Hola. Me asomo para haceros un anuncio. Mi pequeño granito de arroz.
Todos vosotros, espero, estáis encerrados. Más o menos encerrados. Estáis en casa o tenéis que pasar en casa más tiempo del habitual, sin salir. Yo estoy igual. Tengo algo de suerte porque, como hace meses dejé de pagar el gimnasio y a cambio me compré una elíptica, por lo menos puedo hacer paseos virtuales y algo de ejercicio. Eso, claro, y que no tengo churumbeles.
Me gustaría echaros una mano. Al cuello, tal vez. Es lo que voy a intentar hacer a partir de mañana a las ocho de la mañana.
Salvo error u omisión, este blog trata de ser como un folletín de los de antes, y llegar a su cita con sus lectores los mismos días, a la misma hora. Publico lunes y miércoles a las ocho de la mañana. Pues bien: a partir de mañana a las ocho, en que se publicará un nuevo post, la periodicidad va a cambiar. Se publicará (siempre, salvo error, omisión o circunstancias especiales)
un artículo diario de lunes a viernes (en lo de las ocho de la mañana no me comprometo).
Trato con ello de aligeraros, muy levemente esto es cierto, el tedio de tantas horas de encierro. Por lo menos, tendréis un articulito para echarle los ojos y el
celebro. No puedo hacer más, pues tengo la mala costumbre de comer tres veces al día, y en el súper me dicen que por mi cara bonita no me llevo las morcillas.
Tengo en la despensa letras para ocho semanas, más la producción que sea capaz de hacer entre tanto. Sinceramente, espero que mucho antes todos podamos regresar a nuestra situación normal.
¿Y los fines de semana? Los fines de semana son para rezar, coño.