Borgoña, esa Historia que a menudo no se estudia
Un proyecto acabado
El rey de España
Un imperio por 850.000 florines
La coalición que paró el Espíritu Santo
El rey francés como problema
El éxtasis boloñés
El avispero milanés
El largo camino hacia Crépy-en-Lannois
La movida trentina
El avispero alemán
Las condiciones del obispo Stadion
En busca de un acuerdo
La oportunidad ratisbonense
Si esto no se apaña, caña, caña, caña
Mühlberg
Horas bajas
El turco
Turcos y franceses, franceses y turcos
Los franceses, como siempre, macroneando
Las vicisitudes de una alianza contra natura
La sucesión imperial
El divorcio del rey inglés
El rey quiere un heredero, el Papa es gilipollas y el emperador, a lo suyo
De cómo los ingleses demostraron, por primera vez, que con un grano de arena levantan una pirámide
El largo camino hacia el altar
Papá, yo no me quiero casar
Yuste
En Inglaterra, el rey Enrique VIII se convierte también en un oscuro objeto de deseo de las alianzas francesas. Consciente de la posición en la que se coloca el rey inglés por su voluntad de divorciarse de su mujer española, los franceses comienzan a cortejar al monarca para que, con su actitud, abra una brecha en el bloque formado por el Imperio y el Papado. En el otoño de 1532, Enrique y Francisco se encuentran en Boulogne; fue muy comentado el hecho de que el rey inglés acudiese acompañado por Ana Bolena; Francisco, en un gesto estudiado para escenificar su aprobación del cambio en la familia real inglesa, aprovechó que su mujer, Eleanora, no estaba con él, para abrir el baile en su compañía. A finales del año siguiente, 1533, en paralelo al proceso de perfeccionamiento de las negociaciones entre París y Estambul, el segundo hijo del rey francés, Enrique, entonces duque de Orléans y futuro rey Enrique II, se casa con la sobrina del Papa, Francisquita Catalina de Medicis, en un matrimonio que se celebró en Marsella y a la que el ilustre tío Ariel asistió. Clemente VII, claramente, quería demostrar que no tenía ningún entusiasmo por cumplir las promesas que le había hecho a Carlos, tanto de ayudarle en la lucha contra el Turco como de convocar un concilio para abordar la reforma de la Iglesia.