Los dos decretos que nadie aprobó
La Constitución más democrática del mundo
El Terror a cámara lenta
La progresiva decepción respecto de Francia e Inglaterra
Stalin y la Guerra Civil Española
Gorky, ese pánfilo
El juicio de Los Dieciséis
Las réplicas del primer terremoto
El juicio Piatakov
El suicidio de Sergo Ordzonikhidze
El calvario de Nikolai Bukharin
Delaciones en masa
La purga Tukhachevsky
Un macabro balance
Esperando a Hitler desesperadamente
La URSS no soporta a los asesinos de simios
El Gran Proyecto Ruso
El juicio de Los Veintiuno
El problema checoslovaco
Los toros desde la barrera
De la purga al mando
Los poderes de Lavrentii
El XVIII Congreso
El pacto Molotov-Ribentropp
Los fascistas son ahora alemanes nacionalsocialistas
No hay peor ciego que el que no quiere ver
Que no, que no y que no
El pleno, finalmente, adoptó un memorando en el que venía a reconocer que el Comisariado de Asuntos Internos llevaba un retraso de unos cuatro años en la lucha contra los disidentes y espías; lo que viene a querer decir que Stalin hubiese querido que las purgas hubiesen empezado un poco antes del XVII Congreso. En cuando a los miembros del Comité Central que lo votaron, lo más probable es que adoptasen una postura socialdemócrata, es decir, pensar que el esfuerzo iba a recaer en otros. Nunca sabremos lo que habrían votado si hubiesen sabido que muchos de ellos iban a ser pasto de aquella política de represión.