viernes, junio 10, 2022

La implosión de la URSS (17: la supuesta apoteosis de Gorvachev)

No es oro todo lo que reluce

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡un, dos, tres!
La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin
El golpe
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto
Los problemas centrífugos
El regreso del león de color rosa que se hace cargo de las cosas
Las horas en las que Boris Yeltsin pensó en hacerse autócrata
El factor oligarca
Boris Yeltsin muta a Adolfo Suárez
Putin, el inesperado 

Ciudadanos, he fracasado; dadle una oportunidad a Vladimiro



La URSS se sometía a una situación absolutamente desconocida para ella; una situación en la que el Politburó, que no se olvide que formalmente era una institución partidaria y no estatal, de repente no mandaba nada. Los nervios entre el equipo de Gorvachev comenzaron a aflorar, conscientes de que, ahora, el ritmo de los acontecimientos bien podría ser dirigido por otros. El 28 de enero ya de 1990, Yakolev llegó a sugerirle al secretario general la posibilidad de dar algún tipo de golpe de mano para recuperar el poder.

miércoles, junio 08, 2022

La implosión de la URSS (16: Sajarov vence a Gorvachev después de muerto)

 No es oro todo lo que reluce

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡un, dos, tres!
La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin
El golpe
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto
Los problemas centrífugos
El regreso del león de color rosa que se hace cargo de las cosas
Las horas en las que Boris Yeltsin pensó en hacerse autócrata
El factor oligarca
Boris Yeltsin muta a Adolfo Suárez
Putin, el inesperado 

Ciudadanos, he fracasado; dadle una oportunidad a Vladimiro


Aunque, como acabo de decir, el poder ligado a Gorvachev logró cómodamente rechazar las propuestas de Sajarov, que no pretendían otra cosa que instilar la democracia literal en los usos soviéticos, no todos los partidos eran tan sencillos de ganar. 

lunes, junio 06, 2022

La implosión de la URSS (15: El Congreso de Diputados del Pueblo)

  No es oro todo lo que reluce

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡un, dos, tres!
La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin
El golpe
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto
Los problemas centrífugos
El regreso del león de color rosa que se hace cargo de las cosas
Las horas en las que Boris Yeltsin pensó en hacerse autócrata
El factor oligarca
Boris Yeltsin muta a Adolfo Suárez
Putin, el inesperado 
Ciudadanos, he fracasado; dadle una oportunidad a Vladimiro

En los días 20 al 24 de noviembre de aquel año, el Partido Comunista de Rumania celebró su XIV Congreso. De manera escasamente sorprendente, el Congreso reeligió como secretario general a Nicolae Ceaucescu, el líder comunista rumano de toda la vida. Para entonces, sin embargo, el discurso oficial comunista rumano estaba ya notablemente divorciado de la realidad, puesto que la policía no daba a basto con tanta manifa. El comunismo rumano había decidido tirar para delante como si nada estuviese pasando; regateó la perestroika de forma burda y pretendió convencerse, más que convencer, de que todo lo que estaba pasando más allá de sus fronteras no estaba pasando en Rumania porque el país, al fin y al cabo, era diferente.