miércoles, enero 24, 2018

Isabel (12: Essex y el fracaso lisboeta)

Atenta la compañía con:


A la muerte de Leicester, la consecuencia esperada por todos era el automático ascenso a la derecha del poder de su ahijado Robert Devereux, conde de Essex. Un personaje complejo y que haría las delicias de un buen sicólgo de la Historia, Devereux era un narcisista de libro que se tenía en muy alta estima, se tenía a sí mismo por hombre de acción, pero que al tiempo tenía una marcada tendencia hacia el drama impostado y la autocompasión. Más o menos lo que yo, en mi idiolecto, suelo denominar un rocapollas. Sufrió muy frecuentemente crisis de confianza que lo postraron en su cama, probablemente debidas al estrés. Por lo demás, el gotha protestante del gobierno de la reina recelaba de él porque, pese a haber sido educado en la estricta moral anglicana, Essex era eso que denominamos un tiraduros.

lunes, enero 22, 2018

Los reyes católicos y los canarios (... y los indios americanos)

Después de habernos empapado sobre la odisea de los grancanarios durante la dominación de las islas por Castilla, así como de los problemas planteados con palmeros y guanches, incluimos unas notas más, que ahora ampliamos hablando, por fin, de los indígenas americanos.

En nuestros devaneos con la política indigenista de los reyes católicos ya le hemos dedicado un tiempo al tema que realmente fue batallón sobre su reinado, y que no fue, como piensan los cultiparlantes, el debate sobre los derechos de los indios americanos, sino el debate, más que el debate la acción judicial, en pro de los derechos de los indios o aborígenes canarios. Dicho esto es lo cierto que el tema de los indios tiene su miga, y por eso vamos a decir aquí algunas cosas al respecto.