El hundimiento
Ese día, a las cuatro menos cuarto de la tarde, Hitler y Eva Braun se suicidan. El canciller alemán, antes de morir, está abandonado por los suyos. Sabe, o intuye, que Göbels morirá con él; Göring le ha intentado hacer la envolvente y proclamarse canciller unos días antes, lo que ha provocado el gesto de Hitler de ordenar su detención e incluso fusilamiento; sabe por Speer que de Himmler no cabe fiarse y, pues, todo lo que le queda (Speer, Bormann tal vez) son segundas filas. Así las cosas, deja el poder de Alemania en herencia para el único militar que cree suficientemente pronazi y con control suficiente sobre las tropas que siguen siendo operativas: el jefe de la Marina, almirante Karl Dönitz.