La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin
El golpe
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto
Los problemas centrífugos
El regreso del león de color rosa que se hace cargo de las cosas
Las horas en las que Boris Yeltsin pensó en hacerse autócrata
El factor oligarca
Boris Yeltsin muta a Adolfo Suárez
Putin, el inesperado
Ciudadanos, he fracasado; dadle una oportunidad a Vladimiro
A Yuri Andropov lo defiende ante el Politburó como candidato ideal el mismo que lo hará pocos meses después en favor de Gorvachev: el ubicuo Andrei Gromiko, lo cual sugiere que el veterano ministro de Asuntos Exteriores se ha convertido en el representante máximo del ala conservadora del PCUS, dominante. El otro gran avalista es Dimitri Fiodorivitch Ustinov, el ministro de Defensa y, por lo tanto, el hombre que Breznev había colocado al frente de eso que conocemos como complejo militar-industrial soviético o complejo LQM (Los Que Mandan).