Mi señor Bretwalda, por ahí vienen los paganos
El tema vikingo se pone serio
Alfred, el rey inglés
Vikingos a la defensiva
Un rey contestado
El rey de la superación
Una sociedad más estructurada de lo que parece
Con la Iglesia hemos topado
La apoteosis de Edward y Aethelflaed
El fin de los vascos de Northumbria
Tres cuartos de siglo sistémicos
Aethelshit
Las tristes consecuencias de que un gobernante gobierne “sea como sea”
El regreso de la línea dinástica
A finales del año 914, habiendo conseguido repeler a los vikingos, Edward estaba, por fin, en condiciones de pensar más en convertirse en el rey mandante de la isla de Inglaterra. Muchos de los caudillos vikingos asumieron que el poder que había demostrado el rey sajón era muy difícil de contestar, por lo que le recomendaron a sus compatriotas establecidos en Mercia y Wessex que se decidiesen por la sumisión.