En 1808, cuando toda España se sacudió
como por una corriente eléctrica cuando fue sabiendo de las
abdicaciones de Bayona, Gabriel Ciscar podía decir que era un
prohombre consolidado del régimen. Era comandante general de la
artillería de Marina, lo cual quiere decir que tenía mando sobre
todas las instalaciones y hombres dedicados a dicha actividad en toda
España; y, además estaba al mando de la compañía de guardias
marinas de la ciudad murciana. Condecorado con la cruz pensionada de
la orden de Carlos III, no se podía decir, desde luego, que fuese un
mindundi cualquiera; en Cartagena poca gente se podía considerar más
principal que él.
miércoles, junio 27, 2018
lunes, junio 25, 2018
El regente Ciscar (3: en París)
En este color también tenemos:
Ufano se encontraba Gabriel con su nuevo nombramiento, pero pronto hubo de probar en sus carnes ese mal tan español que nos dice que una cosa es que te nombren algo, y otra diferente que ejerzas ese nombramiento. La encomienda concreta, en efecto, se hacía de rogar. La alta política se metió por medio. Como es bien sabido, por aquel entonces un grupo de ilustrados del que formaban parte Cabarrús y Jovellanos consiguieron descabalgar a Godoy de la secretaría de Estado. En el fondo de aquel movimiento se encontraba la indecisión en los escalones elevados del poder sobre si consolidar una alianza con Francia o, todo lo contrario, alejarse de la gran potencia continental del momento. El tema llegó a estar tan enfrentado que el propio Ciscar, en sus cartas, llega a dudar que que nunca pueda realizar la comisión parisina.
Ufano se encontraba Gabriel con su nuevo nombramiento, pero pronto hubo de probar en sus carnes ese mal tan español que nos dice que una cosa es que te nombren algo, y otra diferente que ejerzas ese nombramiento. La encomienda concreta, en efecto, se hacía de rogar. La alta política se metió por medio. Como es bien sabido, por aquel entonces un grupo de ilustrados del que formaban parte Cabarrús y Jovellanos consiguieron descabalgar a Godoy de la secretaría de Estado. En el fondo de aquel movimiento se encontraba la indecisión en los escalones elevados del poder sobre si consolidar una alianza con Francia o, todo lo contrario, alejarse de la gran potencia continental del momento. El tema llegó a estar tan enfrentado que el propio Ciscar, en sus cartas, llega a dudar que que nunca pueda realizar la comisión parisina.
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