De tanto repetirse, por parte de los protagonistas y los comentaristas, que el anuncio realizado ayer a capella y por colleras por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y el jefe de todo en Cuba, Raúl Castro, es un anuncio histórico, he dado en pensar en que tenía que soltar algo en este blog sobre el temita. Cuestiones de la especialización.
Bromas aparte, una cosa como la que pasó ayer, como es probablemente inevitable, ha tenido dos grandes tipos de reacciones: la de aquéllos a los que el tema les ha gustado de la muerte, y las de los que consideran que han sido traicionados. Entre los primeros hay de todo; los segundos son, fundamentalmente, la oposición cubana y sus tentáculos, o fuentes, en Estados Unidos y sus movimientos de corte más republicano conservador, que es donde se refugia buena parte del voto cubano exiliado.
¿Cuál de los dos tiene razón? Esa pregunta sólo tiene una respuesta:
jueves, diciembre 18, 2014
miércoles, diciembre 17, 2014
Sir John (7: el Infierno se llama Pedrafita)
Recuerda que ya te hemos contado:
La extraña combinación de circunstancias que puso a John Moore al mando de las tropas británicas en España.
Las opiniones no demasiado buenas que los ingleses se llevaron en su primer contacto con La Coruña.
Los miedos de sir John Moore de que en España estallase la burbuja.
Los cambios de planes de los ingleses, después de que un cartero vallisoletano se cargase a un francés pollas.
Los cerca de cien kilómetros que tuvieron que atravesar las tropas inglesas para superar el puerto de Pedrafita fueron, a decir de quienes los recorrieron y conservaron fuerzas para escribir sobre ello, el peor de los tramos de aquella expedición casi maldita. Según dejó escrito un oficial, el capitán Gordon, «todos los problemas que habían ocurrido en algún momento anterior serían considerados como la perfecta disciplina comparados con la retirada desde Villafranca del Bierzo, que más parecía la huida de una chusma que el movimiento de una tropa organizada. Cualquier comparación entre las tropas inglesas en ese momento y cualquiera de las unidades españolas del marqués de la Romana no le habría hecho ningún favor a éstas últimas».
La extraña combinación de circunstancias que puso a John Moore al mando de las tropas británicas en España.
Las opiniones no demasiado buenas que los ingleses se llevaron en su primer contacto con La Coruña.
Los miedos de sir John Moore de que en España estallase la burbuja.
Los cambios de planes de los ingleses, después de que un cartero vallisoletano se cargase a un francés pollas.
El momento en el que Napoleón se puso en la boca el cuchillo de capar.
El pedazo resacón que se pillaron los ingleses en el Bierzo.
Los cerca de cien kilómetros que tuvieron que atravesar las tropas inglesas para superar el puerto de Pedrafita fueron, a decir de quienes los recorrieron y conservaron fuerzas para escribir sobre ello, el peor de los tramos de aquella expedición casi maldita. Según dejó escrito un oficial, el capitán Gordon, «todos los problemas que habían ocurrido en algún momento anterior serían considerados como la perfecta disciplina comparados con la retirada desde Villafranca del Bierzo, que más parecía la huida de una chusma que el movimiento de una tropa organizada. Cualquier comparación entre las tropas inglesas en ese momento y cualquiera de las unidades españolas del marqués de la Romana no le habría hecho ningún favor a éstas últimas».
lunes, diciembre 15, 2014
Sir John: (6: Resacón en el Bierzo)
Recuerda que ya te hemos contado:
La extraña combinación de circunstancias que puso a John Moore al mando de las tropas británicas en España.
Las opiniones no demasiado buenas que los ingleses se llevaron en su primer contacto con La Coruña.
Los miedos de sir John Moore de que en España estallase la burbuja.
Los cambios de planes de los ingleses, después de que un cartero vallisoletano se cargase a un francés pollas.
Napoleón Bonaparte, en Benavente, perdía a marchas forzadas interés en la caza de los ingleses. Es como si se creyese, como un lector más de las sátiras que publicaba con fruición la prensa francesa, todas las historias que contaban los papeles sobre la vergonzante retirada de los británicos, de cómo habían dejado a los españoles en la estacada mientras se arrastraban por la piel de toro bebiendo vino y metiéndole mano a las monjas.
La extraña combinación de circunstancias que puso a John Moore al mando de las tropas británicas en España.
Las opiniones no demasiado buenas que los ingleses se llevaron en su primer contacto con La Coruña.
Los miedos de sir John Moore de que en España estallase la burbuja.
Los cambios de planes de los ingleses, después de que un cartero vallisoletano se cargase a un francés pollas.
El momento en el que Napoleón se puso en la boca el cuchillo de capar.
Napoleón Bonaparte, en Benavente, perdía a marchas forzadas interés en la caza de los ingleses. Es como si se creyese, como un lector más de las sátiras que publicaba con fruición la prensa francesa, todas las historias que contaban los papeles sobre la vergonzante retirada de los británicos, de cómo habían dejado a los españoles en la estacada mientras se arrastraban por la piel de toro bebiendo vino y metiéndole mano a las monjas.
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