Los inicios de un tipo listo
Sindona
Calvi se hace grande, y Sindona pequeño
A rey muerto, rey puesto
Comienza el trile
Nunca dejes tirado a un mafioso
Las edificantes acciones del socio del Espíritu Santo
Gelli
El hombre siempre pendiente del dólar
Las listas de Arezzo
En el maco
El comodín del Vaticano
El metesaca De Benedetti
El Hundimiento
Ride like the wind
Dios aparece en la ecuación
La historia detrás de la historia
El punto débil de la estrategia de Calvi era Michele
Sindona. Como ya os he contado el siciliano se abrió de Italia cuando Gelli le advirtió de que se preparaba una batería de subpoenas
contra él. Primeramente se fue a Taiwan porque allí no había tratado de
extradición, pero pronto sus abogados lo convencieron de que lo mejor era irse
a Estados Unidos y allí enfrentarse a los cargos. Sindona, pues, marchó hacia
el país americano y, allí, montó a través de sus terminales toda una campaña a
su favor. Se presentó a sí mismo como un financiero rabiosamente
pronorteamericano que, precisamente por eso, había sido objeto de una
conspiración comunista. Mientras Sindona daba conferencias por las escuelas de
negocio estadounidenses sobre temas de gran altura técnica, para así ganarse
una imagen de experto, Gelli recaudaba en Italia declaraciones juradas de
diversos personajes públicos y privados de importancia en defensa de la
honorabilidad del siciliano. Un británico que había hecho negocios en Italia
con él llegó a declarar que Sindona había participado en la financiación de un
golpe de Estado anticomunista en Italia; declaración que en Italia fue
escandalosa pero que, en realidad, estaba diseñada para ablandar criterios en
la Casa Blanca, en ese momento gobernada por los republicanos, que así se
opondrían a extraditarlo si los tribunales italianos acababan pidiéndolo.
Incluso Sindona contrató a un experto en la agit-prop, Luigi
Cavallo, quien organizó manifestaciones ultraizquierdistas en Italia pidiendo
la muerte de Sindona precisamente para demostrar esa inquina comunista contra
el siciliano (un consejo: nunca os creáis todo lo que se manifiesta).