Te recuerdo que antes de seguir leyendo te hemos recomendado que pases por una cabina de descompresión y te hemos contado el cabreo de Hindenburg que lo comenzó todo. Asimismo, te hemos contado el discurso de Von Papen en Marburgo, y la que montó. El relato siguió contando cómo Hitler decidió comenzar a apaciguar a las SA, y cómo Röhm se la metió doblada. Como consecuencia de todo esto, Göbels pasó a la ofensiva y se acojonó a partes iguales.
Acto seguido, te hemos contado una crucial conversación entre Hitler y el general Von Blomberg. Después ha llegado el tiempo de contarte cómo Hitler comenzó a tascar el freno, y la que se montó en Kitzingen. Después hemos pasado a contarte el secuestro de Edgar Julius Jung, y la vergonzosa reacción de su jefe.
El relato ha continuado explicándote cómo Hitler organizó la tangana desde una terraza al borde del Rhin (mientras Göbels andaba por ahí). En ésas, Hitler llega a Munich y desenfunda el cuchillo de capar. En Berlín se lía leoparda.
El relato ha continuado explicándote cómo Hitler organizó la tangana desde una terraza al borde del Rhin (mientras Göbels andaba por ahí). En ésas, Hitler llega a Munich y desenfunda el cuchillo de capar. En Berlín se lía leoparda.
A las
tres y media de la tarde de aquel sábado berlinés, cuando ya todos
los ciudadanos están fuera de sus trabajos, la ciudad es un
hervidero de rumores. En los cafés se dan por seguros los arrestos
de Röhm y de Schleicher, y se especula con que el propio Von Papen
está también retenido. Algunos dicen que Göbels también está
detenido (rumor surgido del hecho de que se ha podido comprobar que
no está en Berlín; y, tal vez, también alimentado por Göring,
siempre proclive a darle por el orto a su correligionario); otros que
se trata de una acción de los nacionalsocialistas contra el Casco de
Acero y los monárquicos.
Como se
puede ver, y es que es lo que ocurre casi siempre, la verdad viene a
ser una especie de macedonia de todas las cosas que se dicen.