viernes, marzo 20, 2020

Fernando (8: la conspiración de El Escorial)

Ya hemos pasado por esto:

Un niño en el que nadie creyó
El ascenso de Godoy
La guerra en el mar
Trafalgar
A hostias con Godoy
El niño asustado y envidioso de Carlota
Escoiquiz el muñidor


María Antonia, la princesita que tan claros parecía tener los deberes de una princesa y que tenía tan mala opinión de su marido, no sobreviviría mucho tiempo a su matrimonio. Según diversos testimonios, entre ellos Godoy y los propios médicos que la trataron, llegó ya muy débil de Nápoles y tal vez tísica.

jueves, marzo 19, 2020

Fernando (7: Escoiquiz el muñidor)

Ya hemos pasado por esto:

Un niño en el que nadie creyó
El ascenso de Godoy
La guerra en el mar
Trafalgar
A hostias con Godoy
El niño asustado y envidioso de Carlota

Los reyes de España, sin embargo, estaban menos interesados en la educación de su hijo que en su salud. No hemos de reprochárselo pues, vista la evolución que había tenido su descendencia, era como para mosquearse. Así pues Godoy, apoyándose en esto en el programa diario del príncipe Baltasar Carlos, presionó para reducir las horas de estudio de Fernando a cambio de la práctica de la equitación. La obsesión del valido hizo del rey un más que aceptable jinete y construyó una gran afición del monarca por los caballos; hasta el punto de que, preso en Valençay y sin apenas un duro, todavía se dedicó a comprar caballos que le gustaban. La otra pasión del rey Fernando, sobre todo con los años, sería el billar. No era malo, aunque siempre se dijo que, en sus años de rey, sus adláteres colocaban hábilmente las bolas en la mesa de forma que sabían que acertaría haciendo la carambola. De ahí la expresión "ponérselas como a Fernando VII"; que mucha gente cita, erróneamente, cambiando a Fernando VII por Felipe II.

Partos (26: De Marco Aurelio a Severo, de Volagases a Volagases)

Otras partes sobre los partos

Los súbditos de Seleuco
Tirídates y Artabano
Fraates y su hermano
Mitrídates
El ocaso de la Siria seléucida
Y los escitas dijeron: you will not give, I'll take
Roma entra en la ecuación
El vuelo indiferente de Sanatroeces
Craso
La altivez de Craso, la inteligencia de Orodes, la doblez de Abgaro y Publio el tonto'l'culo
... y Craso tuvo, por fin, su cabeza llena de oro
Pacoro el chavalote
Roma, expulsada de Asia durante un rato
Antonio se enfanga en Asia
Fraataces el chulito
Vonones el pijo
Artabano
Asinai, Anilai y su señora esposa
Los prusés de Seleucia y Armenia
Una vez más, Armenia
Lucio Cesenio Peto, el minusválido conceptual
Roma se baja los pantalones
De Volagases a Trajano
Fuck you, Trajan
Adriano el prudente, Antonino el terco, Marco Aurelio el pragmático y Lucio Vero el inútil

En efecto, Roma quería más. O, más bien, los excelentes generales que Roma había enviado con Lucio Vero a Asia. En el siglo II ya estaba bien claro en Roma que la vía más directa a la condición imperial era haber mostrado poderío militar. Roma ya no era lo que querían los patricios o los senados, mucho menos el pueblo; Roma, cada vez más, era de quien era capaz de mostrar el apoyo incondicional de más soldados. Por lo demás, la Historia reciente del Imperio ofrecía ya ejemplos más que sobrados de personas o familias que habían accedido al poder imperial desde el poder militar; así pues, todo buen general sabía que, por el hecho de serlo, ya tenía un bonus si algún día decidía tomar impulso hacia el poder imperial.

miércoles, marzo 18, 2020

Fernando (5: a hostias con Godoy)

A ver, error jodido.

Tenía dos tomas, y no lo sabía, en la carpeta de borradores, numeradas con el 5. Ésta es la verdadera 5 y la que ya he publicado, el niño asustado y envidioso de Carlota, era la 6. Ya la he numerado como debe de ser pero, lo siento, ésta la tendréis que leer ahora por culpa de mi mala mano.

¿No volverá a pasar? Y una leche. Seguro que volverá a pasar.

En fin, vamos allá.

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Ya hemos pasado por esto:

Un niño en el que nadie creyó
El ascenso de Godoy
La guerra en el mar
Trafalgar
El niño asustado y envidioso de Carlota

El último enemigo totalmente europeo que le queda a Napoleón es Inglaterra. Un enemigo contra el que ya sabe que no podrá, porque Trafalgar ha repartido ya para siempre las cartas de la soberanía naval europea. Por ello, el francés opta por aislar a Inglaterra, ya que no puede invadirla. Desde Berlín, el 21 de noviembre de 1806, dicta su decreto de bloqueo continental. El bloqueo puede ya ser muy efectivo pero, la verdad, a Inglaterra todavía le queda una grieta por donde colarse: el continente oriental. Para tapar esa grieta es por lo que Napoleón se meterá en la campaña contra Rusia.

martes, marzo 17, 2020

Mi granito de arroz

Hola. Me asomo para haceros un anuncio. Mi pequeño granito de arroz.

Todos vosotros, espero, estáis encerrados. Más o menos encerrados. Estáis en casa o tenéis que pasar en casa más tiempo del habitual, sin salir. Yo estoy igual. Tengo algo de suerte porque, como hace meses dejé de pagar el gimnasio y a cambio me compré una elíptica, por lo menos puedo hacer paseos virtuales y algo de ejercicio. Eso, claro, y que no tengo churumbeles.

Me gustaría echaros una mano. Al cuello, tal vez. Es lo que voy a intentar hacer a partir de mañana a las ocho de la mañana.

Salvo error u omisión, este blog trata de ser como un folletín de los de antes, y llegar a su cita con sus lectores los mismos días, a la misma hora. Publico lunes y miércoles a las ocho de la mañana. Pues bien: a partir de mañana a las ocho, en que se publicará un nuevo post, la periodicidad va a cambiar. Se publicará (siempre, salvo error, omisión o circunstancias especiales) un artículo diario de lunes a viernes (en lo de las ocho de la mañana no me comprometo).

Trato con ello de aligeraros, muy levemente esto es cierto, el tedio de tantas horas de encierro. Por lo menos, tendréis un articulito para echarle los ojos y el celebro. No puedo hacer más, pues tengo la mala costumbre de comer tres veces al día, y en el súper me dicen que por mi cara bonita no me llevo las morcillas.

Tengo en la despensa letras para ocho semanas, más la producción que sea capaz de hacer entre tanto. Sinceramente, espero que mucho antes todos podamos regresar a nuestra situación normal.

¿Y los fines de semana? Los fines de semana son para rezar, coño.

lunes, marzo 16, 2020

Partos (25: Adriano el prudente, Antonino el terco, Marco Aurelio el pragmático y Lucio Vero el inútil)

Otras partes sobre los partos

Los súbditos de Seleuco
Tirídates y Artabano
Fraates y su hermano
Mitrídates
El ocaso de la Siria seléucida
Y los escitas dijeron: you will not give, I'll take
Roma entra en la ecuación
El vuelo indiferente de Sanatroeces
Craso
La altivez de Craso, la inteligencia de Orodes, la doblez de Abgaro y Publio el tonto'l'culo
... y Craso tuvo, por fin, su cabeza llena de oro
Pacoro el chavalote
Roma, expulsada de Asia durante un rato
Antonio se enfanga en Asia
Fraataces el chulito
Vonones el pijo
Artabano
Asinai, Anilai y su señora esposa
Los prusés de Seleucia y Armenia
Una vez más, Armenia
Lucio Cesenio Peto, el minusválido conceptual
Roma se baja los pantalones
De Volagases a Trajano
Fuck you, Trajan


A decir verdad, la campaña asiática de Trajano no fue totalmente en vano; sobre todo si la comparamos con otras que hicieron otros cráneos previlegiados romanos antes que él. No acabaron con los partos quienes, como acabamos de leer en la toma anterior, recuperaron a su legítimo rey de reyes en cuanto perdieron de vista las nalgas de los romanos; pero, sin embargo, retuvieron Adiabene, toda la Alta Mesopotamia y Armenia. Eso, como digo, es mucho más que lo que otros generales, algunos con sonoros nombres históricos, habían conseguido nunca.