Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡un, dos, tres!
La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto
Los problemas centrífugos
El regreso del león de color rosa que se hace cargo de las cosas
Las horas en las que Boris Yeltsin pensó en hacerse autócrata
El factor oligarca
Boris Yeltsin muta a Adolfo Suárez
Putin, el inesperado
Ciudadanos, he fracasado; dadle una oportunidad a Vladimiro
Los diputados rusos, por lo tanto, han tomado la sede del Parlamento, mientras que el Tribunal Constitucional ha declarado ilegal el decreto de Yeltsin disolviendo dicho Parlamento. Pero Yeltsin tiene lo que siempre es más importante, y muy particularmente en Rusia: el poder efectivo. Pavel Sergueyevitch Gratchev, general del Ejército ruso y ministro de Defensa, estaba, a las pocas horas y tras la consiguiente ronda de llamadas, en condiciones de asegurarle al presidente que el Ejército no se podría del lado del Parlamento. Así las cosas, el presidente envía a la tropa a rodear la Casa Blanca. Dos batallones de intervención Dniestr y Delta, y algunos policías, por su parte, habían acudido al llamado de Rutskoi para defender el edificio.