El nacimiento de una identidad
Mi señor Bretwalda, por ahí vienen los paganos
El tema vikingo se pone serio
Alfred, el rey inglés
Vikingos a la defensiva
Un rey contestado
El rey de la superación
Una sociedad más estructurada de lo que parece
Con la Iglesia hemos topado
La apoteosis de Edward y Aethelflaed
El fin de los vascos de Northumbria
Tres cuartos de siglo sistémicos
Aethelshit
Las tristes consecuencias de que un gobernante gobierne “sea como sea”
El regreso de la línea dinástica
Como ya he escrito muchas veces, y es por otra parte bastante evidente, el origen de la monarquía, del poder de uno, es la necesidad que encuentran, primero las tribus, luego los pueblos, y finalmente las naciones, de colocarse bajo el mando del más cachoburro de todos. Sin embargo, la Alta Edad Media europea es un periodo en el que se puede decir que el Imperio romano no ha pasado en balde y mucho menos ha sido olvidado. Los pueblos, sobre todo; los pueblos, en tanto que superación del concepto de tribu, son cada vez más conscientes de que un buen rey debe de dominar más cosas que la espada.