Un rey con dos coronas, y su pastelera señora
La puerta que abrió Jack Cade para Ricardo de York
El yorkismo se quita poco a poco la careta
Los Percy y los Neville
Ricardo llega a la cima, pero se da una hostia
St. Albans brawl
El nuevo orden
Si vis pacem, para bellum
Zasca lancastriano
La Larga Marcha de los York/Neville
Northhampton
Auge y caída del duque de York
El momento de Eduardo de las Marcas
El desastre de Towton y los reyes PNV
El sudoku septentrional
El eterno problema del Norte
El fin de la causa lancastriana
La paz efímera
A walk on the wild side
El campo de la cota abandonada
Los viejos enemigos se mandan emoticonos con besitos
El regreso del Emérito, y el del neo-Emérito
Rey versus Rey
The Bloody Meadow y la Larga Marcha Kentish
El rey que vació Inglaterra
Iznogud logró ser califa en lugar del califa
La suerte está echada. O no.
Las últimas boqueadas
Con los mimbres que estaba adoptando la movida, supongo que no os sorprenderá mucho que os diga que en Lancanshire, Clarence y Warwick no encontraron el entusiasmo anti realista que esperaban. Lord Stanley, el mirlo blanco que se suponía que les iba a dar el aguinaldo, había sido atacado por Sir Ricardo de Gloucester, y no tenía los labios mayores para ruidos. Así las cosas, todo lo que les quedaba a los dos conspiradores era salir de Inglaterra echando leches. El 26 de marzo, Eduardo tuvo noticias ciertas de que estaban cabalgando en dirección sur, buscando a los Courtenay para quedarse con ellos en las tierras occidentales, mientras buscaban un barco que los llevase a Calais. El rey, tratando de acorralarlo, ordenó levas en Cornwall, Devon, Dorset, Somerset, Whiltshire, Gloucestershire, Shropshire y Staffordshire. Finalmente, acabó saliendo él mismo a la caza.