste, tras haber abandonado a los populares, se había aliado con la nobleza menor, Livio Druso se volvió hacia el Senado. Pero lo hizo, tan sólo, para descubrir que el Senado eran muchos Senados. Quinto Servilio Cepión, por ejemplo, hizo hilo con los planteamientos de los equites, tan sólo porque le tenía gato a los metelos y meteloides. Encontró ayuda en Lucio Marcio Filipo, que era cónsul aquel año y que era el típico antiguo militante de Podemos (había trabajado codo con codo con Saturnino) que ahora se quería hacer personar sus pecadillos de juventud con ese típico “yo es que he sido del Ku Klux Klan de toda la vida”.