Otros escalones de esta escalera:
El Consejo Real de Castilla,
reunido en Segovia, consideró la carta de los nobles rebeldes a las ciudades
como un ultraje en toda regla, y exigió del rey un castigo ejemplar. Pero eso
era demasiado pedir para Enrique, el rey acomodaticio, que prefirió la
estrategia del avestruz. Eso sí, se avino a arreglar otra reunión con los
rebeldes, esta vez en la planicie entre Cigales y Cabezón. Este encuentro sí
que se produjo, y en el mismo el ciclotímico rey, siguiendo su guión vital, le
dijo a los rebeldes lo que querían oír: que exiliaría a Beltrán de la Cueva de
la Corte; que le devolvería la orden de Santiago a Alfonso; y que lo designaría
su heredero.