Una vieja introducción al tema (2008)
Las sutilezas de una civilización muy suya
Un día estás aquí, y otro día estás aquí
De Pearl Harbor al sacrificio de Attu
Planes desesperados
Un poema de Norinaga Nootori
El 25 de octubre de la escuadrilla Yamato
Nace el mito
Victorias, derrotas y dudas
El suicida-acróbata
Últimos coletazos filipinos
De Formosa a Iwo Jima
De Ohka a Ohka, fracaso porque me toca
… o eso parecía
El gran ataque
Últimas boqueadas
Onishi y su Estado Mayor, así como elementos del personal de la I y II Flota, permanecieron en Filipinas para participar en la defensa terrestre. Onishi, sin embargo, no quería que sus archivos personales, con inclusión de todos los informes de las misiones kamikaze, pudiesen caer en manos del enemigo. Por eso, en la noche del 6 al 7 de enero, convocó a Banban a su oficial Tadashi Nakajima, y le ordenó que acopiase toda la documentación y se la llevase a Formosa, como una primera etapa con destino final en Japón. Onishi había decidido que Nakajima debía ser el custodio de la documentación, pero también el testigo sobreviviente de todo lo que había pasado en aquellas jornadas.