Musulmán, protobotánico, profesor de ética, posible ladrón,tendero y sospechoso de homosexualidad
Los comunistas no están solos
La guerra dentro de la guerra
A purgar se ha dicho
Sucios británicos, repugnantes yugoslavos
Fulgor y muerte de Koçi Xoxe
Sucios soviéticos
Con la Iglesia hemos topado
El fin de la troika
La jugadora de voleibol que cambió la Historia de Albania
La muerte de Mehmet Shehu
Al fin solo
La ruptura entre Albania y Yugoslavia pavimentó las relaciones entre el primero de estos países y la URSS. Albania se integró en el COMECON y en el Pacto de Varsovia; es decir, se convirtió en un conspicuo miembro del bloque del Este. En realidad, la identificación de Hoxha no fue con la Unión Soviética, sino con el estalinismo. En el día de la muerte de Stalin, decretó que todos los albaneses, él incluido, deberían arrodillarse frente a las estatuas de Stalin. Sin embargo, su pragmatismo, por no llamarlo dependencia de la URSS, le llevó a mantener buenas relaciones con Khruschev, y a apoyar el XX Congreso y las críticas al estalinismo. Esto duró, sin embargo, hasta 1955, es decir, el año en que Khruschev decidió acercarse a Yugoslavia. En el complejo juego de poder en que se había convertido la URSS post estalinista, Khruschev decidió jugar la carta de recuperar a Yugoslavia, el hijo pródigo, para el club soviético. En el marco de la desestalinización, condenó las acusaciones del 48 y envió claros mensajes de buen rollo a Tito. Esto ya puso a Hoxha de los nervios. Pero cuando Khruschev visitó Belgrado en 1955, entró en modo pánico.