Otros escalones de esta escalera:
En febrero de 1470, el bando
anticonstitucionalista dio un paso más en su estrategia calculada: los físicos
le aseguraron a Isabel que estaba embarazada. Ni qué decir que el rey Juan
saltó de alegría cuando leyó el email, todo lo contrario que su pariente
Enrique de Trastámara, quien recibió la noticia como el problemón que podía
llegar a suponer para él, sobre todo si al feto le crecía pene. Isabel y
Fernando, por su parte, sabiéndose sobrados, volvieron a escribirle una carta
al rey de Castilla con la intención de redoblar sus presiones sobre él. La
carta fue enviada el 8 de marzo (alguna historiadora pirada habrá por ahí que dirá que con ello Isabel tuvo presciencia del Día de la Mujer), y tenía unos tonos bastante duros y exigentes.
A la par que cínicos, pues ambos esposos se quejaban que, en los cuatro meses
que habían transcurrido desde su última misiva, habían desarrollado una
actividad totalmente fiel y honorable respecto de su rey (cosa que, le
acusaban, él no había hecho). Pero, claro, se callaban en el hecho de que su
propio estatus de matrimonio desmentía lo que estaban escribiendo; que Isabel y
Fernando firmasen, como mujer y marido, una carta, era la mejor expresión de
que en dicha carta estaban mintiendo.