La ratonera de Kiev
Cambian las tornas
El deportador que no pudo con Zhukov
La sociedad Beria-Malenkov
A barrer mingrelianos
Movimientos orquestales en la cumbre
El ataque
El nuevo Beria
La cagada en la RDA
Una detención en el alambre
Coda
Pasaban las horas, y cada vez le era más difícil al Partido Comunista y a Stalin particularmente esconderse de sus ciudadanos. Finalmente, el secretario general decidió hablar el 3 de julio. Para entonces, los alemanes habían capturado los tres países bálticos y partes de Ucrania y Bielorrusia. Stalin, en su espich, trató de justificar aquello, que verdaderamente era injustificable a la luz de las posiciones tomadas justo antes de la invasión. Reconoció que las tropas soviéticas “todavía han de ser movilizadas hacia la frontera”. Mintió afirmando que las mejores divisiones alemanas habían sido aplastadas.