El hundimiento
De Krebs a Demnin
La rendición del Brezal de Luneburgo, ya lo hemos
dicho, fue una victoria sin paliativos para Montgomery. Pero eso era parte del
problema, ya que para llegar hasta ahí, para conseguir esa posición y los
titulares que todo el mundo podía ahora leer, había necesitado arrogarse
competencias que, en realidad, no eran suyas sino de Dwight Eisenhower. Desde
que con los últimos rayos de luz del 2 de mayo el general Freddie de Guingard,
jefe Estado Mayor de Montgomery, había contactado por primera vez con el
general Walter Bedell Smith, que hacía las mismas labores en el SHAEF para
Eisenhower, las dificultades se habían hecho patentes.