tag:blogger.com,1999:blog-315912552024-03-19T09:47:40.745+01:00Historias de EspañaAnécdotas y momentos de nuestro pasadoJuan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.comBlogger2227125tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-68882070375807343362024-03-19T08:33:00.001+01:002024-03-19T08:33:51.432+01:00Cruzadas (37): De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas27.html">Antioquía (casi) perdida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas28.html">Reinaldo el cachoburro</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas29.html">Bailando con griegos</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas30.html">Amalrico en Egipto</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas31.html">El rey leproso</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas32.html">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas34.html">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas34_01666344731.html">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas35.html">Hattin</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas36.html">La caída de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas37.html">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</a></span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p> </p><p><br /></p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;">A principios del año 1188, el
rey de Francia y el de Inglaterra, ambos franceses, eran los dos
jefes de Estado más directamente implicados en los asuntos de Tierra
Santa. El emperador había sufrido muchas y dolorosas pérdidas de
nobles, caballeros y soldados en pasados experimentos (aunque, como veremos pronto, cuando se animó, se animó del todo) y en lo tocante
a los otros grandes poderes continentales, los peninsulares ibéricos,
desde el principio habían dejado claro su escaso interés por la
movida con la famosa frase “no faltan moros en mi tierra”, o sea,
yo la cruzada la llevo de serie en mi país, no necesito cruzar el
Mediterráneo para encontrar un musulmán al que vencer.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Ambos reyes andaban a leches
entre ellos. En aquellos momentos, ni la britanicidad de Inglaterra
estaba tan clara, ni la galicidad de Francia, sobre todo de sus
territorios septentrionales. Los mandamases en Londres y en París
tenían en su vecino al otro lado del Canal a su principal enemigo y
destino de sus flechas y venablos. Sin embargo, la caída de
Jerusalén, las predicaciones de Heráclito el putero, los coñazos
del PasPas, cambiaron eso, y en Gisors, el 21 de enero del 1188,
ambos monarcas aparcaron sus muchas diferencias para hacer un
juramento común. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Ninguno de los dos
reyes tenía ganas de agarrar el portante personalmente y dirigirse a
Tierra Santa. Enrique de Plantagenet era viejo y estaba enfermo,
aparte de muy cansado por la situación de guerra constante contra el
rey de Francia y contra sus propios hijos. Felipe II de Francia, sin
embargo, era joven, pero gobernaba un puto polvorín. Desde que Luis
VII y Eleanora de Aquitania se habían divorciado, la rama
Plantagenet había recibido territorios que triplicaban el tamaño de
Francia propiamente dicha; esto hacía que los Capetos, que en teoría
eran los soberanos de los Plantagenet, corriesen un riesgo permanente
de acabar convirtiéndose en algo así como unos condes con ínfulas.
Por eso mismo, los taimados franceses habían iniciado una estrategia
basada en soliviantar a los Plantagenet contra su padre, y a los
súbditos de los reinos norteños contra sus señores del otro lado
del Canal. Lo que pasa es que estas rebeliones también se habían
extendido a los propios territorios franceses, con lo que Felipe
Augusto se enfrentaba a sus propias movidas. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Felipe Augusto, por lo tanto, por
mucho que los obispos le hablasen de montar su caballo y tirar para
Jerusalén, no tenía ni puta gana de hacer ese viaje. Tenía el
rabillo del ojo fijo en Ricardo, el hijo de Enrique de Plantagenet, y
estaba convencido de que, marcharse él del país y bajarse Ricardo
al francés a dar por culo, iba a ser todo uno. Sin embargo, la
inacción cada vez lo estaba haciendo más impopular entre sus
vasallos, que consideraban que su obligación como rey era partir a
la batalla contra Saladino. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;">En el caso de los ingleses, la
cosa, como he dicho, estaba bastante clara. Todo el mundo sabía que
al rey Enrique le quedaban dos telediarios y, de hecho, las espichó
en 1189; consecuentemente, y para regocijo de la corte de París,
habría de ser su hijo Richie quien hiciese el viaje, falto ya de argumentos y disculpas para quedarse en Inglaterra.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Entre 1188 y 1190, muchos barones
franceses partieron hacia Tierra Santa sin esperar el gesto de sus
reyes. Es el caso de los condes de Bar, de Champaña o de Brienne.
Pero también salieron flotas de Génova y de Pisa, luego los
normandos de Sicilia, ingleses, daneses, noruegos y flamencos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;">Todos ellos fueron más o menos a
la estrecha franja de costa cristiana donde todavía resistía Tiro
al mando de Conrado de Montferrat. Muchos desembarcaron en el área
de Acre, donde recordaréis que estaba Guy de Lusignan en un
campamento bastante sólido.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Y, ¿qué pasaba con el emperador
de Occidente? Pues el emperador, superados algunos problemas, se
convirtió en un hombre más proclive a la cruzada que sus vecinos
los reyes francés e inglés. Federico de Hohenstaufen, normalmente
conocido como Federico Barbarroja, había lanzado una
leva en sus dominios con la que había conseguido levantar un
ejército muy profesional que se estima en unos 50.000 efectivos.
Federico I ya había estado en Asia Menor acompañando a su tío Conrado. Así pues, tenía una imagen bastante
precisa de lo que no había que hacer. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Federico Barbarroja se distinguió
de sus colegas de otros países, además, por el hecho de que decidió
no trasladarse por mar, sino hacerlo atravesando la planicie h</span><span style="text-align: left;">úngara
y los Balcanes, esto es, pasar por Constantinopla. En teoría, esto
no tenía por qué suponer problema alguno, pues Federico no tenía
animadversión por los griegos que, de hecho, al ser enemigos
mortales de los normandos, resultaban ser enemigos de los enemigos
del Imperio. En Constantinopla, sin embargo, era emperador Isaac
Angelo. Isaac era un hombre muy temeroso de casi todo y, sin duda,
carecía de formación en las </span><i style="text-align: left;">technicalities </i><span style="text-align: left;">de la diplomacia.
En aquel entonces el sultán anatolio selyúcida de Rum, Izz ad-Din
Kilij Arslan bin Masud, o sea Kilij Arslan II, estaba presionando
duramente a los griegos en Asia, lo que había movido a
Constantinopla a concluir una alianza con Saladino. Isaac,
obviamente, consideraba que si recibía con simpatía a la tropa de
Federico, esto podría suponer problemas graves con su aliado.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;">Estos posicionamientos llevaron a
los dos imperios a una situación muy comprometida; sin embargo,
Federico no estaba interesado en Constantinopla; se limitó a
amenazar a los griegos lo suficiente como para conseguir que no se
opusieran a su paso del Bósforo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>A partir de ahí, todo fue al
revés que en el 1147, cuando Conrado había estado por allí. Los
griegos, esta vez, trabajaron de espías de Saladino, al que fueron
manteniendo constantemente informado de lo que hacían los alemanes;
pero, al mismo tiempo, éstos, que en su momento habían sido
atacados por los selyúcidas de Rum, esta vez encontraron en ellos a
unos poderosos colaboradores, encantados de ver cómo la posición de
Saladino capotaba, que, por lo tanto, les dejaron atravesar su
territorio sin problemas. Ciertamente, esto ocurrió tras una batalla
que los europeos ganaron por goleada; pero digamos que Arslan supo
sacar de ello las enseñanzas adecuadas. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Federico, pues, entró en Cilicia
con su ejército completo y tras haber suscrito una alianza
anti-Saladino con Arslan, y habiendo dejado a los griegos atrás. Sin
embargo, la Parca hizo su trabajo. Un día que el emperador, tras una
jornada agotadora a caballo, decidió bañarse en un río, se
metió en el agua fría y se quedó él mismo frío; le petó la
patata. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Tras la muerte de Federico
Barbarroja, el ejército quedó en manos de su hijo, Federico de
Suabia; pero la copia carbón no era el original, y pronto la armada
se disolvió. Según le fue petando a los diferentes barones de la
partida, unas partes tomaron el camino de vuelta a Europa, mientras
que otras tiraron para Antioquía, que no estaba lejos. No pocos, a
causa del obvio debilitamiento de la disolución, acabaron en manos
de Saladino. En Antioquía los pilló una epidemia, lo que tiene la
consecuencia de que, de unos 50.000 efectivos que llegaron a tener,
cuando Federico de Suabia llegó a Acre, apenas eran 2.000 todo lo
más. Estos hechos alimentaron la leyenda medieval, que no es por
nada pero hechos más modernos como El Alamein parecen confirmar, de
que a los alemanes les está vedado pisar Tierra Santa. Su primer
ejército había sido destruido en el 1101, el segundo en el 1147, y
ahora esto. Eso sí, la calavera de Federico Barbarroja acabaría
llegando a Jerusalén, tres años después del tiempo que relatamos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;">En el tiempo en que Federico
Barbarroja moría en Oriente Medio, los otros reyes europeos todavía
no habían comenzado su jornada. Esto convertía al emperador en el
único monarca latino que se había tomado realmente en serio la
tercera cruzada. La cosa es que el francés y el inglés iban a paso
de tortuga porque se vigilaban mutuamente; ninguno de los dos quería
precipitarse al viajar y dejar al otro atrás con capacidad de dar
por culo. Ricardo paró en Sicilia, donde había una pelea dinástica
que afectaba a una hermana suya, Joanna, la viuda de Guillermo II de
Sicilia. Después de eso, finalmente se embarcó hacia Acre, donde
llegó el 20 de abril acompañado por Hugo III de Borgoña y Felipe
de Alsacia, conde de Flandes. Antes, sin embargo, Corazón de León
paró en Chipre, isla que quería arrebatar de las manos de Bizancio.
La conquista no fue difícil, pues el poder griego en la isla era más
teórico que práctico; y, la verdad, fue un movimiento muy lógico
desde el punto de vista militar, pues, teniendo Chipre, los cruzados
ganaban muchísima capacidad logística.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;">Hijo de Enrique II de Inglaterra
y Eleanora de Aquitania, Ricardo Corazón de León descendía de los
condes de Blois y los duques de Aquitania. La parte, escasa, de
sangre normanda que le daban estos antecedentes, y que lo emparentaba
de alguna manera con Bohemondo de Antioquía, le permitía compensar
su baja inteligencia, pues era más bien lerdo para muchas cosas, pero con
un liderazgo al nivel de un Patton. Durante el sitio de Acre estuvo
gravemente enfermo (como también lo estaba Felipe Augusto), pero eso
no le impidió comandar diversas operaciones de éxito.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Cuando los nuevos cruzados
llegaron a Acre, la ciudad llevaba ya un año desconectada del resto
del mundo por la inesperada acción de Guy de Lusignan. Saladino
había acampado alrededor de los cristianos, pero no podía con
ellos. Los cruzados bombardearon las torres de la fortaleza hasta que
colapsaron y sometieron a los soldados de la ciudadela a enormes
privaciones hasta que se rindieron, el 12 de julio del 1191, tras un
asedio que, en total, acumuló dos años. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La posición, sin embargo, tenia
sus problemas. Era un terreno relativamente pequeño, en el que se
había acumulado un gran número de soldados y una flota crecida.
Sólo tuvieron que pasar algunas semanas antes de que las epidemias
se presentasen, y luego llegó el hambre. En julio del 1190, unos mil
soldados de infantería perdieron la paciencia, se amotinaron y
cargaron contra el campamento de Saladino, lo que les sirvió para
perecer hasta el último hombre. Seguían llegando cruzados de
Europa, pero eso, en el fondo, no hacía sino deteriorar las
condiciones sanitarias. El conde de Flandes falleció pocos días
después de haber llegado a Acre, y a los dos reyes no les faltó
mucho. Entre los que murieron luchando se encontraron nobles
importantes como el conde Andrés de Brienne, el mariscal de Francia
Aubrey Clement y Gerardo de Ridfort, nuestro viejo amigo y Gran
Maestre del Temple. Fue hecho prisionero por los musulmanes, <i>again</i>,
pero el caso es que esta vez le separaron la cabeza del cuerpo. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Los cruzados, además, estaban
arrasados por un virus muy jodido, que era el virus de la desunión y
la desconfianza. Todos reconocían que el objetivo de estar allí era
retomar Jerusalén. Pero la cuestión era: ¿en nombre de quién?
Había dos candidatos claros para ocupar el puesto de rey de
Jerusalén: Conrado de Montferrat y Guy de Lusignan. El primero le
molaba a los barones franco-sirios, es decir, a la que se había
consolidado como nobleza local; mientras que el segundo era el
candidato de los cruzados europeos. Por lo que se refiere a los dos
reyes, Ricardo el inglés estaba por Guy, y Felipe Augusto, por
Conrado. Federico Barbarroja, de haber vivido, habría apoyado al de
Montferrat muy probablemente, pues eran parientes; pero ya no estaba
allí, ni lo estaban sus soldados. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;">Ricardo estaba medio emparentado
con Guy y, además, le debía una, pues el de Lusignan y sus hermanos
le habían ayudado en lo de Chipre. Corazón de León, de hecho,
contemplaba su apoyo a Guy como una forma de colocar un títere en
Jerusalén. Felipe Augusto, por su parte, no tenía especiales
vínculos con Conrado, pero le parecía una ventaja que fuese el
candidato de la nobleza local y, lo que es más importante, lo
conceptuaba como un peón importante a la hora de debilitar la fuerza
del inglés. Los derechos dinásticos de Guy, sin embargo, eran muy
débiles desde octubre del 1190, en medio de sitio de Acre, cuando
tanto la reina Sibila como sus dos hijas hubieron desaparecido de la
faz de la Tierra. Toda la reivindicación de Guy se basaba en su
matrimonio, aunque un día había sido coronado. Eso sí, Conrado
tampoco tenía muchos más mimbres que no fuesen su fuerza militar.
En sus demandas dinásticas titilaba una tenue vela, puesto que
Conrado de Montferrat, si hacéis las cuentas bien hechas, os daréis
cuenta de que era hermano del primer marido de Sibila de Jerusalén.
Sin embargo, esos mimbres, en realidad, no valían gran cosa, ya que
la legitimidad dinástica, en este caso, no provenía de la rama
masculina de aquel matrimonio, sino de la femenina.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: arial; font-size: medium;">Todo el mundo parecía haber
olvidado que el heredero legítimo del trono, muerta Sibila y su
descendencia, era Isabela, la hija menor de Amalrico I. Así pues,
los partidarios de Conrado decidieron que la mejor manera de terminar
aquello sería casarlo con Isabela. La hija de Amalrico, las cosas
como son, estaba ya casada; pero su marido era Humphrey de Toron, es
decir, el mismo tipo que ya una vez había rechazado ser rey porque
esas cosas de la alta política no le iban. Humphrey era un hombre
cultivado y educado; pero era tan afeminado que nadie se creía que
su papel como líder pudiera tomarse en serio, por no mencionar sus
obligaciones en el tálamo nupcial. A pesar de todo esto, marido y
mujer protestaron vivamente; aparentemente, se amaban como la mayoría de las parejas no se llega a amar nunca. Sin
embargo María, la madre de Isabela, casada, ya lo sabéis, con
Balián de Ibelin, el hombre que entregó Jerusalén a Saladino,
acabó por convencer a su hija de todo aquello no era sino un <i>bisnes</i>.
El matrimonio se anuló, <i>tras forrar con la correspondiente pasta
a los curas que lo anularon</i>, con el argumento de que la esposa nunca
había consentido al casamiento (tenía ocho años cuando se casó;
pero, vaya, como otras muchas cuyos matrimonios se tenían por ultra legales). Isabela, entonces, se casó con
Conrado, lo que convirtió a éste en el primer candidato a ser rey
de Jerusalén si los cristianos la recuperaban alguna vez. Estos
conflictos, sin embargo, no mellaron la solidaridad interna de los
cruzados en su misión mayor de recuperar la capital de la
cristiandad. De hecho, Guy de Lusignan llegó a salvar durante un
enfrentamiento a Conrado de una situación comprometida, en la que
llegó a estar rodeado de musulmanes. Por lo tanto, si Conrado fue Willem Dafoe, Guy de Lusignan no quiso ser Tom Berenger.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-81629990906876562702024-03-18T09:11:00.000+01:002024-03-18T09:11:09.160+01:00Cruzadas (36): La caída de Jerusalén<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas27.html">Antioquía (casi) perdida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas28.html">Reinaldo el cachoburro</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas29.html">Bailando con griegos</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas30.html">Amalrico en Egipto</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas31.html">El rey leproso</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas32.html">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas34.html">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas34_01666344731.html">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas35.html">Hattin</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas36.html">La caída de Jerusalén</a></span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p> </p><p><br /></p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Para
Saladino, encontrarse Jerusalén más o menos organizada para una
resistencia militar le supuso una desagradable e inesperada sorpresa.
Él esperaba entrar por la ciudad como Pedro Sánchez por las
librerías que visita él solo. Tres semanas antes, había enviado un
email a <a href="mailto:gobiernodejerusalen@DiosesmasqueAla.com">gobiernodejerusalen@DiosesmasqueAla.com</a>
ofreciendo una rendición honrosa en la que vidas y haciendas serían
respetadas. La respuesta recibida en <a href="mailto:elputoamokurdo@Alaesgrande.com">elputoamokurdo@Alaesgrande.com</a>
fue que y una leche. Saladino había escrito a Sibila invitándola a
reunirse con su marido, prisionero en Nablús; oferta que Sibila,
quien como ya sabemos en Jerusalén era menos popular que un ministro
de Hacienda, aceptó. En su intento de lubricar una rendición
tranquila, Saladino también le permitió salir de la ciudad a Maria
Commena, acompañada de casi toda la familia Ibelín menor de edad.
Claramente, para Saladino había pasado el tiempo de ser un guerrero
violento y sediento de sangre. El tiempo era para la piedad y el buen
rollo.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A
decir verdad, entre los habitantes hierosolimitanos había muchos que
estaban claramente por la entrada de Saladino. Éstos eran los
cristianos griegos quienes, para entonces, habían aprendido que era
mil veces mejor que te gobernase un sultán que te gobernasen gentes
que decían hacerlo en nombre de un PasPas (entre otras<i>, on
average</i>, el primero roba mucho menos que el segundo)<i>.</i> Por
esta razón, en realidad los defensores de la ciudad tuvieron que
luchar en dos frentes: contra los musulmanes que les atacaban desde
fuera, y contra los griegos que lo hacían desde dentro.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Aunque
la defensa fue fiera, no podía durar. Todo el mundo sabía que no
merecía la pena esperar la llegada de un ejército que ya no
existía. Así las cosas, Balián de Ibelin y otros caballeros se
llegaron hasta el campamento de Saladino. Allí el kurdo, mutado en
general Franco, les dijo que de lo único de lo que quería hablar
era de la rendición incondicional. Y lo dejó bien claro: “trataré
a los habitantes de Jerusalén como los cristianos hicieron hace 91
años; todos los hombres morirán, y las mujeres serán reducidas a
la esclavitud”. En este punto, Balián amenazó con destruir la
ciudad, incluyendo el derrumbe total de la Qubbat al-Sakhray la
Masjid al-Aqsa, entre otros lugares sagrados de los musulmanes.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Finalmente,
pues, se acordó que las vidas de los habitantes serían respetadas y
se les permitiría pagar por su rescate con una tarifa de diez
dinares por hombre, cinco por mujer y uno por niño (los
hierosolimitanos, siempre tan micromachistas). Los que pudieran pagar
aquel precio, que por lo general era muy alto, podrían salir de la
ciudad con sus pertenencias. Por ello, Saladino aceptó un solo pago
de 100.000 dinares por las 20.000 personas que se estimaba no podrían
alcanzar aquel pago.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
gran problema para Balián es que, cuando regresó a Jerusalén con
aquel acuerdo, quedó tan claro que ya todo estaba perdido que todo
el mundo empezó a mirar por sí. Al de Ibelin le era imposible
juntar los 100.000 dinares de los pobres. A fuer de ser sinceros, si
el de Ibelin había prometido aquel pago era porque sabía que dentro
de Jerusalén había pasta de sobra para pagar todo aquello. Pero esa
pasta la tenía Heraclio, es decir la Iglesia católica, opustólica
y romántica. Y su patriarca, que era de por sí un cortabolsas y un
putero, se guardó bien de <i>no dar ni un céntimo de su pasta </i>para
la salvación de las almas, las haciendas y la libertad de sus
hermanos en Fe que, como es norma en la Historia de esta institución
tan moral, importaron una mierda cuando su desgracia tuvo la gran
ventaja de poder conservar <i>la pasta</i>. Pero, vamos, que no
fueron los únicos. Templarios y Hospitalarios también se negaron a
dar un solo duro de sus muchas riquezas y, de hecho, los segundos, si
pagaron, fue porque el populacho se presentó a las puertas de su
iglesia dispuesto a masacrarlos por cabrones.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Saladino
estaba para entonces instalado en la Torre de David, donde Ibelin y
Heraclio le llevaron 30.000 dinares, lo que había podido recaudar el
primero de ellos y que suponía salvar a unas 7.000 personas. A
peticiones del patriarca, Saladino liberó otros 500, y su hermano
otros 1.000. El resto, unos 14.500, fueron esclavizados. Repetimos:
14.500 cristianos, la mayoría de ellos peregrinos a Tierra Santa,
fueron esclavizados, básicamente, porque la a Iglesia católica,
opustólica y romántica <i><span style="font-weight: normal;">no le
salió de los cojones rescatarlos</span></i><span style="font-weight: normal;">,
porque tenía medios sobrados para ello; y eso ocurrió a pesar de
que, en su origen, muchas de esas personas que, a partir de entonces,
le servirían el té a sus señores musulmanes o tendrían que
permitir que se los follasen o enculasen, estaban en Jerusalén por
haber prestado oídos a una llamada del propio Francisquito. </span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-weight: normal;">Pero
los PasPas modernos van por ahí creyendo que, por pedir perdón por
lo de Galileo, que no se tuvo que comer ni media hostia, ya han ajustado cuentas con la Historia. </span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Cuando
menos, Saladino hizo cumplir su palabra, y la entrada de los
musulmanes en Jerusalén no fue como la de los cristianos. Los
cristianos que pudieron pagar fueron autorizados a abandonar la
ciudad, cosa que hicieron mayoritariamente; pero quien quiso quedarse
pudo hacerlo, siempre y cuando pagase el impuesto por no ser
islámico. En realidad, al kurdo le interesaba quedar en buenos
términos con los cristianos de Jerusalén y, muy particularmente,
con los francos, pues sabía que así le sería más fácil atacar
las posiciones de Trípoli y Antioquía. El musulmán quería hacer
evidente la diferencia, y en gran parte lo consiguió. En la
práctica, muchos de los cristianos que, pudiendo pagar por no ser
esclavizados, se quedaron bajo el yugo musulmán, fueron mucho más
felices que los que buscaron seguir viviendo en tierra cristiana,
pues la mayoría de los que llegaron a Trípoli fueron maltratados y,
por lo general, desposeídos de sus activos. Algunos quisieron
regresar a Europa pero, por lo general, se encontraron con el
problema de que los barcos genoveses no aceptaban tripulantes sin
dinero por delante y ellos, por lo general, habían salido de
Jerusalén con una mano delante y otra detrás.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">En
Antioquía, como hemos visto, Bohemondo III había logrado permanecer
en paz a base de treguas con Saladino y con los turcos anatolios,
manejando su servidumbre bizantina con inteligencia. Incluso se había
casado con una mujer que era muy cercana a Saladino. En todo caso,
con el tiempo había ido perdiendo tierras, por lo que su control
fundamental se centraba en la capital y el puerto de San Simeón. En
Trípoli, las extensiones de control cristiano también se habían
ido reduciendo. Raimondo III había conseguido conservar buena parte
de su ejército y sus caballeros, por lo que su situación no era tan
desesperada como en Jerusalén. Eso sí, Raimondo estaba seriamente
acusado de traición por su actitud antes de Hattin, y su huida de la
colina.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Así
pasó Raimondo los últimos meses de su vida: básicamente consumido
por los remordimientos y la rabia. Sobrevivió a la caída de
Jerusalén, pero a finales de aquel 1187 sucumbió a un ataque de
pleuresía, con 48. Totalmente falto de descendencia, lo sucedió el
segundo hijo del príncipe Bohemondo III de Antioquía, o sea
Bohemondo el joven. Raimondo III había designado a su ahijado
Raimondo, el hijo mayor de Bohemondo III; sin embargo, el príncipe
de Antioquía rehusó la herencia porque ya no quería separarse de
su hijo. Al fin y a la postre, el joven Bohemondo, tras la muerte de
su padre y de su hermano mayor, sería príncipe de Antioquía y
conde de Trípoli. Con Raimondo III, en todo caso, la línea directa
de Raimondo de Saint-Gilles desapareció en Asia Menor.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-weight: normal;">A
los cristianos de Líbano les quedaba Tiro, como os he dicho. Un poco
después de Hattin había desembarcado en Asia Menor un barón de
Europa con unos cuantos caballeros que se querían unir al rey de
Jerusalén. Llegó desde Constantinopla y sin tener noticias de la
derrota de la colina. Cuando se acercó a Acre y vio las banderas
musulmanas sobre las almenas, comprendió; así que navegó hacia
Tiro, donde se encastilló. </span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">El
nombre de este general era Conrado de Montferrat, y era hermano de
aquel Guillermo Espada Larga que se había casado con Sibila; lo cual
lo convertía en el tío carnal de Balduino V, el niño que reinó en
Jerusalén apenas un año. Con estos mimbres, más la obvia
necesidad, los habitantes de Tiro lo aclamaron como su líder.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Conrado
era italiano y, como Montferrat, estaba vinculado tanto a la corona
francesa como al emperador. Creía firmemente que en Europa se
predicaría una cruzada que vendría con muchos soldados, y que
Saladino sería vencido.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Para
sorpresa de Saladino, la galvanización que supuso la presencia de
Conrado en Tiro hizo que la ciudad lo resistiese todo. Para
convencerlos, Saladino hizo llevar a las murallas de la ciudad al
viejo Guillermo III de Montferrat, o sea el padre de Conrado, que
tenía prisionero como sabemos. Entonces se produjo una situación
modelo Guzmán el bueno o conversación de Moscardó con su hijo
desde el Alcázar. Saladino amenazó a Conrado con poner a su padre
en la primera línea de fuego, y Conrado contestó que él mismo le
dispararía.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-weight: normal;">Mientras
tanto, la reina Sibila estaba escribiéndole una carta tras otra a
Saladino rogándole la libertad de su marido Guy. A decir verdad,
Sibila era la única tipa en todo el orbe cristiano que se preocupaba
por el otrora rey de Jerusalén, quien parece le importaba una mierda
a todo el mundo, y el primero, a Saladino. El kurdo estaba tan
convencido de que Guy era un mierdecilla sin ningún valor, que
accedió a liberarlo. Una vez reunidos, Guy y Sibila resolvieron irse
a Tiro; pero Conrado les cerró las puertas. </span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-weight: normal;">Saladino,
mientras tanto, ocupó las primeras semanas del 1188 en tomar varias
ciudades al norte de Trípoli y al sur de Antioquía. Sin embargo,
tuvo que parar, porque sus gentes estaban agotadas de tanta guerra.
Esto dio tiempo a los francos para reorganizarse de alguna
manera. Ya en el 1189, Guy Lusignan, que había conseguido juntar una
tropa con algunos caballeros, asedió la ciudad de Acre. Aquello era
una coña. Sólo dentro del castillo de Acre, los islamitas tenían
más combatientes que Lusignan; así pues, si Saladino se acercaba
con un ejército, para qué las prisas. Así las cosas, el kurdo,
cuando recibió las noticias, no se las tomó en serio. Calculó que
las tropas de Acre se batirían solas. Pero la cosa es que no fue
así. Los cruzados lograron crear un campamento sólido que, de
hecho, aislaba Acre por tierra e incluso comprometía sus operaciones
por mar; y para cuando Saladino fue contra ellos, la posición era
tan sólida que resistieron todos los ataques. </span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Estamos
a las puertas de lo que conocemos como tercera cruzada.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-weight: normal;">La
cosa es que es obvio que en Europa, la noticia de la batalla de
Hattin y, muy particularmente, la noticia de que las banderas de
Saladino ondeaban en las almenas de Jerusalén, no podía llegar sin
más ni más. De hecho, fue un gran trauma, y tuvo mucho más impacto
que la noticia, llegada en el 1099, de que los cristianos habían
hecho suya la ciudad santa. En los años de Amalrico I y Balduino IV,
cuando ambos reyes hierosolimitanos escribieron muchas veces a Europa
solicitando tropas para poder conservar los reinos cristianos, en los
castillos del Loira, del Sena, del Garona o del Rhin aquellas
apelaciones apenas habían hecho mella. Los francos de Siria habían
ido evolucionando y se habían convertido en otra cosa que no eran
los barones de los predios europeos; con sus maneras, sus costumbres
y su forma de hacer las cosas, despertaban más desconfianza que otra
cosa; como catalanes en una Corte camboyana. </span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Por
otra parte, el avance imparable de Saladino también tenía sus
matices. Estaba, para empezar, la resistencia de Tiro. Pero estaban
también los problemas internos en el ámbito musulmán. Tanto en
Damasco como en Alepo, había muchas personas que todavía
consideraban que sus mejores tiempos habían sido los del imperio
zengid y, por lo tanto, soñaban con arrancarse del cuello el yugo de
Saladino. Y, además, estaban los ismailíes y fatimíes, quienes
cada vez estaban menos convencidos de que eso de estar juntos en una
guerra santa con los suníes fuese lo que tenían que hacer. Como
consecuencia de éstos y otros movimientos, el sultán de Rum, un
monarca selyúcida, que ahora sabía que no tenía demasiado que
temer de los griegos bizantinos, que bastante tenían con controlar
sus territorios, comenzaba a ver con mucha desconfianza el poder
creciente de Saladino. Porque, como ya os he intentado explicar
varias veces en estas notas la yihad o guerra santa de los musulmanes
contra los cristianos no es sino la purpurina con la que, a ratos,
esta historia está decorada; pero no es la historia en sí.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-weight: normal;">El
patriarca Heraclio de Jerusalén fue uno de los que pudo abandonar la
ciudad </span><i><span style="font-weight: normal;">con toda su pasta</span></i><span style="font-weight: normal;">,
buena parte de la cual, para colmo, ni siquiera era suya, sino que
era de las iglesias de la ciudad y, por extensión, de todos los
buenos ciudadanos cristianos que hubieran podido comprar su libertad
con ella. Se encontró, pues, en Europa, con mucho dinero propio y el
pensamiento de que, si quería obtener más, lo mejor que podía
hacer era volver a subirse al momio, es decir, volver a ser patriarca
de Jerusalén. Su primera visita en Europa, lógicamente, fue a Roma,
donde lo recibió el PasPas, que no sabemos bien si sabía lo ladrón
y putero que era pero, en todo caso, no hay signos de que le afease
la conducta o mucho menos que lo excomulgase. Lejos de ello, Heraclio
comenzó, tras su visita al Francisquito, un tour de visitas por las
principales ciudades de Europa, visitando a los grandes reyes y
nobles, predicando una nueva cruzada.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Antes
incluso, Conrado de Montferrat había enviado a Josías de Tiro,
arzobispo local, a Europa, con una petición urgente de ayuda.
Guillermo II de Sicilia, el rey normando, cuando recibió esta
petición, alcanzó un tratado de paz con Bizancio, su enemigo
natural, para así poder dedicar su flota a la cruzada. El normando,
sin embargo, no fue la norma. Por lo general, tras la noticia de la
caída de Jerusalén, los reyes europeos se mostraron muy contritos,
dijeron muchas misas y todo eso; pero en la cuestión de mandar
tropas, prefirieron pensárselo.</span></span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-58763068857466084502024-03-15T08:31:00.000+01:002024-03-15T08:31:45.985+01:00Cruzadas (35) : Hattin<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas27.html">Antioquía (casi) perdida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas28.html">Reinaldo el cachoburro</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas29.html">Bailando con griegos</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas30.html">Amalrico en Egipto</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas31.html">El rey leproso</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas32.html">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas34.html">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas34_01666344731.html">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas35.html">Hattin</a></span><br /><span>La caída de Jerusalén</span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p> </p><p><br /></p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
llegando a los tiempos que relatamos, todo el mundo en los dos bandos
teóricos de Oriente Medio sabía que las cosas estaban alcanzando el
<i>boiling point</i>. Y esto suponía que todos los gobernadores
franj, cada uno en su territorio y con sus posibilidades, empezaron a
acopiar cuantas más tropas, mejor. En Trípoli, Raimondo III
militarizó, por así decirlo, las órdenes militares, integrándolas
completamente en sus fuerzas armadas. El Temple, sin embargo, no pudo
reforzar a los tripolitanos todo lo que hubiera querido, ya que
acababa de perder aproximadamente a un tercio de sus elementos en
Galilea. Gerardo de Ridfort se dejó de mamonadas y comenzó a
reclutar mercenarios sin demasiados escrúpulos ni morales; su orden
religioso-militar comenzaba a parecerse a una legión extranjera o,
en referencias más presentes, un grupo Wagner.<span></span></span></span></p><a name='more'></a><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span> </span>
</span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Tanto
Raimondo como Guy de Lusignan hicieron una llamada de auxilio al
principado de Antioquía. Allí estaba Bohemondo III quien, en
contraste con sus compis cristianos, llevaba unas dos décadas
viviendo una vida bastante poco problemática, gracias a la
protección que le otorgaba ser súbdito de Bizancio. Una gran parte
de esa paz era consecuencia de su estrategia de cerrar treguas con
los turcos y, sobre todo, no cabrearlos a base de inmiscuirse en los
problemas de sus hermanos de fe. Así pues, se limitó a enviar a su
hijo mayor Raimondo con cincuenta caballeros. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Aparentemente,
se logró juntar unos mil caballeros, 25.000 infantes y una fuerza de
400.000 mercenarios turcopolos, a los que se unían 12.000 caballeros
y 7.000 infantes del Temple, leva ésta que pudo hacer la orden
gracias a que Enrique II de Inglaterra puso la pasta que seguro que algún Koldo habría por ahí que se lo llevó caliente; probablemente, ensotanado)</span><span style="font-family: arial; font-size: large; text-align: left;">. Sin embargo,
aquello dejaba mucho de ser una tropa unida con un mismo objetivo. A
pesar de que era evidente que Saladino podía estar preparando una
invasión a gran escala, todavía había en aquel ejército
generales, como Reinaldo de Châtillon y, sobre todo, Gerardo de
Ridfort, que miraban por su solo interés y, de hecho, ambicionaban
echar a Raimondo III de su condado.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
gran ejército, en todo caso, se reunió cerca de Sephoria al final
de junio del año 1187. Saladino estaba en la frontera de Galilea,
pero dio orden a sus tropas de no hostigar a los cristianos. Prefirió
esperar a que hubiesen formado su armada para tener una idea clara de
a qué se enfrentaba. Saladino tenía informes muy precisos de cómo
se había formado su ejército enemigo. Sabía que todos los
presidios, todas las ciudadelas, habían sido abandonadas
prácticamente sin defensas, puesto que sus guardianes habían sido
llamados a la gran batalla. El líder de los musulmanes, por lo
tanto, sabía dos cosas: la primera, que a pesar del gran esfuerzo de
los francos, él seguía teniendo la superioridad numérica; la
segunda, que si ganaba aquella batalla, toda Siria sería suya, pues
ningún lugar del país se le podría resistir. En todo caso, el
general musulmán podía recordar muchas circunstancias en las que la
superioridad numérica no le había dado la victoria; así pues, era
extremadamente cauteloso a la hora de planificar sus acciones.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
2 de julio, los musulmanes cruzaron el Jordán, al sur del lago
Tiberias y, siguiendo su orilla, asediaron la ciudad de Tiberias.
Esta ciudad era propiedad de la mujer de Raimondo III de Trípoli,
Eschiva de Bures. Esto hacía que el asedio de Tiberias tuviese un
fuerte valor simbólico por la parte de Saladino. Atacaba una
posesión del conde de Trípoli para castigarlo por haber roto el
acuerdo entre ambos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
ejército franco, por su parte, estaba acampado cerca de Acre. Cuando
llegaron las noticias, los más halcones de entre los barones de la
tropa, es decir Reinaldo de Châtillon y Gerardo de Ridfort,
comenzaron a comerle la oreja a Guy de Lusignan con que tenía que
mover el culo hacia Tiberias. Sin embargo Raimondo III, que como
sabéis era el primer damnificado por el asedio, consideraba que
aquello supondría asumir un riesgo excesivo y, cual ejecutivo
bancario frente a hipoteca de mileurista, era más bien partidario de
rechazar la operación. Sin embargo, los halcones fueron muy
eficientes a la hora de acusarle de traidor y de nenaza, y el
criterio de atacar prevaleció. Así pues, el ejército partió hacia
Tiberias, pasando por Sephoria. Allí estaban cerca de Tiberias, y
tenían una posición muy defendible y logísticamente perfecta. Sin
embargo, la ciudad había caído, y la condesa Eschiva se había
tenido que refugiar en la ciudadela con otras damas de su Corte y
algunos soldados. La tropa acampada, imbuida del espíritu
caballeresco de la época, estaba instalada en el micromachismo de
que querer salvar a aquellas damas. Pero Raimondo, el churri de la
principal implicada, no quería. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
tema tiene su miga. Eschiva estaba encerrada en la ciudadela con sus
hijos; pero eran <i>sus </i>hijos. Todos ellos, fruto de sus
frotamientos con su primer marido, Gualterio de Saint-Omer, fallecido
en el 1174. Así pues, había quien podía pensar que a Raimondo la
pandilla canina que estaba en la ciudadela le importaba un cojón;
aunque Guillermo de Tiro nos dice que quería a sus hijastros como si
fuesen suyos. El caso es que, finalmente, Raimondo puso pies en pared
y le digo a Guy que era su tierra, su mujer y sus hijos; y que si él
decía que no se atacaba, no se atacaba.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Raimondo
tenía sus razones para todo ello. Entre Sephoria y Tiberias, le dijo
al rey, no hay más agua que la de un manantial, el llamado manantial
de Cresson, que es incapaz de apagar la sed de un ejército.
Inicialmente, Guy escuchó los racionales argumentos de Raimondo,
pero posteriormente se dejó comer la oreja por Gerardo de Ridfort en
el sentido de que el conde de Trípoli los estaba traicionando a
todos, en connivencia con Saladino. Guy, ya lo hemos dicho, era un
tipo de muy poco criterio; uno de esos jefes que, en cada momento,
sostiene la opinión de la última persona un tanto inteligente que
ha visitado su despacho. Así las cosas, horas después, en medio de
la noche, hizo sonar las trompetas, y ordenó al ejército avanzar.
Cuando Saladino supo que venían los franj, dio palmadas de alegría.
En realidad, todo el asedio de Tiberias tenía que ver con hacer a
los cristianos abandonar la posición excelente que tenían en
Sephoria. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Éste
es el punto en el que el hombre que hasta entonces había aportado la
racionalidad y el equilibrio en las tácticas de los cristianos, es
decir, Raimondo de Trípoli, se convirtió en un general tóxico.
Imbuido de la filosofía de prudencia que había guiado sus pasos y
sus consejos hasta ese punto, no se dio cuenta de que, una vez que la
marcha había empezado, en realidad la única esperanza de los
cristianos era correr a toda leche y atacar la línea musulmana
cuanto antes. Literalmente, los franj deberían haber atacado
mientras no tenían sed. Sin embargo, como digo, la prudencia de
Raimondo le llevó a recomendar que el ejército acampase y esperase,
cosa que hizo en la colina de Hattin.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Hattin
es un macizo rocoso, por supuesto sin agua, y, como todas las colinas
y montañas, es bastante fácil de rodear. Esto es lo que hicieron
los musulmanes durante la noche. Saladino, entonces, esperó
simplemente a que el viento soplase de frente en el campamento
cristiano y, cuando eso pasó, incendió los arbustos de la planicie
a los pies de la colina. El resultado: los cruzados se encontraron
atrapados en una ratonera de calor, sed, fuego y humo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
las dos o tres primeras horas de la batalla propiamente dicha, el
ejército cristiano había perdido ya la mitad de su infantería; y
la otra mitad corrió la misma suerte en las horas siguientes. La
caballería, consciente de que el lago, es decir agua, estaba cerca,
permaneció firme y cargó con mucha fuerza. Malik al-Afdal, el hijo
de Saladino, habría de recordar que en el momento de la carga a
caballo a su padre se lo vio realmente contrito y preocupado. Sin
embargo, las posibilidades de los franj eran muy pocas. Guy de
Lusignan luchó con mucha bravura y fue de los últimos en rendirse.
Por su parte Raimondo de Trípoli, junto con los caballeros que
luchaban con él: Raimondo el hijo de Bohemondo de Trípoli, Balián
de Ibelin, Reinaldo de Sidón, ensayaron una carga a la desesperada,
no hacia Tiberias, sino hacia Sephoria, y lograron romper las líneas
musulmanas. Esto generaría la idea de una traición al resto de sus
compañeros. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
batalla, como muchas de aquella época, generó, en realidad, más
heridos y prisioneros que muertos. Entre los prisioneros se
encontraron muchos caballeros de alcurnia, y en torno a 300
templarios y hospitalarios. Los musulmanes incluso capturaron la
reliquia de la Cruz, que llevaba el obispo de Acre.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Era
el 4 de julio de 1187 y, aunque estas cosas luego tienen su
desarrollo, puede decirse que, en ese momento, el sueño cruzado
había terminado. Los reinos establecidos en Siria nunca tendrían
efectivos suficientes como para volver a decir que juntaban un
ejército; y, como os he dicho, tras la victoria todas las
poblaciones de aquellos reinos y condados estaban a la total merced
de los musulmanes.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
lista de prisioneros de Saladino es impresionante: el rey de
Jerusalén, Guy de Lusignan; sus hermanos, Amalrico el condestable y
Geoffrey; Reinaldo de Châtillon, señor de Kerad de Moab; Gerardo de
Ridfort, Gran Maestre del Temple; Humphrey de Toron, marido de la
princesa Isabela de Jerusalén; o el marqués Guillermo de
Montferrat. A todos estos, Saladino los convocó en el mismo lugar de
la batalla, aunque parecer ser que a su tienda sólo convocó a Guy
de Lusignan y Reinaldo de Châtillon. Según las crónicas, el
primero de ellos, quien como ya os he dicho mucho carácter no
tenía, apareció mudo y como zombie, probablemente hundido bajo el
peso de haber perdido la reliquia de la Cruz ante los musulmanes. A
su lado, Reinaldo, a pesar de saber que el sí que se estaba jugando
el gañote en esa entrevista, apareció altivo ante el kurdo.
Saladino hizo una exposición de todos sus crímenes y lo acusó de
haber violado sus juramentos. Reinaldo, aparentemente, le dijo que
ese tipo de cosas eran “la costumbre de los reyes”; en lo cual no
mentía, pero también es cierto, y es un matiz importante, que él
ni era ni había sido rey de nada ni de nadie. Eso lo convertía en
un puto mentiroso y, por eso, tras haber cenado, fue ejecutado. Con
el zombie Lusignan, Saladino no tuvo sino palabras de consuelo, y
trató de traerlo de nuevo a la vida.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
ciudadela de Tiberias cayó el 5 de julio. Luego fue a por los
prisioneros templarios y hospitalarios, con los que practicó la
misma actuación que los soviéticos frente a los miembros de la SS:
no quedó ni uno. Bueno, uno sí: el eterno Gerardo de Ridfort.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Antes
de finalizar el año, Saladino había entrado en más de cincuenta
ciudades de Oriente Medio, Jerusalén incluida.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
tema de Gerardo de Ridfort dio para mucho. El Gran Maestre del Temple
fue enviado encadenado a Damasco junto con el resto de barones que
tenían pasta suficiente como para pagar sus cabezas. En 1307, con
ocasión del gran juicio a los Templarios, cuando los miembros de la
orden fueron acusados de abjurar de la Cruz y escupir en ella como
rito de iniciación, algunos de quienes declararon que eso se hacía
lo justificaron diciendo que un mal maestro que había sido
prisionero de los musulmanes había salvado su vida porque había
prometido introducir esa práctica en la orden. Obviamente, se
referían a Gerardo. Estas afirmaciones, sin embargo, no pasan de ser
una historia fantasiosa provocada por los sufrimientos de la tortura.
Si Saladino salvó la vida de Gerardo y, finalmente, lo liberó, fue
porque conocía muy bien a Gerardo y sabía que le daba igual ocho
que ochenta. Una de las pocas chinas que le quedaban en el zapato a
Saladino eran los fuertes aislados en los que quedaban caballeros
templarios en la defensa. Gerardo obtuvo su libertad a cambio de
ponerlos a disposición del kurdo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Saladino,
en todo caso, había conseguido que el viejo reino de Jerusalén
volviese a ser musulmán. Pero estaba lejos de haber podido echar a
los franj de Siria.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
ejército musulmán tenía que remontar la costa Siria y libanesa,
haciendo suyas ciudades una a una. Acre estaba gobernada por Joscelin
de Courtenay, uno de los supervivientes de Hattin. La ciudad se
rindió sin lucha. Sin embargo, no todo fue tan fácil. En Ascalón,
un ejército ciudadano resistió con fiereza, a pesar de que Saladino
hizo llevar a Guy de Lusignan, quien se presentó frente a las
murallas para llamar a la gente a la rendición. Aguantaron hasta el
5 de septiembre.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Finalmente,
Saladino se hizo con toda la costa, con la única excepción de Tiro,
ciudad bien defendida. Sin embargo, en ese punto Saladino prefirió
marchar sobre Jerusalén, que todavía le faltaba en el álbum. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
capital del reino no tenía defensores, pero tenía una amplia
población franca que, además, se había multiplicado con los
refugiados que huían de Saladino. El gran muñidor de la defensa era
Balián de Ibelin, a quien hemos visto saliendo de Hattin con
Raimondo de Trípoli, y que posteriormente había conseguido un
salvoconducto de Saladino para poder ir a Jerusalén a recoger a su
familia. Con el tiempo le contaría a Saladino, sea o no verdad, que
una vez en la ciudad, el patriarca Heraclio le había impedido la
salida.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Balián,
al fin y al cabo casado con la reina viuda, fue aceptado por la
población como nuevo soberano. Sibila, por su parte, no era la
persona más popular de la ciudad, pues la responsabilizaban de la
derrota de Hattin. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Balián
y Heraclio montaron una defensa desesperada, en la que la condición
de caballero le fue prometida a todo hombre de más de quince años
de sangre noble o hijo de persona importante de la ciudad. Por lo
demás, saquearon la riqueza del Santo Sepulcro para reclutar
mercenarios. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
20 de septiembre, dos meses y medio después de Hattin, Saladino
apareció ante las murallas de la ciudad.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-11529634019847025592024-03-14T08:19:00.001+01:002024-03-14T08:19:47.443+01:00Cruzadas (34): La reina coronada a pelo puta por un vividor follador<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas27.html">Antioquía (casi) perdida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas28.html">Reinaldo el cachoburro</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas29.html">Bailando con griegos</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas30.html">Amalrico en Egipto</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas31.html">El rey leproso</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas32.html">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas34.html">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas34_01666344731.html">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</a></span><br /><span>Hattin</span><br /><span>La caída de Jerusalén</span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p> </p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Efectivamente,
en Alepo su atabeg Abú al-Fatih Amad ad-Din al-Malik al-Adil Zanki
ben Mawdud, normalmente conocido como Imad ad-Din Zengi II (lo de II,
para distinguirlo de su abuelo, Imad ad-Din Atabeg Zengi), estaba
rebelado contra Saladino, y por lo tanto tanto Balduino como Raimondo
III de Trípoli resolvieron ayudarlo. Sin embargo, finalmente el
atabeg encontró mejor solución llegar a un acuerdo con Saladino;
momento a partir del cual la situación geopolítica de los reinos
cristianos de Oriente Medio pasó a ser desesperada. Para entonces,
además, el rey leproso estaba en una condición deplorable, sin
poder hacer uso normal de sus manos ni de sus pies, y parcialmente
ciego.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Balduino
se negó a hacer lo que le recomendaban sus gardingos, es decir,
retirarse a algún palacio de la costa. Sin embargo, tuvo un ataque
de fiebres gravísimo que le obligó a abandonar toda actividad. Así
las cosas, en el momento de decidir la regencia por la que tanto
habían suspirado tantos, eligió a su cuñado Guy de Lusignan,
aunque la ciudad de Jerusalén propiamente dicha siguió bajo su
control personal. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tal
vez Balduino pensó que Guy, siendo persona de origen modesto como
segundón de familia noble, se avendría a escuchar sus consejos y
los de su Corte. Pero no hubo tal. Una vez con el poder en su mano,
Guy de Lusignan se demostró como una persona orgullosa y hasta
mendaz que sentía un profundo desprecio por la nobleza local.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
octubre de 1183, en la primera marcha en la que Balduino no estuvo
con sus tropas, Saladino estuvo a punto de multiplicar por cero al
ejército cristiano. Sólo la tranquilidad de los comandantes de la
tropa cruzada, que supieron no presentar batalla a pesar de las
provocaciones islamitas, les ahorró el desastre total. Perder
aquella batalla, de haberse producido, habría puesto además en
peligro todo el mando cruzado, pues allí estaban Reinaldo de
Châtillon, Raimondo de Trípoli, Amalrico y Guy de Lusignan,
Joscelin III de Courtenay y casi toda la familia de señores de
Ibelin. En el monte Tabor, pues, pudo acabar todo; pero, finalmente,
los cruzados aguantaron, supieron mantenerse densos y quietos, y
Saladino acabó por no querer el envite. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Internamente,
sin embargo, Guy de Lusignan, un tipo para el cual la sutileza parece
ser una habilidad desconocida, era cada vez más odiado. Balduino,
buscando mejores aires para sus padecimientos, le ofreció
intercambiar las ciudades de Jerusalén y Tiro, pero Guy se negó.
Fue un detalle aparentemente inocente, pero en él Balduino vio
claramente hasta qué punto Guy, en realidad todo el mundo en la
Corte, le daba por amortizado y ya sólo esperaba su muerte. Así las
cosas, Balduino reaccionó quitándole a Guy la condición de regente
y, lo que es más, expresando públicamente su voluntad de dejar la
corona de Jerusalén a su sobrino, el hijo de Sibila, entonces de
cinco años de edad. El 20 de noviembre de 1183, el niño fue
proclamado rey con el nada sorprendente nombre de Balduino V. En un
último golpe para la Corte hierosolimitana y sus enfrentamientos
constantes, Balduino designaba regente a su peor enemigo, Raimondo de
Tripoli. Fue un auténtico “que os den a todos por el culo”, en
toda regla. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Mientras
ocurría esto en la alta política cruzada, Reinaldo de Châtillon
seguía portándose como el príncipe que una vez había sido. Su
experiencia como saqueador le había enseñado que, estando sus
estados donde estaban, su mercado natural era Arabia. Armó una flota
que aquel 1183 navegó por el Mar Rojo hasta el golfo de Acaba. Su
objetivo principal era cortocircuitar los caminos de peregrinación
mequí y tomar la propia ciudad de la Kaaba. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Aquellas
intenciones, que Reinaldo nunca escondió porque era un bocachancla
en modo experto, acabaron por mosquear a Saladino, y marcaron el
final de la época en la que el kurdo aceptó el juego de ser un jefe
militar pragmático que aceptaba treguas e incluso alianzas. La
intención confesada de un líder cristiano de entrar en la ciudad
santa de los musulmanes, arrasarla y en un momento dado
hacer pizarritas escolares con la piedra santa, fue ya demasiado para
un hombre que tenía unas solidísimas convicciones religiosas.
Guerra santa, qué cojones. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Al-Malik
al-Adil Saif al-Din Abu Bakr ibn Ayyub, muy conocido por los
cristianos como Safadino, hermano de Saladino y gobernador de Egipto,
envió a su propia flota contra los barcos de Reinaldo en el Mar
Rojo. Ocho meses después, Saladino en persona asedió Kerak de Moab,
la capital reinaldeña. Era noviembre del 1183. Reinaldo y Estefanía
estaban en ese momento de fiesta, pues celebraban el matrimonio del
hijo de Estefanía, Humphrey, con Isabela de Jerusalén, y el <i>gotha
</i>de aquel pequeño reino estaba presente en el banquete. Aquello
fue una escena parecida a la del hundimiento del <i>Titanic</i>, pues
cuando los musulmanes se presentaron y comenzó una lucha fiera desde
el castillo, en su interior la música siguió tocando y los
celebrantes siguieron bailando. Estefanía, entre retadora y
acojonada, hizo llevar a Saladino un menú degustación de la fiesta,
invitándolo a que él y su gente se pudiesen unir a la celebración.
Saladino dio orden a sus tropas de que no disparasen la artillería
contra la torre donde estaban los novios consumando; pero ordenó que
el resto del castillo fuese atacado. Aquello sólo paró, como casi
siempre, cuando el musulmán tuvo noticias de que un ejército
comandado por Raimondo de Trípoli, en compañía del propio rey, se
acercaba. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Para
cuando llegó al castillo de Kerak, Balduino no podía moverse de la
cama y estaba ya completamente ciego. Murió un año después.
Durante estos meses, sin embargo, se aplicó claramente en contra de
Guy de Lusignan. Había llegado a la conclusión de que el marido de
su hermana era un problema en potencia, y quería cauterizarlo.
Incluso pensó en anular el matrimonio. Guy, por su parte, una vez
perdida la bailía, se encastilló en sus posesiones de Ascalón con
su mujer. Balduino respondió quitándole su feudo de Jaffa, y Guy
respondió atacando y masacrando a los beduinos que pastoreaban sus
rebaños en tierras de Ascalón. Enrabietado, Balduino convocó a su
Corte y la hizo votar que Guy quedaba proscrito de la casa real, y
que Raimondo de Trípoli quedaba designado regente. Murió en marzo
de 1185, habiendo hecho a todos sus barones jurar fidelidad a su
sobrino Balduino.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>1185
fue la tercera vez en cuarenta años (1143, muerte de Fulco; 1174,
muerte de Amalrico) en la que el reino de Jerusalén quedaba en manos
de un niño. Balduino, nacido de Montferrat, hijo pues de
Guillermo Espada Larga y Sibila, ahora Balduino de Jerusalén, tenía
siete años. Parece ser que alguna minusvalía debía de tener, pues
todo el mundo esperaba, como en el caso de su tío, una muerte
prematura; y, de hecho, Sibila de Jerusalén pronto se desentendió
de él, prefiriendo a las dos hijas de su siguiente matrimonio.
Incluso alguna de la última previsión calculada por Balduino IV
salió mal. Raimondo de Trípoli, como sabéis designado para ser su
tutor, rechazó el honor; al parecer, convencido él mismo de que el
niño moriría pronto, no quería estar cerca para que no se le
pudiera acusar de haberlo envenenado o algo así. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
los términos del testamento del rey, caso de morir Balduino sin
descendencia, la corona sería para el conde de Trípoli como regente
hasta el 1195, año en el cual el Papa, el emperador occidental y los
reyes de Francia e Inglaterra deberían deliberar y acordar sobre los
derechos de las dos hermanas del rey, Sibila e Isabela.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
la práctica, tras la muerte del rey fue Raimondo III el que ejerció
el poder en Jerusalén, aunque, como en el mus, con mucho miedo, dada
su extrema impopularidad en la Corte local. Habiendo sido él un
preso de los turcos durante mucho tiempo, había invertido ese tiempo
en conocer el mundo musulmán, que conocía y se diría que admiraba.
Esto lo había convertido en un convencido de que la única manera de
que el proyecto cruzado perviviese sería alcanzar algún tipo de
colaboración con los islámicos. No debe sorprender, pues, que casi
su primera acción de tono como regente de Jerusalén fuese firmar
una larga tregua de cuatro años con Saladino. La excusa de esta
tregua fue la sequía, pero lo que iba buscando Raimondo fue lo que
pasó: una creciente relación económica entre los reinos cristianos
y sus vecinos musulmanes que él intentaba usar para alejar el
fantasma de la guerra. Una especie de Comunidad Económica Europea
<i>avant la lettre</i>. Además, los vientos le vinieron de cola
porque Saladino estaba teniendo sus propios problemas con las
disensiones internas de los musulmanes.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
septiembre del 1186, se cumplieron los pronósticos. El rey niño
Balduino V falleció, en el palacio de su tío abuelo materno
Joscelin, en Acre. Teóricamente, ya os lo he dicho, la cosa era tan
clara y automática como que ahora Raimondo tenía nueve años de
reinado-protectorado por delante. Pero, en realidad, no iba a ser
así; una muerte tan prematura, apenas tras un año de reinado, iba a
sacar a pasear toda la intrincada pelea dinástica hierosolimitana,
ya de por sí complicada, pero que había sido complicada aún más
por las cuestionabilísimas decisiones familiares que había tomado
en su día el rey leproso. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Estaba
el testamento, que otorgaba el poder a Raimondo. Pero, ¿y si
Balduino había sido un mal rey, o un rey carcomido por su enfermedad
y llevado por ella a escribir deseos extraños? En puro derecho
dinástico, la corona era para Sibila. De hecho, la población de
Jerusalén estaba por la labor de seguir la línea de su admirado rey
Amalrico que, efectivamente, se paraba en ella. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Detrás
de Sibila, o delante según se mire, estaba Guy de Lusignan. Pero, en
realidad, Guy tampoco era la X del organigrama. Estaba su hermano
Amalrico, que era quien realmente lo había casado y lo había
introducido en la ecuación hierosolimitana. Y estaba también
Reinaldo de Châtillon, el señor de Kerak, que se había convertido
en un importante <i>supporter </i>por interés propio. La ecuación
se completaba con el vividor follador Heraclio el Patriarca; y un
elemento más: Gerardo de Ridfort, Gran Maestre de la Orden del
Temple. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Gerardo
era flamenco; de Flandes, se entiende. En su momento había sido uña
y carne con Raimondo de Trípoli. Sin embargo, se habían empreñado,
porque Gerardo había pensado en la posibilidad de matrimoniar una
dama, la heredera del señorío de Botrun, lo que habría sido un
braguetazo total; pero Raimondo había decidido darle esa mano a otro
que literalmente compró a la esposa por una jugosa cantidad de
pasta. Este disgusto le había llevado a hacerse templario y, siendo
como era hombre bien organizado y que sabía repartir, pronto llegó
a Gran Maestre. En realidad, su elección sorprendió bastante, pues
estaba lejos de ser la persona reflexiva y diplomática que una orden
como el Temple exigía. Pero, por lo que sea, los caballeros
decidieron elegir a aquel tipo aventurero, echado para delante y
básicamente un déspota y, diríamos hoy, un <i>bullier</i>. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Sibila
se llegó a Jerusalén. Entró en la ciudad como dicen que entró
Jesucristo, y se fue a la basílica del Santo Sepulcro, donde el
vividor follador la coronó. </span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La
coronación fue hecha a pelo puta. Como digo, prácticamente Sibila
entró, vio, y fue coronada. Los hospitalarios y no pocos clérigos y
seglares protestaron por aquella cosa. Sin embargo, Heraclio, <i>quien
sin duda se llevó una buena pasta por ello</i>, se mantuvo impasible
el follador. Coronó a Sibila y, una vez hecho esto, en una fórmula
que seguro había pactado con la reina <i>a cambio de más pasta</i>,
la invitó a designar a aquel hombre que podía reinar adecuadamente
el reino. Sibila, lógicamente, llamó a su marido Guy, que estaba
allí al lado, y ella misma lo coronó. El continuador de la historia
de Guillermo de Tiro dejó escrito que en ese momento Gerardo de
Ridfort, uno de los muñidores de la escena, dijo en voz alta: “Esto,
por lo de Botrun”. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los
barones del reino estaban en Nablús, reunidos en una asamblea que
iba a proclamar a Raimondo rey de Jerusalén. Lógicamente, cuando
les llegó el Whatsapp, se quedaron chupetizados. Raimondo se dio
cuenta de que él no podía pelear con los mimbres dinásticos de
Sibila. Pero Isabela, la hija de María Commena y mujer de Humphrey
IV de Toron, sí. Isabela aportaba legitimidad dinástica frente a la
siempre sospechosa legitimidad de Sibila (pues debe recordarse que el
matrimonio de su madre con el rey había sido anulado); y Humphrey
ofrecía la posibilidad de atraer a este bando a Reinaldo de
Châtillon, al fin y al cabo casado con su madre.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
plan le pareció bien a los nobles de Nablús. Pero no a Humphrey
quien, de hecho, fue el primero que advirtió a Sibila de lo que se
estaba cociendo. El de Toron no tenía ninguna gana de ser rey de
Jerusalén. Así las cosas, los barones hierosolimitanos juraron
fidelidad a Guy de Lusignan. Bueno, no todos. Balduino de Ramleh, el
jefe de la poderosa familia de Ibelin, abandonó el reino para no
tener que prestar el juramento. Por su parte, con lógica, Raimondo
III de Trípoli se retiró a sus estados, y rompió prácticamente
toda relación con el reino del que era vasallo, aunque cada vez más
teórico. A partir de ese momento, el condado de Trípoli comenzó a
buscar su propio destino y a trabajarse sus propios intereses
particulares, sin preguntarse si eso era bueno, malo o neutro para el
reino. Esto quiere decir que, siendo como era una persona
filosóficamente cercana a los musulmanes, convencido además de que
Saladino era el poder naciente en la zona, y teniendo que mirar por
los intereses de señoríos tan expuestos al ataque musulmán como
Tiberias o Galilea, Raimondo de Trípoli se convirtió en alguien más
proclive a escuchar a Saladino, su teórico oponente, que a Guy de
Lusignan, su teórico amigo y señor.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-70568328268666926942024-03-13T08:23:00.000+01:002024-03-13T08:23:55.458+01:00Cruzadas (33): Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas27.html">Antioquía (casi) perdida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas28.html">Reinaldo el cachoburro</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas29.html">Bailando con griegos</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas30.html">Amalrico en Egipto</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas31.html">El rey leproso</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas32.html">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas34.html">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</a></span><br /><span>La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br /><span>Hattin</span><br /><span>La caída de Jerusalén</span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p> </p><p><br /></p><p><br /></p><p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
mismo año que Espada Larga la roscó, otro importante noble europeo,
esta vez francés, anduvo por las tierras santas. Hablamos de Felipe,
conde de Flandes, quien, por parte de madre, era nieto de Fulco, lo
que lo convertía en primo de Balduino IV. Felipe no vino solo, ya
que lo acompañaba una importante tropa de cruzados.<span></span></span></span></p><a name='more'></a><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span> </span>
</span><p></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Felipe
venía con la intención de casar a los dos hijos de uno de sus
primos, Roberto de Bethune, con las dos princesas de Jerusalén. Una,
Sibila, era una viuda embarazada; y la otra, Isabela, tenía siete
años. Balduino se mostró dispuesto a ponerse él, y su ejército, a
disposición de Felipe, si éste aceptaba ser regente y,
consecuentemente, defender el reino. Pero el noble consideró que
aquello era demasiado; él estaba jugando otro juego, que era colocar
a los dos herederos de Bethune para quedarse él con el predio. Así
las cosas, la Corte hierosolimitana rechazó las ofertas
matrimoniales.</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">La
falta de acuerdo con Felipe tuvo bastantes consecuencias. La flota
bizantina, que había bajado hasta la costa israelí fiándose de la
presencia del ejército flamenco, puso proa hacia casa en cuanto supo
que no había </span></span><span><i>deal</i></span><span><span style="font-style: normal;">.
Felipe, sin embargo, no quería marcharse sin algo que contar y, por
eso mismo, marchó junto con Raimondo III de Trípoli para sitiar
Hama. Aquello falló, pero entonces se fue con Bohemondo III de
Antioquía a sitiar Harenc, en la Siria septentrional. </span></span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Mientras
pasaban en estas cosas en el norte, en el sur, cerca de Ascalon,
atacaba Saladino. El líder musulmán, sin embargo, pecó de sobrado.
Viendo que el área estaba débilmente defendida, autorizó a sus
tropas para que se disolviesen y se dedicasen a la rapiña. Esto le
dio tiempo a Balduino de reagrupar sus tropas, encastillarse en
Ascalón y luego atacar. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
rey de Jerusalén, sin embargo, apenas tenía 375 caballeros, de
ellos 80 templarios al mando de su maestro, Odo de Saint-Amand; y las
crónicas nos dicen que Saladino tenía más de 25.000 hombres. Con
Baduino estaban el príncipe Reinaldo de Châtillon, que había sido
liberado en el 1175 y se había casado con la castellana de Kerak de
Moab (ya volveremos sobre esto, que tiene su miga); su tío,
Joscelin III de Courtenay, también liberado de las prisiones turcas;
y los hermanos de Ibelin, Reinaldo de Sidón y Auberto, obispo de
Belén. Eran muy pocos, pero consiguieron coger a Saladino por
sorpresa en su retaguardia, en una acción a la que los musulmanes no
supieron reaccionar y en la que Saladino salvó en gañote casi de
milagro. Luego, los supervivientes de la batalla por parte islámica
tuvieron que hacer el camino de Moisés y Josué al revés y, aunque
no tardaron cuarenta años, la verdad es que cómodo no les fue.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Balduino
había ganado una batalla inesperada, lo que elevó la moral de mucha
gente, ya que, gracias a los oficios de Auberto de Belén, había
llevado consigo la reliquia de la Santa Cruz; así pues, volvieron
los viejos tiempos de la lanza mágica y tal. El rey leproso pactó
una tregua con Saladino y, lo que es más importante, le transmitió
a los cristianos de Israel la sensación de que, contra lo que la
mayoría ya pensaba, no estaba todo perdido. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Dos
años después, sin embargo, Balduino iba a sufrir una derrota en el
bosque de Banyas, en una batalla en la que el condestable Humphrey de
Toron terminó literalmente asaeteado como un San Sebastián por
proteger el cuerpo de su rey. En el de Toron, los cristianos
perdieron a quien había sido su comandante en jefe con Balduino III,
Amalrico I y Balduino IV.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
junio de 1179, los francos fueron derrotados de nuevo, en la planicie
de Marj Ayun. La virtud de los islámicos fue la rapidez, pues
supieron atacar a los cruzados antes de que sus refuerzos,
procedentes de Trípoli y de la orden del Temple, les pudiesen
alcanzar. Entre muertos y cautivos, el reino de Jerusalén perdió a
la mitad de sus caballeros, entre ellos Odo de Saint-Amand, el jefe
templario a quien, por cierto, buena parte de los cronistas
responsabilizan de la derrota. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Al
mismo tiempo que ganaba terreno en tierra, Saladino armaba a su
flota, con la que comenzó a hostigar la costa cristiana, llegando a
la altura de Acre, en cuyo puerto tomó control de todos los barcos
que encontró allí. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
ese punto, Balduino IV pidió una tregua. Saladino estuvo de acuerdo,
no por nada sino porque tanto en Egipto como en Siria tenía el
gallinero revolucionado, y tenía que arrear unas cuantas hostias en
las comisarías. Por otra parte, el musulmán sabía que podía
esperar. Sus informes, con seguridad, le explicaban que el rey de
Jerusalén, que ya tenía veinte años, estaba empezando a ser
verdaderamente carcomido por su enfermedad. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Por
aquel entonces, el conde de Trípoli y el príncipe de Antioquía
decidieron peregrinar juntos a Jerusalén. El detalle no se le escapó
al rey Balduino, quien se convenció de que venían a algo más que a
rezar ante el Santo Sepulcro; venían a deponerlo y repartirse el
reino. Así las cosas, trató de impedirles la entrada en la ciudad,
lo que provocó un serio y amargo coloquio entre ambas partes.
Balduino nunca quedó del todo convencido, por lo que reavivó los
planes de casar a su hermana cuanto antes. Sibila ya le había dado
un heredero al reino, Balduino, nacido en el 1178; pero ahora se
trataba de conseguir ligar a la casa real hierosolimitana a alguien
que pudiera aportar tropas.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
la Corte se pensó, inicialmente, en casar a Sibila con el conde de
Borgoña; pero aquello no pasó de ser una paja mental, pues la casa
de Borgoña era lo suficientemente poderosa en Europa como que aquel
puto reino en permanente peligro no les atrajese nada. Entonces se
pensó en alguien de la tierra, Balduino de Ramleh, que estaba
emparentado con los Ibelin. Sibila, mientras tanto, se estaba
puliendo a un caballero francés que había venido de Europa invitado
por Inés, la madre de Sibila, y Amalrico de Lusignan, el amante de
Inés, precisamente con la intención de arrimarlo a la niña.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Amalrico
de Lusignan no era un cualquiera. Los Lusignan eran una de las
mejores familias de Francia, condes de La Marche y de Poitou.
Amalrico era un hijo menor sin derechos de patronazgo y que, por lo
tanto, había ido a Oriente Medio a probar fortuna. Se había casado
con la hija de Balduino de Ramleh, sí, el mismo al que ahora querían casar con la hija de su amante. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
los planes de Inés de Courtenay y de su amante, sin embargo, ya os he dicho que estaba otra persona: Guy, un hermano menor de
Amalrico, que fue llamado al teatro cruzado para frotarse con Sibila. Guy era famoso por su
apariencia galante; una figura parecida al famosillo de jet set de
hoy en día. Finalmente convencido, el rey Balduino aceptó el
matrimonio de Guy y Sibila, con lo que el marido recibió la dote de
su mujer: las tierras de Jaffa y Ascalón, más el título de conde.
Para Balduino se trató de una jugada bastante adecuada. Había
metido en la familia real a alguien que no parecía tener fuerza
suficiente como para disputarle la corona a pesar de su enfermedad
pero, al tiempo, era alguien que, en caso de necesidad, juzgaba el
rey, podría convocar tropas y ayuda a la zona. Sin embargo, esta
operación se ganó la oposición del conde de Trípoli, que se había
convertido sin duda en la mayor fuerza cristiana de la zona, y que ya
tenía una postura muy enfrentada con la Corte palestina de
Jerusalén, a la que juzgaba muy partidaria de los intereses
bizantinos en el reino a través de la reina viuda María Commena, su
hija y el apoyo de su nuevo marido, Balián de Ibelin. En términos
generales, fueron muchos los que no entendieron el gesto del rey de
casar a su hermana con alguien que no tenía fortuna propia.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Acto
seguido, se planteó el tema del casamiento de Isabela, la otra
hermana del rey. El rey decidió que su marido sería Humphrey IV de
Toron, hijo de Humphrey III de Toron y de Estefanía de Milly,
castellana de Kejak de Trasjordania, y que es la que se casó con Reinaldo de Châtillon como ahora leeremos. En realidad, fue un gesto de
homenaje hacia el abuelo, el condestable Humphrey, que había dado su
vida por defender la del propio Balduino. Sin embargo, la decisión
no fue la mejor del mundo, y eso quedó claro desde el principio. El
esposo era todavía un niño de 14 años; pero de él decía todo el
mundo que parecía más una mujer que un hombre; así pues, el chaval
apuntaba maneras para romper con la pana en el carnaval de Tenerife,
pero no, que digamos, en el campo de batalla, que era lo que hacía
falta. Y, por otra parte, estaba la pelea de gatas. María Commena
era la madre de Isabela y Estefanía de Milly la de Humphrey; y ambas
se odiaban a muerte. En 1175, la viuda Estefanía se había casado
por tercera vez (después de Humphrey de Toron y Miles de Plancy,
muerto un año antes) con el problemático Reinaldo de Châtillon,
antiguo príncipe de Antioquía; lo que convirtió a Reinaldo en
padrastro de uno de los miembros de la familia real hierosolimitana,
y le daba mimbres para optar por la sucesión si los dados caían en
la posición adecuada.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Gracias
al favor del rey, en la Corte de Jerusalén los dos principales
elementos pasaron a ser Inés de Courtenay y su hermano Joscelin III.
Lo cual no dejaba de ser todo un problema pues Joscelin, quien
recordemos había perdido la posesión del Condado Lavadora en manos
de los musulmanes, de alguna manera culpaba de ese paso atrás a la
nobleza palestina; y ahora se desquitaba en su propia casa. Además,
cierto es que los nobles de Jerusalén habían hecho entre nada y
absolutamente nada para liberarlo de su presidio, del que sólo salió
gracias a su hermana. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Así
las cosas, Joscelin se hizo nombrar senescal, momento a partir del
cual se dedicó a hacer uso personal e intransferible del tesoro
local. Su objetivo era de largo plazo. Él contaba ya con una muerte
relativamente rápida del rey Balduino, y quería que se le
garantizase la regencia durante la minoridad del heredero Balduino,
el hijo de Sibila. Pero, claro, desde el matrimonio de Sibila había
otro candidato claro al puesto, que era su marido Guy; aunque, en
realidad, la candidatura de Guy tenía un tapado, que no era otro que
su hermano Amalrico de Lusignan, nombrado condestable. Y no olvidarse del muy maniobrero Reinaldo de Châtillon, el hombre que ni Balduino III ni Amalrico I de Jerusalén habían hecho gran cosa por sacar de la cárcel por lo muy problemático que era; y que ahora era el padrastro del marido de Sibila y, por lo tanto, también tenía cierto control sobre el <i>hereu</i>.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
el año 1180 falleció el patriarca de Jerusalén, Amalrico de Nesle.
El clero y la nobleza locales estuvieron de acuerdo básicamente en
proponer como sucesor a una figura bien conocida y valorada, que
había tenido muy buena relación con Amalrico I y que ahora era
sostenido básicamente por Raimondo III de Trípoli. No era otro que
Guillermo de Tiro, el principal historiador de aquellos tiempos; el
antiguo preceptor del rey Balduino. Todo el mundo daba por hecho el
nombramiento. Todo el mundo, claro, menos el rey.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Heraclio
de Gevauden lo mismo podía haber sido clérigo que ciemero. Carecía
de formación y, al igual que otros muchos padres de la Iglesia antes
y después que él, carecía por completo de moral. Pero era una
persona elocuente, tenía una sabiduría innata a la hora de usar la
sin hueso; y le había caído en gracia a Inés de Courtenay. Inés,
de hecho, lo había nombrado archidiácono de Jerusalén y más tarde
arzobispo de Cesarea. Vistos los deseos de Agnes, el capítulo de
Jerusalén, probablemente amenazado por Inés en el sentido de <i>perder
su pasta, </i>decidió apoyar la candidatura de este curita con tan
buena mano izquierda respecto de las mujeres con dinero y poder.
Guillermo de Tiro se ofreció a retirarse de la pelea si el capítulo
retiraba también la candidatura de un tipo tan peligroso. De hecho,
vaticinó: “si lo elegís, la ciudad será perdida, y con ella todo
el territorio que la rodea”.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Heraclio,
sin embargo, fue elegido, lo cual escribió un capítulo más en
letras de oro de la Historia de la Iglesia católica, opustólica y
romántica, que puede contar que, a finales del siglo XII, tuvo un
patriarca en Jerusalén que hizo pública ostentación de la
concubina con la que vivía en condumio en sus propias estancias
patriarcales. Era la mujer de un mercader italiano, se paseaba la
ciudad enjaezada de joyas y era por todos conocida como </span></span><span><i>La
Patriarquesa</i></span><span><i>. </i></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Así
pues, éste era el Jerusalén de los últimos años del siglo XII: un
rey leproso, una Corte animada por la enemistad total entre dos
mujeres, Joscelin III de senescal, Amalrico de Lusignan como
condestable, y el jefe de la Iglesia echando polvos y malgastando lo
que no tenía cada día. ¿Qué podía salir mal?</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
puridad, todavía hubo cosas que salieron peor. Para entonces, el
reino de Jerusalén, militarmente hablando, y teniendo en cuenta que
el condado de Trípoli cada vez hacía más la vida por su cuenta,
dependía de sus tropas de choque, que eran los hospitalarios y
templarios. Ambas órdenes, sin embargo, tenían sus propios jefes,
por lo que la autoridad real sobre ellas era relativa; y, además, se
odiaban entre ellas. A todo ello hay que unir que, tras 16 años de
cautividad, como ya os he dicho, el maniobrero Reinaldo de Châtillon
había recuperado su libertad. Ya no era príncipe de Antioquía
porque Constancia estaba ya muerta, pero lo seguían llamando
príncipe Reinaldo y, sobre todo, mantenía una fama de gran luchador
que fue la que le sirvió para conseguir la mano de Estefanía de
Milly. Un matrimonio que le dio control sobre tierras fronterizas con
Egipto y de gran valor porque por ellas pasaban varias rutas
comerciales.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
1181, en tiempos de paz y tregua, Reinaldo tomó sus tropas y entró
con ellas en Arabia. Atacó el camino de Medina. De allí lo echaron
tropas turcas pero, en el regreso, atacó y tomó todos los bienes de
una caravana comercial que iba desde La Meca hasta Damasco. Saladino
hizo valer ante Balduino la tregua que ambos habían acordado y
exigió la restitución de los bienes de la caravana. Pero Reinaldo,
cuando Balduino así se lo intimase, le contestó que no mamase.
Saladino, como respuesta, atacó la Trasjordania. Los barones
palestinos acordaron ir al encuentro del musulmán; Balduino comandó
las tropas, pero ya fue transportado en litera. Por otra parte,
Al-Malik al-Mansur izz ad-Din Abú Said Farrukshah Dawud, sobrino de
Saladino y gobernador de Damasco, estaba atacando Galilea. Las
noticias de esto hicieron volver a los cruzados, que se enfrentaron a
los musulmanes cerca del lago Tiberias. Los cristianos consiguieron
parar a los musulmanes, pese a ser inferiores en número. En ese
momento Saladino, al mando del ejército, se movió hacia la costa
para asediar Beirut; un movimiento diseñado para incomunicar el
condado de Trípoli y el reino de Jerusalén. Los cristianos se
movieron también hacia Beirut y Saladino decidió retirarse
prudentemente. Después los cruzados hicieron varias acciones en el
sur de Damasco, llegando a amenazar la capital, aprovechando que la
situación de los saladinistas no era la mejor del mundo, puesto que
en la vecina Alepo el viejo imperio zengid seguía teniendo muchos
partidarios.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-68592534628988680802024-03-12T08:50:00.000+01:002024-03-12T08:50:07.169+01:00Cruzadas (32): La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas27.html">Antioquía (casi) perdida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas28.html">Reinaldo el cachoburro</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas29.html">Bailando con griegos</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas30.html">Amalrico en Egipto</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas31.html">El rey leproso</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas32.html">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</a></span><br /><span>Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br /><span>La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br /><span>Hattin</span><br /><span>La caída de Jerusalén</span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p><br /></p><p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><br /></span></p><p><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Saladino había recibido una
educación muy noble. De niño y joven, había pasado varios años en
un monasterio, a cargo de hombres muy religiosos que hicieron de él
la persona profundamente islámica que luego fue, y que sentaron las
bases de su convencimiento sobre la necesidad y utilidad de la guerra
santa. En el año 1168, ya convertido en un hombre, acompañó a su
tío en la expedición que fue a Cairo para defender Egipto de los
cristianos.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Aquella expedición fue una
respuesta solidaria musulmana a la petición de ayuda del califa
fatimí. Pero, sin embargo, como ya he tenido ocasión de comentaros,
en realidad los shííes temían tanto la dominación suní como la
cristiana. Por eso mismo, le prometieron a Nuredín territorios
equivalentes aproximadamente a un cuarto de su reino a cambio de que
se marchasen, una vez ahuyentados los cristianos, por donde habían
venido. El califa al-Adid, sin embargo, concibió la idea de
traicionar a Shawar, que era quien detentaba el poder real, y
conspiró para ello con Saladino quien, aprovechando una
peregrinación conjunta, se llevó por delante al hombre de poder en
Egipto, siempre aduciendo su condición de sirviente del califa
bagdadí.
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al-Adid le dio a Shirkuh el
título de Rey Victorioso y lo nombró su visir. Lo hizo inmensamente
rico y lo puso al frente de lo que hoy llamaríamos una dictadura
militar. Sin embargo, Adid murió inesperadamente y,
a su muerte, fue Saladino quien lo sustituyó. Poco tiempo después,
Saladino incluso se quitó de en medio la presencia de un visir,
puesto que su tío también murió. A partir de ahí, inició una
política continuada de des-shiización de Egipto.</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Las cosas, sin embargo, no
fueron fáciles. Una parte de los mamelucos egipcios estaba
totalmente en contra de esta política de un monarca que consideraban
extranjero (no olvidemos, en este sentido, que Saladino y su tío eran kurdos) y
conspiraban con los cristianos de Jerusalén para dar un golpe de
Estado. En agosto de 1169, considerando que su califa, todavía vivo,
estaba prisionero de los suníes, los conocidos como Los Negros, esto
es, los miembros de la guardia califal, casi todos hombres de Sudán
y Nubia y, por lo tanto, de raza negra, se lanzaron contra la
capital. Saladino, que se dio cuenta de que no contaba con ninguna
tropa tan fanática como aquélla, diseñó un plan para prender
fuego del campamento donde Los Negros tenían a sus familias. Cuando
los combatientes supieron de la noticia, perdieron la moral y se
disolvieron y fueron salvajemente perseguidos por las tropas suníes.
La otra guardia califal, formada por armenios, tampoco pudo
intervenir porque Saladino hizo condenar las puertas de su cuartel,
que fue quemado con ellos dentro.</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Esto ocurrió tiempo antes de la muerte del califa formal de Egipto. En Cairo comenzó a
llamarse a la oración por Hasán al-Mustadi ibn Yusuf al-Mustanyid,
el califa de Bagdad, lo cual era un insulto en un Estado formalmente
fatimí; pero nadie osó quejarse.
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Nuredín nunca consideró a
Saladino algo más que emir de Egipto; esto es, le daba el
tratamiento de un generalísimo que había sido puesto al frente de
un ejército con el <i>imperium </i><span style="font-style: normal;">necesario
para ganar la nación para su espada; pero en modo alguno debía
pensar que tenía la </span><i>auctoritas </i><span style="font-style: normal;">como
para considerarse él mismo un gobernante como tal. La tensión entre
ambos llegó a ser tan grande que, incluso, en 1171 Saladino acabó
por renunciar a una expedición contra los cristianos, que comenzaba
con muy buena pinta, porque para entonces ya abrigaba el temor de
pasarse de frenada y hacer que su jefe fuese demasiado poderoso. A
eso siguió un periodo de intercambio de cartas bastante subidas de
tono político entre ambos, sobre todo por parte de Nuredín, quien
primero amenazó y, finalmente, decidió pasar a la acción e iniciar
una expedición sobre Egipto, tierra que ya no consideraba suya y en
la que creía que debía derrotar a su otrora fiel general.</span></span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">Saladino convocó a todo su clan para saber qué hacer. Su propio padre,
Ayyub, quien siempre había mostrado una lealtad total a sus jefes,
habló para tratar de convencerlo de que no podía rebelarse contra
Nuredín; tan claro se lo dejó que llegó a decirle que si el atabeg
le ordenaba algún día cortar la cabeza de su hijo, lo haría sin
dudar. “Egipto es suyo”, le dijo, “tú sólo eres su
lugarteniente”. Sin embargo, parece que el padre no estaba más que
fingiendo delante de terceros. En la soledad de dos, le aconsejó a
su hijo que pareciese como la persona más fiel del mundo, pero que
mirase por sus propios intereses. Funcionó. Cuando Nuredín recibió
los mensajes de total pleitesía por parte de su emir, el atabeg,
quien probablemente tampoco estaba del todo convencido de que su
expedición fuese a ser un paseo precisamente, volvió grupas y
decidió no invadir Egipto. Quedó, pues, al frente de la nación
Saladino, quien en ese momento era más proclive a encontrar algún
tipo de pacto con el reino cristiano de Jerusalén que a seguir
alimentando la burbuja nuredínica. </span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">Nuredín
habría de morirse deshojando siempre la margarita de si le convenía
o no aplicar el 155 egipcio y hacer una expedición contra dicho reino; pero el caso es que terminó
por morirse sin ordenarla. Y, cuando murió, era lógico que Saladino
albergase la ambición de que hacerse con las principales perlas de
la corona del muerto. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">La
principal de aquellas joyas era, sin duda, Damasco, ciudad que se
había consolidado como la capital del imperio zengid. La ciudad era
gobernada por un príncipe niño de once años, lo que le dio a
Saladino la disculpa perfecta para exigir que se le otorgase el
estatus de protector de aquel débil niño. La muerte de Nuredín,
por otra parte, cambió radicalmente el panorama de las posibles
alianzas en la zona. Saladino, quien hasta entonces se había
relacionado con buenas palabras con los franj, pasó a ser su peor
enemigo; esto es así porque quería dominar el reino de Damasco, el
cual, como en el pasado, consideraba que la mejor forma de conservar
su independencia era llevarse bien con Jerusalén. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">La
cosa, en todo caso, estaba complicada. Saif ed-Din Ghazi ibn Mawdud,
sobrino de Nuredín y atabeg de Mosul en el momento en que la roscó,
tomó ventaja inmediata de aquella circunstancia invadiendo una parte
muy importante de la Siria septentrional y haciéndola suya. Además,
el gobernador de Alepo, un tal Ibn el-Daya, había concebido sus
propias aspiraciones de convertirse en regente de Damasco en nombre
de as-Salih Ismail al-Malik, el joven hijo de Nuredín que no podía
gobernar por sí solo. En este intento, sin embargo, el-Daya tenía
frente de sí al gobernador de Damasco, Shams Aladín Mohamed ibn
a-Muqaddam. Inicialmente, la pelea para convertirse en los guardianes
del joven hijo de Nuredín fueron los de Alepo los que la ganasen, lo que hizo que los
damascenos se volviesen hacia Saladino quien, como ya hemos visto,
tenía sus propias ambiciones.</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">Saladino
avanzó sobre Alepo, donde estaba as-Salih. Cuando los hombres de la
ciudad vieron aparecer aquel ejército, llamaron en su ayuda a los
cruzados. El joven rey supo galvanizar a los habitantes de la ciudad;
pero fueron finalmente las noticias del acercamiento del ejército
cruzado lo que le aconsejó a Saladino levantar el campo. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">De
hecho, las gentes de Alepo, reforzadas con tropas de Mosul, donde
gobernaba el primo de Salih, fueron a por Saladino, intentando
echarlo de Siria. Sin embargo, el kurdo obtuvo una importante
victoria estratégica en Qurum Hama el 23 de abril de 1175. Tras
dicha victoria, Saladino se proclamó a sí mismo rey de Damasco, lo
que lo colocó en abierta hostilidad y rebeldía frente al hijo de
Nuredín, es decir, frente a la herencia del que había sido su jefe.
En lo que respecta a Alepo, ya toda esperanza que le quedaba de poder
mantener su independencia como reino propio residía en que los
cruzados francos fuesen capaces de defenderla. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">Sin
embargo, como bien sabemos ya, la situación en Jerusalén no era
como para tirar cohetes precisamente. A la muerte de Amalrico, el
poder efectivo en la ciudad había recaído sobre los hombros de
quien había sido su senescal, Miles de Plancy. Miles era,
probablemente, un hombre bastante consciente del tiempo que le había
tocado vivir y en el que le había tocado tener esas
responsabilidades. Eran tiempos de no cometer errores, porque la mera
existencia del reino cristiano de Jerusalén estaba en peligro. Así
las cosas, comenzó a gobernar la ciudad con mano de hierro; pero eso
mismo fue un problema para las altas casas nobles que formaban la
Corte hierosolimitana, quienes no es que considerasen que Miles fuese
un igual, sino que, en realidad, lo consideraban un </span><i>parvenu
</i><span style="font-style: normal;">sin raíces en la curiosa
dinastía de hombres y mujeres mitad sirios, mitad europeos, que
había terminado por crearse. Como lo consideraban un extranjero,
pues, muchos barones eran muy poco proclives a recibir órdenes de
él. Este enfrentamiento, en lo que a los habitantes de Jerusalén se
refiere, cayó claramente del lado de los barones. Miles fue un
hombre crecientemente impopular; tanto que, una noche, cuando
caminaba por la ciudad, una patota de sicarios lo rodeó, le hizo un
Julio César y lo pasó al Grupo Mixto. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">Muerto
Miles, quedó abierto el tema de la regencia del rey leproso. Un
candidato que tenía muchos mimbres dinásticos para ello era
Raimondo III, el conde de Trípoli. Era primo del rey fallecido, al ser
hijo de Hodierna de Jerusalén; y era el primero de los barones de
los reinos latinos de Asia Menor pues, no lo olvidemos, para entonces
Bohemondo III, príncipe de Antioquía, era súbdito de
Constantinopla. Y luego estaba el lenguaje de la realidad: el reino de
Jerusalén necesitaba la solidaridad de Trípoli.</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">En
el año 1174, Raimondo III tenía 34 palos, y llevaba dos en libertad
desde que había salido de las mazmorras de Alepo. Por lo demás, se
había casado con la viuda del heredero de Tiberias y Galilea (Eschiva de Bures), lo
cual, de hecho, lo convertía ya en el señor de algunas de las
tierras más fértiles y estratégicamente importantes del propio
reino de Jerusalén. Así las cosas, pronto fue nombrado regente y,
como regente, trató de conducir una política de, como diría Han
Solo, vuelo indiferente. Su objetivo era que Saladino no ganase
momento en Siria; pero eso trataba de conseguirlo sin tener que
implicarse en movidas bélicas. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">Fruto
de esta política es la tregua firmada por Raimondo y Saladino en
mayo del 1175; tregua en la que incluso el regente franco logró
arrancar la devolución de todos los prisioneros cristianos. Aquello
comenzó una etapa en la que el regente de Jerusalén, y su
condestable Humphrey de Toron, trataron de jugar al gato y al ratón
con Saladino, combinando emboscadas y otros enfrentamientos con
treguas e intercambio de presentes y prisioneros.</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">En
estos tiempos, además, el reino cristiano habría de llevarse una
sorpresa bastante inesperada. Sobreponiéndose de una forma que nos
es difícil de imaginar a su condición física, el rey Balduino, a
sus catorce años, se reveló como todo un soldado y un comandante
muy capaz. En buena medida, ésta era una de las consecuencias de la
educación que había recibido el joven rey o, más bien, la
principal influencia en su vida. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">Ésta
había sido la de su madre, Agnes o Inés de Courtenay. Inés había
sido repudiada por Amalrico, así pues nunca fue considerada reina
madre puesto que, recordad el acojonante arabesco teológico urdido
por los sacerdotes hierosolimitanos </span><i>a cambio de la adecuada
cantidad de pasta</i><span style="font-style: normal;">, el matrimonio
entre los reyes había sido declarado nulo, pero eso no había
deslegitimado al resultado de dicha unión no-unión. Aquel detalle,
que verdaderamente fue una imposición infumable, hizo de Inés,
quien por otra parte ya venía de fábrica bastante egoísta, una
persona a la que sólo le importaba su propio bien, y que no se
sentía en necesidad de ser fiel a nadie. Recordaréis que la casaron
con Hugo de Ibelin, quien murió pronto, y se casó una vez más, con
Reinaldo de Sidón; pero a este último marido lo abandonó sin
problema pues, para entonces, Inés se había convertido en un pendón
desorejado y quería hacer uso y abuso de su empoderamiento. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">Pero
ya os he dicho que la chavala venía de serie bastante dura de
carácter. Siendo una niña había sido testigo de la desgracia de su
padre, Joscelin II de Edesa. Su primer marido, Balduino de Marash,
había sido asesinado en Fons Murez en el año 1149, en la misma
acción en la que había sido muerto Reinaldo de Poitiers. Su padre
fue cegado y encarcelado, por lo que su madre tuvo que vender el
solar familiar. Su hermano, por último, había caído prisionero de
los musulmanes el mismo año que en Jerusalén se montó la movida
con los curas cuyo resultado más importante, desde el punto de vista
de Inés, fue cegarle el acceso a la regencia que le correspondía.
Con la muerte de Amalrico, Inés renació de sus cenizas porque ya
nadie le pudo negar el acceso a sus hijos; y porque, más que probablemente, estaba hasta el coño de todo, por decirlo de una forma elegante. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">Esta
situación convertía la Corte hierosolimitana en una pelea de gatas.
La única rival de importancia de Inés era la viuda del rey
Amalrico, María Commena. María había decidido no tomar parte en la
gobernación del reino y se retiró a sus estados de Nablús. Pero
tenía una hija, Isabela, todavía una niña. Esta Isabela tenía sus
derechos dinásticos siquiera teóricos, ya que María podía
reclamarlos argumentando lo que ya os he dicho: que si el matrimonio
de Amalrico e Inés era ilegítimo, entonces sus hijos también lo
eran. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">Inés
decidió tratar de resolver este problema convenciendo a Balduino IV,
su hijo, de que casase a su hermana Sibila lo antes posible. En el
año 1176, Balduino consiguió que visitase Palestina un noble
italiano, barón, hijo de Guillermo III, marqués de Montferrat. Este
joven Guillermo, normalmente conocido Guillermo Espada Larga, tenía
vinculaciones de sangre tanto con la casa real francesa como con la
imperial.</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">Guillermo
Espada Larga (ojo con confundirse, que en aquellos siglos a casi todo
barón demasiado alto le ponían ese nombre y, para más inri,
Guillermo era el nombre más común) era un buen combatiente pero, al
parecer, tenía poca paciencia. A finales de 1176, se casó con la
joven Sibila; pero aquel matrimonio no arregló nada pues, ocho meses
después, se lo llevó la malaria. Eso sí, la espada larga le sirvió
de algo, porque dejó a Sibila embarazada. Un contradiós. Si de los
bajos de Sibila salía un queco con pene (que, por cierto, fue lo que
pasó), sus esperanzas de volver a casar serían mucho menores, pues
ese niño sería el heredero del reino, y ya ningún barón tendría,
a la hora de desposarla, el acicate de ser él mismo gobernante.</span></p><br /><p></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-65768180581430720082024-03-11T08:21:00.000+01:002024-03-11T08:21:20.524+01:00Cruzadas (31): El rey leproso<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas27.html">Antioquía (casi) perdida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas28.html">Reinaldo el cachoburro</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas29.html">Bailando con griegos</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas30.html">Amalrico en Egipto</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas31.html">El rey leproso</a></span><br /><span>La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br /><span>Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br /><span>La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br /><span>Hattin</span><br /><span>La caída de Jerusalén</span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Amalrico
había dejado claro que no iba a aprovechar situaciones moralmente
criticables para hacerse con un territorio. Pero eso no quiere decir
que hubiese abandonado el proyecto de hacerse con Egipto. Ahora que
ejercía un protectorado </span></span><span><i>de
facto </i></span><span><span style="font-style: normal;">sobre
el territorio, había llegado el momento de llevar a cabo su gran
idea, que era crear una alianza cristiana que le diese la vuelta a la
tortilla en la nación. Para eso, llegó a una alianza con Manuel
Commeno.<span></span></span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
1167, el mismo año de su aventura egipcia, Amalrico decidió actuar
como su hermano y ligarse a la familia imperial de Constantinopla.
Concretamente, se casó con María Commena, sobrina-nieta del
emperador, pues era hija del sobrino de Manuel, Juan Commeno. La
persona que llevó las negociaciones de la alianza que habría de
seguir al casamiento fue el entonces archidiácono de Nazaret y Tiro,
futuro arzobispo de Tiro, Guillermo, que es una de las principales
fuentes contemporáneas que tenemos de todos aquellos sucesos. Se
acordó que en el año 1169, los griegos enviarían a sus tropas por
mar para unirse en Egipto a los francos.</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Las
cosas comenzaron a torcerse pronto. Amalrico había dejado a una
serie de caballeros en Egipto con la misión de auditar la
recaudación de las 100.000 piezas de oro que eran el impuesto que
Shawar había de pagar. Estos protectores, por así decirlo, se
comportaron como ávidos recaudadores, actuando en ocasiones incluso
con violencia. Como quiera que a la gente normal no le gusta pagar
impuestos que considera injustos y que hace mil años todavía no se
habían inventado los medios de comunicación socialdemócratas, todo
eso provocó que el personal se soliviantase, rebelándose contra su
gobernador musulmán y sus extraños amigos cristianos. Por otra
parte el visir Shawar, que tenía algunas noticias de la que estaba
montando Amalrico, comenzó a negociar bajo cuerda con Nuredín,
buscando no tanto que se bajase hasta Egipto como que le hiciese
alguna <i>splendid little war</i> a los franj y, con eso, los tuviese
entretenidos. Los barones francos, por otra parte, querían que
Amalrico comenzase la campaña en solitario, en 1168, sin esperar a
los bizantinos, porque estaban convencidos de que, si el emperador
formaba parte de la batalla, gran parte de lo que se ganase sería
para él. Amalrico no estaba nada convencido, pero finalmente tuvo
que dar su brazo a torcer ante la fuerza con que le presionaban los
caballeros, muy particularmente los hospitalarios.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
campaña de 1168 se produjo finalmente y, tal y como había imaginado
Amalrico, fue un perfecto fracaso. Los francos no tenían tropas
suficientes como para enfrentar aquella campaña y, además, teniendo
en cuenta el ambiente previo, que ya os he descrito, aquel ataque
inopinado y que careció la capacidad de ser letal en poco tiempo no
hizo sino animar la nostalgia de Nuredín en los corazones de muchos
egipcios.</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Los
cruzados, por lo demás, parecen no haber entendido que nunca hay dos
batallas iguales. En pasadas campañas habían entrado en Egipto como
por su casa. Pero aquella vez, la resistencia fue feroz; tan feroz
que, en algunos casos, les movió a ellos a desempeñarse con una
crueldad extrema, lo cual no hizo sino empeorar las cosas.
Finalmente, los francos llegaron a las afueras de El Cairo,
realizaron una amenazadora demanda, totalmente formal, de un tributo
de un millón de dinares, y se tuvieron que marchar. Shawar hizo una
llamada formal a Nuredín, quien le mandó a Shirkuh. Viendo llegar
al kurdo, Amalrico no esperó por el milloncito que, de todas formas,
nadie iba a pagarle, y tiró para Palestina. En enero del 1169,
Shirkuh entró en El Cairo en loor de multitud y se convirtió en el
visir </span></span><span><i>de facto
</i></span><span><span style="font-style: normal;">de
Egipto. Unos días después, Saladino y un grupo de parciales mataron
a Shawar. Dos meses después, murió Shirkuh.</span></span></span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Para
los francos, que Shirkuh primero y su sobrino Saladino después se
estableciesen en Egipto, por mucho que lo hiciesen como visires de un
califa fatimí, era la peor noticia. Suponía el fin del hiato
musulmán entre suníes y shiíes; suponía que todos estaban juntos
ahora en la labor de echar a los cristianos al mar. Abú Mohamed
Abdalá ibn Yusuf, que reinó con el nombre al-Adid li-Din Allah,
califa fatimí, moriría en 1170, poco tiempo después de la llegada
de Shirkuh. El sunismo tenía abiertas las puertas de reino.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con
la unificación sunita, el sultán Nuredín pasaba a tener un poder
musulmán total en Oriente Medio; poder que se hizo todavía más
claro en 1170 cuando, a la muerte de su hermano Qutb Aladín Mawdud,
recibió la gobernación de Mosul.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Ante
estos movimientos, lógicamente la preocupación en los reinos
francos subió enormemente de tono. Amalrico envió mensajes y
heraldos a cascoporro a Europa suplicando ayuda, pero los resultados
de estas gestiones fueron modestos. Por otra parte, recordad que
estaba pactado en el 1169 las tropas bizantinas aparecerían en el
teatro egipcio. Lo hicieron, pero fue una expedición poco
fructífera. En primer lugar, el emperador Commeno todavía estaba
encabronado por la expedición que los cruzados habían hecho el año
anterior sin esperarle; y, en lo tocante a los barones latinos,
siempre estuvieron más pendientes de que los griegos no llegasen
demasiado lejos en sus victorias que de vencer a los musulmanes. Así
las cosas, sumando una galerna que destruyó buena parte de la flota
bizantina, aquella campaña prácticamente se consumió en un largo
asedio, sin resultados, de la ciudad de Damietta. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
problema era más de fondo. El reino de Jerusalén ya no era esa
potencia que podía pensar en expandirse hacia el sur. Ahora era una
nación atrapada que era atacada por el sur por Saladino y por el
norte por Nuredín. En esas circunstancias, la única salida parecía
ser superar todos los prutitos que siempre habían tenido los
cruzados respecto de Constantinopla, y aceptar la vinculación (léase
vasallaje) de los territorios cristianos respecto de Bizancio. Así
pues, en el 1171 los ciudadanos de Constantinopla pudieron ver por
sus calles a Amalrico de Jerusalén cabalgando orgulloso rodeado de
su escolta. El rey de Jerusalén visitó al emperador, y concluyó
con él un tratado que venía a reconocer, de forma muy alambicada,
la soberanía constantinopolitana sobre la capital de la cristiandad.
</span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los
dos gobernantes cristianos tenían en la cabeza el mismo tema:
Egipto. No todo lo consideraban perdido allí. Ciertamente, los
acontecimientos habían supuesto el derrumbe de la monarquía fatimí
y, consecuentemente, el barrido del shiismo del poder en la nación;
pero eso era algo que las capas de la sociedad egipcia que eran
fieles a la figura de Alí no aceptaban tan fácilmente. Sin embargo,
ambos tuvieron la mala suerte de que la Historia había colocado al
frente de Egipto a un hombre muy capaz, Saladino, que pronto se
mostró muy eficaz a la hora de descubrir y reprimir conspiraciones
contra su persona. En realidad, la única baza que le quedaba a los
cristianos era que Saladino adquiriese tanto poder que acabase, de
alguna manera, enfrentado a Nuredín.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Como
puede verse, la situación era muy difícil para los latinos. Y
todavía se puso peor. Balduino, el hijo primogénito de Amalrico,
enfermó siendo un niño de una dolencia que los físicos no supieron
siquiera identificar inicialmente. Cuando alcanzó los diez años, el
diagnóstico se hizo firme: el heredero del reino de Jerusalén
padecía lepra. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
rey Amalrico murió el 11 de julio del 1174, a los 39 años, a causa
de una disentería que adquirió durante un asedio. En los últimos
años, el rey había resistido todas las presiones para desheredar a
su hijo leproso, más que nada porque carecía de banquillo. Sibila,
la hermana de Balduino, todavía no tenía edad de casarse; y de su
segundo matrimonio con María Commena, Amalrico sólo había tenido
una niña, que obviamente era todavía más joven. </span>
</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
derecho dinástico hierosolimitano era bastante claro sobre los
leprosos: no podían ser reyes. Balduino tampoco podría casarse,
razón por la cual los esfuerzos de Amalrico, en los que fueron, sin
que él lo pudiese imaginar, los últimos años de su vida, fueron
buscar un buen marido para su hija Sibila. Sin embargo, pronto se
encontró con el problema de que los nobles europeos habían perdido
el interés por la aventura cruzada; mucha gente en los fríos
castillos del Loira y del Gaona consideraba que el reino de
Jerusalén era un proyecto acabado y, de hecho, apenas se sentían
solidarios con una nobleza local que, si bien del mismo origen que
ellos, había ido distinguiéndose mucho. En efecto, muchas décadas
de existencia en Siria, matrimonios con locales, todo eso, había
hecho de los cruzados de antaño una raza nueva, mitad sirios, mitad
europeos, que ya no se parecía a los hombres y mujeres de piel
lechosa que caminaban por las calles de Estrasburgo o de Toulouse.
Hubo una esperanza cuando Esteban de Blois, hijo de conde de
Champaña, se dejó caer, peregrinando, por Jerusalén, en 1171. Se
le ofreció casar a Sibila y ser, por lo tanto, cuñado de un
altamente irregular rey leproso, con categoría de condestable; y
dijo que ni de coña. Los meses que siguieron hasta la muerte de
Amalrico no hicieron sino empeorar las cosas, puesto que la lepra
siguió avanzando en el cuerpo de Balduino hasta el punto de hacerla
visible para cualquiera, cosa que hasta entonces, mal que bien, se
había podido disimular.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cuando
Amalrico murió, pues, su sueño egipcio había sido ya olvidado por
la presión del alfanje de Saladino; la Corte de Jerusalén estaba
formada por nobles que eran mayoritariamente contrarios al movimiento
hecho por su rey en el sentido de aceptar la soberanía bizantina
sobre la nación cristiana; y, para colmo, todos tenían que aceptar
un hecho: la entronización de un rey leproso, repelida en todos los
sistemas de Derecho de la época. La popularidad de Bizancio, por
otra parte, se había visto muy mellada después de que los
musulmanes venciesen a los griegos en Myriocephalum.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al
menos, una cosa sí que había pasado: Saladino, hombre muy
ambicioso, se había colocado en rebelión prácticamente abierta
contra Nuredín, con lo que el hiato musulmán cogía momento, con
los ismailíes esperando el suyo propio, alimentados en buena parte
por el reino de Jerusalén. Nuredín, por lo demás, murió algunas
semanas antes que Amalrico, el 15 de mayo de 1174, dejando sus reinos
a su hijo As-Saleh Ismail al-Malik, que tenía once años. Tratando
de aprovechar la relativa debilidad inherente a un rey niño,
Amalrico trató de atraer al nuevo atabeg de Damasco, Mosul y Alepo
ofreciendo la amistad de su reino contra Saladino. De hecho, Damasco
y Jerusalén acabaron por pactar una tregua, que fue criticada con la
palabras muy duras por Saladino, a quien su radical islamismo no
permitía entender que musulmanes y cristianos se pusieran de acuerdo
(aunque eso es la superficie, el discurso para los votantes y amigos
de Twitter; en realidad, lo que le jodió fue que se pusieran de
acuerdo contra él).</span></p>
<p align="LEFT" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Hasta
la llegada a nuestras vidas occidentales del imán Jomeini y el
terrorista Osama Bin Laden, Saladino es, sin ningún lugar a dudas,
el musulmán más famoso en el mundo occidental que no lo pisó o
pasó gran parte de su vida fuera de nuestro entorno. Mira que el
Islam ha tenido califas, y no digamos el Imperio turco sultanes de
gran poder e inteligencia; pero ninguno de ellos puede competir con
la imagen que logró consolidar entre nosotros, los del mundo
cristiano, este hombre que quintaesencia para muchos la crueldad
anticristiana. Lo cierto es que Saladino tuvo en su tiempo
valoraciones distintas de las que el mito ha hecho de él. La
principal prueba de su enorme popularidad y conocimiento en los
tiempos pretéritos es que Saladino aparece en esa obra que viene a
ser como una especie de compendio de todas las personas singulares en
la vida de la Humanidad cristiana hasta el momento en que fue
escrita. Me refiero a la </span></span><span><i>Divina
Comedia</i></span><span><span style="font-style: normal;">;
y no se olvide el detalle, poco compatible con el mito popular, de
que Dante, pudiendo enviar a Saladino, como buen infiel, a arder en
el Infierno, lo sitúa en una especie de sección creada en el
Paraíso para los que, no siendo cristianos, pueden considerarse
justos.</span></span></span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Saladino
era un hombre poderoso, un auténtico hombre de guerra que, además,
en el momento en que Nuredín y Amalrico se quitaron de en medio en
la Tierra, dejando uno a un niño de once años al frente del machito
y, el otro, a un heredero al que se le caía la carne a cachos, tenía
36 años; si la Parca lo respetaba, pues, todavía tenía carrete, y
lo sabía.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Saladino
se había ganado fama de pío y religioso, lo cual siempre es bueno
en un entorno como el musulmán, con diferentes interpretaciones del
Islam, siempre dispuestas a enfrentarse y guerrear entre ellas.
Además, tenía una desventaja que terminó siendo ventaja: era
kurdo. No ser turco ni árabe, en teoría, le suponía un hándicap
en un teatro como el Oriente Medio, donde todos los musulmanes
estaban acostumbrados a que el poder llegase de esos dos orígenes
raciales. Sin embargo, precisamente porque los emires selyúcidas
miraban con desconfianza a los visires y reyezuelos árabes que
todavía conservaban buena parte del poder inicial que habían
tenido, cuando todo el Islam era árabe; precisamente por eso, digo,
Saladino supo venderse como alguien capacitado para entenderse con
todos.</span></p>
<p align="LEFT" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Este
Rubalcaba islamita, pues, era hijo de un emir kurdo que no podía
decir que tuviese grandes credenciales nobles, pero había sido un
gran guerrero. El sultán de Persia había confiado en él para que
fuese gobernador de una pequeña ciudad de la provincia de Bagdad,
Tikrit. Al Malik al-Afdal Najm Aladín Ayyub ibn Shadhi ibn Marwan se
ganó la total confianza del sultán en 1132 cuando, derrotado éste
por el califa, en muy mala situación y de hecho abandonado por
alguno de sus generales, él prefirió permanecer a su lado.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-73980123286159252942024-03-08T08:20:00.000+01:002024-03-08T08:20:03.997+01:00Cruzadas (30): Amalrico en Egipto<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas27.html">Antioquía (casi) perdida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas28.html">Reinaldo el cachoburro</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas29.html">Bailando con griegos</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas30.html">Amalrico en Egipto</a></span><br /><span>El rey leproso</span><br /><span>La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br /><span>Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br /><span>La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br /><span>Hattin</span><br /><span>La caída de Jerusalén</span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p><br /></p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Todos
estos oropeles, en los que también participó Balduino (al fin y al
cabo, primo de la pretendiente), tenían como objetivo presentarle al
emperador un <i>fait accompli </i>ante el que no pudiese dar marcha
atrás. Manuel, sin embargo, tenía convicciones muy claras, y
anunció que había optado por pedir la mano de María. Los francos
se cabrearon tanto que Raimondo ordenó que los barcos engalanados
fuesen armados como buques de guerra, y con ellos la tomó con la
isla de Chipre. Melisenda de Trípoli, por su parte, nunca se
recuperó del disgusto. No cabe reprochárselo. Ser emperatriz de
Bizancio era, en sus tiempos, uno de los principales, sino el mayor,
de los braguetazos que se podía dar en la vida. Garantizaba una
existencia de lujo y de comepollismo en modo experto practicado por
absolutamente todo el mundo a tu alrededor; por no hablar de que
suponía que tus deseos pasaran a ser órdenes para una nación
entera. Melisenda era joven y probablemente habría podido casar con
nobles de alcurnia sin problema; pero cayó en la depresión, se
metió en un convento y moriría poco tiempo después, todavía muy
joven.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Claro
que difícilmente María de Antioquía habría de considerarse más
afortunada. Era hija de Constancia y Raimondo de Poitiers, pero tenía
dos hermanos y una hermana más todavía vivos, lo cual quiere decir
que tenía menos mimbres para heredar el principado que Froilán de
Borbón. Sin embargo, aunque los derechos dinásticos de María eran
pocos, para Manuel ya eran un hilo del que tirar. Manuel tenía tanta
prisa por casarse que su matrimonio se preparó a espaldas de
Balduino y con tal rapidez, dicen las crónicas, que Constancia no
tuvo tiempo de hacerse un vestido acorde. Se casaron en
Constantinopla, en diciembre del 1161. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los
historiadores griegos nos dicen que María era un pibón que te
cagas. Esto, sin embargo, bien puede ser pura propaganda. Lo que sí
parece claro, a la luz de los hechos, es que María, tan ilusionada
como estaba con ser la emperatriz, no sabía dónde se metía, y
mucho menos estaba preparada para navegar aquel ambiente de
mayordomos de varias capas, conspiradores continuados, mentirosos
compulsivos y aduladores constantes. Nunca, pues, entendió
adecuadamente aquella Corte, ni siquiera cuando tomó todo el poder a
la muerte de su marido.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Dos
meses después de la boda de Manuel y María, falleció Balduino III
de Jerusalén. Era el 10 de febrero del 1162 y la muerte tomó a
todos por sorpresa, pues el rey tenía apenas 32 años de edad. Los
consejeros de Nuredín le instaron a atacar a los francos ahora que
estaban débiles; pero el musulmán, un hombre piadosamente
religioso, impuso el respeto funerario.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
rey había muerto sin quecos. Teodora, su viuda, que apenas tenía 18
años y dado que aquella ciudad tan santa nunca le había gustado ni
un tantito, abandonó Jerusalén y se fue a vivir a Acre, ciudad que
había recibido en dote. De ahí regresaría cinco años después en
compañía de Andrónico Commeno, futuro emperador; pero ésa es otra
historia.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con
este panorama familiar, el heredero directo de Balduino era Amalrico o Amalarico,
su hermano menor. Amalrico tenía algunos, casi todos, los defectos
de un miembro de familia real que ha sido educado por personas que
nunca imaginaron que tendrían que tirar de él para continuar la
dinastía. Aparte de ser menos agraciado que su hermano, no le había
sido desarrollada ni su mano izquierda ni, en general, el sentimiento
diplomático de las cosas. Era orgulloso, faltón, de esas personas
que no saben no salirse con la suya y que siempre tienen que joder la
vida de alguien cada vez que dan una orden. Estaba casado con la hija
de Joscelin II de Courtenay y, en Jerusalén, se había rodeado de
una especie de semi-Corte, dentro de la Corte, formada por los
antiguos barones de Edesa que se habían quedado sin condado; un
poco, pues, como la camarilla flamenca que Carlos I se trajo a
Castilla cuando vino a tomar posesión del trono español.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Balduino
había acostumbrado a sus barones hierosolimitanos a estar muy
implicados en la gobernación del reino; Jerusalén era, en este
sentido, una nación feudalizada en todo el sentido del término.
Todos conocían a Amalrico y sabían bien que eso iba a cambiar
cuando fuese rey. Así las cosas, la Corte gardinga, por decirlo en
términos godos, decidió dejarle claro al <i>hereu </i>que para
quedarse con la finca, antes debía de pasar por un control de
calidad. Y, como primera providencia, le exigieron que repudiase a
Inés de Courtenay puesto que, le dijeron, no daba la talla de reina
de Jerusalén. A mí, particularmente, todo esto no me parece otra
cosa que un intento claro de evitar que Jerusalén fuese gobernada
por la antigua elite de los Lavadoras. De hecho, los barones de
Jerusalén no temían tanto a Inés como a su hermano, Joscelín III,
quien por lo visto era un Iván Redondo de la hueva.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Amalrico
no se lo pensó mucho. Entre defender a quienes habían sido sus
amigos hasta entonces y la corona, eligió la corona. Los sacerdotes
de la ciudad, <i>a cambio de la habitual pasta</i>, dictaminaron
encantados la anulación del matrimonio por consanguineidad; lo cual
fue un pucherazo de la pitri mitri, pues los cónyuges apenas eran
parientes (algunos de sus abuelos habían sido primos). Eso sí, en
otro salto mortal acojonante que de nuevo fue santificado por los
teólogos <i>a cambio de la adecuada cantidad de pasta</i>, los hijos
de aquel matrimonio anulado, es decir nunca producido, fueron
declarados legítimos; con ello, Balduino y Sibila se convirtieron en
los legítimos herederos del reino, y fueron, niños aún, arrancados
de los brazos de su madre, que ya no era su madre. A Balduino le
metieron en el <i>cursus honorum </i>en el que, en el momento de
escribir estas notas, está la princesa de Asturias, que si vete a
Gales a estudiar y luego a hacer la pista americana y tal; mientras
que Sibila, con una probabilidad mucho menor de heredar la corona,
fue enviada a vivir con Joveta, su tía abuela; ésa que, si
recordáis, fue presuntamente violada por los musulmanes, y que era
abadesa del convento de San Lázaro de Betania. A Inés, para que no
diese por culo, la casaron con Hugo de Ibelin, uno de los barones de
la Corte.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Amalrico era un tipo curioso. Resultaba temible en el campo de batalla; lo
cual es sorprendente, porque era un gordako de la leche; y las
crónicas nos vienen a sugerir que debía de ser algún problema
patológico por su parte, pues ni comía ni bebía en exceso.
Sorprendentemente para alguien que había crecido convencido de que
sería un segundón y había terminado siendo rey, enseguida destacó
por la modestia de su vida. Es, de hecho, pertenece a la estrechísima casta de gobernantes que hay en toda la Historia de la Humanidad, el 80% de
ellos jefes de tribu en el Neolítico, que se puede decir que
gastaron únicamente aquello que era estrictamente necesario; Amalrico, por decirlo en términos presentes, no tenía Koldos. Eso sí,
como le gustaba blandir la espada, no hizo sino intensificar
la estrategia de su hermano, consistente en presionar por el sur a los egipcios.
Su gran sueño, de hecho, era invadir Egipto. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Como
ya os he contado, la base de todas estas ilusiones era el estado de
hondo decaimiento en el que se encontraba la monarquía fatimí en
Egipto. Tras el asesinato de al-Hafiz y la toma de poder por Shawar
con el título de visir del califa niño, la cosa no se tranquilizó.
Shawar fue finalmente destronado por uno de sus lugartenientes,
llamado Dirgham. Shawar, huido, se refugió en la Corte de Nuredín,
al que trató de convencer para que avanzase sobre Egipto para
reponerle. Nuredín, que vio el cielo abierto con la invitación,
envió a un ejército al mando de uno de sus mejores generales, sino
el mejor, Asad ad-Din Shirkuh bin Shadi, normalmente conocido como
Shirkuh o Serko. Shirkuh, en efecto, colocó en el poder de nuevo a Shawar casi sin
bajarse del jeep. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Dirgham,
viéndose vencido por Nuredín, decidió buscar apoyo en el enemigo
de éste, y por eso se dirigió a Amalrico. El cruzado movió un
ejército hacia el sur; pero para cuando llegó a Egipto, se encontró
con que su aliado había sido ya depuesto. Shawar lo recibió con
buenas palabras; para entonces, empezaba a no tener claro que Nuredín
lo fuese a conservar en el puesto. Así pues, concluyó un tratado de
alianza con Amalrico.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Era
1163, y Amalrico venía, precisamente, de vencer a las huestes de
Nuredín en Buqaia, sobre todo gracias a que su ejército se vio
momentáneamente reforzado por dos barones europeos que estaban de
peregrinación en Jerusalén: Hugo VIII de Lusignan y Godofredo
Martel, hermano del conde de Angulema. Asimismo, el gobernador
bizantino de Cilicia, Constantino Coloman, también había ayudado.
De hecho, la pericia y bravura mostrada por los griegos en el campo
de batalla le dejó bastante claro a Amalrico que no tenía mucho de
que preocuparse al norte de su reino, así pues se podía centrar en
el sur.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Las
tropas de Amalrico y de Shirkuh estaban ambas en las afueras de El
Cairo, una enfrente de la otra, pero sin lanzar batalla. El 10 de
agosto del 1164, sin embargo, Nuredin infligió una derrota muy
severa a los cruzados en Harenc, al norte; así pues, Amalrico
comenzó a pensar en levantar campo y marcharse de allí. La derrota
de Harenc tuvo un importante valor moral para ambas partes, puesto
que en la defensa de aquel casillo se habían unido francos, griegos y
hasta armenios, y aun así Nuredín los había vencido. El príncipe
de Antioquía y el conde de Trípoli habían estado también
presentes. Los musulmanes hicieron una celada pretendiendo retirarse
para ser perseguidos; una celada en la que el único que no cayó fue
Thoros el armenio, bastante más listo que sus conmilitones. Pero en
la que sí que cayeron Constantino Coloman, Bohemondo III, Raimondo
III y Joscelin III, que fueron todos ellos llevados prisioneros a
Alepo, donde recordaréis que ya había sido hospedado Reinaldo el
ladrón de cabras. De esta manera, la convicción de Amalrico de que
no tenía nada que temer por las luchas al norte de sus dominios se
disolvió. La Siria septentrional no tenía, literalmente, defensas
cristianas.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Por
una razón estratégica, Nuredín no tuvo nunca la intención de
explotar su ventaja en Antioquía. No marchó sobre la capital y, de
hecho, Bohemondo III fue de los primeros en salir del maco, un año
después de su cautiverio. Esa razón era que, con su política de
alianzas, Antioquía se había convertido en un principado no
dependiente de Jerusalén, sino de Constantinopla. Nuredín, por lo
tanto, era consciente de que si presionaba sobre aquel territorio, lo
que provocaría sería que los bizantinos cruzasen el Bósforo; y eso
era lo último que quería. A quien le reprochó su blandura, Nuredín
contestó: “prefiero que sea mi vecino Bohemondo que no el
emperador”. Claramente, el musulmán temía que los cruzados, si
veían Antioquía perdida, se la ofreciesen regalada a los Commeno.
Bohemondo, por lo demás, no olvidemos que era cuñado del emperador.
Una vez liberado, pagó visita a Constantinopla y, de regreso a casa,
se llevó un patriarca griego que fue entronizado como patriarca de
la ciudad. Para los griegos, que en Antioquía volviese a mandar la
Iglesia ortodoxa equivalía a recuperar el principado para sí.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
cuando a Raimondo III de Trípoli y Joscelin III de Courtenay, tanto
ellos como sus caballeros sobrevivientes permanecieron años presos.
El tema era especialmente jodido para Joscelin, puesto que su padre
había muerto en aquella misma prisión. En cuanto a Raimondo,
después de la expedición que hizo a Chipre para vengar el gesto del
emperador de no casarse con su hermana Melisenda, en Constantinopla
no estaban por la labor de poner ni un duro para rescatarlo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Una
vez que las cosas se calmaron un poco en el norte, Amalrico puso
grupas hacia el sur una vez más. Para el rey de Jerusalén, el reino
egipcio, que seguía siendo un lugar débil y carcomido por las
hostilidades internas, era una perita en dulce. Tiempo atrás le
había escrito una carta a Luis VII de Francia, describiéndole las
cuitas del reino fatimí, demostrándole pues que podía caer con
mucha facilidad, y llamándolo a enviar barcos y tropas para ello. Le
ofreció al rey de Francia ser, también, rey de Egipto y del valle
del Nilo; Luis, sin embargo, estaba literalmente hasta los huevos de
los francos sirios de los cojones que no hacían más que pedir y
pedir (porque los carros llenos de oro de Oriente que algún día se
pudo imaginar que llegarían a Europa, la verdad, nunca llegaron).</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Visto
que su primera opción no funcionaba, Amalrico decidió jugar una
carta más cercana:: el emperador. Pero, al mismo tiempo, Amalrico
negociaba con Shawar y con Shirkuh. El general de Nuredín trataba de
conseguir que Shawar se apuntase a la guerra santa y, por lo tanto,
se decidiese por una alianza musulmana; pero Shawar, quien como
sabemos temía a los turcos incluso cuando traían regalos, prefería
jugar sus cartas. No hay que olvidar que los turcos, y
consiguientemente Nuredín, eran sunitas. La escisión fatimí es una
escisión shií, y esto quiere decir que muchos musulmanes egipcios
contemplaban la dominación de su país por Nuredín como mucha,
muchísima peor noticia que la dominación por parte de los franj. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Por
otra parte, desde 1157 Nuredín había caído enfermo y eso lo tenía
bastante limitado, por lo que se apoyaba claramente en Shirkuh, que
cada vez era menos un general y más un gobernante. Cuando francos y
fatimíes alcanzaron su pacto de asistencia, Shirkuh invadió Egipto.
Derrotó a Amalrico en Babain, al sur de El Cairo y en las riberas
del Nilo, y luego remontó el río hasta tomar Alejandría. Amalrico
y algunas tropas egipcias se fueron a por él y asediaron la ciudad,
que quedó bajo la defensa del sobrino de Shirkuh, al-Nasir Salah
ad-Din Yusuf ibn Ayyub, de quien volveremos a hablar aunque, para
mejorar la comprensión, utilizaremos el nombre por el que más lo
conocemos, es decir, Saladino. Saladino fue vencido y Shirkuh
abandonó Egipto.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Obviamente,
Saladino era entonces un joven teniente con un gran celo religioso
sunita. Cuando Alejandría se rindió, sin embargo, corrió serio
peligro de ser atacado por los habitantes de la ciudad, por lo que se
refugió en el campamento de sus propios enemigos los cruzados,
quienes lo trataron con total deferencia.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Los
generales y barones cruzados comenzaron a comerle la oreja a Amalrico
con que, ahora que el general kurdo se había marchado del teatro de
la guerra, procedía romper la alianza con Shawar y quedarse con
Egipto por la fuerza de la espada. En un ejemplo de la líquida moral
que siempre ha caracterizado a la Iglesia católica, opustólica y
romántica, Guillermo de Tiro nos cuenta en su crónica que los
obispos que marchaban con el rey de Jerusalén trataron de vencer su
prurito moral diciéndole que “dejase que tomasen ellos la
decisión, que ya se harían perdonar por el Papa”. Pues el
Francisquito, de toda la vida, ha perdonado todo lo perdonable <i>si
hay pasta de por medio</i>. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Amalrico,
sin embargo, demostró estar muy por encima de sus consejeros
espirituales. Negoció con Shawar una moderna pleitesía, es decir:
un impuesto. El musulmán quedó en pagarle 100.000 piezas de oro,
con lo que Egipto pasó a ser, por la vía de los hechos, vasallo del
reino de Jerusalén. El cual, por supuesto, dijo que recaudaba toda aquella pasta para los pobres y toda esa mierda. Los que recaudan impuestos,
veramente, no han girado el disco en mil años.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-83036497110648537032024-03-07T08:34:00.000+01:002024-03-07T08:34:38.743+01:00Cruzadas (29): Bailando con griegos<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas27.html">Antioquía (casi) perdida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas28.html">Reinaldo el cachoburro</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas29.html">Bailando con griegos</a></span><br /><span>Amalrico en Egipto</span><br /><span>El rey leproso</span><br /><span>La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br /><span>Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br /><span>La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br /><span>Hattin</span><br /><span>La caída de Jerusalén</span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Tras
tomar Damasco, Nuredín sólo estaba esperando tener una disculpa
para llamar a la guerra contra los cruzados. Y Balduino, un tanto
inocentemente, se la proveyó. En el bosque de Banyas, dentro del
territorio cruzado, había abundancia de agua y de pastos y, desde
los tiempos en los que entre francos y búridas damascenos había muy
bien rollo, los pastores turcomanos de la zona se habían
acostumbrado a utilizarlo para llevar allí a sus enormes rebaños.
Balduino había dado expreso permiso para ello pero, según los
cronistas, llegó un momento en el que, entre que sus amigos de
Damasco habían sido vencidos y que él estaba lleno de deudas, en
febrero del 1157 cayó sobre los rebaños, los robó y mató a los
pastores turcomanos.<span></span></span></span></p><a name='more'></a><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span> </span>
</span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Nuredín
dirigió a sus tropas hacia la zona de Banyas, obtuvo varias
victorias sobre los cruzados y, además, encendió las voluntades con
su retórica de guerra santa. En junio de 1157 el ejército del reino
de Jerusalén fue vencido sin paliativos en Banyas. Buena parte de
los caballeros cruzados fue hecha prisionera, y Balduino, de hecho,
se salvó por un cortacabeza.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
ese momento, la Siria cruzada se limitaba a una serie de territorios
costeros, de unos 60 kilómetros tierra adentro a la altura de
Antioquía y Trípoli, y más o menos el doble en el caso de
Palestina. Todo eso había que intentar mantenerlo con la esperanza
prácticamente inexistente de que llegasen refuerzos de Europa. Esto
dejaba a los cruzados de Jerusalén ante sólo dos opciones de
alianza, y ambas muy difíciles: los cristianos ortodoxos de
Bizancio, o los musulmanes fatimíes de Egipto.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
segundo de estos posibles amigos mostraba, sin embargo, poca
capacidad de ayudar a nadie; en realidad, era incapaz hasta de
ayudarse a sí mismo. El califa Abú Mansur Ismail ibn al-Hafiz había
sido asesinado en 1154, tras lo cual llegó un periodo de diez años
de gobierno de los visires en nombre de los príncipes, que eran
niños. Un periodo muy convulso, con tres visires seguidos que
perdieron la vida, hasta que Shawar ibn Mujir al-Sadi logró
estabilizar algo las cosas (unos pocos años, pues murió asesinado
en 1169). Los cruzados, por razones obvias, tenían simpatías por
los ismailitas por el enfrentamiento que sostenían con los sunitas;
pero de El Cairo no llegaron demasiadas ganas de escuchar aquellos
cantos de sirena. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
lo que toca a los bizantinos, tras la cruzada de Juan Commeno la
confianza entre éstos y los cruzados había quedado seriamente
dañada. Raimondo de Poitiers había practicado con ellos una
política de palo y zanahoria, pero con más de lo primero que lo
segundo. Fue a Constantinopla, se declaró vasallo del Imperio, y
presentó sus respetos en la tumba de Juan Commeno; pero ahí quedó
todo, porque se negó a una alianza más estrecha con los griegos.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Las
cosas, sin embargo, habían cambiado para Reinaldo de Châtillon,
porque era prácticamente incapaz de garantizar la seguridad de su
principado. Así las cosas, la primera guerra que libró Reinaldo fue
contra los armenios de Cilicia; una guerra que hizo tan sólo en
beneficio de Bizancio, pues Antioquía no tenía mierda que ganar
allí. El rey Thoros II, hijo de León I, le había ganado a los
bizantinos buena parte de los territorios que controlaban, y el
emperador había convocado a la guerra a Reinaldo, como consecuencia
de su vasallaje que, como hemos visto, había sido adverado por su
antecesor. Reinaldo, sin embargo, acabaría cambiando de bando y
aliándose con Thoros contra los griegos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Reinaldo,
de hecho, llegó a un acuerdo con los armenios para convertirse ambos
en una unidad de destino en lo universal; y en la primavera del año
1156 organizó una expedición a una de las perlas del Imperio
constantinopolitano: Chipre. Los cruzado-armenios desembarcaron en la
isla y pillaron a los bizantinos con las bragas bajadas. Era
gobernador de Chipre Juan Commeno, sobrino de Manuel Commeno el
emperador. Y el general de las tropas griegas era Miguel Brannas.
Lucharon con ganas, pero fueron vencidos y apresados ambos. Reinaldo
organizó un saqueo sistemático de la isla, del que no se salvaron
ni las iglesias. Mató y mutiló frailes y curas, violó a las
mujeres, y ejecutó a todos los hombres que se resistieron. Reinaldo
regresó a Antioquía con un auténtico tesoro. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
saqueo de Chipre tuvo la virtud de poner de acuerdo en algo al
emperador de Bizancio y al rey de Jerusalén. Ambos tenían muy claro
que Reinaldo se había pasado, más que tres pueblos, una isla
entera. Balduino se aplicó a convencer a Manuel Commeno de que él
no había tenido nada que ver con el tema y puede que lo consiguiera.
Pero lo que desde luego quedó como consecuencia permanente de todo
aquello es que se dio cuenta del enorme error que había cometido
permitiendo el matrimonio de su prima con aquel cachobestiajo que no
le era fiel a nadie ni a nada, sino sólo a la pasta. Nunca pudo ya
Balduino volver a soñar en darle una sola orden a Reinaldo, y que la
cumpliese. Reinaldo, por lo demás, ahora era incluso más rico que
él. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Reinaldo,
en efecto, a pesar de ser en teoría un gobernante de Antioquía en
nombre del reino de Jerusalén, se convirtió en un sátrapa
independiente. Esto se vio claro en octubre de 1157, cuando tres
ejércitos combinados: el de Balduino, el de Reinaldo y el de Thierry
de Alsacia, conde de Flandes, avanzaron sobre Shaizar, la capital
munquidita. Esta expedición se había montado con la idea de que la
ciudad y el reino árabe quedase, una vez dominado, en manos de
Thierry, un poderoso noble europeo que había aparecido en Siria con
un pequeño ejército procedente de Europa, y a quien le querían
buscar un ducado a su gusto. En el último momento, cuando ya no
quedaba nada para tomar la ciudad, Reinaldo dijo que sólo aceptaría
la entrega al flamenco si éste le rendía pleitesía. Thierry, en
plena lógica de la nobleza europea, contestó que él sólo era
vasallo de reyes. Recordó además que quien estaba reclamando
vasallaje era un matao que en Europa no sería ni socio del Canoe, y
que él era un noble de rancia estirpe. Así las cosas, ante los
asombrados ojos de los munquiditas, los cruzados, que ya lo tenían
hecho, se fueron sin tomar la ciudad. Que fue, apenas unos días
después, de Nuredín. A partir de ese momento, Balduino y Thierry
procuraron luchar solos, sin la ayuda de Reinaldo; y fue así, por
ejemplo, como vencieron a un ejército de Nuredín en Din al Butaiha,
un año después de lo de Shaizar.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Por
su parte, Manuel Commeno, una vez que pudo considerar que había
vencido a los pechenegos o patnizakos en el Danubio, decidió volver
a fijarse en el teatro sirio, donde tenía algún que otro agravio
que vengar. En ese momento, Balduino III estaba intentando, en la
medida de lo posible, conseguir unas buenas relaciones con
Constantinopla; consciente, como os he dicho, de que la debilidad de
Egipto hacía que, en realidad, Bizancio fuese su única </span></span><span><i>trump
card</i></span><span><span style="font-style: normal;">.
Thierry de Alsacia, una vez que su proyecto de conseguir un condado
en Siria había capotado, terminó su pequeña cruzada, por así
decirlo, y se volvió a las frías Ardenas; Balduino no podía
esperar que muchos más como él apareciesen por el horizonte.
Balduino era todavía joven, 27 años, y estaba soltero; aquí había
un valor añadido. Así que solicitó la mano de una princesa de la
saga commena.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Los
condestables Humphrey de Toron y Guillermo de Barres llevaron la
negociación. Al emperador Manuel Commeno la idea, así, de salida,
no le hizo ni medio pandán; pero lo fueron convenciendo poco a poco.
Prudente, sin embargo, Manuel no escogió una princesa de primera
fila, sino una de sus sobrinas, Teodora, hija de su hermano Isaac. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Teodora
tenía entonces 13 años, y las crónicas nos dicen que era más alta
de lo que suelen ser las mujeres a su edad; da la impresión de que
estas referencias están escondiendo, por pudor, el hecho de que
Teodora, en realidad, tendría muy desarrolladas otras cosas además
de la distancia de talón a cuero cabelludo. Balduino cayó rendido
de amor (o tal vez de otra cosa que sólo se le parece) en cuanto la
conoció; y a los hierosolimitanos, la princesita les cayó en
gracia. Lo que sabemos, más o menos, es que, hasta su matrimonio,
Balduino había sido un picaflor de la hostia; pero que, tras
desposar a Teodora, ya sólo desenvainó el sable para ella. Los
hechos, sin embargo, abonan la tesis de que a Teodora, crecida en un
entorno verdaderamente muy especial como el serrallo bizantino, aquel
Jerusalén franco no debió de parecerle demasiado hospitalario.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Tras
el matrimonio, Manuel Commeno marchó sobre Cilicia. Ahora el rey de
Jerusalén era su sobrino político, así pues no tenía que temer
que se volviese contra él o se mostrase tibio. En Cilicia, el rey
Thoros y su familia se marcharon cagando hostias, conscientes de que
el </span></span><span><i>basileus </i></span><span><span style="font-style: normal;">les
tenía ganas. Luego avanzó sobre Antioquía. Claramente, buscaba
vengar a sus súbditos chipriotas. </span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Reinaldo
de Châtillon era, en términos generales, como casi todos los
</span></span><span><i>bulliers</i></span><span><span style="font-style: normal;">.
Echado para alante, chulo en las formas, ambicioso y tocahuevos;
pero, en el fondo, un cobarde. Cuando vio el enorme ejército griego
que se le venía encima, echó cuentas y se dio cuenta de que no
había gambas en el mar para pagar a todos los mercenarios que
hubiese necesitado. Así las cosas, como el membrillo que era, tomó
su caballo y puso grupas hacia Mamistra, donde el Commeno tenía su
campamento, para pedirle perdón.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Un
tanto trabajado por sus obispos, el emperador accedió finalmente a
perdonar a Reinaldo. El antioquiano le hizo mil promesas que, por
supuesto, no cumplió.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Otro
que estuvo en Mamistra fue Balduino, ahora pariente del emperador. El
rey de Jerusalén, por pura necesidad estratégica, se había
convertido en el gran defensor del diálogo en Siria. Sabía que la
vida le iba en que el ruido de sables no se hiciese ensordecedor y,
por ello, logró llevar a Manuel nada menos que a su reconciliación
con Thoros II quien, por lo tanto, tras rendir el oportuno vasallaje,
fue confirmado como rey de Cilicia.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La
idea de Balduino, claramente, era despejar el horizonte de enemigos
en el ámbito cristiano, para así poder arrancarle a los griegos la
promesa de una nueva cruzada contra Nuredín. Verdaderamente,
bizantinos, francos y armenios tenían la capacidad de montar un
ejército imponente. Sin embargo, los Commenos ya habían atravesado
ese puente en el pasado, y no tenían buenos recuerdos de la
travesía. Manuel Commeno, en lugar de lanzar la guerra, prefirió
inicial negociaciones con Nuredín, sobre todo una vez que los
cristianos avanzaron sobre Alepo, y finalmente pactó con él el
levantamiento del asedio de la ciudad a cambio de que Nuredín
soltase a todos sus prisioneros cristianos. Entre los liberados se
encontraba Bertrand, el hijo de Alfonso-Jordan de Toulouse; o el gran
maestre del Temple, Bertrand de Blancfort. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Las
negociaciones entre Bizancio, al fin y al cabo la potencia cristiana
menos expuesta en ese momento a la amenaza de los musulmanes, y los
islamitas, sorprendió muy desagradablemente a los francos. Pero el
tema tenía plena lógica. Los constantinopolitanos habían vivido
suficiente de la <i>real politik </i>que practicaban los francos,
quienes les habían dejado a los pies de los caballos ya demasiadas
veces, como para fiarse de ellos. Para los estrategas del Imperio, un
reino zengid poderoso, capaz de tener a los francos permanentemente
despiertos y alerta, era justo lo que necesitaban para poder dormir
ellos tranquilos en sus serrallos. Y lo cierto es que le funcionó.
Al año siguiente de haber terminado las hostilidades mediante la
negociación, Bizancio infligió una severa derrota al sultán de
Rum, Izzadín Kilij Arslan bin Masud, es decir, Kilij Arslan II, y le
obligó a rendirle vasallaje. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>A
pesar de que la liberación de prisioneros cristianos de Nuredín fue
masiva, más de 6.000 tenía en sus presidios, para los francos ello
no supuso un gran refuerzo. La mayoría de los prisioneros eran los
restos del ejército de Conrado el alemán, y lo que más les
apetecía era volver a casa. Así las cosas, los cruzados tuvieron
que combatir a los turcos en solitario. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al
año siguiente de todos estos pactos, Nuredín capturó vivo a
Reinaldo de Antioquía, quien, a parecer, se había visto implicado
en un tema de robo de ganado. Lo llevó cargado de cadenas y lo metió
en la prisión en Alepo. El rey de Jerusalén, que fue prontamente
informado de las novedades, no movió ni una ceja para conseguir la
liberación de su camarada. No sólo él; es que la propia Constancia
se quedó quieta y, en los tiempos por venir, dio toda la sensación
de estar encantada de ser la única gobernadora de Antioquía. De
hecho, llamó de nuevo a la ciudad a Aimerico de Limoges y le
restituyó el patriarcado. A Reinaldo lo echaba tan poca gente de
menos que estuvo preso 16 años.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
ese momento, Bohemondo III, el heredero del principado de Antioquía,
tenía ya 16 años; una edad relativamente respetuosa. Además,
Constancia tenía toda una Corte de barones para que la asistiesen.
Pero, aún así, prefirió ejercer el poder personal, sin apoyarse en
prácticamente nadie. La Corte antioquiana buscó la complicidad de
Balduino para contraprogramar a la regente, mientras que ésta trató
de reequilibrar las cosas acercándose a Constantinopla. Sin embargo,
se pasó de frenada, ofreciendo la entrega de la ciudad al Imperio.
Esto hizo que Bohemondo, que al fin y al cabo era quien se quedaba
sin finca, se apoyase en los barones de la Corte, además del siempre
culebrero Aimerico, para echarla y colocar el principado formalmente
bajo el mando del patriarca. Así que a Constancia le dieron una
renta vitalicia y la mandaron a tomar por culo. Murió tres años
después.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
esos tiempos, el emperador Manuel Commeno se había quedado viudo.
Esto le abría la posibilidad de perfeccionar el gesto que había
comenzado casando a Balduino con una sobrina suya, así que se
dirigió al rey de Jerusalén invitándole a que le aconsejara sobre
la mejor noble franca que él podría desposar.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Balduino
tenía dos grandes candidatas en las que pensar: Melisenda, la
hermana del conde de Trípoli; y María, la hermana mayor del
príncipe de Antioquía. Manuel, quien consideraba que Antioquía le
debía pertenecer un día u otro, prefería claramente a la segunda.
Pero Balduino, quizás precisamente por eso, le ofreció a la
primera. Raimondo III de Trípoli estuvo tan contento con la idea de
que su sister fuese a ser emperatriz que se gastó lo que no tenía
para lubricar el compromiso. Financió de su bolsillo, doce barcos
engalanados y llenos de riqueza para transportar a su hermana a
Constantinopla. </span>
</p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-10120510668346273852024-03-06T08:32:00.000+01:002024-03-06T08:32:22.696+01:00Cruzadas (28): Reinaldo el cachoburro<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas27.html">Antioquía (casi) perdida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas28.html">Reinaldo el cachoburro</a></span><br /><span>Bailando con griegos</span><br /><span>Amalrico en Egipto</span><br /><span>El rey leproso</span><br /><span>La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br /><span>Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br /><span>La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br /><span>Hattin</span><br /><span>La caída de Jerusalén</span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p><br /></p><p> </p><p><br /></p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La
viuda del desgraciado Joscelin se llamaba Beatriz y, como le pasaba a
muchas mujeres de noble casta en la época, ya había quedado viuda
antes, en este caso del señor del castillo de Sahiyun y sus
alrededores, hoy más conocido como el castillo de Saladino.
Consciente de que para ella se había acabado todo lo que se daba,
vendió las pocas posesiones territoriales que todavía controlaba,
es decir Turbesel y alrededores, a los bizantinos. El propio Balduino
III de Jerusalén, consciente de que no tenía medios de defender lo
que quedaba del condado de Edesa, le aconsejó aceptar la oferta de
los griegos. Beatriz cogió a sus tres hijos y se fue a vivir a
Jerusalén.<span></span></span></span></p><a name='more'></a><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span> </span>
</span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Balduino
se desplazó con tropas a Turbesel para poner en orden todo aquello.
Allí se encontró con muchos armenios e incluso sirios que,
recordando los viejos tiempos de dominio constantinopolitano, le
pidieron poder emigrar a territorio franco antes que quedarse allí.
A pesar de que el camino estaba infestado de bandas de turcos y
turcomanos, el rey de Jerusalén consiguió llevar aquella columna a
su destino. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Si
lo que temían los habitantes de Edesa era el yugo griego, se podían
haber ahorrado tanto riesgo. Al año siguiente, Nuredín se hizo con
todos los territorios formalmente vendidos a Constantinopla. Con
ello, pasó a controlar casi todo el condado, con la excepción de
algunos territorios al norte que se habían quedado los artúquidas. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Todos
estos éxitos de los turcos levantaron muchas suspicacias, además de
un baño de realidad, en Jerusalén. Los barones francos que
gobernaban allí se daban cada vez más cuenta de que el objetivo en
el que un día creyeron: limitarse al terreno hierosolimitano y
defenderlo, era una misión imposible; que todos ellos estaban
perdiendo momento en Oriente Medio. Por otra parte, la mayoría de
los barones culparon a la regente y su churri el condestable de la
serie interminable de desgracias que habían ocurrido en los nueve
años que el reino llevaba sin Fulco. En 1152, además, Balduino
tenía ya 22 años, y a aquellos hombres les costaba entender que
todavía permitiese el gobierno de su madre. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Balduino
III tenía un respeto muy grande por su madre; pero, como casi todo
el resto de las personas que mandaban algo en el reino de Jerusalén,
odiaba al condestable Manases de Hierges, un hombre altivo y retador
que, según las crónicas, trataba a todo el mundo como la mierda.
Fue este rechazo, muy probablemente, el que le movió a dar los pasos
que dio. Formalmente, parece que se había pactado que la coronación
de Balduino sería también un acto de afirmación del poder de su
madre. Melisenda, efectivamente, sería coronada ella misma en el
mismo acto. Sin embargo Balduino, al final, procedió a ser coronado
en una ceremonia secreta e individual. Con ello, Balduino regateó
una especie de diarquía diseñada por Manases en la que él estaba
llamado a ser la parte más débil, ya que Melisenda se reservaba el
mando sobre Jerusalén, Nablús y sus tierras, es decir la crema del
reino; mientas que a Balduino se lo convertía en una especie de
reyezuelo de Acre y Tiro.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tras
haber sido coronado en solitario, Balduino, en una escena que seguro
fue tormentosa, se dirigió a su madre para conminarla a resignar
todo poder y pasarse al Grupo Mixto. Tenía toda la razón. En el momento más bajo del poder
cruzado en Oriente Medio, dividir el reino de Jerusalén en dos era
la peor idea que se podía concebir.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Como
quiera que el ticket Melisenda-Manases se colocó de canto y se
encastilló en la capital, Balduino y la práctica totalidad de los
barones locales marcharon con sus tropas hacia Jerusalén. Los
habitantes de la capital, que no tenían ninguna razón para pensar
de Manases mejor de lo que lo hacían los nobles, en cuanto les vieron
venir les abrieron las puertas de la ciudad y los vitorearon. Balduino,
como he dicho, tenía el apoyo de casi toda la nobleza local y su
propio condestable, Humphrey de Toron. Melisenda y Manases tenían el
apoyo del patriarca de la ciudad, Fulco de Angulema, y del clero,
pues, claro, veían que con la llegada de Balduino al poder
probablemente perderían </span></span><span><i>la
pasta</i></span><span><span style="font-style: normal;">.
Del lado de Melisenda también se puso el hermano menor de Balduino,
Amalrico, quien más tarde se casaría con Agnes, hija de Joscelin II
y viuda de Reinaldo de Marash. Las crónicas dicen que los de dentro
se resistieron como en una auténtica batalla pero, finalmente,
recibieron tantas leches que tuvieron que pedir tiempo muerto. La
orgullosa Melisenda tuvo que entregar el poder y retirarse a Nablús.
Manases fue expulsado del reino.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Como
le pasó a su abuelo y a su padre, Balduino, en el acto de ser rey de
Jerusalén, adquirió la condición de regente de los otros dos
grandes territorios francos de Siria que de alguna manera quedaban en
pie: Trípoli y Antioquía. Desde la muerte de Raimondo de Poitiers,
Antioquía había sido gobernada por su viuda Constanza y por el
patriarca Aimerico de Limoges. Trípoli, por su parte, estaba
gobernada por Raimondo II, el hijo de Pons; pero el mismo año que
Balduino fue coronado, quedó desgobernada.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Nunca
se ha sabido, y probablemente ya nunca se sabrá, cómo y de qué
murió Raimondo II de Trípoli. Sabemos que, cuando se produjo el
óbito, tanto Balduino como su madre Melisenda estaban en Trípoli,
tratando de hacer una gestión personal y política a la vez, ya que
Raimondo y Hodierna, su mujer y hermana de Melisenda, habían roto.
Al parecer, durante los trece años de matrimonio, Raimondo, que
combatía a los musulmanes, se había demostrado como un auténtico
moro, que tenía celos de absolutamente todo y todos y vivía
obsesionado con la idea de acabar teniendo por hijos legítimos a
bastardos. Tanto fue así que a la primera hija del matrimonio,
Melisenda, se negó a reconocerla. Por lo demás, condenó a Hodierna
a una vida más estática e incomunicada que la de las habitantes de
los serrallos. Melisenda trató de convencer a su cuñado de que
cambiase de actitud pero, cuando vio que era imposible, le propuso
llevarse a su hermana a Nablús, idea a la que el señor de Trípoli
no pudo objeciones. Así que Melisenda y Hodierna partieron de la
ciudad en compañía de Raimondo, que las escoltó unos kilómetros y
luego volvió grupas. Recién llegado a la ciudad, apenas estaba
cruzando las puertas, un ismailita lo asesinó.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Se
trata de un asesinato raro, raro, raro. La secta de los Asesinos
nunca había atacado antes a un cruzado. Los ismailitas no tenían
relación ni con Melisenda ni con Hodierna, por lo que, en tiempos
contemporáneos, nadie nunca sugirió que las dos hermanas pudieran
estar detrás de aquello. Quizás la tesis más plausible tiene que
ver con el hecho de que Raimondo, en el marco de su pelea con Bertrand de
Toulouse, había llamado en su ayuda a Nuredín; siendo el turco uno
de los peores enemigos de los ismailitas sobre la tierra. Tal vez
éstos, pues, se quisieron vengar de aquel movimiento, muy peligroso
para ellos.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Muerto
Raimondo II de Trípoli, dejaba tras de sí un hijo y una hija.
Balduino III, el hijo, sólo tenía doce años; razón por la cual el
marrón le cayó a Balduino III de Jerusalén. El rey
hierosolimitano, por lo tanto, adquirió el control, y también la
responsabilidad, de toda la Siria y Palestina cruzadas. Aquello era
algo que no dejaba de presentar oportunidades, ya que, conforme
pasaba el tiempo, más se deterioraba la situación en Egipto, donde
la Corte fatimí cada vez se parecía menos al león de color rosa y
le costa hacerse cargo de las cosas. Así pues, se presentaban
oportunidades de acrecer el reino por el sur. Pero, al mismo tiempo,
los turcos estaban cosiendo un poder musulmán muy fuerte en el norte
de Siria, un poder que ya se había apiolado Edesa y que amenazaba
seriamente Antioquía. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
esa situación, la única opción que le quedaba a los cristianos era
hacer piña, esto es, retomar los intentos, abandonados décadas
atrás, de generar un único poder en unión con los bizantinos. Esto, sin
embargo, presentaba sus problemas, pues Constantinopla había dejado
claro que no participaría en coalición cristiana alguna que no
aceptase sin ambages una Antioquía griega, con un patriarca griego.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
esas circunstancias, la decisión de Balduino fue tratar de centrarse
en la expansión por el sur, a expensas de los fatimíes; mientras
que Trípoli y Antioquía deberían buscarse la vida. El reino de
Jerusalén poseía el puerto de Ascalón, fundamental para garantizar
la seguridad de los cristianos en la Judea meridional; y sabían que
no tenían que temer una cruzada egipcia, pues la nación musulmana
al sur no estaba en condiciones de ponerla en marcha. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Balduino
estaba deseando dejar de tener responsabilidad sobre Antioquía, para
lo cual tenía prisa por casar a su prima Constancia con algún noble
cruzado que aceptase el reto de gobernar el principado. Constancia,
sin embargo, era otra historia. La habían casado siendo una niña
con un señor de mediana edad, y ahora era feliz siendo regente del
principado en nombre de su hijo Bohemondo y dejándole el día a día
de la gobernación al patriarca, Aimerico de Limoges quien, a causa
de la mucha <i>pasta </i>que conseguía con sus responsabilidades,
siempre estaba animando a la ilustre regente para que mandase a su no
menos ilustre primo a tomar por culo. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Así
las cosas, Constancia fue acumulando negativas. Dijo que no al
matrimonio con Yves de Nesle, conde de Soissons, que estaba en Tierra
Santa peregrinando; como rechazó a Walter de Saint-Omer, que era el
señor de Tiberias y Galilea; o el general Juan Roger, que era un
noble bizantino, pero de orígenes normandos, enviado por el
emperador Manuel a Antioquía. Ni siquiera sirvió de gran cosa la
jugada estratégica de Balduino de solicitarle tanto a Melisenda como
a Hodierna, madre y tía, que tratasen de convencerla.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Constancia
había decidido ser una mujer empoderada de las de hoy en día y,
consiguientemente, dejó claro que sólo se casaría con alguien que
la pusiese mirando para Cuenca con total solidaridad por su parte.
Cuando finalmente eligió a Reinaldo de Châtillon, fue un total
escándalo. Reinaldo era un don Nadie, un caballero de oscuros
orígenes y más bien pocos posibles, que estaba por la zona poco
menos que a ver si pillaba. Era el hijo sin dote de una familia
angevina de escasísimos méritos nobles. Era áspero y terco; pero a
Constancia le hacía tilín aquel malote. Anda que no hay tías, y tíos, que se han cagado la vida por tonterías como ésta. </span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Balduino
estaba tan obsesionado con casar a su prima que no se opuso a los
planes de boda; al fin y al cabo, aunque el tipo fuese un pringao, él
conseguía lo que quería, es decir, quitarse de en medio el marrón
antioquiano. A quien aquello no le gustó nada fue a Aimerico. El
patriarca estaba de puta madre manejando las mierdas del principado
por sí solo; y el hecho de que Constancia se casase no era buena
noticia para él. El patriarca no escondió en momento alguno su
repugnancia hacia el nuevo príncipe; la respuesta de Reinaldo fue
muy suya, pues hizo que sus soldados rodeasen el palacio patriarcal.
Luego cogió al patriarca, lo azotó hasta que sangró, lo expuso en una torre
a pleno sol totalmente embadurnado de miel para atraer a las moscas,
y después lo metió en prisión. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
rey Balduino, cuando fue informado de aquel comportamiento,
inmediatamente le exigió a Reinaldo la liberación de Aimerico.
Reinaldo obedeció; pero, no obstante, para el patriarca las cosas
estaban ya muy claras, así pues abandonó Antioquía y se fue a
vivir a Jerusalén.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>A
mediados del siglo XII, por lo tanto, podemos decir que en Siria
había dos poderes donde sólo cabía uno. Estaban los francos, que
poseían Palestina y la costa siria, además de los valles del Jordán
y del Orontes muy hacia el norte, casi hasta Cilicia. Mientras que el
monarca zengid Nuredín tenía también un reino independiente
sostenido por los turcos anatolios y también por los turcomanos
artúquidas, por no mencionar la unidad política que lo había
empezado todo: el reino de Mosul. Todos ellos no es que estuviesen a
disposición de Nuredín; pero éste, aprovechándose de que Zengi
había introducido ya en el tablero sirio la idea de la guerra santa,
sabía que podía llamarlos contando con la solidaridad de la fe,
pues todos eran sunitas. Entre medias de los franj y de los zengid,
estaba el reino de Damasco, en el pasado controlado por emires
selyúcidas, pero que había caído en manos de los sucesores del
atabeg Buri y que, por odio hacia Nuredín, practicaba una política
de cercanía a los cruzados. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Nuredín,
como ya hemo visto, había sido capaz de darle dos grandes mordiscos
al poder latino en Siria: todo el antiguo condado de Edesa y las
tierras al este del Orontes en el caso de Antioquía habían pasado
ya a ser suyas. Sin embargo, los francos no tenían sólo malas
noticias, ya que la comentaba debilidad creciente de la Corte fatimí
les estaba poniendo las cosas fáciles para expandirse hacia el sur.
El 19 de agosto del 1153, Balduino III había hecho suyo Ascalón.
Pero algunos meses después, el 25 de abril de 1154, Nuredín había
asestado otro gran golpe al hacerse con el control de Damasco.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Nuredin
le escribió al emir burida de Damasco, Mujir ad-Din abd al-Dawla Abu
Said ibn Jamal ad-Din Mohamed (y de las JONS), también conocido como
Mujir ed-Din Abaq, que era nieto de Toghtekin, para que aceptase su
ayuda en los intereses de la fe musulmana. Sin embargo, como ya hemos
dicho, lo búridas en realidad no necesitaban ser protegidos de unos
tipos, los cruzados, que eran más o menos sus aliados. Así pues,
recibieron la propuesta con calculada frialdad. Nuredin contestó con
una mezcla de orgullosa afirmación de su misión protectora de todo
musulmán de la tierra y de acusación a los gobernadores damascenos
en el sentido de oprimir a su pueblo (que él, por lo tanto, venía
obligado a proteger). Los búridas contestaron que si quería venir,
que viniese, que le iban a dar un par de hostias. Y Nuredín fue. </span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Nuredín gobernaría sobre sus tierras hasta 1174. En ese tiempo,
construyó un ejército como nunca los turcos lo habían tenido, y
consolidó la idea de la guerra santa contra los cristianos aunque,
como acabamos que ver, muchas de las veces fue, más bien, una
disculpa para imponerse sobre sus contrincantes musulmanes. La toma
de Damasco por Nuredín, por otra parte, convenció a los cruzados de
que una importante pieza de su tablero había caído, y se resignaron
a que su futuro estaba en pelear hacia el sur.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-42213782372731984802024-03-05T08:32:00.002+01:002024-03-05T08:32:19.434+01:00Cruzadas (27): Antioquía (casi) perdida<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas27.html">Antioquía (casi) perdida</a></span><br /><span>Reinaldo el cachoburro</span><br /><span>Bailando con griegos</span><br /><span>Amalrico en Egipto</span><br /><span>El rey leproso</span><br /><span>La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br /><span>Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br /><span>La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br /><span>Hattin</span><br /><span>La caída de Jerusalén</span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p><br /></p><p> </p><p><br /></p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>A
pesar de todos sus problemas, Luis VII estaba en condiciones de tomar
Alepo y dejar notablemente limitado el poder de Nuredín. Sin
embargo, no hubo tal. El rey francés acampó muy cerca de Antioquía,
la primera etapa del viaje a Jerusalén, pero ni mostró prisa ni
intención de hacer la guerra. Raimondo de Poitiers, sin embargo,
pensaba que aquella gente había llegado hasta las puertas de su casa
para protegerle a él; además, como ya os he dicho, eran parientes,
y él tenía de su lado a su sobrina, Eleanora, por quien el rey
bebía los vientos.<span></span></span></span></p><a name='more'></a><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span> </span>
</span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Se
ha dicho en estos últimos mil años muchas veces que si Raimondo y
su sobrina se pulieron mutuamente. Aunque el primero de ellos ya era
provecto, cincuenta años, era un hombre atractivo según todos los
testimonios; y de Eleanora se deja bien claro que era un crush en
toda regla, mientras que el rey Luis VII era más bien panzón y poco
agraciado. Hay que decir que también han sido muchos los exégetas
de aquellos hechos que han dudado, y mucho, de la posibilidad de esas
peligrosas relaciones. Yo, personalmente, me inclino más por los
segundos, pues Eleanora, para mí, no tenía nada de pendón
desorejado; lejos de ello, era una mujer fría y calculadora, que si
abría las piernas era siempre a cambio de la oportuna rentabilidad;
y, con seguridad, juzgó que amigarse con su tío sería una
operación demasiado peligrosa y de la que poco podía sacar. Pero lo
que sí está claro es que se acercó mucho al hombre, al comandante; el gobernador antioquiano quería avanzar sobre Alepo. Y eso despertó
los recelos del rey. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A
Luis VII, además, le pasaba otra cosa. Él era hombre de extrema
piedad y, por lo tanto, creía a pies juntillas en la formulación
teórica inicial de la cruzada, es decir, la justa guerra que buscaba
recuperar para la cristiandad, más que nada, la ciudad de Jerusalén.
Al llegar a Antioquía, se encontró una ciudad de lujo asiático,
nunca mejor dicho, hasta unos puntos que, en Europa, ni el más
poderoso de los reyes, o sea, él, podía soñar con exhibir. Así
pues, con los días, Luis y sus barones se fueron dando cuenta del
mojo: la cruzada no se había hecho por la grandeza de Dios, sino por
la grandeza de los coroneles que la dirigían. No se buscaba abrir
los lugares sagrados al mundo cristiano, sino construir suntuosos
palacios donde vivir como intelectuales de izquierda. Aquello, por
supuesto, no le podía gustar a un hombre que, pudiendo tener casi
cualquier placer de la vida, prefería invertir las horas
mortificándose en un reclinatorio.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Poco
a poco, pues, Raimondo se fue dando cuenta de que el rey francés
consideraba que su proyecto de tomar Alepo no era un proyecto de
cruzada, sino un proyecto de poder personal. Y se fue dando cuenta de
que tenía que montar la movida de otra manera. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La
idea de Raimondo fue la siguiente: Eleanora era reina de Francia
pero, vaya, el que era rey era su marido. Por ahí lo tenía crudo
para conseguir que ella movilizase a las tropas camembert. Pero
Eleanora era duquesa de Aquitania por propio derecho; ahí había el
germen de una división entre los esposos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Para
esto, sin embargo, hacía falta que el matrimonio entre Luis y
Eleanora quedase anulado por alguna razón y, consiguientemente, ella
adquiriese la posibilidad de vincular Aquitania a otro señorío.
Raimondo concluyó que la mejor opción para Eleanora, en ese caso,
sería casar con Enrique Plantagenet, el heredero de la corona de
Inglaterra. El padre de Enrique, Geoffrey, era hijo de Fulco de
Anjou; lo cual convertía a Enrique en sobrino de Balduino III, el
joven heredero del reino de Jerusalén.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Eleanora
estuvo totalmente de acuerdo con el plan de su tío; así pues, se
fue a ver al rey de Francia y le dijo no eres tú, soy yo, siempre
podemos ser amigos y el perro me lo quedo yo. La respuesta de Luis
VII fue decirle a su mujer que y una polla como una olla, cogerla,
salir de Antioquía esa misma noche camino de Jerusalén, y ordenar a
todos sus barones y tropas que lo siguiesen.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los
temas estaban sobaco de grillo. Pero se pondrían peor.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Alfonso-Jordan,
el conde de Toulouse, era hijo de Raimondo de Saint-Gilles, el
arquitecto del pequeño condado tripolitano. Había nacido en Tierra
Santa, pero había sido trasladado a Europa para reinar sobre
Toulouse. Estaba en la segunda cruzada acompañado de su mujer y dos
de sus hijos casi de turista, puesto que quería visitar el sitio
donde había nacido y, también la tumba de su recio padre. Este
peregrinaje, sin embargo, al conde Raimondo II no le gustaba una
mierda. El abuelo de Raimondo, Bertrand de Saint-Gilles, había
viajado a Palestina en su día para reclamar el condado de Trípoli,
por considerar que tenía derechos sobre él, procedentes de su antepasado
Guillermo-Jordan de Cerdeña. Alfonso-Jordan era el último hermano
(en realidad, medio hermano) de Bertrand, así pues podía renovar
dichos derechos y exigir con sus tropas el condado y quitárselo a su
sobrino-nieto.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Alfonso-Jordan
murió en Cesarea, camino de Jerusalén. Murió estando en posesión
de una salud envidiable, por lo que desde el primer momento se habló
de la posibilidad de un envenenamiento. La gente que venía con él,
inmediatamente, culpó al conde de Trípoli. Aunque también hubo
quien pensó en la maniobrera Melisenda, que podría haberlo hecho
para proteger a su hermana Hodierna, casada con Raimondo II.
El resultado fue que los provenzales, sintiéndose ofendidos por la
idea de que su señor podría haber sido el autor del envenenamiento,
rehusaron unirse a la expedición cruzada hacia Jerusalén,
debilitándola.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
mayor deseo de Luis VII, que era pisar los umbrales de Jerusalén, se
cumplió en medio de un ambiente más bien triste. Ciertamente, al
rey de Francia se le unió el emperador Conrado, en una coincidencia
realmente histórica para los cristianos de Jerusalén. Sin embargo,
el Luis que llegó a la capital de la cristiandad eran un hombre
deprimido por la extraña muerte del conde de Toulouse y que, en sus
etapas anteriores, había tenido suficiente como para darse cuenta de
que lo que él consideraba tenía que ser todos a una, una piña
cristiana, era en realidad un juego de tronos permanente en el que
cada uno miraba por su propio interés. En Jerusalén, además, había
todo un partido de cruzados radicales, por así llamarlos, que era
partidario de ir a la guerra total con los musulmanes para tomar
Damasco. La regente estaba mesmerizada por su amante Manases y ya
estando en Antioquía Luis había recibido la visita del patriarca de
Jerusalén, Fulco de Angulema, rogándole en su nombre que fuese a la
capital para engrosar las tropas. Esa llamada estaba muy relacionada
con el hecho de que no se veía al resto de reinos cristianos como
aliados, sino como contendientes.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El rey Fulco,
como sabemos, había alcanzado un pacto con Damasco. Sin embargo, el
condestable de Jerusalén, Manases, decidió romperlo cuando acudió
en ayuda del emir de Hauran, que se había rebelado contra el atabeg
damasceno. Esto supuso la guerra entre los dos reinos. Los cruzados,
comandados por el jovencísimo Balduino III, fueron a la batalla y
fueron claramente derrotados. Muid ed-Din Unur al-Atabeki, había
cabalgado con Toghtekin y, personalmente, era más partidario de
aliarse con los francos que con Nuredín. Por eso, el gesto de
asediar Damasco fue uno de los mayores errores políticos de aquella
época. De hecho, fue un error tan claro que ni Raimondo de Poitiers
ni el conde de Trípoli quisieron unirse.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
asedio comenzó el 24 de julio de 1148, y duró apenas cuatro días.
Es lo que tardaron los cruzados en darse cuenta de que habían sido
tan subnormales como para acampar en un área que no tenía agua. A
pesar de la construcción de artefactos y de cavar bastantes
trincheras, se dieron cuenta de que continuar era tontería. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
decisión fue fundamentalmente tomada por los barones sirios, es
decir, por los señores cruzados locales. Los cruzados de visita, es
decir los venidos de Europa, consideraron que habían sido engañados
por los primeros, que se habían dejado corromper por alguna oferta
musulmana por debajo de la mesa. Al parecer, lo que Unur hizo fue
mandarles un mensaje diciéndoles que Saif ed-Din, el hijo mayor de
Zengi y atabeg de Mosul, se acercaba hacia la ciudad siria; y les
dijo que, si conseguía tomarla bajo su poder, entonces la
supervivencia de los latinos en Oriente Medio sería imposible a la
larga. Unur, en efecto, había pedido ayuda a los dos hijos de Zengi;
pero, en realidad, los temía más que a los propios cristianos. En
consecuencia, los barones sirios decidieron retomar las buenas
relaciones con el reino musulmán de Damasco; pero eso es algo,
claro, que ni el rey de Francia ni el emperador entendieron, así que
ambos regresaron a Jerusalén más cabreados que dos monas.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
episodio de Damasco terminó por escribir el piedra algo que se venía
mascando desde el inicio de la segunda gran cruzada: el hecho, cada
vez más incontrovertible, de que los cruzados europeos y los que ya
se habían hecho más sirios que europeos, muchos de ellos incluso
nacidos allí, no se entendían. De hecho, para los europeos cada vez
estuvo más claro que lo suyo era una peregrinación, y que lo mejor
que podían hacer era marcharse. De hecho, de todos los barones
europeos que fueron en aquel viaje, sólo uno se quedó en Oriente
Medio. Se trata de Bertrand, el hijo de Alfonso-Jordan, conde de
Toulouse, como sabemos muerto en Cesarea. El joven señor feudal y su
hermana no tenían demasiadas ganas de pelear con los turcos, sino
que lo que querían era vengar a su padre. Así pues, fueron a la
guerra contra su primo, Raimondo II de Trípoli, quien llegó a estar
en una situación tan jodida que apeló a la ayuda de Nuredín y del
atabeg de Damasco. Los de Toulouse fueron derrotados, y Nuredín se
llevó presos a Bertrand y su hermana a Alepo, donde estuvieron doce
años.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Todos
aquellos dimes y diretes le dejaron bien claro a Nuredín que los
cruzados nunca llegarían a presentar un frente cristiano unido;
aunque lo cierto es que eso también era perfectamente predicable de
los musulmanes. Pero la gran novedad que presentaba el resultado de
la segunda gran cruzada era que casi todos los puentes con Europa
habían quedado destrozados. La mayoría de los barones que se
marcharon de Jerusalén para volver a sus casas en Europa lo hicieron
contándole a todo aquél que les escuchaba que el objetivo primero
de la cruzada había quedado prostituido, y que la nobleza latina
local era un grupo de maniobreros que iba completamente a lo suyo y a
los que la misión de la cruz les importaba una mierda. Así pues, ya
no llegarían más barcos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A
pesar de que ésta era una situación bien evidente, los que la
vivían, o más deberíamos decir los que la habían provocado, no
parecieron darse cuenta. Raimondo de Poitiers, desde su balcón
antioquiano, decidió lanzar una ofensiva contra Nuredín, a pesar de
que ni Joscelín II ni la regente se apuntaron. En ese momento,
Antioquía había firmado acuerdos con el turco; así pues, el de
Poitiers se podía haber ahorrado el movimiento pero, por alguna
razón, entendió que tenía que mover ficha.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
acción de Raimondo fue tan militarmente estúpida que en un
principio Nuredín pensó que le estaba preparando una celada, porque
no se podía creer que las tropas que se le oponían pudieran ser tan
magras. Cuando por fin se dio cuenta de que, efectivamente, era una
subnormalidad, atacó. En los alrededores de la Fuente de Murad, los
cruzados fueron completamente rodeados. Un aliado musulmán de
Raimondo le aconsejó la huida, pero éste decidió quedarse con su
tropa. En la batalla, efectivamente, luchó hasta el final. Los
musulmanes, que encontraron su cadáver entre una pila de caballeros
cruzados muertos, le cortaron la cabeza y se la llevaron a Nuredín.
También entregó la vida en aquella batalla Reinaldo de Marash,
señor de Kaisun, yerno de Joscelin II. Era el 29 de junio de 1149.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
estúpida ofensiva de Raimondo de Poitiers dejó de nuevo el
principado de Antioquía sin príncipe. Constancia, su viuda, asumió
la regencia en nombre de su joven hijo, Bohemondo III. Nuredín, por
su parte, penetró en el principado a sangre y fuego, y llegó hasta
las mismas murallas de la capital, aunque tuvo que marcharse cuando
supo que unas tropas del reino de Jerusalén se estaban acercando.
Sin embargo, logró controlar todas las tierras ribereñas del
Orontes, con lo que el principado de Antioquía quedó reducido a la
mitad de lo que había sido y, de esta manera, se convirtió en un
territorio fácilmente atacable desde Alepo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">De
todos los reyes y reyezuelos de la zona, ninguno recibió con mayor
alegría la noticia de la derrota y muerte de Raimondo de Poitiers
que Joscelin II, señor de Edesa; éste es el nivel, Maribel, de
solidaridad cristiana que se alcanzó en un periodo que, según los
licenciados en Historia e indocumentados en general, fue una guerra
santa. Joscelin estaba tan ciego en su animadversión hacia su vecino
cruzado que ni siquiera parece haberse dado cuenta de que la caída
de Antioquía no hacía sino hacer cada vez más difícil su propia
posición. Joscelin sólo controlaba ya tierras hacia Turbesel, lo
cual quiere decir que su condado se había convertido en un señoría
demasiado pequeño como para sobrevivir por sí mismo. Muy pronto se
habría de dar cuenta de que así estaba el tema pues, de hecho, tuvo
que rendir pleitesía y jurar fidelidad al sultán de Rum para así
poder mantener su momio.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Esto,
sin embargo, no lo libró de ser un caramelito a los ojos de otros
muchos. Fue atacado desde el norte por los turcomanos artúquidas y
desde el sudeste por Nuredín. En el norte perdió muchas batallas,
pero en el 1149 se las arregló para derrotar al atabeg de Alepo. En
mayo de 1150, sin embargo, fue apresado en una emboscada y llevado
preso a Alepo. Negándose a abjurar de su religión cristiana, se le
arrancaron los ojos y fue metido en prisión, donde murió nueve años
después. </span>
</p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-13187952192838039272024-03-04T08:35:00.002+01:002024-03-04T08:35:12.229+01:00Cruzadas (26): La pérdida de Edesa<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br /></a><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas26.html">La pérdida de Edesa</a></span><br /><span>Antioquía (casi) perdida</span><br /><span>Reinaldo el cachoburro</span><br /><span>Bailando con griegos</span><br /><span>Amalrico en Egipto</span><br /><span>El rey leproso</span><br /><span>La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br /><span>Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br /><span>La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br /><span>Hattin</span><br /><span>La caída de Jerusalén</span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span></p><p><br /></p><p><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Edesa,
la ciudad de las lavadoras hasta que llegaron los vascos de Mondragón, había sido cristiana durante 46 años,
bajo el mando de algunos de los principales nombres del proyecto
cruzado: Balduino de Boulogne, Balduino de Le Bourg, Joscelin de
Courtenay. Incluso antes de comenzar las cruzadas, los turcos sólo
podían decir que la habían tenido en su poder unos pocos años.
Ahora, sin embargo, era suya.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
tema, sin embargo, tenía su miga. Desde comienzos del siglo XII, los
habitantes de Edesa, o sea los cristianos que el condado traía de
serie, se habían convencido de que el mandato cruzado era una ful, y
habían tratado de sacudírselo. Con ese espíritu pragmático y
abierto que tenían entonces los pueblos, y que es lógicamente
incomprensible para quien quiere ver en las cruzadas un episodio de
buenos y malos irreconciliables, los edesos habían conspirado para
entregarle la ciudad a los turcos, pues consideraban que los
selyúcidas, a pesar de ponerle impuestos a los cristianos por serlo,
eran mejores señores que aquellos tipos europeos. Son embargo, los
joscelines, el de Courtenay y su hijo Joscelin II, habían conseguido
evitar ese problema y convencer, más o menos, a los habitantes
locales de someterse a su BOE.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Joscelin
II, sin embargo, no era como su padre ni de lejos. Le gustaba la buena
vida y, por eso, dejó la capital para empadronarse en Turbesel, un
lugar mucho más tranquilo y con mejor wifi para poner musicote en
las fiestas, que eran bastante frecuentes. Se convirtió en una
especie de Dinio cruzado y, como la noche le confundía, se olvidó
completamente de dotar a la ciudad de Edesa de las infraestructuras
necesarias para poder aspirar a ser un valladar inexpugnable. Así
las cosas, la defensa de la ciudad quedó en menos de los armenios,
que eran, y son, unos tipos muy fieros; pero que, militarmente, no se
podían comparar con un ejército cruzado bien pertrechado y mandado.
</span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Cuando
Joscelin se enteró de que los turcos estaban asediando a la ciudad,
lo primero que hizo fue escribirle a Melisenda para que le mandase
amiguitos, así como a su vecino Raimondo de Poitiers, a pesar de que
Joscelin y Raimondo con gusto se habrían arrancado los ojos con una
cucharilla de café el uno al otro. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Raimondo,
obviamente, estaba en mucha mejor posición que la Meli de ayudar a
JoJo; pero pasó del tema como de comer comida británica. Así las
cosas, Joscelin, falto de ayuda, decidió quedarse en Turbesel, no
fuese a ser que acercándose a Edesa se fuese a caer alguna hostia. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Cuando
los musulmanes consiguieron entrar en la ciudad, Zengi dio la orden
de que allí no quedasen ni los ceniceros. Todos los franj fueron
masacrados </span><span><i>ondespot</i></span><span style="font-style: normal;">. Incluido el patriarca latino Hugo. Asimismo,
también hicieron carne picada con muchos cristianos armenios; porque
éstos, la verdad, cada vez que hay un turco cerca, siempre reciben.
Así las cosas, el 26 de diciembre del 1144 marcó el </span></span><span><i>turning
point </i></span><span><span style="font-style: normal;">en
el que los musulmanes recuperaban la primera de las grandes ciudades
que los cruzados habían logrado dominar en Asia Menor.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Es
evidente que los barones francos no fueron, ni de lejos, conscientes
del tipo de marrón que suponía aquella victoria del tito Zengi. De
hecho, a Raimondo de Poitiers le costó bastante tiempo, y que se lo
explicasen despacito, hasta comprender el tipo de imbecilidad que había hecho. Muchas
veces, desde que había comenzado la aventura cruzada, ejércitos
francos cuyos lideres se llevaban como la mierda habían hecho piña.
Y la razón era evidente: el montaje cristiano en Asia Menor era una
fila de fichas de dominó y, evitando que cayese la primera, las
demás, por mucho que la odiasen, no hacían sino trabajar por su
propia seguridad. En cuanto Zengi dominó Edesa, puso los ojos en
Antioquía. Pero, para cuando Raimondo se dio cuenta del mojo, era ya
muy tarde.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Zengi,
sin embargo, hizo algo muy novedoso. Tras unas horas de matanza y
saqueo, ordenó a sus soldados que guardasen el alfanje y
devolviesen todo lo robado. Liberó a todos los prisioneros que
quedaban libres y le vino a decir a los habitantes cristianos que
pretendía tratarlos humanamente (ahora que los había diezmado
sensiblemente, claro). </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
cosa es que Zengi se había dado cuenta de una cosa. Se había dado
cuenta de que había sido un poco gilipollas tratando de reproducir
en Edesa la matanza que los cristianos habían hecho en Jerusalén.
Las cosas no eran así en esa zona. En Edesa lo que había era mucho
cristiano que estaba hasta los huevos de otros cristianos. Con esa
idea, más la evidencia de que el poder cruzado estaba en clara
decadencia, Zengi se dio cuenta de que podía aspirar a ganar
ciudades sin necesidad de disparar un solo tiro. Se le entregarían,
siempre y cuando se mostrase más guay que los dominadores franj. Por
eso, su obsesión fue lanzarle a los habitantes de Edesa el mensaje
claro de que con él podían esperar una vida próspera y libre.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Así
las cosas, Zengi permitió que el gobierno de Edesa siguiese siendo
cristiano, y que la plaza siguiese siendo una plaza cristiana.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
turco se las prometía muy felices. Con seguridad contaba con que
todo el condado cayese en sus manos sin más. Sin embargo, no pudo
realizar sus planes porque estalló una rebelión en Mosul. Después
de sofocarla, comenzó a pensar en invadir Damasco y asedió una
pequeña fortaleza llamada Qalat Jabar; pero allí fue asesinado, el
15 de septiembre del 1145. El tema, al parecer, fue una tontería.
Tras haber estado bebiendo vino antes de acostarse, Zengi se despertó
y vio a uno de sus eunucos, Yaruqtash, bebiéndose el vino sobrante
con unos pajes. Los abroncó y les anunció que serían castigados
por la mañana. El eunuco y los pajes, conscientes de que el turco no
se quedaba corto con los castigos, se lo apiolaron. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Así,
por ahorrarse un ERE, fue por lo que murió el hombre que, durante
quince años, había acojonado a los cruzados, y también a los
musulmanes de Siria. Los cruzados llegaron a temerlo y admirarlo
tanto que, incluso, alimentaron la idea de que era de orígenes
latinos, puesto que se suponía que su madre podría haber sido Ida,
la mangravina austríaca que había sido apresada por el padre de
Zengi y habría terminado en su harén. Todo ello, una <i>fake new</i> digna
de Newtral: el padre de Zengi había muerto siete años antes de la
batalla en la que había estado presente Ida y ésta, de haber
sobrevivido, habría con seguridad recuperado su libertad, teniendo
como tenía gente totalmente dispuesta a pagar por ella.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Como
solía pasar con los grandes caudillos selyúcidas, nada más morir
Zengi, su reino comenzó a disolverse. Su hijo mayor, Saif ed-Din (o
sea, Aladín o Aladino) Ghazi I se quedó con Mosul, aunque, la
verdad, dicho territorio se encontraba en el caos por la revuelta de
un príncipe selyúcida. El hermano menor, Nur ed-Din Mahmud, o sea
Nuredín Mahmud, heredó Alepo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Este
reparto de cosas convertía a Nuredín en el principal riesgo para
los cruzados, porque estaba más cerca y porque, además, era un
joven comandante con mucho empuje. Sin embargo, los temas no estaban
tan claros. Los armenios de Edesa, cuando se enteraron de que Zengi
había muerto, concluyeron que era el momento de su liberación.
Estos movimientos animaron a Joscelin II a intentar algo por su
cuenta; aunque de seguro que, cuando los armenios estaban pensando en
sacudirse el yugo musulmán, no estaban ni de coña pensando en
someterse al del cruzado. Aun así, cuando Joscelin se presentó ante las murallas de Edesa con sus caballeros, los armenios decidieron
abrirle las puertas de la ciudad, juzgando que peor estarían con los
turcos (el hecho de que pensasen eso a pesar de que los cruzados
nunca se habían portado bien con ellos y que Zengi, como ya sabemos,
trató de cortejarlos, es una buena prueba de lo muy mal que siempre
se lo han montado los turcos con los armenios). Joscelin tomó la
ciudad, mató a todos los musulmanes de la misma, y envió mensajes a
los otros reinos cruzados buscando solidaridad y apoyo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
reconquista de Edesa provocó mucha homilía de agradecimiento a
Dios, pero nulas expediciones de solidaridad. Ni Trípoli, ni
Antioquía, ni Jerusalén, enviaron un solo soldado para ayudar en la
defensa de una ciudad que, por lo demás, estaba bastante debilitada.
Cuando Nuredín avanzó sobre Edesa, Joscelin hubo de hacerse a la
idea de que lo mejor era largarse. Así que diseñó una especie de
gran evasión para toda la población cristiana de Edesa. Sin
embargo, Joscelin carecía de tropas para proteger aquel éxodo. Los
turcos fueron especialmente fieros en la batalla y tomaron la ciudad
por segunda vez; y no dejaron piedra sobre piedra.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Con
la segunda caída de Edesa, el proyecto latino en Asia Menor estaba
en unas condiciones especialmente comprometidas. Sin embargo, a pesar
de todo todavía quedaban en Europa brasas del proceso que, décadas
antes, había encendido los pechos de los europeos y les había
animado a realizar aquella expedición casi imposible. Muy en
particular, la nobleza franca o francesa se encontraba muy vinculada
a todo aquello, toda vez que, en muy poco tiempo, había entregado al
proyecto a dos de sus miembros señeros, como Fulco de Anjou y
Raimondo de Poitiers, hijo del duque de Aquitania. Así las cosas, en
1114, cuando llegó a Europa la noticia de la caída de Edesa, las
gentes no se quedaron tan tranquilas. Apenas unos meses después el
propio rey francés Luis VII estaba pensando en tomar la cruz y
marcharse a Tierra Santa. Luis VII era un hombre extremadamente
religioso que, además, consideraba que la realización del plan de
los señores feudales franceses en Asia Menor no era sino seguir los
pasos de Carlomagno, sólo que construyendo un imperio con distinto
territorio. Conrado III, el emperador germano, tenía ideas bastante
parecidas. Durante mucho tiempo, en diversos puntos de Europa se creyó en la llegada de un descendiente de Carlomagno que traería un largo periodo de paz y prosperidad, al estilo de la vieja <i>parousia </i>cristiana. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Estamos
hablando del inicio de lo que conocemos como segunda gran cruzada.</span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
ejército francés y el imperial salieron cada uno por su cuenta, y
en medio de un ambiente de abierta hostilidad entre ambos. Eran los
dos grandes gallos de Europa y, la verdad, no se soportaban. Pero
ambos compartieron una característica: la hostilidad de los
bizantinos. Manuel Commeno, el emperador, sentía la misma
repugnancia hacia aquellas gentes que había sentido su abuelo Alejo
por los primeros que habían aparecido por Constantinopla. Los
griegos, efectivamente, seguían temiendo en mayor medida a los
latinos que a los propios musulmanes, con los que, mal que bien,
habían aprendido a convivir. Aunque aquellos dos ejércitos eran más
pequeños que los de la primera cruzada, eran formaciones muy
importantes. Además, justo cuando Luis VII y Conrado III estaban
acercándose a las afueras de Constantinopla, Manuel Commeno acababa
de firmar la paz con los selyúcidas de Anatolia.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
obsesión de Manuel Commeno era que aquellos tipos cruzasen el
Bósforo cagando melodías; y una vez que lo hicieron, perdió
completamente el interés por ellos, consciente como era, por la
experiencia de su abuelo, de que aquellos tipos no le ayudarían en
lo más mínimo a recuperar el poder griego en la Asia helenística.
No hay que olvidar que Luis VII estaba en el teatro sirio acompañado
de su mujer, la terrible Eleanora de Aquitania, quien, asimismo, era
sobrina de Raimondo de Poitiers; aquella señora, y de consuno su
señoro, por los cojones iba a admitir la idea de que Antioquía
debía ser para Bizancio.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
segunda cruzada, por lo demás, no sobrepujaba a la primera en
tropas; pero sí en la cantidad y calidad de los grandes hombres del
<i>gotha </i>que participaban en ella. Con Conrado venía el obispo
Otto de Fresinga, medio hermano del propio emperador; asimismo,
estaba el sobrino de Conrado Federico de Suabia, a quien conocemos
mejor como Federico Barbarroja (apelativo que todavía no tenía
entonces). También estaba Enrique, duque de Austria, Welfo duque de
Bavaria, Hermann, mangrave de Baden, Enrique, obispo de Toul,
Esteban, obispo de Metz o Guillermo, marqués de Montferrat, Entre
<i>les bleues</i>, estaba el dispómano Enrique conde de Champaña;
Alfonso-Jordan, conde de Toulouse; Tierry, conde de Flandes; y
Roberto, conde de Dreux y hermano del rey.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Conrado
y el Bayern de Munich fueron los primeros en cruzar el Bósforo. En
Asia les estaba esperando el sultán de Rum, o sea el gobernador
selyúcida amigo de los Commeno, Rukn Aladín Masud o Rüknedin
Mesud, normalmente conocido como Masud I. El turco derrotó al
alemán, aprovechando sobre todo que los chucrut, acostumbrados como
estaban a la Selva Negra y esas milongas, lo pasaron bastante mal en
el desierto de Anatolia, sudando más que en <i>Supervivientes </i>y
cogiendo hasta el COVID tupamaro. La batalla fue el 26 de octubre del
1147, y Guillermo de Tiro nos dice que, según su estimación, en
ella Conrado perdió el 90% de su tropa, aunque es probable que
exagere. Muy probablemente, eso sí, en la batalla falleció toda la
infantería, todos los civiles peregrinos, y buena parte de los
caballeros. Así pues Conrado, ahora que su tropa no es que cupiese
en un taxi pero sí cabía en un par de barcos, volvió grupas hacia
Constantinopla y, una vez allí, se embarcó camino de Jerusalén. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Luis
VII tampoco lo tuvo fácil. Avanzó por zonas montañosas y
difíciles, donde los accidentes, las enfermedades, la sed y los
turcos le fueron diezmando los efectivos; pero, al fin y a la postre,
consiguió llegar hasta Attalia, que era una ciudad costera bajo la
dominación griega. A partir de ahí, las tropas fueron transportadas
poco a poco en barcos hasta San Simeón, que era el puerto del
principado de Antioquía. Aquellos de los soldados que no lograron
encontrar transporte fueron, simplemente, expulsados por los griegos
de la ciudad, y acabarían pereciendo poco a poco a menos de los
turcos, dueños del campo abierto. Éste era el buen rollito
cristiano de las cruzadas.</span></p><p></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-25368682618589083202024-03-01T08:21:00.001+01:002024-03-01T08:21:53.941+01:00Cruzadas (25): Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno<p><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html" style="font-family: arial;"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br style="font-family: arial;" /></a><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/03/Cruzadas25.html">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La pérdida de Edesa</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Antioquía (casi) perdida</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Reinaldo el cachoburro</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bailando con griegos</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Amalrico en Egipto</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey leproso</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span> </p><p><br /></p><p> </p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><br /></span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><br /></span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
tentativa de Alicia de casar a su hija con un Commeno tenía
muchísima importancia. Bizancio siempre había considerado que
Antioquía era su posesión, tan sólo provisionalmente dominada por
los musulmanes. Que los cruzados la arrebatasen de las manos
islamitas para quedársela ellos mismos fue un golpe durísimo en
Constantinopla, del que el teórico bando cristiano nunca se
recuperaría. Ahora, sin embargo, el mero planteamiento del
casamiento había levantado en el Bósforo la ilusión de volver a
poner las cosas en su sitio.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tras
la desgracia de Bohemondo, Alejo Commeno le había exigido a Tancredo
que cumpliese las promesas formales un día hechas por el normando en
el sentido de sustantivar el poder griego sobre el principado.
Tancredo, sin embargo, lo había mandado a la mierda, prácticamente
con esas palabras además. Esta chulería era la que había provocado
que Bizancio se desentendiese por completo de la expedición cruzada;
algo que los latinos acabarían pagando muy caro.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Alejo
Commeno se convirtió en el peor enemigo del recuerdo de Bohemondo y
de las acciones de Tancredo y de sus herederos. Ayudó a los egipcios
a volverse contra los cruzados, e incluso llegó a escribir al califa
en Bagdad y al sultán en Persia, urgiendo la yihad contra los que
eran cristianos como él; lo hizo con tanto celo que, incluso, en
Bagdad llegó a haber musulmanes muy creyentes que acusaron al califa
de tener menor fervor que el </span></span><span><i>basileus
</i></span><span><span style="font-style: normal;">de
Rum. Alejo, por lo demás, atacó las ciudades costeras de Antioquía,
tratando de hacerlas suyas.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Aunque,
ya lo hemos dicho, el Commeno se había sentido en buena medida
cercano a Raimondo de Saint-Gilles y sus provenzales, conforme fue
avanzando el tiempo se fue dando cuenta de que tanto el rey de
Jerusalén como los sucesivos condes de Trípoli estaban más por la
labor de solidarizarse y apoyar a Antioquía que a Constantinopla. En
consecuencia, la corte de Bizancio perdió todo interés por la
original misión cruzada; la idea e recuperar para la cristiandad los
territorios donde había nacido comenzó, literalmente, a importarle
un huevo. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Alejo
la roscó en el 1118, es decir, murió el mismo año que Balduino I.
Lo sucedió su hijo Juan, cuyo reinado vino a coincidir básicamente
con el de Balduino II y Fulco I. Juan era el único hijo varón y su
nacimiento, hasta cierto punto tardío e inesperado, había cegado el
camino para su hermana mayor, la princesa Ana, una mujer muy, y muy
es muy, ambiciosa, que llevaba soñando con ser emperatriz desde
niña.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Juan
Commeno era consciente de que el tema de Antioquía había amargado
la vida de su padre y ambicionaba solucionarlo. Sin embargo,
pragmático como era, era consciente de que las muchas guerras y
problemas de seguridad que enfrentaba Bizancio hacían muy difícil
abordar el tema por el flanco militar; así pues, soñaba con una
solución diplomática, lo cual, en ese tiempo, quiere decir
matrimonial. Rogelio de Salerno, probablemente, habría sido proclive
a atender la oferta de casar a su hija con un príncipe Commeno para
así consolidar sus posibilidades en el principado del que fue
regente; pero había muerto. Entonces Juan proyectó un matrimonio
con alguna de las hijas de Balduino II, pero el tema no prosperó.
Fue en ese entorno cuando Alicia de Antioquía le propuso casar a su
hija, la heredera del principado, con uno de sus hijos, Manuel.
Petición que, como ya sabemos, provocó la llegada a Oriente Medio
de Raimondo de Poitiers, quien se casó con Constancia merced a una
argucia. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Aquella
argucia convenció a Juan Commeno de que con Antioquía sólo había
una forma de diálogo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
el año 1137, los bizantinos se presentaron en Antioquía. Lo
hicieron entonces porque sabían bien que Fulco de Jerusalén acababa
de ser derrotado en Montferrand, así pues no tenía el chichi para
ruidos. De hecho, cuando Raimondo de Poitiers salió de Antioquía
para asistir a Fulco, la ciudad ya estaba medio asediada por los
griegos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Los
bizantinos sometieron los muros de la ciudad a un bombardeo casi
constante. Raimondo, ante el cariz que tomaban los hechos, decidió
negociar. Juan, por supuesto, contestó que podían negociar las
mierdas; pero que el elemento fundamental: la posesión de la ciudad
de Antioquía, no era negociable. La quería él. Raimondo envió
emisarios a Fulco por ver si el rey le podía ayudar. Cuando los
emisarios llegaron a Jerusalén y Fulco pidió a sus asesores que le
informasen sobre aquella movida desde el principio, se dio cuenta de
algo que, por otra parte, era bastante evidente: los derechos de
Bizancio, una nación que en el momento que nos normandos tomaron
Antioquía era aliada y cabalgaba con ellos, eran absolutamente
indiscutibles. Habían pasado varias décadas, muchas incluso; pero
el rey de Jerusalén se dio cuenta de que, tal vez, aquel conflicto
marcaba el momento de tratar de hacer las cosas bien. De hacerlas como, tal vez,
se debieron hacer desde un principio. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Juan
Commeno, por otra parte, estaba acunando la idea de ser el impulsor
de una gran cruzada contra Zengi, puesto que consideraba que, en este
señor de la guerra, los musulmanes habían encontrado, por fin, un
líder que los aglutinaba razonablemente; y consideraba que los
cristianos debían responder con la misma moneda. Siendo como era un
devoto creyente, para él, en realidad, este proyecto era mucho más
importante que poseer Antioquía; consecuentemente, en el momento en
que los cruzados se mostraron proclives a participar en la
expedición, comenzó a mostrarse más interesado en éste que en
cualquier otro asunto, y dio órdenes a sus generales de que no
tomasen la ciudad. Diseñó una campaña conjunta contra Alepo en
el este y el emirato árabe de Shaizar en el oeste, con el objetivo
de llegar a Damasco. La operación se basaba en que, una vez
controlado Alepo por los cruzados, Raimondo de Poitiers recibiría el
reino de dicho nombre para él y entregaría Antioquía a Bizancio. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Estas
pretensiones hicieron que al proyecto cruzado, por así decirlo, le
saltasen todas las costuras. Los cruzados habían llegado a Oriente
Medio agitando la idea de una guerra santa cristiana contra los
musulmanes pero, la verdad, había dos cosas que decir sobre esto. La
primera, que buena parte de aquellos cruzados, véase Bohemondo de
Tarento como mejor ejemplo, nunca habían creído en esa misión
histórico-religiosa; ellos habían venido a Asia Menor para labrarse
un futuro como señores. La segunda cosa que hay que decir es que, sobre
ser cierta la primera de las cosas, además los hombres de la primera
cruzada estaban ya todos muertos; y los que habían venido detrás
actuaban en un entorno ya hecho a las ambiciones personales, por así
decirlo. Éstas son las razones fundamentales de que los nobles
cruzados, a pesar de que la oferta de Juan Commeno de montar una
cruzada más era, quizás, la única solución viable a su situación
cada vez más desesperada, se mostrasen, en realidad, muy escépticos,
cuando no abiertamente contrarios, a la idea de la yihad cristiana.
Los latinos estaban dispuestos a luchar. Pero, uno, habían aprendido
que los musulmanes, por no hablar de los armenios cristianos, o los
cristianos libaneses, podían llegar a ser aliados muy interesantes
en según qué situación. Y, en segundo lugar, tenían claro que si
ellos cabalgaban, era por su propio poder, no por el del emperador de
Constantinopla, a quien veían como el gran, y lógico, ganador de la
oferta de Juan. Así las cosas, Joscelin II de Edesa y Raimondo de
Poitiers, regente de Antioquía, dos espadones que personalmente no
se irían juntos ni a comprar un billete de la bono loto, se unieron
contra los deseos constantinopolitanos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La
coalición, finalmente, se montó, y atacó Shaizar. Sin embargo, fue
una coalición tan sólo en su formulación escrita y en los
resúmenes históricos. Ni Joscelín ni Raimondo tenían ningunas
ganas de tomar el poder de aquel pequeño reino árabe, cuya
existencia, en realidad, les reportaba más beneficios que problemas,
al actuar como tampón, muchas veces, entre los cristianos y los
musulmanes con verdadero poder. Juan Commeno, sin embargo, estaba
convencido de que Shaizar era la llave que abría el cofre de la
dominación de Siria. Así pues, se lanzó al asedio de las ciudades,
mientras sus dos aliados se quedaban en sus tiendas bebiendo y
jugando a los dados, y recomendándole a sus tropas que no fuesen a
la batalla. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Juan
Commeno se acabó hartando de la situación, y por eso abrió
negociaciones propias con los munquiditas de Shaizar. Acordó con
ellos los términos de un vasallaje respecto de Bizancio. Se quedó,
por lo tanto, con la totalidad del impuesto que pagarían los árabes,
sin parte para sus dos aliados y, lo más importante, se despidió
del acuerdo amistoso basado en recuperar Antioquía tras capturar
Alepo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
emperador trató de captar a Raimondo de Poitiers para el proyecto de
hacerse con la ciudad, pero éste tenía sus propias ideas. Con la
ayuda de Joscelin II, lo que hizo fue levantar en rebelión a la
población de Antioquía. La rebelión fue tan fuerte que se acabó
por juzgar que, en ese estado de cosas, no podía ser entregada al
Commeno, quien tuvo que renunciar a ello con gran cabreo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
cuanto Juan Commeno abandonó Antioquía, Zengi se puso en
movimiento. El líder musulmán había estado realmente preocupado
por la alianza formal entre griegos y cruzados, y de hecho había
enviado cartas a los segundos buscando romper la alianza. Así pues,
la marcha de Commeno era para él toda una lotería y, sin solución
de continuidad, consiguió arrebatarle a Antioquía varias ciudades
fronterizas, como Bizan, Athareb o Kafartab. En otras palabras: abrió
la lata de Antioquía que antes Juan Commeno había conseguido
cerrar.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Fulco
tenía que hacer algo. Y tenía margen para ello. Los musulmanes damascenos
estaban ellos mismos bastante asustados con la ganancia de poder de
Zengi, un personaje que sabían era muy cruel y despiadado. La
alianza, que lógicamente se verá como alianza contra natura para
todo aquél que contemple el proceso de cruzadas como lo que no fue,
salvó la independencia del reino de Damasco y le permitió a los
cruzados de Jerusalén no compartir frontera con Zengi, algo que
habría sido un desastre.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
problema fue, sin embargo, que, cuando los pactantes todavía estaban
cerrando los flecos de su furtiva alianza, Juan Commeno apareció de
nuevo en el norte de Siria. Al emperador no se le había pasado el
cabreo, y había decidido presentarse en el teatro asiático para
exigirle a los cruzados que honrasen sus compromisos cristianos. Sin
embargo, no consiguió nada, pues Raimondo de Poitiers volvió a
poner pies en pared. El soldado argumentó, no sin razón, que no
podía disponer así como así de un territorio como Antioquía, que
no le pertenecía a él, sino a su mujer. Pero, en realidad, lo que
estaba pasando era que el comandante del principado sabía que su
población era abiertamente hostil a la idea de una dominación
griega de la que, la verdad, no tenían buenos recuerdos. Así pues,
adujo también los derechos del PasPas romano sobre el territorio
para negarse.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Como
estaba llegando el invierno, Commeno sabía que iniciar un asedio de
Antioquía sería tontería; pero como tampoco quería irse de ese
teatro, resolvió hacer una peregrinación a Jerusalén. Le mandó un
email a Fulco diciendo oye, que voy. Fulco le contestó que sería
bienvenido, pero que se presentase con una pequeña escolta porque el
reino de Jerusalén no tenía el chirri para melodías y no podía
mantener a todo el ejército bizantino. O sea, una forma elegante de
decirle que saques a tus putos soldados de aquí, coño. Juan
contestó secamente que era su costumbre “cubrir toda la tierra que
atravesaba” con sus ejércitos cuando salía de Constantinopla, y
decidió no ir tampoco a Jerusalén. Nos quedaremos sin saber si Juan
Commeno habría terminado por provocar una guerra total en el teatro
cruzado; pocos meses después, en primavera y en Cilicia, fue
alcanzado por una flecha cuando estaba cazando, y le dio un
apechusque del cual la roscó.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
rey Fulco sobrevivió a Commeno sólo ocho meses y, de hecho, murió
de lo mismo, es decir, de un accidente que le sobrevino cazando (la
caza, ya se sabe, era los cruceros a vela de los deméritos
medievales). Con la muerte de Fulco, un hombre que había llegado a
Oriente Medio un poco despistado pero había sabido adaptarse pronto
y que tenía evidentes dotes organizativas y militares, el reino de
Jerusalén quedó descabezado y bajo la regencia de su mujer, dado
que su heredero, Balduino III, tenía todavía trece años.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Melisenda
de Jerusalén, la regente, no era una mujer que supiera mucho de
política y, desde luego, valía más para rellenar el depósito de
un Twingo que para hacer la guerra. Pero era tremendamente ambiciosa.
Era la hija mayor de Balduino II; sabía, por ello, que era la
heredera legítima de aquel reino, y quería ejercer su poder en toda
su extensión; de hecho, lo hizo incluso más allá del momento en
que su hijo ya tuvo la edad para ser rey por sí solo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Melisenda,
de hecho, no había estado quieta en vida de Fulco. Interpretando a
la percepción el papel de una primera dama que no sea un florero,
tomó para sí la labor de coser una reconciliación entre los
francos recién llegados y los cristianos hierosolimitanos de toda la
vida. Fue ella quien introdujo en la Corte al patriarca jacobita
Ignacio de Edesa. La reina se destacó por el impulso de edificios
religiosos, entre otros un convento entero para su hermana pequeña
Joveta, quien como sabemos se había hecho monja. Melisenda fue la
regente de su hijo hasta que Balduino tuvo 22 años y, la verdad,
sólo lo dejó reinar entonces porque los barones más o menos la
amenazaron con un golpe de Estado. Eso a pesar de que siempre procuró
tener apoyos, como el de Manases de Hierges, a quien nombró
condestable. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Quien
no se quedó quieto tras la muerte de Fulco fue Zengi. Apenas unos
meses después, asedió Edesa. Para Melisenda este ataque tenía
mucha significación, puesto que Edesa había sido el primer feudo de
su padre, y trató con todas sus fuerzas de allegar un ejército
cruzado para responder a la iniciativa. Sin embargo, este ejército
llegó cuando Zengi ya había ganado y, por lo tanto, los franj no
pudieron sino retirarse prudentemente.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-20803641113380144702024-02-29T08:46:00.002+01:002024-02-29T08:46:50.786+01:00Cruzadas (24): The bitch is back<p><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html" style="font-family: arial;"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</a></span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br style="font-family: arial;" /></a><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas24.html">The bitch is back</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La pérdida de Edesa</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Antioquía (casi) perdida</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Reinaldo el cachoburro</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bailando con griegos</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Amalrico en Egipto</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey leproso</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span> </p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Fulco
de Jerusalén reinó desde el 1131 hasta el 1143, y durante ese
tiempo lo que hizo, básicamente, fue tratar de explotar en beneficio
de sus intereses las muchas y frecuentes divisiones entre los
musulmanes. Las tres perlas islamitas: Bagdad, Damasco y Cairo, eran
en aquellos tiempos lugares extremadamente peligrosos para un
cristiano; pero para un musulmán, dependiendo de sus creencias y de
quién mandase en la ciudad en cada momento, el tema tampoco estaba
mucho mejor. El mundo musulmán estaba, entonces, petado de
revoluciones, rebeliones internas, problemas y problemones.
Teóricamente, la media luna tenía a un campeón sólido: Zengi, a
quien ya hemos conocido. Sin embargo, el caudillo se portó malamente
con los territorios que fue controlando, haciéndose un Pedro Sánchez
allí donde llegaba y poniendo impuestos a esto y aquello. Además,
era despreciativo con los emires o reyezuelos que se encontraba,
fuesen árabes o turcos selyúcidas y, claro, el personal se le
rebotaba. Al fin y a la postre, fueron tantos los problemas
interiores que se le presentaron que hubo de concluir que no le
quedaban tropas para presentarle batalla al cristiano.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Para
que veamos la condición líquida y muy difícil de aprehender de
aquellos tiempos, tenemos el dato de que Zengi, quien como ya os he
contado era el campeón de la guerra santa contra el infiel
cristiano, se encontró combatiendo con Abú Mansur al-Fadl ibn Ahmed
al-Mustazhir, califa abásida de Bagdad y, consiguientemente, líder
del sunismo musulmán, o sea, de la creencia mayoritaria de los
islamitas. Los sultanes selyúcidas pretendían que Mustazhir fuese
una especie de florón religioso-político mientras que ellos
manejaban Oriente Medio con sus alianzas y sus guerras. Abú, sin
embargo, era un tipo arrecho, se diría que de la misma Aguas
Calientes, y no le dolían prendas de sacar el alfanje y empezar a
darle vueltas. Mustarzhir era un nostálgico de los tiempos de Harum
al-Rashid, califa que lo había sido cuatro siglos antes y que había
sido dominador de la zona. Venía a ser, pues, como un español de
hoy día admirador de los Tercios.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al-Mustazhir
había tomado ventaja del fallecimiento del sultán Mahmud para
declarar la guerra a Zengi, como atabeg de Mosul y principal general
de Persia. Zengi fue vencido por las tropas califales, que lo
asediaron en su capital de Mosul, donde el señor de la guerra
comenzó a temer una revuelta interna en su contra, causada sobre
todo por el hecho de que su contrincante era el líder religioso
incontestado del mundo musulmán. Incluso cuando el califa fue
vencido, y finalmente muerto, por el sultán Masud, Zengi siguió
teniendo muchos opositores dentro de la grey musulmana, lo cual
impedía su proyecto de guerra santa.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Zengi
fue también contra Damasco, donde era atabeg el bisnieto de
Toghtekin (Shams al-Mulik Ismail ibn Buri). La ciudad estaba
sumergida en un importante caos, con intrigas palaciegas constantes;
pero aun así se las arregló para resistir el embate del de Mosul.
Ismail fue finalmente asesinado y un mameluco que había servido a
Toghtekin, Unur, tomó el control de la ciudad. Unur consiguió unir
a la ciudad contra las pretensiones de Zengi quien, finalmente, hubo
de levantar su campo. Esto hizo que no se volviese a plantear una
guerra contra los cruzados hasta el año 1135.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Este
retraso táctico, sin embargo, no escondía la realidad. En los
enfrentamientos parciales que se iban produciendo aquí y allá en
los reinos francos y sus fronteras, los cruzados hubieron de
acostumbrarse a llevar siempre la peor parte. Era el suyo un poder
menguante, y esa merma era cada vez más patente y clara.
Necesitaban un cambio de estrategia, es decir, la llegada de nuevos
aliados o la conclusión de alianzas sólidas en la zona. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Como
ya os he contado, Fulco de Jerusalén recibió, para consolidar su
posición real, la mano de Melisenda de Jerusalén. Melisenda era más
joven que él y, probablemente, una mujer atractiva. Son muchas las
posibilidades de que Fulco, un hombre ya maduro y curtido en mil
batallas, llegase a enamorarse sinceramente de su mujer. Pero eso no
es algo que le pasase a ella. Melisenda, cuando se casó, ya estaba
acostumbrada a tropezar cuando le apetecía con otro caballero
cruzado, Hugo de Puiset, que era primo segundo de ella y con el que
había vivido toda su vida, pues eran amigos de la infancia. Fulco Pollavieja no
tardó en darse cuenta del mojo y, cuando lo hizo, estalló en
cólera. Decidido a acabar con el amante, lo acusó de traición.
Hugo se pasó al Grupo Mixto y no compareció a la sesión del tribunal que se le señaló y
fue, por ello, condenado en ausencia. Ya no podía vivir en el reino
de Jerusalén, por lo que se refugió en Ascalón, protegido por los
fatimíes egipcios. </span></span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>De forma poco sorprendente, Hugo, a pesar de que
se había aliado con musulmanes y eso había acabado definitivamente
con toda su imagen, recibió el perdón de sus faltas, siempre y
cuando se comprometiese a marcharse a Europa. La típica amnistía de toda la vida. En el viaje hacia el
continente, sin embargo, fue apuñalado por un caballero bretón, y
murió en Sicilia como consecuencia de las heridas. Esto generó la
desesperación de Melisenda, quien desde entonces ya no pensó en
otra cosa que en vengarse, incluso personalmente de Fulco. El rey,
por otra parte, da la impresión de ser ese tipo de persona que,
después de haber encarcelado, torturado, acusado, exiliado y,
probablemente, asesinado a una persona, de repente se dice: “lo
mismo me he pasado un poco”, y trata de recular. El rey de
Jerusalén, por lo tanto, comenzó una campaña dirigida a recuperar
(más bien a tener, pues nunca la consiguió) la proclividad de su
mujer quien, por lo general, respondía a sus cucamonas, regalos y
homenajes con la indiferencia. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Melisenda,
sin embargo, tenía a su marido en una posición muy ventajosa para ella. Fulco
estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de congraciarse con
ella; incluso aquellas cosas que sabía que eran errores
imperdonables. Y así fue. Melisenda, en el juego de pedirle a su
desesperado marido cada vez cosas más difíciles, le exigió la
exoneración y rehabilitación de su hermana Alicia, la tocahuevos de
Antioquía. Fulco sabía bien que esa era muy, muy, muy, mala idea.
Pero, como suele pasar, cuanto más porfió él diciendo que era un
error sacar a Alicia de su agujero, más porfiaba Melisenda en el
sentido de que eso era lo que quería.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Como
resultado, en una coincidencia histórica bastante peligrosa, la
maniobrera Alicia fue reinstaurada en Antioquía más o menos al
mismo tiempo en que Zengi se sentía de nuevo con fuerzas para
iniciar la guerra contra los cruzados. Alicia ya se había mostrado
en el pasado dispuesta a cederle Antioquía al propio Zengi.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Alicia
no carecía de apoyos; había nobles y caballeros francos y normandos
que eran de su partido. Cuando regresó al poder, se le había
quitado de la cabeza la idea de que era viable una alianza con los
turcos, así pues trató de amigarse con Joscelin II de Edesa y, en
lo tocante al gobierno interior de su principado, se apoyó, sobre
todo, en el patriarca local, Radulfo de Domfront, un tipo bastante
ambicioso y que, como lógica consecuencia, vendería a su madre por
un poquito más de poder.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Alicia,
por otra parte, debo recordaros que tan sólo era regente de
Antioquía, pues la verdadera princesa era su hija, la niña
Constancia. En 1135, Constancia tenía ocho años, una edad en la que
ya se podía pensar en casarla. Según muchos indicios, a su madre
Alicia, la niña Constancia le caía peor que mal, así pues la regente,
probablemente, se pasaba el día maquinando de qué forma podría
meter a la puta niña en un convento y tirar la llave o, tal vez,
casarla con un Don Nadie que se la llevase a tomar por culo.
Finalmente, le ofreció la niña a los Commeno, para que se casase
con Manuel, el joven hijo de Alejo. La jugada estaba clara. Alicia
quería de Antioquía dejase de depender del poder franj, muy cercano
y palpable, por la pleitesía a la metrópoli constantinopolitana,
que quedaba mucho más lejos y, por lo tanto, daría bastante menos
por saco. Cuando Fulco se enteró de las negociaciones matrimoniales,
vio claramente el juego y se puso como el puma de Baracoa. Así las
cosas, el rey de Jerusalén envió embajadores secretos a Francia
para buscar allí algún buen candidato a casarse con la niña. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
elegido allí fue Raimondo, el hijo más joven de Guillermo IX de
Poitiers, duque de Aquitania; una casa noble, pues, bastante bien
situada, pero en la que Raimondo tenía pocas posibilidades de tocar
pelo. Raimondo era, nos dicen las crónicas, todo un crush; tenía 36
palos, era un hombre alto, fornido, muy bien parecido, y que se había
ganado una justa fama en los campos de batalla pues, por lo visto,
era una mala bestia que lo flipas. Hizo el viaje a Tierra Santa
disfrazado de humilde peregrino, ante los temores que todos tenían
de que fuese asesinado por el camino. Los cruzados, en efecto, temían
a los musulmanes; pero mucho más temían a Alicia, y por eso
necesitaban que el caballero aquitano se presentase en Oriente Medio
sin haber sido olfateado previamente. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
el camino hacia Tierra Santa, sin embargo, Alicia tenía un amigo. Se
trataba de Rogelio II de Sicilia. Rogelio, además de tener alguna que
otra pluma que le permitía mantener una tenue demanda sobre el trono
antioquiano (era primo de Bohemondo), lo que estaba era con un cabreo
que no se lamía desde el episodio, que ya hemos contado, en el que
Balduino I de Jerusalén había tratado a su madre como el culo.
Rogelio, como buen rey siciliano, poseía una flota más que aseada,
pues en aquel entonces, si gobernabas Sicilia y no tenías barcos
para defenderla de los Latin Kings, no durabas ni medio minuto. A él,
muy probablemente, le debieron encargar la labor de interceptar e
inmovilizar a Raimondo de Poitiers. Pero el caso es que no lo
consiguió, porque el muchacho llegó a Oriente Medio.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Ése
fue el momento en el que Alicia iba a aprender lo que vale la palabra
de un siervo de Dios cuando el muy terrenal parné, o sea, <i>la
pasta</i>, se pone de por medio. En total contradicción con los
deseos y los planteamientos de la regente, Radulfo, el patriarca de
Antioquía, recibió a Raimondo y le hizo una serie de preguntas
sobre sus pretensiones y méritos, que el otro contestó como el
típico chavalote que entra por primera vez en casa de su novia y
conoce a sus futuros suegros. Luego, el patriarca se fue a ver a la
regente, y le mintió como el perro que era. Le dijo que Raimondo no
estaba allí para desposar a la hija, sino a la madre. Probablemente,
engallada por la oferta, que no tenía nada de absurda pues Alicia
todavía no tenía ni treinta años, autorizó la entrada del noble
en la ciudad. Días después, mientras Alice estaba reuniéndose con
su wedding planner para diseñar su propia boda, Radulfo estaba
casando a Raimondo y Constancia en la iglesia de San Juan. La cosa no
era simplemente un casamiento oculto. Era el final de la regencia de
Alicia de Antioquía pues, a partir de ese momento, estando la
heredera del principado casada con un hombre mayor de edad, éste era
el legítimo regente.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Radulfo,
en todo caso, tuvo una buena dosis de su propia medicina. A ver, esto
es una ley universal de la Historia y de la condición humana. Hay
dos tipos de hijos de puta: los listos, que son conscientes de que
los demás pueden ser tan hijos de puta como ellos; y los tontos, que
van por la vida pensando que el resto de la gente es una maula que
nunca pensará en hacer las putadas que ellos hacen. Radulfo era un
hijo de puta tonto, más bien estúpido. Al parecer, cuando Raimondo
le hizo personalmente todas las promesas que le hizo (en las que, no
lo dudéis ni un momento, habría <i>mucha pasta</i>), Radulfo como que se creyó que las iba a cumplir todas. Una vez que Raimondo se vio
regente de Antioquía, sin embargo, no tenía por qué cumplir ni una
sola de esas promesas; ni Radulfo tenía forma de cobrárselas. Así
pues, casi lo primero que hizo el regente fue abrir una acusación
contra el patriarca por simonía (qué no sabría él de la simonía
de Radulfo, ¿no?) y obtener su destitución como patriarca. Hala, a
vivir de la caridad de la Iglesia, macho.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
el corto plazo, Raimondo tenía un problema acuciante. Durante la
corta regencia de Alicia, Zengi le había capturado a los cruzados
antioquianos cinco castillos. Sawar, el lugarteniente de Zengi
establecido en Alepo, se estaba poniendo las botas arrasando los
campos del principado. Y las cosas no irían mejor: dos años
después, Pons de Tripoli fue muerto en el campo de batalla luchando
contra Bazawash, un mameluco que era el general de las tropas
damascenas. La muerte de Pons marcó un antes y un después, porque
estaba prisionero y desarmado cuando lo pasaportaron. Es decir: él
mismo debía de estar seguro de que le iban a respetar la vida para
trincar el rescate. Pero no fue así, porque aquellos musulmanes
estaban combatiendo por su salvación. La guerra santa estaba en
marcha. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los
propios cristianos locales comenzaron a darse cuenta de cómo estaba
cambiando el viento. Muchos pueblos cristianos de la costa libanesa,
de hecho, se rebelaron contra sus señores franj y se aliaron con los
turcos. Raimondo II, el hijo de Pons y heredero del condado
tripolitano, carecía de medios para marchar contra los musulmanes.
Zengi, oliendo la sangre, atacó Trípoli casi inmediatamente. Fulco
acudió en auxilio del joven conde, pero fue vencido en Montferrand y
asediado en la fortaleza con lo que quedó de su tropa inicial. La
situación llegó a ser tan terminal que los señores de Edesa y
Antioquía, que para entonces se habían bloqueado mutuamente en el
móvil, se aliaron para acudir en auxilio del rey hierosolimitano
que, verdaderamente, daba toda la impresión de estar en las
penúltimas.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Lo
que pasa es que las tropas de Edesa y Antioquía, como tuvieron que
trasladarse usando el tren de Extremadura, no llegaron a tiempo. En
lo que llegaban, a Fulco se le acabaron todas las posibilidades de
resistencia, y hubo de rendirse a un exultante Zengi. Sin embargo,
tras la derrota llegaría la sorpresa: el turco lo dejó marchar. En
realidad, Zengi no fue generoso; sólo fue estratégico y pragmático.
La tropa de apoyo estaba ya muy cerca, y sabía que lo que mejor
podía hacer era largarse de allí, y sin cargas. Además, ya tenía
lo que quería. El rey de Jerusalén había sido vencido en el campo
de batalla. Se había hecho evidente lo que en las Cortes y en los,
por así decirlo, Estados poderosos, era evidente de tiempo atrás: los
franj cada vez eran más débiles.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-86486905101777269262024-02-28T08:20:00.002+01:002024-02-28T08:20:53.084+01:00Cruzadas (23): Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca<p><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html" style="font-family: arial;"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas23.html"><br style="font-family: arial;" /></a><span style="font-family: arial;">The bitch is back</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La pérdida de Edesa</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Antioquía (casi) perdida</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Reinaldo el cachoburro</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bailando con griegos</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Amalrico en Egipto</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey leproso</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span> </p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
año que murió Balduino II, es decir el 1118, un caballero
procedente de Champaña, llamado Hugo de Payens. tomó la iniciativa
de fundar en Jerusalén, en compañía de otros ocho compañeros, una
hermandad a la vez militar y religiosa. El objetivo de la orden era
procurar asistencia a los peregrinos pobres que viajaban a los santos
lugares. La organización creció muy pronto, entre otras cosas
porque fue apoyada sin ambages tanto por el patriarca como por el
rey, que les cedió una casa al lado del palacio real, el antiguo
templo de Salomón. Por esta razón, a la hermandad se la conoció
como La Milicia del Templo.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con
el mismo objetivo existía otra hermandad en Jerusalén desde el año
1070. Había sido fundada por mercaderes de Amalfi en las cercanías
de la iglesia de San Juan el Limosnero. Esta hermandad, que era tanto
de laicos como de religiosos, mantenía un hostal y un hospital. Con
la consolidación del reino latino de Jerusalén, Gerardo, el <i>cabesa</i>
de esta hermandad, la organizó como una auténtica orden religiosa.
Una orden que, a pesar de regirse por la regla benedictina, era
completamente autónoma y propia. Se la conoció pronto como la orden
del Hospital de San Juan de Jerusalén o, más comúnmente, la Orden
Hospitalaria u Orden de los Hospitalarios. A partir de 1119, los
Hospitalarios aceptaron entre sus miembros a soldados, pues
comenzaron a asumir funciones de protección de los peregrinos. Hugo
de Payens y su gente, sin embargo, se dedicaron de momento
exclusivamente a servir a los peregrinos.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Había
algo social detrás de la pujanza de estas dos hermandades, que
pronto las convirtió, como digo, en órdenes religiosas con todas
las de la ley. Su pujanza, en parte, era parte de todo un fenómeno
de opinión pública muy crítico con la aristocracia de los barones
y los caballeros que, entendían muchos de los residentes y
visitantes de Jerusalén, iba a lo suyo y no a lo que tenían que ir.
Ciertamente, como ya os he intentado bosquejar en estas notas, desde
un primer momento los cruzados se caracterizaron por ser combatientes
pragmáticos que ora luchaban contra los musulmanes, ora se aliaban
con ellos; esto es algo que, obviamente, un cristiano devoto tenía
dificultad para entender. Pronto se extendió la idea de que una cosa
eran los intereses de los cristianos píos que querían viajar o
vivir en el sitio por donde había caminado Jesús, y otra muy
distinta los intereses de los políticos, por decirlo en términos
actuales. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">La
presión de estas órdenes fue muy fuerte y, consecuentemente,
también es cierto que estas dos órdenes comenzaron a acumular
</span></span><span><i>pasta</i></span><span><span style="font-style: normal;">.
Y cuando alguien acumula pasta hay alguien que siempre se presenta
para la fiesta: el PasPas de Roma. Efectivamente, el cura Ariel se
apresuró a reconocer a las dos órdenes: los hospitalarios en el
1120, y los templarios ocho años después.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
rey, que había escogido la llamada Torre de David para sus
aposentos, le cedió el resto del templo de Salomón a los
templarios. En cuanto a los hospitalarios, pronto ampliaron su sede
en un edificio cercano al santo sepulcro. A la altura del año 1130,
ambas órdenes tenían un prestigio enorme en Europa, y los
caballeros se daban de hostias por entrar en ellas.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Las
órdenes del Temple y Hospitalarios respondieron, pues, a dos
tendencias diferentes, pero simultáneas. En primer lugar, fueron el
resultado de una especie de reacción puritana, muy en el sentido que
lo fueron los puritanos literales siglos después en el ámbito del
protestantismo, en el sentido de que la aventura cruzada había
perdido su esencia. Los cruzados habían llegado a Oriente Medio para
abrir y dominar una vía segura de peregrinación hacia Jerusalén, y
hacer de la propia Jerusalén un reino cristiano, porque era el obvio
deseo de Dios que la ciudad que había recibido a su Hijo fuese una
ciudad cristiana. El resto de los temas que trajo anejo ese deseo: el
enfrentamiento con los cristianos griegos y armenios, el
levantamiento de feudos personales que para mantenerse no dudaban con
aliarse con musulmanes contra cristianos, etc., eran adornos, en
algunas ocasiones, poco virtuosos. Las órdenes militares y
religiosas, por lo tanto, eran un poco el viaje </span></span><span><i>back
to basics</i></span><span><span style="font-style: normal;">
que, en un momento u otro, tenía que producirse. Porque la
cristiandad, contrariamente a lo que dicen los Francisquitos, es algo
gobernado por sus miembros y no por su cura Ariel que, la verdad,
estaba más que encantado con el montajito que se habían hecho
Balduino, Godofredo y Bohemondo en el solar asiático. Por otra
parte, el nacimiento de las órdenes, sobre todo cuando tomaron para
sí la labor de proteger a los peregrinos de los frecuentes ataques
que sufrían, cumplió otra función importantísima, que fue
garantizar cierta renovación de caballeros. Arribando la tercera
década del siglo XII, entre muertos en batalla y en la cama, apenas
quedaban en el teatro cruzado veteranos de los que habían llegado en
la primera oleada; y, en cuanto a la segunda, ya hemos podido leer
que como fue un puto desastre de ambiciones y chorradas, la mayoría
de los protagonistas estaba ya bajo tierra. El sueño cruzado
necesitaba nuevos acólitos; pero el sueño cruzado, en sí, ya no
tenía el atractivo original, pues todo el mundo en Europa que quería
saber, sabía bien que la movida en Jerusalén, en Trípoli, en Edesa
o en Antioquía era muy distinta de lo que cantaban los trovadores,
esos mentirosos. La existencia de las órdenes le aportó a muchos
caballeros europeos suficientemente píos y creyentes el motivo que
necesitaban para coger el barco. Las riquezas de la Tierra eran
difíciles de conseguir; pero todavía quedaba la recompensa de Dios.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">La
novedad de inventar ese estatus mixto entre caballero y monje,
sometido a las reglas de vida dictadas por Bernardo de Claraval, fue,
además, un gran descubrimiento. Hasta ese momento, el caballero que
sentía el ardor de la piedad en su pecho no tenía otra que
abandonar las armas y sus posesiones y abrazar la vida eremítica.
Exactamente igual que, en tiempos modernos, el Opus Dei y otras
organizaciones parecidas ofrecen la novedad crucial de permitir al
católico rico poder seguir siendo ambas cosas haciéndolas
compatibles y hasta lógicas, las órdenes hierosolimitanas le
ofrecieron a los caballeros de espadón y caballo con armadura la
posibilidad de hacer compatibles esas posesiones y el ideal de la
vida cenobítica. En otras culturas del mundo ese problema nunca
había existido: para el tiempo en que las órdenes
monástico-militares estaban naciendo, por ejemplo, los grandes
monasterios japoneses llevaban mucho tiempo sosteniendo ejércitos
regulares </span></span><span><i>de
monjes </i></span><span><span style="font-style: normal;">que
lo mismo eran rimpochés que samurais, y sin problema. El
cristianismo latino, sin embargo, había desarrollado una cierta
incompatibilidad entre la violencia y la caridad, entre la guerra y
la religión; pero aquí la resolvió con elegancia, en un proceso
cuyo primer escalón es la cruzada misma, y el segundo, las órdenes.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Una
de las novedades de las órdenes militares sobre las puramente
religiosas fue que aquéllas conservaron la división estamentaria.
En su entorno encontramos los caballeros, que habían ser todos de
sangre noble, los sargentos de origen burgués, y los clérigos, cuya
única función era decir misa. El monje soldado no podía ser un
monje, pues llevaba una recortada en el cinto, pero debía ser casto,
pobre y obediente como un tonsurado. La orden tenía un Gran Maestro
que era su jefe total y para todo, asistido por un condestable, un
tesorero y un marshal. Sólo los caballeros podían asistir a los
capítulos de la orden y, desde 1130, se desarrolló un uniforme, lo
que fue algo absolutamente nuevo y provino del contacto del soldado
con el mundo clerical. Los templarios adoptaron su famosa túnica
blanca con una cruz roja, mientras que los hospitalarios adoptaron
una túnica negra con una cruz blanca. Bernardo de Claraval dijo de
los templarios que eran enemigos del ajedrez, de los
espectáculos, los magos, las canciones ligeras y los bailongos.
Parece ser que nunca se vio en Oriente Medio a un templario perreando. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Con
las décadas del siglo XII, estas órdenes fueron evolucionando y
convirtiéndose en especie de legiones extranjeras. Antes, sin
embargo, hubo años de modestia. Hugo de Payens y su sucesor,
Raimondo de Le Puy, se limitaron a patrullar las carreteras y asistir
a los peregrinos. Ambas órdenes, pero sobre todo los templarios,
estarían formadas, en esos años, por unas pocas decenas de cruzados
de primera hora que, ya talludos, habían comenzado a pensar,
probablemente, en su vida eterna, y por eso se habían acercado a la
religión. Sin embargo, pronto los responsables del reino de
Jerusalén, y el primero de ellos el rey Balduino, se dieron cuenta de
que aquellos pocos hombres, curtidos en mil batallas, no le hacían
ascos a nada y, sobre todo, tenían un conocimiento extraordinario de
los diferentes enemigos de la zona. Así las cosas, en el año 1128
llegó el momento del cambio cualitativo de la orden, pues fue el año
en que el rey decidió usar a aquellos hombres como vanguardia
experta, y decidió enviar a Hugo de Payens a Europa para reclutar
gente nueva. Hugo logró que en Europa el interés por el Temple se
incrementase exponencialmente. Consiguió el </span></span><span><i>waiver
</i></span><span><span style="font-style: normal;">del
PasPas, que ya había olido </span></span><span><i>la
pasta</i></span><span><span style="font-style: normal;">,
y convenció a muchos combatientes para que le siguiesen. El papelito
del Francisquito era especialmente importante: venía a significar
que la orden dejaba de estar en dependencia respecto del patriarca de
Jerusalén. Templarios y hospitalarios eran poderes propios,
sometidos al mando de un tipo que estaba a tomar por culo y que no les molestaría en tanto en cuanto </span><i>la pasta </i>no dejase de fluir hacia su cuenta corriente<span style="font-style: normal;">. </span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">La
jugada estaba clara, y es muy difícil de imaginar que el PasPas
Honorio II no fuese quien la lanzase en realidad. Las órdenes
recibían la orden de proteger tal o cual castillo. Procedían a
tomarlo y a proteger a los paisanos de los alrededores. Una vez
consolidada dicha presencia, pasaban a reclamar el feudo de las
tierras colindantes, lo cual quiere decir que dejaban de pagar los
diezmos al obispado correspondiente, quedándose directamente con la
pasta </span></span><span><i>una vez
deducida la comisión del cura Ariel</i></span><span><span style="font-style: normal;">.
Su poder se hizo tan omnímodo que llegaron, en ocasiones, a deshacer
la excomunión dictada por el obispo o el patriarca contra alguien
que viviese en su feudo, a quien recibían en sus iglesias sin
problema (</span></span><span><i>porque
pagaba</i></span><span><span style="font-style: normal;">).
Da la impresión de que al patriarca de Jerusalén todo eso no le
gustó; pero eso no hizo sino envalentonarlos. Guillermo de Tiro, por
ejemplo, nos cuenta que los hospitalarios petaron el área de la
iglesia de Santo Sepulcro con edificios nuevos, la mayoría iglesias;
y que tenían la costumbre de tañir todas las campanas cada vez que
el patriarca estaba dando un sermón en la iglesia sepulcral,
“obligándolo a gritar para poder hacer oír la palabra de Nuestro
Señor”.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Ambas
órdenes se pasaron un tiempo compitiendo con el común enemigo que representaba el
patriarca. Pero era sólo cuestión de tiempo que acabasen por darse
cuenta de que en aquella ciudad sólo cabía uno de ellos. Esto
marcaría una rivalidad permanente.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los
miembros de las órdenes eran personalmente pobres; pero sus órdenes
eran extremadamente ricas. Odo de Saint-Amand, él mismo un alto
mando templario muerto en cautividad, solía decir que “un
templario que es apresado por los musulmanes no puede ofrecer más
rescate que su cinturón y su daga”. Era una forma de decir que los
miembros de la orden venían obligados a asumir que toda la pasta que
estaban acumulando las órdenes no era para salvarles a ellos la
vida; y, como digo, el destino del propio Odo lo confirma. Como
resultado de esta política, las muertes en batalla de hospitalarios
y templarios eran mucho más frecuentes que de otros caballeros
cruzados, pues los musulmanes sabían bien que no había pasta alguna
en apresarlos.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A
la presencia de las órdenes religioso-militares en el teatro cruzado
hay que añadir la que ya he comentado en algún momento de los
intereses italianos. Cuando los francos asediaron Jerusalén, fueron
los hermanos Guillermo I Embriado de Gibeletto y Primo di Castello
Embriaco, origen de una familia poderosísima en Génova, los que
garantizaron el abastecimiento de los latinos. Según los propios
cronistas contemporáneos, aquellos marineros genoveses eran, también
excelentes carpinteros, y fueron los fabricantes de los artefactos de
guerra que permitieron que el asedio fuese finalmente exitoso. Los
genoveses fueron por ello homenajeados en la mismísima iglesia del
Santo Sepulcro. Al año siguiente de la toma de Jerusalén, la flota
de Pisa apareció en Palestina con el obispo Daimberto, y asedió
Lattakieh. Daimberto fue entonces elegido patriarca de Jerusalén, en
un movimiento claramente político para asegurarse la solidaridad
pisana contra la flota egipcia; una solidaridad que está en el
centro de la conservación de Jerusalén en manos cristianas durante
aquellos años. En 1123, durante la cautividad de Balduino II, una
flota veneciana infligió una severa derrota a los egipcios en El
Cairo, debilitándolos hasta tal punto que, meses después, los franj
pudieron tomar Tiro.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los
italianos, por otra parte, siempre fueron conscientes de su papel
protagonista en la defensa y mantenimiento de Jerusalén en manos
cristianas. Por eso, aunque en principio quedaron fascinados cuando
su nombre fue colocado en letras de oro en el Santo Sepulcro, pronto
comenzaron a pedir más. Querían su propio barrio en la ciudad, con
sus privilegios. Los pisanos querían lo mismo, pero en Haifa. Tras
la captura de Trípoli, una misión totalmente imposible sin los
genoveses, éstos no sólo obtuvieron su propio barrio en la ciudad,
sino que se les otorgó la ciudad de Jebail toda. En lo tocante a los
venecianos, en realidad su gran beneficio venía de la alianza (en
realidad, dependencia) que tenía Bizancio con ellos; alianza que
estaba perlada de privilegios comerciales para los italianos. Alejo
Commeno, tratando de evitar una excesiva dependencia respecto de
Venecia, fomentó los privilegios de genoveses y pisanos en
Constantinopla, donde también tuvieron barrios propios, exentos de
impuestos. Ésta fue la verdadera jugada maestra para los italianos,
para los cuales el principal objetivo era destruir la capacidad
comercial propia de los bizantinos en el Mediterráneos. A ellos,
todo eso de la tumba de Cristo y la cristianización de Palestina, la
verdad, les importaba bastante poco.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
todo caso, los franj, que siempre cultivaron la amistad de los
italianos por interés, también tuvieron claro eso tan gallego de
<i>amiguiños sí, pero cada vaquiña por lo que vale</i>. Esto
quiere decir que, a pesar de la implicación a fondo de los italianos
en muchas de las batallas de las cruzadas, los francos nunca
pretendieron que los italianos se convirtiesen, ellos mismos, en
cruzados. Eran conscientes de que pisanos, genoveses y venecianos
eran aliados coyunturales, que mañana mismo se podían pasar al
enemigo si les hacía una buena oferta. Y, por eso mismo, practicaban
una estudiada distancia con ellos. Los únicos que se pueden
considerar cierta excepción son Hugo Embríaco y sus descendientes,
que fueron los designados señores de Jebail en Trípoli, es decir,
en un reino dominado por la nobleza provenzal que Raimondo de
Saint-Gilles había traído de Europa, y que se intitulaban a sí
mismos barones francos de ultramar. Hugo tomó posesión de la
ciudad, pero sus sucesores tardaron como medio siglo en ser admitidos
dentro de la nobleza provenzal local; pero, eso sí, finamente lo
fueron. Los francos, que no dejan de ser franceses beta, siempre
consideraron a los italianos gentes un poco subnormales y no
merecedoras de respeto. Pero, vaya, como digo eso es lo que pasa más
o menos cada vez que tienes frontera con un francés. </span>
</p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-55036157521321373322024-02-27T08:35:00.002+01:002024-02-27T08:35:49.636+01:00Cruzadas (22): El rey ha muerto, viva el rey<p><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html" style="font-family: arial;"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22_01418027192.html">El rey ha muerto, viva el rey</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">The bitch is back</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La pérdida de Edesa</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Antioquía (casi) perdida</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Reinaldo el cachoburro</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bailando con griegos</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Amalrico en Egipto</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey leproso</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span> </p><p><br /></p><p><br /></p><p> </p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
rey Balduino era, por así decirlo, doblemente responsable de
resolver el problema de Antioquía. Lo era, en primer lugar, porque ,
como rey de Jerusalén, era el rey soberano de aquel territorio, como
el rey de España lo era del Principado de Asturias; razón por la
cual había sido ya su regente. La segunda razón era el vínculo de
sangre, pues era suegro de Bohemondo II como padre que era de Alicia,
la mujer de príncipe ahora muerto. Bohemondo y Alicia habían tenido
una hija, Costanza, que era una niña de cuatro años.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
esas circunstancias, la princesa de Antioquía demandaba un regente.
Y ahí es donde estaba el lío, porque, sobre ser regente Balduino,
más derechos tenía Alicia.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Alicia
de Jerusalén no perdió ni un minuto en llorar a su marido. Aunque
los cronistas no acusan a Bohemondo de los pecados habituales de los
males maridos e insisten en que sus actos privados eran
irreprochables, lo cierto es que marido y mujer nunca se llevaron
bien, y cuando menos Alicia odiaba a su consorte con todas sus
fuerzas. Así pues, no sólo no lo lloró, sino que, en cuanto supo
de su deceso, todo su esfuerzo se centró en reivindicar el trono
antioquiano.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
buena lógica feudal, Alicia podía aspirar a ser regente formal del
principado, pero siempre asistida por su propio padre y por una
asamblea de notables. Ella, sin embargo, quería desdibujar la
frontera entre un regente y un príncipe reinante; quería todo el
poder. En una reacción que, una vez más, y ya no sé cuántas van,
viene a demostrar que eso de las cruzadas como periodo histórico con
dos bandos enfrentados y bien definidos es una puta mentira, Alicia,
cuando se dio cuenta de que por el flanco de su propia familia y
correligionarios no iba a conseguir lo que quería, le envió
emisarios a Zengi, que estaba en Alepo, ofreciéndole una alianza.
Sin embargo, el musulmán nunca recibió el mensaje. Los espías de
Balduino, que supongo que ya tendría muy claro de qué palo iba su
hija, lo interceptaron. El rey, con la mitad de sus caballeros, se
presentó en la ciudad de Antioquía, pero Alicia se negó a abrirle
las puertas.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con
aquel gesto, Alicia se colocó en abierta rebelión contra el poder
franj constituido. Pero le duró poco. La mayoría de los barones y
caballeros que estaban dentro de la ciudad con ella se escandalizaron
con lo que vieron, y la traicionaron. Abrieron las puertas y dejaron
pasar a Balduino, que venía acompañado por Fulco, su rey becario; y
por el conde de Edesa. Inicialmente, Alicia resistió en una torre,
pero finalmente se rindió y se echó a los pies de su padre pidiendo
clemencia. Balduino la perdonó, pero la envió a vivir a Lattakieh,
en un régimen de libertad vigilada. Puede parecer que, en este
punto, Alicia desapareció de la Historia; pero no es así. Sería
restituida en su papel de regente por su hermana la reina Melisenda
y, de hecho, permanecería siempre como uno de los principales
elementos, si no el principal, antagónicos respecto del rey
Balduino. De hecho, volvió a trazar una alianza contra Balduino,
esta vez con la ayuda de Bizancio; pero su muerte en juventud
trastocó sus planes. La hostilidad entre Balduino y su hija, al fin
y al cabo más armenia que franca por influencia de su madre, la
reina Morfia, es una buena prueba de que los cruzados nunca tuvieron
una buena relación con los cristianos locales armenios. Lo cual es
lógico, porque les robaron hasta el último mango. Y en aquellos tiempos era imposible amar y admirar a quien te roba porque todavía no se había inventado la socialdemocracia.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tras
un año de matrimonio, Melisenda, la mujer de Fulco de Anjou, dio a
luz a un niño que, cómo no, fue bautizado Balduino. Sería el
primer rey de Jerusalén nacido en la tierra sobre la que mandaba.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
rey Balduino duró poco más que esta alegría. Murió en agosto del
1131. Treinta y cinco años antes, este oscuro noble de las Ardenas,
hijo del conde de Rethel, destinado a tener una vida de guerrero más
o menos del montón en Europa, había decidido escuchar la llamada
del PasPas y marchar hacia Oriente Medio confundido en las mesnadas de
Godofredo de la Baja Lorena, a ver si allí le tocaba la Bono Loto. Y
le tocó, la verdad. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
trono más importante del experimento cruzado quedaba en manos de
Fulco, un hombre a quien nadie le discutía la valentía y el arrojo,
pero que sabía muy poco de las sutilezas del lugar donde estaba su
reino. Asimismo, en el caudal relicto de la herencia también estaba
presente, por así decirlo, el hecho de que Balduino dejaba sobre la
Tierra al primer líder turco musulmán, Zengi, que había decidido
jugar a fondo la carta de la guerra santa contra los cristianos.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Nada
más morir el rey de Jerusalén, como era bastante habitual en los
sistemas feudales, los reinos vasallos se inquietaron y aún se
rebelaron. Pons de Trípoli y, por supuesto, Alicia en Antioquía,
comenzaron dar por culo. Por lo que respecta al conde de Edesa,
Joscelin de Courtenay había dejado bien claro ya que, en el momento
de faltar Balduino, haría cabalgar a sus mesnadas contra el poder
hierosolimitano; pero no pudo hacerlo porque, apenas unas semanas
antes de la muerte del rey de Jerusalén, él mismo pereció durante
una campaña contra los turcos. Edesa quedó en manos de hijo y
heredero del conde, Joscelin II.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Alicia,
por su parte, llegó a un acuerdo con Joscelin II y con Guillermo de
Saona y Pons de Trípoli, todos los cuales querían la restitución
de la mujer de Bohemondo II al frente del solar antioquiano. Por lo
tanto, tanto el conde de de Edesa como el principado de Antioquía
estaban trabajando para debilitar el poder del reino de Jerusalén;
un gesto que, una vez más, nos está confirmando que aquellas
personas no leían los tiempos en términos de cristianos buenos y
musulmanes malos. Más bien, lo que había era un enfrentamiento
entre cristianos, igual que en el otro bando, entre musulmanes, había unas hostias como panes candeales. La propia Alicia, pero también Joscelin II,
tenían, por mor de los casamientos de sus padres, fuertes
componentes armenios en sus personales. Y, como os he dicho, los
cristianos armenios no tenían gran cosa que agradecer a los cruzados
pues, primero, éstos habían desplazado del poder en muchos sitios a
las asentadas dinastías armenias; y, segundo, los cristianos armenios
habían sido demasiadas veces moneda de cambio en los apliques entre
cruzados e islamitas. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con
el tiempo, Fulco acabó por coscarse del mojo, y decidió enviar a
una expedición de caballeros para convencer a los antioquianos de
quién mandaba. Sin embargo, Pons de Trípoli, quien como ya habéis
leído estaba en la coalición, le negó en permiso a pasar por sus
tierras. Por lo tanto, el rey de Jerusalén tuvo que embarcar en
Beirut casi sin escolta y navegar hasta el puerto de San Simeón,
para desde allí tratar de ganar las planicies de Antioquía. Una vez
en Antioquía, se hizo jurar regente por los barones francos del
principado, en nombre de Costanza.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cuando
se enteró de la jugada, totalmente inesperada y verdaderamente muy
temeraria, Pons se cogió un globo de la hostia y entró en Antioquía
con sus propias tropas. Fulco, que la verdad era mucho mejor
combatiente que su contrincante, lo derrotó sin ambages y, de hecho,
se permitió el humillante lujo de llevarse unos cuantos caballeros
provenzales engrilletados a Jerusalén. Como las desgracias nunca
vienen solas, el debilitado Pons fue atacado por los turcomano, que
habían olido la sangre, y quienes lo asediaron en Montferrand.
Desesperado, al conde de Trípoli no le quedó otra que rogar por la
ayuda de aquel rey a quien había combatido. Tenía, por lo menos, la
agarradera de que Cecilia, su mujer, era medio hermana de Fulco.
Efectivamente, Cecilia de Francia era la viuda de Tancredo por su
primer matrimonio, pero además era la hija de Bertrada de Montfort,
que había sido la mujer de Fulco IV de Anjou y, más tarde, de
Felipe I, rey de Francia. Fulco, efectivamente, respondió al
llamado, y tiró para Montferrand.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Joscelin
II, el otro gran conspirador, no estaba en una situación mucho
mejor. Sawar, uno de los mejores generales de Zengi de Alepo, le
estaba atacando con todo lo gordo en Turbessel. Esto dejaba a Alicia, como canta el tango, <i>sola, fané y descangallá</i>, por lo que la orgullosa hija de Balduino
hubo de quedarse en Lattakieh haciendo eso que cantaba Mecano, es
decir, beberse las ganas con el café.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Pero
fijémonos un poco más en el reino vecino de Edesa, el de las
lavadoras. Como recordaréis, el reino de Edesa había sido la
primera posesión de Balduino de Boulogne antes de ser llamado a
cotas más elevadas en el reino de Jerusalén. Edesa había sido
conquistada por los francos de forma traicionera y arrebatada de las
manos de quien era su soberano legítimo hasta el momento, el armenio
Thoros. Balduino de Boulogne sólo duró tres años al frente del
condado porque fue llamado a Jerusalén, por lo que le sustituyó
Balduino de Le Bourg. Esto consolidó en Edesa una Corte formada por
nobles valones, sobre todo procedentes de las Ardenas. Tras cuatro
años de balduinato, el condado fue controlado por Ricardo de
Salerno, noble normando, quien puso a los habitantes en rebelión por
su manía de cobrar impuestos hasta por defecar. Cuando los Balduinos
regresaron a Edesa, se encontraron con que el desgobierno del
normando había dado alas a los armenios, que trataban de recuperar
lo que consideran suyo; en el sofocamiento de esas rebeliones, los
franj no escatimaron violencia. Balduino fue conde de Edesa diez años
más, hasta que, en 1118, él también fue proclamado rey de
Jerusalén. Durante aquellos diez años, el de Le Bourg incrementó
mucho el territorio del condado, pero no a costa de los musulmanes,
sino de los armenios, que eran cristianos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Balduino
le otorgó a un primo suyo, el típico tío con título pero sin un
euro, uno de los mejores territorios de su condado, la provincia de
Turbessel o Tel-Basheir. Joscelin de Courtenay era, como os he dicho,
pobre; pero manejando la espada era un Jackie Chang. Cuando le fue
entregado su feudo, quedó obviamente agradecido, lo que lo convirtió
en uno de los hombres más fieles de Balduino de Le Bourg, hasta el
punto de terminar prisionero con él. Se convirtió en su
lugarteniente y, muy especialmente, en el terror de los armenios que
osaban rebelarse contra el poder franco en Edesa.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Desde
el año 1112, cuando la sequía y otros problemas atacaron buena
parte de Edesa, Joscelin se encontró un poco en la situación de
James Dean en <i>Gigante</i>: de repente él, que estaba mucho menos
golpeado por la desgracia que otras provincias del condado, era
inmensamente rico; incluso más rico que su mentor. Esto no le gustó
nada a Balduino, quien lo llamó a la capital y lo acusó de no haber
jugado limpio, Lo metió en el maco, y no lo liberó hasta que
Joscelin juró devolver el feudo de Turbessel.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Solo
y pobre de nuevo, Joscelin se marchó a Jerusalén, a ponerse bajo la
protección del rey Balduino I, quien le prometió el feudo de
Galilea, que acababa de quedarse libre por la muerte de Hugo de Saint
Omer.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
una buena prueba de que los nobles altomedievales eran personas que
tenían muy claro que los enfrentamientos nunca debían ser
personales, cuando Balduino I se murió, Joscelin no tuvo ningún
reparo en ser uno de los principales báculos de Balduino de Le Bourg
para llegar al trono, a pesar de que, como hemos visto, en el pasado
le había metido en la cárcel y le había quitado todo lo que tenía.
En recompensa, Balduino hizo a Joscelin conde de Edesa entera.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Como
muchos otros barones franj, Joscelín se había casado con una
princesa armenia, hija del rey Thoros I (Thoros normalmente lo
convertimos en castellano en Teodoro), asimismo nieto de Rupen o
Rubén I; el rey que, a pesar de ser él mismo miembro de la dinastía
Bagratuni, fundó su propia dinastía rupénida o rubénida. Tanto
Joscelin como Balduino de Le Bourg habían intentado conseguir
alianzas con la nobleza armenia y, de hecho, Balduino casó a una hija
suya con Leo I, el hermano de Thoros que, como ya hemos visto, lo
sucedió en el trono cilícico. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Joscelin
era, pues, cuñado del rey armenio de Cilicia y, a diferencia de
otros nobles franj, se tomó aquello muy en serio. Él, que había
sido un mata armenios en nivel experto cuando luchaba para Balduino,
como señor de Turbessel se desempeñó como una persona que aceptó
y adoptó las costumbres locales, se hizo uno más, y se convirtió
en adorable para los armenios. Y, cuando en el 1118 recibió el
condado de Edesa, se convirtió en el señor de una provincia
mayoritariamente poblada por armenios. De hecho, cuando en 1122 fue
hecho prisionero, una situación que normalmente hubiera sido oro
molido para las rebeliones internas, los armenios de Edesa, lejos de
volverse contra él, se sometieron a Balduino II, dejando muy claro
que lo que verdaderamente esperaban era el regreso de su buen conde.
De hecho, enviaron una operación de comando a Kharpurt, la población
donde estaba preso; villa que estaba mayoritariamente poblada por
armenios, que se rebelaron abiertamente para liberarlo. Joscelin
montó una expedición para liberar al rey Balduino II, que estaba
preso como él. Pero el tema salió mal, y terminó en una gran
matanza de armenios y también de francos presos, de la que sólo se
libraron el rey, uno de sus sobrinos (quizás Manases de Hierges) y
Valerán de Le Puiset. En venganza por esta matanza, Joscelin arrasó
los alrededores de Alepo,</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Murió
en 1131, poco tiempo después que el propio rey Balduino. Estaba en
su lecho de muerte cuando supo de un ataque musulmán al norte de su
condado, y le ordenó a su hijo Joscelin que partiese hacia allí. El
hijo se negó, pretextando que no tenía suficientes tropas. Así que
el padre fue llevado al campo de batalla en litera y, dicen las
crónicas, cuando lo turcos vieron la litera y los pendones del conde
de Edesa, levantaron el asedio y se marcharon. Supongo que este
episodio le sonará a cualquier español que sepa dos cosas de su
Historia medieval. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con
Joscelin de Courtenay desapareció el único de los hombres de la primera
cruzada que intentó conseguir una alianza permanente entre los
cristianos que ya estaban en Oriente Medio y los que vinieron de
Europa. O sea, el único que hizo lo que los indocumentados creen que
hicieron todos los demás.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Joscelin
II, hijo y heredero del conde de Edesa, fue también querido por sus
súbditos. Fue muchísimo más “armenio” que su padre, algo que
tiene plena lógica pues, para él, Europa era una referencia culta
más que otra cosa. Con Joscelin II, Edesa comenzó a perder, muy
rápidamente, su condición de reino franco en Oriente Medio, y se
acercó la condición de ser casi una monarquía armenia más. Son
muchos los historiadores que consideran que eso mismo fue lo que
labró su desgracia.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-18849778705968705972024-02-26T08:37:00.000+01:002024-02-26T08:37:05.670+01:00Cruzadas (21): Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean<p><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html" style="font-family: arial;"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/cruzadas-20-peligro-y-consolidacion.html">Peligro y consolidación</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas22.html">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey ha muerto, viva el rey</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">The bitch is back</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La pérdida de Edesa</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Antioquía (casi) perdida</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Reinaldo el cachoburro</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bailando con griegos</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Amalrico en Egipto</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey leproso</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span> </p><p><br /></p><p><br /></p><p> </p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
Bursu había sido atabeg de Mosul antes del 1114; pero, en aquel
entonces, una expedición contra los franj que salió bastante mal le
había costado el puesto. Ahora había recuperado el puesto, y
reaccionó con inmediatez a la llamada de los habitantes de Alepo,
por lo que se apresuró a reunir una nutrida tropa. A la llegada del
poderoso ejército los cruzados, siguiendo ese espíritu pragmático
que como os he dicho cada vez presidía más las acciones en aquel
teatro, decidieron que no tenían nada que hacer, así que empacaron
las maletas y se marcharon por donde habían venido. Al-Bursuqi, por
lo tanto, entró en Alepo y se quedó allí como gobernador. El gesto
demostró lo erróneo del movimiento de Balduino, que no había hecho
otra cosa que colocar al frente de Alepo a uno de los principales
focos de poder musulmán, como era Mosul.</span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Por
dos veces, sin embargo, los caballeros cruzados consiguieron rechazar
sendos embates de los ejércitos combinados de al-Bursuqi y
Toghtekin. Ocurrió en Azaz, el 13 de junio del 1125, y en Saqhab, el
25 de enero del 1126. Sin embargo, todo parecía apuntar, y los
cruzados lo sabían, a que al-Bursuqi acabaría abriendo la lata.
Pero no lo hizo, puesto que en noviembre de aquel mismo año fue
muerto por la mano de un asesino (entiéndase; un miembro de la secta
de los asesinos). </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Tras
un breve reinado de Jawali el mameluco, Mosul pasó a estar gobernada
por Imad al-Din Zengi, el hijo de Abú Said Aqsonqor al-Hajib, uno de
los espadones que habían cabalgado con Malik Shah. Esto hacía de
Zengi un miembro de la aristocracia militar turca. Aqsonqor, el
padre, había sido nombrado gobernador de Alepo cuando Zengi era un
niño, en el 1094. Sin embargo, Abú Said Taj al-Dawla Tutush,
hermano de Malik Shah, se lo llevó por delante y se quedó con la
ciudad, por lo que Zengi hubo de huir hacia Mosul, donde se hizo una
vida al servicio de los gobernadores sucesivos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con
los años, este barón musulmán, por llamarlo de alguna manera,
comenzó a demostrar un gran coraje y una indisimulada fidelidad al
sultán; cualidades ambas que le acabaron por conseguir el puesto de
gobernador de Basora. En 1126, cuando el califa al-Mustarshid se
rebeló contra el sultán, inicialmente se alió con el rebelde, pero
finalmente lo traicionó en Wasit. Por esta razón, fue recompensado
por el sultán como gobernador de Bagdad. Mahmud II, el sultán
selyúcida, se encontró tras el asesinato de al-Bursuqi con la
necesidad de asegurar el poder en Mosul; para entonces, además, era
cada vez más consciente de que Zengi acumulaba cada vez más poder
y, por eso, quería alejarlo de Bagdad. Como consecuencia, fue
nombrado atabeg de Mosul, con la misión de lanzar la yihad contra
los franj y barrerlos de Siria.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Zengi,
o Sanguins como lo llamaban los franj, aceptó la misión; pero, como
muchos antes que él y muchos después, había mucha boquilla en su,
por decirlo así, posición oficial. Al atabeg de Mosul, la idea de
una guerra santa en la que todos los musulmanes eran buenos y todos
los cristianos, cabrones, le parecía una conachada. Eso, pensaba,
dependería de cuáles fuesen sus intereses en cada momento; porque a
él todo lo que le interesaba era lo que le pudiera darle a él
poder. Zengi, de hecho, eran tan ambicioso que se podría decir que
no tenía fronteras. Desde Mosul, soñaba con crear un reino propio
que llegase hasta Armenia al norte y Egipto al sur. Eso suponía,
entre otras cosas, quedarse con Siria, Líbano y Palestina enteras.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
primer movimiento de Zengi fue moverse hacia Alepo. Era consciente de
que allí sería bien recibido, y así fue. Una vez en control de la
ciudad que una vez había gobernado su propio padre, Zengi alcanzó
una alianza con Buri (Taj al-Muluk Buri), el hijo de Toghtekin y
atabeg de Damasco como su padre. Pero todo era traición. En
realidad, Zengi engañó al hijo de Buri, gobernador de la ciudad de
Hama, y se la arrebató. Luego invadió la provincia de Homs,
encarceló y torturó a su emir, Khirkhan; el emir acudió confiado y sin escolta al
encuentro en el que fue apresado porque
acababa de firmar una alianza con Zengi contra los franj.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Lo
siguiente que hizo Zengi fue pisar el suelo de Siria, momento a
partir del cual se convirtió en motivo de pánico; pero no para los
principados cruzados, sino para los correligionarios del invasor.
Timurtash de Mardin superó su conocida alergia a las guerras y
concluyó una alianza con sus primos para rechazar al invasor, pero
Zengi les venció y se anexionó los dominios artúquidas.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Una
vez dueño de Mosul, de Alepo y de las tierras al norte del valle del
Éufrates, Zengi tenía delante, como principales rivales, a los
cruzados y al poder musulmán de Damasco; como rivales algo menores,
los armenios al noreste y los principados árabes como Shaizar. Zengi siguió usando el concepto
de yihad, pero no para realmente llevar a cabo una guerra santa, sino
para incorporar reinos musulmanes a su alianza y, una vez dentro,
poder engañarlos. O sea, como el Frente Popular o Sumar, pero en plan Alahu Argbar. </span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El bando cruzado, sin embargo, tampoco estaba de brazos ídems. Balduino II, de
hecho, había llegado a la conclusión de que la única forma de
prevenir un colapso bajo el poder de un jefe guerrero como Zengi era
ser tan poderoso como él; y por eso había llegado a la conclusión
de que lo que tenían que hacer los latinos era quedarse con Damasco
antes de que lo hiciese su contrincante. Cuando murió Togthekin,
Balduino concluyó que era el momento de atacar el reino o, quizás,
se dio cuenta de que eso mismo era lo que iba a hacer el turco. Se
acercó a Abul Wefa, líder de los ismailitas locales, muy poderosos,
y al propio visir de la ciudad, a los que prometió devolver Tiro a
los musulmanes a cambio de que le entregasen Damasco. Sin embargo, la
conspiración fue descubierta y, de hecho, las turbas sunitas
acabaron linchando a los ismailitas en las calles de la capital. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Perdida
esta alternativa, que era su preferida, Balduino tuvo claro que tenía
que jugar otras cartas. Por lo tanto, envió mensajes a la orden del
Temple, en Europa, en petición de refuerzos y, una vez que los
consiguió, en diciembre del 1129 marchó hacia Damasco. Sin embargo,
su ejército era poco ejército para una plaza como Damasco, así que
hubo de volverse por donde había venido y, además, diezmado. Un
gesto más que demuestra la poca inteligencia de Balduino, que no
consiguió otra cosa que un nuevo acercamiento entre el hijo de Buri
y Zengi.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
estrategia de Balduino, de hecho, comenzó a generar dudas entre sus
correligionarios. Todo el mundo, en ese momento, era ya consciente de
que conservar para los cristianos las tierras de Asia Menor hasta las
riberas del Jordán y del Orontes era una misión imposible, sobre
todo en el largo plazo. Los cruzados nunca habían conseguido tener
suficientes pertrechos y hombres para garantizar todo aquel poder;
pero ahora esa falta era bastante más que evidente, por mucho que la
ayuda de las flotas italianas les permitiese mantener controlado el ataque
egipcio por mar, que, por lógica, tendría que haberles emplazado
dentro de una pinza mortal. Militarmente hablando, haber tratado de
controlar Alepo tenía su lógica, puesto que era un reino vecino de
Edesa y Antioquía y, consecuentemente, el control del mismo por los
turcos hubiera supuesto problemas. Sin embargo, muchos de los barones
cruzados no olvidaban que, cuando menos formalmente, Balduino había
marchado sobre Alepo en el marco de una alianza con fuerzas
musulmanas para reestablecer allí la dinastía de Ridwan. A eso hay
que añadir que, como he dicho, su movimiento sobre Damasco era más
que discutible. No tanto porque la conquista fuese absurda, como
porque era imposible.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A
pesar de esto, la posición de Balduino estaba lejos de ser débil.
Con la toma de Tiro, había conseguido dominar toda la costa. Los
condes de Trípoli y de Edesa le eran totalmente fieles. En cuanto a
Antioquía, en el 1126 arribó a Siria Bohemondo II, el heredero en
nombre de quién el reino se había gobernado catorce años. Nada más
llegar a Siria, Bohemondo desposó a Alicia, la segunda hija de
Balduino.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Para
cuando llegó Bohemondo, Balduino era ya un hombre de sesenta años,
muy trabajado por las guerras y las prisiones, y buscaba sucesor. No
había tenido hijos, pero tenía cuatro hijas: Melisenda, Alicia,
Hodierna y Joveta, de las cuales las dos últimas todavía eran
menores. Su hija la mayor, siguiendo las normas feudales francesas,
era la heredera del trono. A la segunda, lo acabo de decir, la
desposó con Bohemondo II de Antioquía; pero ese mismo casamiento
fue una señal clara de que el rey de Jerusalén no estaba pensando
en el príncipe antioquiano para que lo sucediese.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
siguiente rey de Jerusalén sería quien desposase a Melisenda. En el
año 1128, Balduino envió a su condestable, Guillermo de Bures, a la
Corte de Luis VI el Gordo, rey de Francia, con el ruego de que su
majestad escogiese de entre sus barones el que considerare más
válido para ser, algún día, el rey de Jerusalén. Fue un
movimiento de respeto más que pleitesía pues, formalmente,
Jerusalén no era en modo alguno reino vasallo del francés. Pero
digamos de Balduino tuvo claro que, para aquella operación tan
delicada, tenía que regresar a las esencias.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Luis
el Gordo, la verdad, no se lo pensó mucho. Parecía conocer bien a
sus casas nobles, así que le recomendó a Balduino que le ofreciese
la mano de Melisenda a Fulco V, conde de Anjou.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Fulco,
normalmente conocido como Fulco el Joven, era un noble francés casi
tan poderoso como el propio rey; por eso mismo, también es probable
que los Capetos estuviesen encantados de ver cómo se iba a tomar por
culo a Asia. Era señor de Anjou y de Maine y, muy recientemente,
había hecho un movimiento muy interesante para él, casando a su
hijo, Geoffrey de Plantagenet (a quien solemos conocer como Godofredo
el Hermoso), con la heredera del trono inglés, Matilde I de
Inglaterra y Normandía. Tenía la edad ideal, cuarenta años, y
conocía ya Jerusalén, pues había peregrinado en el 1120.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
boda se celebró el 2 de junio del 1129. Fulco era un guerrero
incansable, que se había sobre todo aliado con el rey francés
contra los germanos, y por eso es muy probable que la idea de ir a
por Damasco fuese, cuando menos, en parte suya. La derrota le
demostró a Fulco que, tal vez, había sido demasiado optimista a la
hora de valorar las posesiones y medios sobre los que iba a tener
poder y señorío.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Por
lo que respecta al hijo de Bohemondo de Tarento y Constancia de
Francia, había heredado su reino no se sabe muy bien de quién pues,
formalmente, había sido Tancredo, en su lecho de muerte, quien lo
había designado sucesor; pero, en la práctica, el reino lo recibió
de manos de Balduino. Había crecido en Italia en medio de los
relatos inacabables sobre la enorme y próspera finca que poseía al
otro extremo del Mediterráneo, y siempre había tenido muchas ganas
de tomar el poder sobre ella. De hecho, cuando llegó, en el 1126,
todavía era un mocete imberbe de 18 años; pero, como os he dicho,
tenía prisa por mandar sobre el solar antioquiano. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Bohemondo,
por lo demás, había heredado de su padre esa percepción según la
cual el mundo giraba a su alrededor y, consecuentemente, él no tenía
que adaptarse a nadie. Su matrimonio fue siempre un fracaso, pues
nunca supo tratar a Alicia de Jerusalén. Por lo demás, casi nada
más llegar procedió a enfrentar Antioquía con el reino cristiano
vecino, Edesa, donde estaba Joscelin de Courtenay. Levantó una
guerra tan cruel entre ambos reinos que Joscelin acabó firmando una
alianza con los turcos que provocó que el ejército mixto entrase en
Antioquía. Parece ser que Bohemondo le exigió al viejo y veterano
guerrero que le expresase pleitesía y el otro, claro, le contestó
que sacase la pichita y le mease en la pechera. Hizo falta que el
venerable Bernardo de Valence, patriarca de Antioquía, y que el
propio rey Balduino mediasen para que aquello no terminase con
alguien haciéndose daño.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Sin
embargo Bohemondo II, quien a pesar de ser un chaval ya había
probado la guerra en Italia, quería leches, y las tendría. Así que
se lanzó rápidamente contra los sarracenos. La suya fue un poco la
actitud del chavalote que se va a una guerra de verdad pensando que
es poco más que una pantalla del <i>Call of Duty; </i>y, de esta
manera, habría de labrarse para sí el destino de ser una especie de
James Dean cruzado. Logró tomar el castillo de Kafartab, que era una
posición tradicionalmente franj que los mosulinos habían tomado
unos dos años antes.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
el año 1129 la dinastía rupeniana armenia que gobernaba Cilicia se
quedó en una situación especialmente comprometida con la muerte de
Thoros I. Tras dicha muerte, aparentemente el hijo de Thoros lideró
una extraña conspiración que acabó por costarle el cuello, tras lo
cual el trono lo ocupó el hermano del rey, Leo I; un monarca, sin
embargo, claramente debilitado, que tenía que enfrentarse a serios
disturbios interiores y que, por lo tanto, se convirtió en un
caramelito para sus vecinos. En febrero del 1130, Bohemondo tomó
beneficio de esa situación entrando en el territorio de Cilicia,
avanzando hacia la ciudad de Anazarbus, que creía sin defensas. La
verdad, parte de razón tenía. Pero no había caído en que Ghazi,
el vecino de Cilicia por el norte, había pensado lo mismo. Ambos
ejércitos se encontraron casi por sorpresa. Bohemondo debería
haberse dado cuenta, pues era bien evidente, que la armada de los
danisménidas era mucho más nutrida que la suya, y que lo que
tocaba era dejarlos pasar amablemente. Pero como era un chavalote
demasiado echado para alante, lo que hizo fue presentar batalla; con
lo que los cruzados fueron rodeados en una colina y masacrados. Tres
años y cinco meses después de haber comenzado su aventura
antioquiana, el sanguíneo Bohemondo las espichó en el campo de
batalla. En realidad, los turcos nunca hubiesen querido matarlo; les
era mucho más valioso vivo. El problema es que Bohemondo se había
aventurado por Cilicia con una tropa tan escasa que la tomaron por
partida de vanguardia, asumieron que no tendría ningún jefe
importante, y se la apiolaron en su totalidad, sin saber que se
estaban cargando al príncipe. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Lo
más importante, lógicamente, fue que el reino cristiano de
Antioquía, que creía haber resuelto el tema de su príncipe durante
muchos años, se encontró una vez más sin señor. Para gran
sorpresa del aludido, hubieron de apelar al rey Balduino de
Jerusalén, que sinceramente había pensado que no tendría que
preocuparse más por el sudoku del norte; así que el buen rey tuvo
que coger otra vez el tren a Antioquía para regular el tema. </span>
</p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-49058689206250799632024-02-23T08:25:00.000+01:002024-02-23T08:25:07.004+01:00Cruzadas (20) Peligro y consolidación<a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/cruzadas-1-deus-vult.html" style="font-family: arial; font-size: large;">Deus vult</a><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas2.html" style="font-family: arial;">Unos comienzos difíciles</a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas3.html">Peregrinos en patota</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas4.html">Nicea y Dorylaeum</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a 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style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span> <p><br /></p><p><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
el momento de la batalla de al-Balat era califa en Bagdad
al-Mustarshid; nada más conocer las noticias, se apresuró a
investir a Ilghazi con los títulos de campeón de la Fe. La suerte
del vencedor, sin embargo, fue corta. Según algún testimonio, tras
vencer a los franj, Ilghazi se cogió un moco brutal de bebidas
fermentadas, lo que le hizo coger unas fiebres que le duraron casi un
mes, Por esta razón, los turcos se tuvieron que quedar quietos
parados hasta que a su jefe el borrachuzo se le pasó la hemicránea;
lo que le dio tiempo a Balduino a llegar a Antioquía.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
la ciudad, el gobierno había sido asumido por el patriarca local,
Bernardo de Valence. Tanto el patriarca como los pocos cruzados que
habían quedado en la ciudad recibieron en loor de multitud a
Balduino II al día siguiente de la catástrofe de los campos de
sangre. Sin embargo, la situación era desesperada. La flor de la
caballería latina en Siria, la formada por los normandos, había
desaparecido por completo en al-Balat. Balduino y Joscelin sólo
tenían una pequeña porción de caballeros, comparada con la que
había dejado la vida bajo las espadas turcas. Y, para colmo, Ilghazi
ahora podía contar con el refuerzo del atabeg de Damasco.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
14 de agosto, unas seis semanas después de la batalla, Balduino tuvo
que enfrentarse a la suya propia. Para entonces, los franj sabían
que no tenían la capacidad de prevalecer y vencer, por lo que el
resultado es el mejor al que podían aspirar: unas tablas en las que
ellos seguían teniendo el control del campo de batalla; si bien a
cambio de unas pérdidas relevantes. Esto es lo que se conoce como la
batalla de Hab o segunda batalla de Tel-Danith, para distinguirla de
la primera, cuatro años antes, en la que Roger de Salerno le
encendió el pelo a Bursuq.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La
derrota de Hab cambió algo en la mentalidad musulmana, sobre todo en
el atabeg de Damasco, Toghtekin. Por mucho que Ilghazi fuese
intitulado campeón de la Fe y todas esas cosas, lo cierto es que
tanto él como sus tropas eran un conjunto abigarrado y amigo más
del saqueo que de otra cosa (cosa que reconocen las propias fuentes
musulmanas, y que atestiguan datos como que Ilghazi moderase la
matanza de cruzados en la persona de aquéllos por los que esperaba
sacar pasta). Así pues, de nuevo la imagen de que la coalición que
ganó la batalla en los campos de sangre era una tropa talibana que
todo lo hacía por Alá no deja de ser una interpretación
hollywoodiense poco real. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Siendo
esto verdad, sin embargo, para Ilghazi y, sobre todo, para Toghtekin,
regresar a Aleppo con las manos vacías y sin poder decir que
Antioquía volvía a ser musulmana fue, más que probablemente, un
problema grave. Aunque ambos intentaron vender la batalla como una
victoria (su resultado, de hecho, no está muy claro), al personal no
consiguieron dársela con queso, y comenzaron a tener problemas de
opinión pública, por así decirlo. Y una de las maneras que
encontraron para superarlos fue intentar convertir todo aquello en un
problema de guerra santa; cosa que, no me cansaré de repetíroslo,
hasta entonces sólo lo había sido a ratos y, sobre todo, en la
imaginación de los licenciados en Historia. Muy particularmente,
será desde entonces cuando los musulmanes comiencen a jugar la carta
de “prometerle” a los cruzados los peores sufrimientos en el caso
de ser apresados.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Por
lo demás, en todo momento de las cruzadas que se mire, lo primero
que hay que entender es que los musulmanes tenían sus propios
intereses internos. Que ellos <i>tampoco </i>eran unos combatientes
que colocasen a Dios y sus pretendidas necesidades por encima de
todo. Toghtekin e Ilghazi, de hecho, sin llegar a ser enemigos, eran
oponentes, pues ambos tenían la ambición de controlar el reino de
Alepo para ellos, pues eran perfectamente conscientes de que el serio
deterioro de la dinastía selyúcida al frente de la nación la había
convertido en un caótico caramelito. En buena teoría, Alepo tenía
la sucesión garantizada, pues el emir Ridwan tenía un hijo muy
capaz, Alp Arslan. Arp, sin embargo, fue extrañamente asesinado por
su propio tutor, un tal Lulu que era un eunuco de la Corte, esa
posibilidad obviamente se disolvió. El propio Lulu, que debía de
querer mucho a su abuela puesto que su nombre completo era Lulu
al-Yaya, fue asesinado y, tras su muerte, fue otro eunuco, el
renegado armenio Shams al-KawassYaruqtash, quien tomó el poder en el
reino, que colocó bajo la protección de los franj por miedo a que
otros musulmanes, sobre todo Toghtekin o el sultán de Persia, le
quitasen la finca. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
atabeg de Damasco y el emir de Mardin se establecieron en Alepo;
todavía los unía el objetivo de aprovechar la debilidad de
Antioquía para ampliar sus territorios. Ilghazi, al fin y al cabo
líder de un pueblo guerrero básicamente nómada tan sólo
epidérmicamente identificado con los objetivos de la lucha
religiosa, estuvo un año de <i>razzia </i>en <i>razzia.</i> Fueron
meses de dimes y diretes, de posiciones tomadas y reconquistadas;
pero, al fin y a la postre, con el tiempo los cruzados llevaron la
mejor parte. Los turcomanos de Ilghazi no eran guerreros
profesionales; su vida no consistía en guerrear el tiempo que
hiciese falta; lejos de ello, querían volver a encontrarse con sus
tribus y con sus gentes, lo que hizo que poco a poco fuesen perdiendo
pegada. En 1121, el hijo de Ilghazi, que había sido nombrado
gobernador de Alepo, concluyó un tratado de paz con los franj; un
tratado en el que los latinos recuperaron todo el territorio que
habían poseído antes de su gran derrota.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Ilghazi,
en todo caso, no las tenía todas consigo. Su propio sobrino, en el
momento en que controló Alepo y se vio consolidado, se volvió
contra él. Pero, además, desde el reino de Georgia sus posesiones
de Mardin comenzaron a verse atacadas por el rey David. Rey que,
según a quién leáis, es David I (por ser el primero que reinó
sobre una Georgia unificada); David II, por ser el segundo David que
fue intitulado rey de los georgianos; o David IV, por ser el cuarto
rey David de la dinastía Bagrationi. Yo creo que la denominación
más común en su entorno es David Aghmashenebeli, es decir, David el
Contructor. Suleimán, de hecho, no escondía su intención de
trascender el tratado de paz con los franj y llevarlo a una verdadera
alianza táctica contra su padre. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Ilghazi
habría de morir en 1122, es decir, apenas tres años después de su
victoria en los campos de sangre. Sus hijos se repartieron sus
posesiones, y Suleimán se quedó con Alepo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Durante
todo ese tiempo, Balduino II hizo, básicamente, de casamentero. Se
pasó, efectivamente, buena parte de aquel tiempo buscando maridos
para las viudas de los muchos poseedores de castillos y feudos
antioquianos que habían entregado la vida en al-Balat. Era rey de
Jerusalén y, ahora, regente de Antioquía a falta de un soberano
vivo. Y la cosa no se paró ahí pues, algún tiempo después,
cuando Balak Naser al Dawla, el emir de Kharpurt, logró hacer
prisionero al primo de Balduino, Joscelin de Courtenay, también se
convirtió en regente del condado de Edesa. Consciente de que era
necesario optimizar el poder cruzado, decidió realizar una
expedición para liberar a Joscelin; pero todo lo que consiguió fue
ser él mismo apresado por Balak. Así las cosas, en 1123, tres
posesiones cruzadas: el reino de Jerusalén, el principado de
Antioquía y el condado de Edesa, tenían a su rey o regente en el
maco.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Haciendo
uso de esta posición de ventaja, Balak marchó sobre Alepo y le hizo
la guerra a su primo Suleimán; y, cuando lo controló, decidió
terminar lo que Ilghazi había comenzado años antes, e invadir
Antioquía. Sin embargo, los franj estaban muy lejos de haber tirado
la toalla. Eustacio Garnier, el condestable de Jerusalén, había
sido elegido para gobernar la provincia junto con el reino
hierosolimitano. En los dos años por venir, haría una labor
increíble, probablemente imposible de no haber existido entre los
latinos un espíritu de solidaridad que, la verdad, en tiempos
feudales era poco frecuente. El caso es que no sólo fue capaz de
mandar a Balak a la casilla de salida todas las veces que éste
intentó entrar en Antioquía; sino que, al tiempo, repelió los
ataques sobre Jerusalén de la flota egipcia fatimí; esto no sin
ayuda de los venecianos. Con el tiempo se vino arriba y sometió a
asedio a la ciudad costera de Tiro que, tras ser conquistada, dejó a
los musulmanes casi sin puertos de mar, salvo Ascalón. Tiro, de
hecho, no pudo ser defendida por los musulmanes dado que los
egipcios, que eran los únicos islamitas que entonces sabían navegar
en serio, acababan de ser seriamente derrotados por los venecianos
delante del puerto de Ascalón. En tierra, Toghtekin, que seguía
siendo el atabeg damasceno, no disponía de tropas suficientes como
para poder soñar con desalojar a los franj; y ni él ni los egipcios
pensaron nunca en ayudarse, pues ambos se consideraban heréticos el
uno al otro. Quien sí tenía el plan de ayudar a los habitantes de
Tiro era Balak pero, como veremos enseguida, La Parca se lo
impediría. Así las cosas, el 7 de julio de 1124, Tiro se rindió a
los cruzados. El nuevo condestable, Guillermo de Bures (sustituto de
Eustacio Garnier, muerto el año anterior) estableció la autoridad
sobre la ciudad de Balduino II de Jerusalén; algo a lo que ni el
conde de Trípoli ni los venecianos, que eran en gran parte fautores
de la victoria, se atrevieron a discutir.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La
caída de Tiro, en realidad, no es un episodio más de la larga
Historia de las cruzadas. Según todos los indicios, y esto quiere
decir que lo que escribo es algo que confirman tanto las fuentes
cristianas como las musulmanas, la caída de Tiro en manos cristianas
no fue el fruto de un ataque final, sino de un acuerdo. Los franj
acordaron la entrega de la ciudad con Toghtekin, en términos
extraordinariamente pacíficos y respetuosos. Por eso la caída de
Tiro es importante; porque marca un punto en las cruzadas de,
podríamos decir, maduración tanto ética como estratégica. Cada
vez más, las partes contendientes, que por otra parte eran dos
bandos líquidos que se avenían a alianzas y contra alianzas en las
que, la verdad, las pisadas de Jesús y las barbas de El Profeta
tenían más bien un papel de comparsilla; las partes contendientes,
digo, trataban de hacerse cuanto menos daño, mejor. Ambos habían
aprendido a reconocer los hechos consumados, a asumir que no tenían
fuerza para resistir o que no la tenían sobrada para ganar; y que, por
lo tanto, lo que había que hacer era concluir cada negocio de la
mejor manera posible. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
la zona, sin embargo, había surgido un nuevo personaje importante.
El artúquida Balak, él mismo sobrino de Ilghazi, tenía el proyecto
de construir un gran reino para sí a costa de otros reinos turcos y
de los cruzados; y con el tiempo lo conseguiría; sin embargo, su
presencia en la Historia es apenas un parpadeo porque murió joven,
en 1124, causa de una flecha que le disparó un asesino.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Muerto
Balak, caída Tiro, neutralizada la flota fatimí en el Mediterráneo
por los poderosos venecianos, se produjo, en agosto de 1124, la
liberación de Balduino II. El rey de Jerusalén, en contra del tenor
de las apuestas en William Hill unos meses antes, regresaba a sus
posesiones para verlas, no sólo conservadas, sino acrecentadas y
consolidadas. El hecho de que las costas occidentales de Oriente
Medio sean un espectáculo constante de mezquitas y muecines no
impide ver con claridad lo muy consolidados que llegaron a estar los
reinos cristianos en aquellos predios. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A
Balduino lo había soltado Timurtash ibn Ilghazi, un príncipe que,
por lo general, abominaba de la guerra. Balduino le ofreció un
pastón y las tierras antioquianas en la rivera derecha del Orontes,
así como su ayuda para repeler al jefe beduino Dubais.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A
pesar de que los musulmanes se quedaron rehenes en garantía del
cumplimiento de lo pactado, entre ellos Joveta, hija de Balduino
entonces de cinco años, y otros nobles jóvenes como el hijo de
Joscelin, Balduino tenía la intención de cumplir con las
condiciones monetarias de su pacto; pero no las territoriales,
argumentando que él sólo era el regente de Bohemondo II y, por lo
tanto, no podía desgajar el principado. Parece ser que la respuesta
de Timurtash fue llevarse por delante a un sobrino de Joscelin y,
también, según una sola fuente (el continuador de la crónica de
Guillermo de Tiro) los musulmanes también violaron en grupo a la
niña Joveta; aunque de esto, como digo, no hay mayor confirmación.
Por lo demás, Joveta haría carrera como abadesa de las Hermanas de
Betania, con una gran fama de piedad y fervor religioso; la historia
de la violación bien puede ser un elemento más de esta
construcción. No hay que descartar, en todo caso, que cualquier día nos encontremos con alguna facultad de Historia lanzando la campaña #JovetaYoSiTeCreo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Balduino
II, por otra parte, parece no haber aprendido nada del pasado o,
cuando menos, haber pensado que él sí que sabría sacar petróleo
de donde otros sólo habían sacado mierda. A pesar de que, como
digo, los hechos eran claros al señalar que el gran error de Roger
de Salerno, que había acabado con él y con sus caballeros, había
sido ir a por Alepo, Balduino rompió la promesa hecha a su carcelero
y, en lugar de atacar a Dubais aliado con Timurtash, lo que hizo fue
concluir una alianza con el beduino para atacar juntos Alepo. Decidió
convertirse en algo así como el campeón de la legitimidad
selyúcida, por así decirlo, en el reino de Alepo, en oposición a
los artúquidas que derivaban su poder de las acciones de Ilghazi.
Contaba, además, con una tropa muy interesante, pues Dubais era todo
un señor de la guerra, un Cid Campeador al que la Historia, en mi
opinión, no hace toda la justicia que debería, por la cantidad de
hombres que logró acopiar a su cargo y por lo ancho y largo del
territorio en el que, de una forma u otra, actuó. Esta tropa de
fieros beduinos, salpimentada de señores nacidos en el Espacio
Económico Europeo, sometió a Alepo a un asedio tan extremo que,
según las crónicas, entre los habitantes de Alepo se terminó por
generalizar el canibalismo; tal vez algún día algún director de cine español haga una plúmbea película sobre el tema. Timurtash, que ya os he dicho era un poco
nenaza y lo de la guerra no le iba, abandonó la ciudad y se refugió
en Diarbekir. Así las cosas, los habitantes de Alepo se habían
quedado sin campeón que los protegiese, así que volvieron el rostro
hacia uno de los puntos más poderosos de aquella zona entonces:
Mosul, y su atabeg, Qasim al-Dawla Sayf al-Din Abú Said Aqsunqur
al-Bursuqi; normalmente conocido por Aqsunqur (o Aqsonqor)
al-Bursuqi. El Bursu para los amigos.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-18790069756974311662024-02-22T08:28:00.000+01:002024-02-22T08:28:19.896+01:00Cruzadas (19): La muerte de Balduino I de Jerusalén<a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/cruzadas-1-deus-vult.html" style="font-family: arial; font-size: large;">Deus vult</a><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas2.html" style="font-family: arial;">Unos comienzos difíciles</a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas3.html">Peregrinos en patota</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas4.html">Nicea y Dorylaeum</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas5.html">Raimondo, Godofredo y Bohemondo</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas6.html">El milagro de la lanza</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas7.html">Balduino y Tancredo</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas.html">Una expedición con freno y marcha atrás</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas9.html">Jerusalén es nuestra</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html" style="font-family: arial;"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas19.html">La muerte de Balduino I de Jerusalén</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Peligro y consolidación</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey ha muerto, viva el rey</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">The bitch is back</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La pérdida de Edesa</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Antioquía (casi) perdida</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Reinaldo el cachoburro</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bailando con griegos</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Amalrico en Egipto</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey leproso</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span> <p><br /></p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Comenzando el siglo XII,
la expedición cruzada en Oriente Medio, que, para qué negarlo, en
sus inicios había tenido mucho de locura impracticable, daba claras
muestras de madurez y de consolidación. A decir verdad, un elemento
importante de esta consolidación es el importante flujo de
peregrinos hacia Jerusalén que las primeras conquistas animaron. Los
peregrinos iban y venían; no sólo eso, sino que los propios
soldados cruzados, en su mayoría, tenían el concepto de estar de
servicio, es decir, soñaban con el día en que tomarían un barco
para regresar a casa. Pero el flujo constante de viajeros también
contenía hombres armados. En 1110, por ejemplo, el rey de Noruega,
Sigurd, viajó a Jerusalén con una tropa y, desde luego, sin el
menor deseo de quedarse. Sin embargo, mientras estuvo allí ayudó a
Balduino a conquistar Sidón. Luego estaba la actividad de los
genoveses y pisanos en la costa.<span></span></span></p><a name='more'></a><span style="font-family: arial; font-size: medium;">
</span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con el tiempo, sin
embargo, hasta esto comenzó a normalizarse, que es una forma de
decir que dejó de tener la intensidad requerida. Los cruzados, pues,
hubieron de acostumbrarse a la idea de que debían gestionar una
situación con escasos refuerzos. Esta dinámica creó una creciente
diferencia entre la vieja guardia, es decir los que habían ido en la
primera cruzada; y los nuevos, que básicamente eran todos los demás.
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Luego estaba el problema
de la soberanía de Balduino I. Era, sí, el rey de Jerusalén; pero
eso no quiere decir, necesariamente, que fuese su autócrata
gobernador. Jerusalén era cosa de toda la cristiandad, y eso quiere
decir que por la ciudad siempre estaban pululando personajes, fuesen
nobles que habían hecho el viaje, fuesen prelados con mensajes del
Francisquito, que, por decirlo así, le daban mordiscos, a veces muy
grandes, a la tostada de su poder. Por lo demás, cuando el flujo de
apoyo desde Europa comenzó a escasear, Balduino se hizo
crecientemente dependiente de los genoveses y pisanos, cuyos barcos
estaban allí para hacer negocio y, por lo tanto, a cambio de su
apoyo exigían privilegios comerciales que, en la práctica, los
convertían en reyezuelos de algunas zonas costeras. El único dato
bueno para Balduino es que, por lo menos, había conseguido controlar
el patriarcado de Jerusalén, dado que al patriarca todo lo que le
interesaba era la pasta.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El rey de Jerusalén fue
un rey que siempre estuvo en conflicto con su Hacienda. Los
privilegios comerciales de los italianos le dejaban sin ingresos; y,
por otra parte, su decisión de no imponer un impuesto a los
visitantes de Santo Sepulcro (cosa que sí habían hecho los
gobernantes musulmanes) también lo privó de una de sus principales
fuentes de numerario.
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El rey hierosolimitano se
había casado con una armenia, Arda, la hija del príncipe Thatoul o
Taphmuz, también conocido como Thoros de Marash. Este matrimonio se
había apañado al principio de su poder, cuando la influencia
armenia en Palestina era relevante. Los armenios, sin embargo, habían
ido perdiendo gran parte de su poder al sur de Cilicia. Balduino, por
otra parte, se había gastado ya la dote de su señora, por lo que,
por decirlo en términos microeconómicos, su matrimonio era un matrimonio con utilidad marginal negativa; y eso era un problema en aquellos tiempos, pues en aquellos
tiempos los gobernantes siempre estaban casados por algo con quien estaban
casados.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Así las cosas, Balduino
argumentó (o se lo inventó) que su mujer, durante un viaje en barco
de Lattakieh a Jaffa, había sido violada por piratas; en
consecuencia, quedó impura, la repudió y la invitó a ingresar en
un convento. Parece ser que Arda, por lo que sabemos, era un poco
pendón desorejado, o sea, era una ninfoarmenia; pero la historia de los piratas es un poco
forzada, la verdad.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Una vez libre de nuevo,
el rey de Jerusalén se puso a buscar una esposa que le aportase
pasta. La elegida fue la condesa viuda Adelaida de Sicilia, madre que
era de Roger, el conde de Sicilia de origen normando. La condesa se
presentó en la costa de Asia Menor con dos trirremes absolutamente
cargados de oro y otros tesoros.
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Hay que decir que el
repudio de Arda no había sido un repudio legal. Había sido, como
diría Miguel Gila, un simple “ahí te quedas”. Consecuentemente,
Balduino I de Jerusalén, el rey que guardaba las más queridas
reliquias del cristianismo, en realidad cometió bigamia cuando se
casó con Adelaida. Pero eso no le importó mucho: ni a él, que
automáticamente se apoderó de la dote; ni, por supuesto, a Arnulfo
de Malecorne, patriarca de Jerusalén que los casó, quien,
seguramente, algo trincó de lo que vino en los barcos; pues Arnulfo
era uno más de esos personajes que la Iglesia ha generado a manos
llenas, que son el primer pobre de la Tierra pero se mueren por <i>la
pasta. </i><span style="font-style: normal;">En realidad, no fue hasta
cuatro años después del matrimonio (cuando se había gastado toda
la dote) cuando al rey Balduino le empezaron a entrar escrúpulos con
su situación civil.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">A
decir verdad, fue Arnulfo quien le dijo que no podía seguir viviendo
en concubinato con su segunda teórica mujer; pero no olvidemos que
era una situación que conocía desde el principio, y que sancionó
sin problemas.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">Los
pruritos de Balduino y Arnulfo, de hecho, tienen poco que ver con la
moral y con la sensación de las cosas bien hechas. El problema que
se le planteaba al rey de Jerusalén es que, con el tiempo, se había
ido convenciendo de que dejarle el reino de Jerusalén en herencia a
Roger de Sicilia era un tremendo error. Hijastro y padrastro no se
entendían ni se querían entender y Roger, la verdad, como buen
normando, era una especie de Tancredo 2.0; un tipo al que se le daba
una higa el santo sepulcro, las reliquias de la cruz y los santos
óleos del Dúo Sacapuntas. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">Así
las cosas, en uno de los gestos más vergonzosos que recuerda la
Historia, Adelaida fue facturada de nuevo a Sicilia, sola y sin uno
solo de los tesoros que había traído; es decir, que el pretendido
matrimonio entre ella y el rey de Jerusalén había sido, en
realidad, un robo a mano armada, perpetrada por el guardián de los Santos Lugares, y avalado por la mayor autoridad del
Papa en la ciudad.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">Adelaida
llegó a casa más cabreada que una mona y, cuando le contó el mojo
a su hijo Roger, que ya era de por sí un motero con armadura, éste
le escribió a Balduino que, para empezar, se fuese olvidando del
apoyo naval que Sicilia le venía prestando para meter y sacar
mercancías de su reino. Aun así, Balduino dio el cabreo por bien empleado. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">En
marzo del 1117, y porque en el siglo XII estamos todavía en los
tiempos en los que los reyes trabajaban en lo suyo y, por lo tanto,
estaban al frente de sus tropas en el campo de batalla en lugar de
haciendo regatas galaicas, Balduino estaba realizando una expedición
contra una serie de árabes establecidos en su reino. En medio del
enfrentamiento, alguien le lanzó una lanza que le alcanzó en la
entrepierna. La herida, quedó claro desde el primer momento, era
seria, y lo colocó rápidamente entre la vida y la muerte. Se
recuperó de la herida, pero no de las secuelas; ya nunca volvió a
ser el mismo. Sin embargo, no aflojó la presión hacia el sur,
contra los egipcios; en el 1118 les tomó la ciudad de Farama, que le
sirvió de cabeza de puente para alcanzar el delta del Nilo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">Los
relatos contemporáneos nos dicen que Balduino quedó chupetizado por
el espectáculo del delta del Nilo, que si es impresionante hoy,
entonces debía de ser la leche. Sin embargo, se sentía débil y mal, y decidió regresar a casa rápidamente. Sin embargo, no lo
consiguió. Murió de camino, en al-Arish, el 2 de abril del 1118.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">Balduino
I de Jerusalén, por lo tanto, falleció sin haber designado un
sucesor. Lo cual es algo sorprendente, porque de los relatos nos
queda claro que estuvo pensando en que se moría por lo menos un año.
Durante ese tiempo, sin embargo, no pareció pensar que su gesto de
haber desheredado de mala manera a Roger de Silicia no había dejado
las cosas claras. Aparentemente, Balduino no tenía claro a quién
dejarle su reino y, simplemente, confió en que los barones de su
reino seguirían la tradición europea, y buscarían un sucesor en su
propio tronco familiar.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">Efectivamente,
la corte de barones de Jerusalén, ante el cadáver embalsamado de su
rey, decidieron enviar una diputación para entrevistarse con
Eustacio, su hermano mayor, conde de Boulogne. Eustacio había
viajado en la primera cruzada con sus dos bros; pero, tras la toma de
Jerusalén, había decidido que aquello no era para él y se regresó
a Europa. Era, pues, un hombre mayor, pues ya tenía más de sesenta
años; y llevaba 18 gobernando su predio boloñés sin siquiera
echarle un vistazo de vez en cuanto a los DVDs de cuando había
estado en Oriente Medio. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">La
opción de Eustacio, aunque los barones le enviaron una diputación y
todo, era implanteable; y los nobles hierosolimitanos lo sabían. En
realidad, tenían una segunda opción, algo más lejana, pero que
presentaba la ventaja de estar no sólo presente en el teatro de las
cruzadas, sino en la propia Jerusalén, pues en el momento de llegar
el cadáver de Balduino estaba en la ciudad para pasar allí la
Semana Santa. Hablamos de Balduino de Le Bourg, conde de Edesa y
primo en primer grado de Balduino I. Este segundo Balduino, además,
tenía importantes apoyos en las personas de Arnulfo de Malecorne y
Joscelin de Courtenay. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">Balduino
de Le Bourg, pues, fue votado nuevo rey de Jerusalén por la
totalidad de la asamblea de gardingos locales. El tema terminó por
ser un poco jodido pues, desmintiendo a todas las casas de apuestas,
Eustacio de Boulogne decidió aceptar la corona que se le había
ofrecido. Nadie, por lo demás, se molestó en enviarle un mensajero urgente para informarle del cambio de planes, por lo que Eustacio se aprestó
a trasladarse, con toda pompa y gran gasto, hacia Jerusalén. No se
enteró de la movida hasta que estaba a medio camino, en Apulia (sur
de Italia). Balduino de Le Bourg, el hombre que se había enfrentado
a Tancredo, y su mujer, la armenia Morphia, se convirtieron, pues, en
los reyes de Jerusalén. Habiendo dejado libre el feudo de Edesa,
Balduino nombró a Joscelin de Courtenay, quien como ya os he dicho
fue fundamental en su elección, como nuevo conde.</span></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">En Balduino II
de Jerusalén, la cristiandad encontró a un rey bastante más
presentable que el anterior. Era bien conocido el dato de que el
monarca tenía las rodillas y las manos permanentemente enrojecidas
como resultado de sus muchas postraciones, lo que daba la medida de
su piedad. Su vida no era escandalosa en absoluto. Esas piedad y
sobriedad, sin embargo, no lo convertían en un nenaza en absoluto;
era un resuelto combatiente, valiente y echado para delante. El nuevo
rey, por lo demás, hubo de aceptar que su carga de trabajo se
incrementase muy considerablemente a causa de los problemas en el
reino de Antioquía, cuya regencia </span><i>de facto</i><span style="font-style: normal;">
hubo de ejercer.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">El
conde de Trípoli, por su parte, rehusó jurar fidelidad al nuevo
rey; sin embargo, la perspectiva de terminar en guerra con él le
hizo cambiar de idea. Balduino II, por lo demás, consciente de lo
feble de sus alianzas con los reinos teóricamente vasallos, trató
inmediatamente de incrementar los vínculos entre todos los
territorios y, consecuentemente, casó a dos de su hijas con los
gobernadores de ambos territorios; una se casó con el príncipe de
Antioquía, y la otra con el hijo del conde de Trípoli.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">Pero
vayamos con el lío de Antioquía. Desde que en 1112 la había
roscado Tancredo, este importante reino cruzado había estado bajo el
gobierno de Bohemondo II formalmente pero, dado que era un niño, por
Roger, el hijo de Ricardo de Salerno. Roger, que no era un cruzado de
primera hora, era, sin embargo, uno de los mejores estrategas de su
tiempo. Consiguió, en condiciones muy difíciles, defender Antioquía
de los ataques de Mawdud y, después, de Bursuq ibn Bursuq, el rey de
Hamadan. En septiembre de 1115, en Tel-Danith, consiguió, de hecho,
un victoria fundamenta contra los árabes de Bursuq; tras esta
victoria, consiguió extender su poder hacia el reino de Alepo, el
cual, tras la muerte de Ridwan, llevaba desde el 1113 gobernado por
un emir niño que, además, era medio idiota; por lo que el país lo
gobernaba en la práctica un eunuco de su Corte. Primero hubo una
tregua entre Antioquía y Alepo pero, en 1119, habiendo expirado
ésta, Roger se lanzó a por el reino vecino.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-style: normal;">Desde
el punto de vista de los islamitas, amenazar Alepo era ya caza mayor.
Así las cosas, Ilghazi de Mardún y Toghtekin de Damasco unieron sus
fuerzas, y avanzaron hacia la ciudad. Obtuvieron la alianza de Tughan
Arslan Kuzlan, emir de Bitlis, en la Gran Armemia; y con los emires
árabes munquidites de Shaizar, vecinos del principado de Antioquía.
La reacción de Roger fue apelar a Balduino II y al conde de Trípoli,
los cuales respondieron a la llamada con sus tropas. No obstante,
Roger decidió no esperarlos, pues juzgó que sería más útil
tratar de atacar a Ilghazi antes de que pudiera reunirse con su
aliado damasceno; estuvo también presionado por sus súbditos
antioquianos, obsesionados con desplazar el centro de los
enfrentamientos fuera del principado para tratar de evitar el pillaje
turco. Así pues, se situó a la entrada de un paso estrecho entre
montañas, en un lugar llamado al-Balat.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">Ilghazi
esperó ocho días, para que el hambre y el calor hiciesen su
trabajo; y, después, atacó, también sin esperar a sus aliados. En
clara superioridad numérica, rápidamente fue capaz de rodear
completamente al pequeño ejército de Roger de Salerno. Para los
cruzados, fue evidente desde el principio que ésa era su última
batalla. Fueron masacrados prácticamente hasta el último hombre y,
la verdad, los que sobrevivieron llegaron a envidiar a sus compañeros
muertos. Roger de Salerno fue muerto a los pies de la gran cruz que
había hecho traer de una iglesia de Antioquía. El único personaje
de importancia que salvó la vida fue Reinaldo Mazoir, el condestable
de Antioquía. Se abrió paso entre los turcomanos hasta la torre de
Sarmeda, donde su resistencia fue tan feroz que Inghazi decidió
respetarle la vida. Muchos combatientes fueron asesinados en el campo
de batalla, cuando ya se habían rendido. Del resto que fueron hechos
prisioneros, algo así como la mitad fueron linchados al día
siguiente por las turbas. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-style: normal;">Los
campos de al-Balat son conocidos desde entonces por la historiografía
cristiana como </span><i>Ager Sanguinis</i><span style="font-style: normal;">;
los campos de sangre.</span></span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-31017974505137268852024-02-21T08:29:00.000+01:002024-02-21T08:29:06.837+01:00Cruzadas (18): Relevo generacional<a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/cruzadas-1-deus-vult.html" style="font-family: arial; font-size: large;">Deus vult</a><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas2.html" style="font-family: arial;">Unos comienzos difíciles</a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas3.html">Peregrinos en patota</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas4.html">Nicea y Dorylaeum</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas5.html">Raimondo, Godofredo y Bohemondo</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas6.html">El milagro de la lanza</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas7.html">Balduino y Tancredo</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas.html">Una expedición con freno y marcha atrás</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas9.html">Jerusalén es nuestra</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html" style="font-family: arial;"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas18.html">Relevo generacional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La muerte de Balduino I de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Peligro y consolidación</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey ha muerto, viva el rey</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">The bitch is back</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La pérdida de Edesa</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Antioquía (casi) perdida</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Reinaldo el cachoburro</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bailando con griegos</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Amalrico en Egipto</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey leproso</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span> <p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">La
intervención de rey de Jerusalén fue notablemente beneficiosa para
Balduino de Le Bourg. Aun después de haber recuperado Edesa, estaba
en una situación bastante frágil frente a Tancredo, aunque éste
también había perdido muchos caballeros en la batalla. Sin embargo,
Balduino de Jerusalén había creado una jerarquía, por así
decirlo. Cuando se había presentado en las afueras de Trípoli para
mediar en la querella entre nobles provenzales, allí se había
producido una asamblea de nobles muy al estilo europeo, </span></span><span><i>presididos
por el rey</i></span><span><span style="font-style: normal;">,
que era él. En esa asamblea había estado Tancredo, quien ahora no
se podía sustraer a la demanda de autoridad de Balduino. En
consecuencia, aunque probablemente él hubiese preferido rearmarse y
atacar, Tancredo, enfrentado a una corte de barones que entendían la
prevalencia del rey, se vio obligado a llegar a un acuerdo con
Balduino de Le Bourg y Joscelin de Courtenay. Ciertamente, no llegó
a tanto como para hincar la rodilla delante del rey y jurarle
pleitesía; pero sí hubo de aceptar sus designios. Balduino de
Jerusalén ganó dos vasallos: los gobernadores de Trípoli y Edesa,
aunque ambos estaban notablemente debilitados.<span></span></span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Abu Shuja Ghiyath al-Dunya Walid Din Mohamed ibn Malik Shah</span><span><span style="font-style: normal;">, el hijo de Malik Shah y sultán de Persia, había
decidido por entonces guerrear contra los cruzados, cuya influencia
en la zona, finalmente, consideraba excesiva. Juntó un ejército al
frente del cual colocó a su general Sharaf ad-Daula Mawdud, para
entonces atabeg de Mosul, reforzado por las tropas de Soqman
el-Qutbi, emir de Khilat, en la Gran Armenia; así como las de</span></span><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">
</span></span></span></span><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">Najm
ad-Din Ilghazi ibn Artuk, emir ortoqid o artúquida de Mardin.
Mawdud, que quería una guerra santa en condiciones y la reconquista
total de las tierras tomadas por los cristianos, quiso empezar por
Edesa, a la que consideraba, con razón, el eslabón más frágil de
la cadena (que, de todas formas, en realidad no era una cadena). Los
turcos llegaron a las murallas de la ciudad en mayo del año 1110, y
comenzaron el asedio. De esta operación los cristianos habrían de
acusarse mutuamente. Según Balduino de Le Bourg, fue Tancredo, y sus
arreglos con los musulmanes, quien les animó a asediar Edesa; según
otros cronistas, fueron Balduino y Joscelin quienes atizaron la
avaricia de los turcos invitándoles a hacerle la guerra a Tancredo.
Incluso es posible que ambas teorías sean ciertas.</span></span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Finalmente,
Balduino de Jerusalén decidió que Edesa no podría
perderse para los cruzados. Así pues, reunió el ejército que fue
capaz de reunir y llamó también a la batalla a Bertrand de
Saint-Gilles, en Trípoli. Luego llegó lo más difícil de todo, que
fue convencer a Tancredo de que se apuntase a su bando natural, el de
los cristianos. Al parecer, el jerarca de Antioquía sólo cedió
cuando vio que sus propios barones locales le intimaban a hacerlo.
Así las cosas, un renuente Tancredo se presentó ante el rey de
Jerusalén, y escuchó, no sin cabreo, un discurso por parte de su
jefe, recordándole que todos estaban allí para guerrear contra los
musulmanes. El normando, la verdad, estaba ya en otra onda.</span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">El
joven señor de la guerra normando, sin embargo, muy probablemente
nunca tuvo la menor intención de cumplir sus compromisos. De hecho,
poco tiempo después de ponerse en marcha el ejército cruzado
combinado, aprovechó la primera ocasión que tuvo para largarse, con
lo que los latinos perdieron aproximadamente un cuarto de sus
efectivos. Mawdud estaba cerca con un gran ejército, muy superior al
cristiano. Y, para ponerle las cosas peor a Balduino, tenía ya
noticias de que los egipcios estaban aprovechando la marcha de la
mayoría de las tropas cristianas de Jerusalén para hostigar el
reino palestino. Así las cosas, decidió no arriesgarse a una
batalla en la que no las tenía todas consigo.</span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">La
decisión de Balduino provocó que los musulmanes hiciesen suya la
región de Edesa. Y no sólo eso. Se entregaron al pillaje y al
asesinato de una forma que convierte la entrada de los propios
cruzados en Jerusalén en un juego de niños. En realidad, lo que
pasó en Edesa, según consideran muchos historiadores, fue un
genocidio en toda regla. </span></span></span></span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">Los
francos habían decidido evacuar a toda la población civil a la margen
derecha del Éufrates, buscando con ello proteger a los armenios. Sin
embargo, aquel traslado, que de por sí era logísticamente muy
complejo, fue muy pobremente organizado. Enseguida faltaron barcas y
transportes para pasar el río, con lo que los miles y miles de
habitantes cristianos se amontonaron en las planicies junto a la
orilla del río; y allí los encontraron los turcos, sin protección
alguna. Aquella jornada no es buen ejemplo para los amigos de los
libros de Historia llenos de tablas y gráficos y amigos de la idea
de que todo en Historia transcurre de forma lenta y progresiva.
Porque en una sola jornada, así de simple, el presente y el futuro
de la provincia de Edesa cambió para siempre. Hasta ese momento,
había sido una tierra fértil y, consecuentemente, densamente
poblada. Una tierra con futuro. Pero la inmensa mayoría de las
personas que estaban llamadas a ponerle nombre y apellidos a ese
futuro fue muerta en esas horas. La región nunca se recuperó de ese
golpe (que, de todas formas, no sería el último). </span></span></span></span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">El
genocidio de Edesa, además, contó con otro detalle muy importante a
tener en cuenta. Las bajas de los cruzados en aquella matanza fueron
</span></span></span></span></span><span style="color: black;"><span><span><i><span style="font-weight: normal;">cero</span></i></span></span></span><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">.
No hicieron nada, y nada es nada, por impedirla. Como consecuencia,
si los vínculos entre armenios y latinos eran ya febles, ahora
desaparecieron para siempre. Armenia no ha vuelto a confiar en
amigos occidentales y, la verdad, hace bien.</span></span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Tancredo,
por su parte, recibió una buena ración de su medicina. Ya cuando se
había ido a unir sus fuerzas con las de Balduino se encontró con
que Ridwan, su teórico aliado, atacaba sus tierras. Y,
posteriormente, Mawdud, el genocida del Éufrates, lo atacó en el
año 1111, y si salió con bien fue por la ayuda de los dos
Balduinos, que acudieron para socorrerlo.</span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">A
Tancredo, sin embargo, la vida no le dio para más. Murió en el
1112, cuando apenas tenía 36 años. Antes de morir, organizó su
testamentaría para que su mujer, Cecilia de Francia, se casara con
un hijo de Bertrand de Trípoli, llamado Pons. Fue un movimiento con
el que Tancredo trataba de prolongar el poder de su familia, ya que
él, como buen normando, sabía que los usos y costumbres de su gente
entregarían el principado de Antioquía al hijo de Bohemondo de
Tarento y Constanza de Francia. Sin embargo, este heredero era apenas
un niño de tres años que vivía con su madre en Italia. Como
mantener el orden y la capacidad militar en Antioquía era materia
que no podía esperar a que a un chavalín le saliesen pelos en los
huevos, los nobles decidieron designar a un sobrino de Tancredo,
Roger, el hijo de Ricardo de Salerno. Era un joven de 25 años, al
parecer no muy listo, pero con un buen brazo.</span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Pocos
meses después de roscarla Tancredo, lo hizo Bertrand de
Saint-Gilles. Como conde de Trípoli fue heredado por su hijo Pons
que, como ya hemos visto, había casado con la viuda de Tancredo.
Aquel Pons era persona de poca experiencia y más bien escasas
voluntad y empuje, por lo que Trípoli vino a convertirse en una
especie de comunidad autónoma del reino de Jerusalén. Tiempo
después, Balduino de Le Bourg casó a su hermana con Roger de
Salerno. La operación estaba clara y buscaba unificar las casas de
Edesa y Antioquía. Teniendo en cuenta que el conde de Edesa era
primo del rey de Jerusalén, el cual como hemos dicho prácticamente
gobernaba el solar tripolitano, puede verse cómo la nobleza europea
había reproducido en Oriente Medio su forma de trabajar mediante
alianzas de familia para evitar la guerra.</span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">En
el mundo musulmán, hemos asistido a décadas de penetración
cristiana en Asia Menor sin que se haya escuchado la palabra </span></span></span></span></span><span style="color: black;"><span><span><i><span style="font-weight: normal;">jihad
</span></i></span></span></span><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">entre
los islamitas. Verdaderamente, para aquellos musulmanes la idea de
una guerra santa era bastante más extraña que para los cristianos;
unos tipos que, de todas maneras y como ya hemos visto, tampoco
tenían nada clara aquella labor. </span></span></span></span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Ibn
Ammar, el resistente que había mantenido cinco años la ciudad de
Trípoli, fue tomado en el mundo islámico como un héroe por ello, y
el sultán Mohamed lo recibió en Bagdad como si fuese
Julio Iglesias.</span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">El
hecho de que la presencia de los cristianos en aquella tierra
tendiese a prolongarse, es decir a reproducir un patrón que los
musulmanes creían terminado con la expulsión de los griegos, hizo
que comenzasen a hablar de unirse todos contra la cruz. En 1106, el
jefe de los ismailíes de Siria, Abu Tahir al Saigh, es decir, El
Orfebre, (no confundir con Abu Tahir al Yannabi, el saqueador de La
Meca), asedió la fortaleza de Apamea en nombre de Ridwan, el rey de
Alepo, que estaba en buenas relaciones con los ismailíes. Para ello
engañaron al capitán de la fortaleza, Khalaf, a quien asesinaron.
El hijo de Khalaf, sin embargo, pidió ayuda a Tancredo, y ambos
tomaron de nuevo el control del lugar.</span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">En
este caso, pues, un emir que era sunita había hecho causa común con
un cristiano para atacar a un shií ismailí. Este hecho, sin
embargo, no era sino una rareza más en un mundo de alianzas
cambiantes y traiciones constantes. Los ismailíes, de hecho, cada
vez tenían un trato más pacífico con los cristianos; y esto era
algo que no le gustaba a ninguno de los dos semi aliados, porque en
ambos casos les generaba problemas reputacionales entre los de su fe.</span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Todo
esto tenía que ver con que Ridwan, el rey de Alepo, era un
gobernante selyúcida pero, al tiempo, muy cercano a los ismailíes;
como lo era del propio Tancredo, con el que, ya lo hemos visto, venía
a tener negocios en común. En consecuencia, cuando en el 1111 Mawdud
apareció por las planicies de Antioquía dando por culo, muchos de
sus soldados fueron atacados y apresados por las tropas de Ridwan.
Esto, sin embargo, acabó por provocarle problemas en el propio
Alepo, donde los círculos más islámicamente radicales comenzaron a
agitarse ante lo que consideraban un rey nenaza en lo religioso,
comenzando a enviar mensajeros a Bagdad para que se lo llevase por
delante, y provocando revueltas internas. Los disturbios fueron tan
grandes que el califa hubo de prometer que habría
una pronta campaña contra los cristianos. Así las cosas, Abu Shuja
Ghiyath al-Dunya Walid Din Mohamed ibn Malik Shah, a quien solemos
llamarf Mohamed I Tapar porque la tinta está muy cara, formó un
gran ejército contra los cristianos de Edesa y Antioquía.</span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">Todo
esto, sin embargo, era el discurso oficial. De toda la vida de Dios,
y de Alá, a la gente ha habido que decirle que se iba a hacer lo que
ellos querían, desde controlar el mercado de alquiler de vivienda
hasta masacrar cristianos; pero luego, cada uno ha ido según sus
intereses. Ni a Ridwan ni a Toghtekin, el atabeg de Damasco, les
hacía pandán aquella puta expedición. Los dos estaban en Siria, y
eso quiere decir que los dos tenían que lidiar con fuertes
corrientes shiíes, siempre atentas a la posibilidad de que los
suníes hiciesen albóndigas con ellos. En consecuencia, en ambos
casos no es que fuesen amigos de los cristianos; pero digamos que los
cristianos, y su presencia en Asia Menor, les venían de puta madre
para contener la marea suní. A todo esto hay que unir el hecho de
que, contra lo que cree mucha gente, el mundo islamita no es
homogéneo, nunca lo ha sido; y mucho menos en el siglo XII, cuando en
la zona se podían encontrar pequeños reinos selyúcidas, es decir
turcos, mientras que otros eran árabes. Y ambos se despreciaban como
madrileños y barceloneses, como coruñeses y vigueses, como
ovetenses y gijoneses.</span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">Ésta
es, más que probablemente, la razón de que la guerra santa saltase
de los relatos más o menos épico-poéticos de la vida de El Profeta
a la práctica del día a día. La guerra santa, más que ese punto en
el que todos los musulmanes se podían poner de acuerdo, que tampoco,
lo que sí era, es el punto en el que ninguno se podía negar. </span></span></span></span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-family: arial; font-size: medium; font-weight: normal;">En
la primavera del 1113, Mawdud, el genocida del 1111, se unió a
Toghtekin de Damasco, con la intención de hacer una expedición que
acabase con la presencia cristiana en Asia para siempre. Decidieron
atacar no por el norte, sino en Galilea. Balduino envió emisarios a
sus aliados: Pons de Trípoli y Roger de Antioquía, para que le
ayudasen; pero, aun así, urgido por las circunstancias hubo de
presentar batalla él solo. Por lo menos, consiguió vivir para
luchar un día más. El día en el que sus aliados llegaron y
convencieron a Mawdud de que, tal vez, aquella píldora era demasiado
grande como para tragársela, por lo que decidió volver grupas hacia
Damasco. Para las ucronías nos quedará siempre la duda de qué
hubiera pasado si el gran caudillo de Mosul, hubiera podido organizar
una segunda expedición, como pretendía. Sin embargo, no hubo tal.
Un miembro de la secta de los asesinos se lo llevó por delante
cuando salía de rezar en una mezquita de Damasco.</span></span></span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">Por
la parte cristiana, durante estas décadas que ocurrieron tras la
toma de Jerusalén, los sentimientos hacia la gesta fueron
ambivalentes. Por una parte, el celo de la re-cristianización de los
lugares que habían hollado las plantas de Jesús fue yendo cada vez
a menos, sobre todo conforme algunas de las personas que habían
hecho el viaje regresaron a sus casas y le contaron a la gente la
verdad y no las imbecilidades que cuenta el PasPas desde su balcón.
Pero, por otra parte, en un sentimiento que, también, es muy humano,
se extendió la idea de que poseer el reino de Jerusalén generaba la
clara obligación de mantenerlo en manos cristianas. Por otra parte,
a Roma ya le iba bien. Por el camino había conseguido, a costa de la
sangre de los creyentes, justo lo que buscaba. Había conseguido el
control de dos ricos patriarcados: el de Jerusalén y el de
Antioquía, ambos con jugosas rentas en su interior, y 18 obispados
más, es decir, </span></span></span></span></span><span style="color: black;"><span><span><i><span style="font-weight: normal;">más
pasta</span></i></span></span></span><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">.
Todo ello, en algún momento, más o menos se entendió que le sería
devuelto, en todo o en parte, al poder cristiano que una vez fue su
propietario, es decir, Bizancio. Pero, claro, en cuanto el
Francisquito empezó a ver el río de pasta bajar por el Tíber,
empezó con esto de que si Dios lo quiere, que si es que yo soy el
hombre más humilde de la Tierra, que si todo lo quiero para los
pobres, bla; y se lo quedó. A Pascual II, el verdadero beneficiario
de todo ello, nunca pareció importarle que el patriarca de Jerusalén
fuese un cortabolsas, un miserable y un rozapollas. Porque lo que
importa, nunca lo repetiré lo suficiente, no es ni la moral, ni la
salvación del mundo, ni nada. Lo que importa es </span></span></span></span></span><span style="color: black;"><span><span><i><span style="font-weight: normal;">la
pasta</span></i></span></span></span><span style="color: black;"><span><span><span style="font-style: normal;"><span style="font-weight: normal;">.
</span></span></span></span></span></span>
</p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-53889934475029128632024-02-20T08:26:00.001+01:002024-02-20T08:26:51.555+01:00Cruzadas (17): La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino<a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/cruzadas-1-deus-vult.html" style="font-family: arial; font-size: large;">Deus vult</a><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas2.html" style="font-family: arial;">Unos comienzos difíciles</a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas3.html">Peregrinos en patota</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas4.html">Nicea y Dorylaeum</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas5.html">Raimondo, Godofredo y Bohemondo</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas6.html">El milagro de la lanza</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas7.html">Balduino y Tancredo</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas.html">Una expedición con freno y marcha atrás</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas9.html">Jerusalén es nuestra</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html" style="font-family: arial;"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas17.html">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Relevo generacional</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La muerte de Balduino I de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Peligro y consolidación</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey ha muerto, viva el rey</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">The bitch is back</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La pérdida de Edesa</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Antioquía (casi) perdida</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Reinaldo el cachoburro</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bailando con griegos</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Amalrico en Egipto</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey leproso</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span> <p><br /></p><p><br /></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Corriendo
el año 1105, después de haber escuchado los cuentos de Bohemondo de
Taranto, el PasPas Pascual II estaba en condiciones mentales
suficientes como para dictar una cruzada contra los cristianos de
Oriente. Hay que decir, en honor a la verdad, que cuando el
Francisquito recibió mejores informaciones que las que le había
dado el resentido príncipe de Antioquía, decidió tascar el freno y
libró a la cristiandad del poco edificante espectáculo de una
cruzada predicada desde el primer momento como una guerra de
exterminio contra hermanos cristianos. Que, bueno, tenemos la
tentación de escribir que eso habría sido un escándalo histórico
del que nunca se habrían recuperado; pero, la verdad, se han
recuperado de cosas parecidas con la elegancia que exhibe todo
timador profesional.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Mientras
tanto, en Jerusalén, los cristianos latinos que estaban a pie de
obra habían podido comprobar, en los años anteriores, que, si bien
oficialmente los musulmanes se habían rasgado las vestiduras y
habían hecho grandes manifestaciones de dolor por la pérdida de
Jerusalén, nadie, en realidad, había dado el paso de dictar la
guerra santa contra los cruzados. Lejos de ello, los musulmanes
estaban a lo suyo, que era darse de hostias. El hecho de que el visir
de Egipto hubiese enviado hasta tres ejércitos a Jerusalén, para
desalojar a los cristianos, sin conseguirlo, les dio a los sunitas
sirios e iraquíes la disculpa perfecta para poder decir que si
Jerusalén era cristiana era porque los fatimíes eran unos maulas.
En el norte de Siria, los principados latinos estaban consolidados
pero no se consideraban peligrosos, pues sus vecinos musulmanes
juzgaban, con razón, que carecían de tropas suficientes como para
sustentar proyectos imperiales; y que las posibilidades de recibir
nuevos efectivos eran bastante remotas. Palestina ya era otro cantar.
La vieja tierra de las andanzas de Jesús era un territorio que se
podía dominar por mar si se tenía una buena flota; y en ese terreno
los cruzados, que supieron para ello explotar las ambiciones de los
principados talasocráticos italianos, sí que tenían refuerzos
relativamente periódicos y potentes. Esto le planteaba un problema,
sobre todo, a Egipto que, en puridad, era en ese momento la única
potencia musulmana que basaba cuando menos parte de su poder en la
acometividad marina. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Jerusalén,
por otra parte, tenía un serio problema de población. En la
capital, como en Cesarea, y éstas son las excepciones y no la regla,
la población musulmana había sido masacrada o expulsada.
Consecuentemente, el componente mayoritario del censo había
desaparecido, y no había sido sino parcialmente sustituido por
nuevos colonos. En las ciudades donde los musulmanes fueron
aceptados, en todo caso, los más pudientes de entre ellos eligieron
marcharse. Y toda aquella falta era muy difícil de equilibrar con
nuevos peregrinos, pues desde Europa ya se había aprendido lo
difícil y peligroso del viaje, y casi nadie quería hacerlo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
todos los principados que consolidaron: Jerusalén, Edesa, Antioquía
y Trípoli, los francos o cruzados nunca consiguieron superar la
situación de minoría muy escasa dentro de la población total. Suyo
fue el poder, pero no las calles. Las guerras, ya lo hemos visto,
habían destruido ejércitos enteros. Eso afectaba a la clase de los
caballeros pero, sobre todo, afectaba a la amplia cohorte de
auxiliares de éstos, fuesen soldados, pajes o sirvientes; gentes que
estaban llamadas a formar la gran parte de la nueva población de los
santos lugares, pero que en buena medida había perecido en los
campos de batalla y que, si había sobrevivido, ahora no encontraba
con quién formar familia y organizar una vida.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
alta política, por otra parte, seguía siendo compleja en Jerusalén.
Tras ser derrotado en Ramleh, Balduino de Jerusalén tuvo claro que
para poder conservar el control de la ciudad necesitaba de las
mesnadas que Tancredo tenía al norte. Sin embargo, lejos de
producirse esa situación de solidaridad entre cristianos que debería
derivarse del relato simplista de la cruzada, Tancredo le dejó claro
al rey hierosolimi</span><span style="font-family: arial; font-size: large; text-align: left;">tano que esa ayuda tenía condiciones: más
concretamente, la reinstauración de Dagoberto de Pisa en el
patriarcado de la ciudad. El patriarcado siguió siendo manzana de
discordia y, de hecho, sería de nuevo ocupado por el incombustible
Arnulfo de Malecorne.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
1104, Bohemondo de Taranto se había embarcado hacia Europa y, como
sabemos, no regresó ya nunca. Tancredo se quedó como regente de
Antioquía, y no en las mejores condiciones. De las tropas con las
que se había hecho la conquista del principado, Edesa había perdido
ya todos sus caballeros valones y flamencos en Harran; por lo demás,
Balduino de Le Bourg, su comandante, seguía preso. La situación era
tan comprometida que Tancredo colocó al frente del condado a su
cuñado, Ricardo de Salerno, aunque normalmente se lo conoce como
Ricardo del Principado. Como ya hemos visto, para poder consolidar el
poder de su pariente político, Tancredo había hecho oídos sordos a
la posibilidad cierta de liberar a Balduino y a Joscelin. El proyecto
de Tancredo era evidente: convertirse en un poderoso emir de la zona
y crear una dinastía propia. Sin embargo, Ricardo de Salerno no le
ponía las cosas fáciles, pues cuando llegó a la gobernación de
Edesa se aplicó a leer el Catón del Mal Gobernante, también conocido como Manual Montoro-Montero, es decir,
empezó a fijar impuestos sobre absolutamente todo. Los armenios,
poco a poco, comenzaron a preguntarse si no les cundiría más tener
un gobernante musulmán.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
28 de febrero del 1105 murió el conde de Toulouse, Raimondo de
Saint-Gilles, en la fortaleza que llevaba su nombre, Qalat Sanjil.
Como Moisés, murió mirando la tierra que toda su vida soñó
conquistar: Trípoli. Raimondo y su mujer, Elvira de Castilla (hija ilegítima de Alfonso VI de León y Jimena Muñoz), tenían
un hijo, Alfonso Jordán, que heredó el condado de Toulouse. Desde
la Provenza, una diputación de nobles locales hizo el largo viaje
hasta Asia Menor para cumplimentar a la viuda y al <i>hereu</i>.
Querían que regresasen a Europa. El puesto en Oriente Medio de
Raimondo fue tomado por Guillermo Jordán, hijo del conde de la
Cerdaña y nieto de una de las tías maternas de Raimondo y que, por
eso, era su pariente más cercano distinto de su hijo (aunque, como veremos, esto no era del todo cierto).</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">De
esta manera, a principios del año 1105, los dos principales líderes
de la primera cruzada: Raimondo y Bohemondo, habían desaparecido del
teatro bélico. Esto, lógicamente, hizo mucho por hacer que los franj
presentes en Siria tendiesen a obedecer a Balduino I. Eso, sin
embargo, no quiere decir que los proyectos particulares fuesen
abandonados. Los provenzales siguieron creyendo en su misión
libanesa y, de hecho, progresaron en el bloqueo progresivo de
Trípoli. Lo hicieron, además, sin siquiera soñar con una
participación del reino de Jerusalén en la movida, pues eran
conscientes de que, si aceptaban esa colaboración, la legitimidad de
su eventual conquista quedaría muy diluida. En ese momento, en
efecto, aunque para los musulmanes no había diferencia entre ellos,
entre los cruzados había por lo menos tres ejércitos diferentes: el
de Tancredo, el de Guillermo Jordán, y el del rey de Jerusalén.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Guillermo
Jordán era un experimentado hombre de armas. Como ya os he contado,
continuó la labor de su especie de tío lejano y consiguió ir
reduciendo cada vez más la sostenibilidad de Trípoli, por decirlo
en lenguaje presente. A todo ello colaboraron mucho los marineros
pisanos, quienes lograron enfrentarse con eficiencia a los barcos
egipcios e impedir crecientemente que la ciudad pudiese abastecerse
por mar. En abril de 1108, Zahir Aladín Toghtekin, un oficial
selyúcida turco que era el atabeg de Damasco, puso sitio al fuerte
de Arqa, que controlaba Ibn Ammar quien, como ya sabéis, era emir de
Trípoli. Toghtekin tomó el fuerte, pero lo único que consiguió
fue que, en la fecha que os he indicado, Guillermo Jordán la hiciese
suya. De todas formas los egipcios, comprendiendo claramente que los
Banu Ammar eran ya incapaces de sostener Trípoli, los desposeyeron
del mando de la ciudad. Pero luego, la verdad, no hicieron gran cosa
por defenderla. Trípoli llevaba cinco años asediada y, una vez que
la flota no podía abastecerla, estaba perdida para los musulmanes.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A
punto de recoger la manzana caída, Guillermo Jordán iba a tener un
problema inesperado. Enterado por Instagram de lo bien que les iba a
los provenzales en Líbano, Bertrand o Beltrán de Toulouse, el
primogénito de Raimondo con su primera mujer, repudiado en su día
por razones de consanguinidad en el matrimonio, apareció por allí.
Bertrand, como os he dicho considerado oficialmente un bastardo en
Europa y que, por lo tanto, no podía competir con los derechos de
Alfonso Jordán, había decidido heredar el predio sirio. No llegó
solo. Traía 4.000 caballeros y una flota genovesa. En Constantinopla
Alejo Commeno, siempre atento a la posibilidad de debilitar a los
cruzados, lo había recibido como el hijo legítimo de su amigo
Raimondo. Beltrán, él mismo un chavalote bastante chulo y
arrogante, cayó en tierra cruzada como ese rocapollas que no le cae
bien a nadie. Tancredo lo mandó a la mierda cuando Bertrand le exigió la
porción de la ciudad de Antioquía que un día había ocupado su
padre. Y Guillermo Jordán, por supuesto, le dijo que sus derechos
libaneses eran otra ful. Pero el tema estaba tan enconado que Guillermo tuvo
que hacer lo que siempre hubiese querido evitar: implorar el rol
arbitral de Balduino, rey de Jerusalén.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Balduino
había estado haciendo todo lo posible por implicarse en la <i>melée</i>
de la costa libanesa, incluso atacando a los barcos provenzales. Se
presentó en los alrededores de la ciudad con unos 500 caballeros y,
al instante, comenzó a insinuar que, en su opinión, los verdaderos
derechos sobre Trípoli eran los de Beltrán. Así las cosas,
Guillermo Jordán buscó el apoyo de Tancredo. A cambio de su gesto,
Balduino consiguió lo que iba buscando, es decir, que Beltrán se
declarase vasallo suyo. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Finalmente,
sin embargo, Balduino y Tancredo, los dos árbitros de la cuestión,
decidieron que aquello estaba tomando una temperatura excesiva, y que
había que llegar a algún acuerdo. Así las cosas, decidieron que
habría una especie de juicio para delimitar los derechos de cada
uno, y que las posesiones provenzales en Líbano serían divididas
entre los dos primos. Se decidió que Beltrán retendría la ciudad
de Trípoli, que en ese momento no se había conquistado, con el
título de conde; a su condado se uniría el llamado Monte Peregrino
y la zona de Jebail (aunque Beltrán le entregó esta ciudad, en pago
por su ayuda, al almirante de la flota genovesa, Hugo Embriaco). Por
lo que atañe a Guillermo Jordán, suyas serían Arqa y Tortosa. El
primero sería vasallo del rey de Jerusalén y el segundo del
príncipe de Antioquía. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Tras
aquel acuerdo, Trípoli no tardó mucho en caer. Los habitantes de la
ciudad negociaron su rendición en julio del 1109; el día 12, los
francos entraron en la ciudad. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Poco
tiempo después, en el campamento de Guillermo Jordán hubo una pelea
de sargentos en la que el noble provenzal trató de mediar; lo cual
sólo le sirvió para recibir en el corazón una flecha disparada por
error, que lo mató. Sí, ya sé que suena raro de cojones. De hecho,
casi todas las crónicas contemporáneas de los hechos, aunque no se
atreven a hacer acusaciones personales, se abonan a la tesis de que
fue un accidente un tanto <i>fishy</i>. Así las cosas, todas las
posesiones tripolitanas de los provenzales pasaron a Beltrán, conde
de Trípoli.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Aproximadamente
un año antes de la caída de Trípoli, para Balduino de Jerusalén
se había producido una noticia cojonuda: la reaparición desde el
maco de su primo Balduino de Le Bourg. </span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Recordaréis que este Balduino
había caído prisionero de Jekermish, el atabeg de Mosul. Jekermish,
sin embargo, había muerto y lo había heredado Jawali Saqawa. Jawali había hecho la guerra de Jekermish y había sido atacado por el
sultán Kilij Arslan. Con la ayuda del rey de Alepo, Ridwan, Jawali
consiguió vencer y matar a Arslan. Sin embargo, los propios
habitantes de Mosul se rebelaron contra su autoridad.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La
rebelión mosuleña obligó a Jawali a abandonar la ciudad, cosa que
hizo llevándose con él a su prisionero. Ambos comenzaron a
parlamentar y llegaron a un acuerdo. Le Bourg le prometió pasta, la
liberación de prisioneros musulmanes y un tratado de alianza. De
esta manera, tanto Balduino como su compañero de fatigas, Joscelin
de Courtenay, fueron liberados. Los ciudadanos de Edesa, que estaban
hasta los huevos de la bota normanda de Ricardo del Principado,
juntaron la pasta prometida para poder pagar el rescate cuando antes.
Tancredo, sin embargo, era de otra opinión. Consideraba que,
teniendo en cuenta todas las cosas que había hecho por la ciudad (la
última de ellas, pagar parte del rescate de Balduino), éste, una
vez reinstaurado en la ciudad, debía jurarle fidelidad. Pero
Balduino dijo que y una gallinácea como una pieza de menaje. Así
que fue la guerra otra vez; una guerra en la que Le Bourg tuvo como
natural aliado a Jawali y, además, al príncipe armenio Kogh Vasil
o, como se lo conoce en español, Basilio el Ladrón, quien le prestó
un poderoso ejército de armenios y turcopolos (negativos y
positivos). </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Como
acabamos de ver, las cruzadas son tiempos de fronteras líquidas y de
alianzas que se entienden mal a la luz del presentismo actual. El
monarca de Edesa estaba aliado con un oficial depuesto musulmán,
Jawali, y con él le hizo guerra a su compi de creencias, Tancredo.
Pero no queda ahí la cosa, porque hay que añadir que Tancredo,
sintiéndose más débil, solicitó la ayuda de Ridwan de Alepo, su
viejo enemigo musulmán.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Ambos
ejércitos se enfrentaron a una batalla verdaderamente a muerte, en
el que tanto Balduino como Tancredo buscaron con ahínco matarse el
uno al otro. Finalmente perdedores, Balduino y Joselin hubieron de
escapar. Tancredo volvió a asediar Edesa, aunque no llegó a hacerla
suya porque se marchó cuando supo que Jawali estaba de camino. Dentro
de la ciudad, los armenios, temiéndose que todo aquel follón
pudiera terminar con el regreso del odiado Ricardo de Salerno a la
ciudad (<i>read my lips: no more takes, my ass</i>), se alzaron para colocarse bajo el mando de un príncipe
armenio. Se hicieron tan fuertes que Balduino, cuando regresó a la
ciudad, los expulsó de allí.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A
la marcha de Tancredo, pues, Balduino de Le Bourg se convirtió en el
señor de Edesa. Y eso eran buenas noticias para Balduino, su primo
hierosolimitano.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-62702012494563059982024-02-19T08:23:00.001+01:002024-02-19T08:23:35.358+01:00Cruzadas (16): Las últimas jornadas del gran cruzado<p><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/cruzadas-1-deus-vult.html" style="font-family: arial; font-size: large;">Deus vult</a><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas2.html" style="font-family: arial;">Unos comienzos difíciles</a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas3.html">Peregrinos en patota</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas4.html">Nicea y Dorylaeum</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a 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corona</a></span><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html" style="font-family: arial;"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas15.html">Bohemondo pilla la condicional</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas16.html">Las últimas jornadas del gran cruzado</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Relevo generacional</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La muerte de Balduino I de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Peligro y consolidación</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey ha muerto, viva el rey</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">The bitch is back</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La pérdida de Edesa</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Antioquía (casi) perdida</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Reinaldo el cachoburro</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bailando con griegos</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Amalrico en Egipto</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey leproso</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span> </p><div><span style="font-size: medium;"><br /></span><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
aparición de los francos en la ribera izquierda del río Balikh puso
inmediatamente de los nervios a los emires ortoqid o artúquidas, que eran los
vecinos inmediatos del principado de Edesa. Además, el momento había
sido especialmente elegido por los cruzados, puesto que la ciudad de
Harran acababa de experimentar poco tiempo antes unos serios
conflictos internos que, si bien habían terminado ya, no le habían
dado tiempo a los gobernadores al mando para tomar el control
efectivo de la ciudad.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>No
todo eran facilidades, sin embargo. El ser humano siempre se las
arregla para fastidiar lo que de por sí no está estropeado, y eso
hicieron Bohemondo y Balduino de Le Bourg embarcándose en una
discusión interminable sobre el reparto de los espolios de una
ciudad que, en puridad, todavía no era suya. De hecho, todavía
estaban discutiendo sobre qué bandera ondearía en la ciudadela de
Harran cuando se encontraron con que un poderoso ejército turco se
acercaba a la ciudad. En efecto, el atabeg de Mosul, conocido como
Jekermish, y el emir artúquida Soqman, quienes por cierto estaban
guerreando entre ellos, decidieron tomarse un respiro en sus movidas
y unirse contra los latinos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
la primera batalla entre ambas fuerzas, los turcos utilizaron una
celada, pretendiendo huir cuando lo que hacían era prepararse para
cortar a las fuerzas cruzadas en dos; esto les permitió infligir a
los latinos una gran derrota. La mayor parte del ejército propio de
Edesa pereció en aquella acción, y tanto Balduino de Le Bourg como
su mano derecha, Joscelin de Courtenay, fueron hechos prisioneros.
Sin embargo, eso que os he dicho sobre la capacidad humana de
estropearlo todo también vale para los musulmanes. Balduino había
sido apresado por Soqman, pero Jekermish, considerándose con mayores
derechos sobre los espolios de la batalla, se lo llevó a su tienda.
Este gesto acabó con la frágil alianza de los dos caudillos
islamitas. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Todo
lo que pudieron hacer los normandos ante aquella desgracia fue salir
por patas. Bohemondo regresó a Antioquía mientras que su sobrino
Tancredo lo hacía a Edesa, en ese momento una ciudad sin
gobernadores. Puesto que estaba más cerca, y también había quedado
debilitada, Edesa fue la primera en ser atacada por Jekermish. Sin
embargo, en dicho ataque o asedio no fueron los francos los que se
batieron contra los musulmanes, sino que fueron los armenios. Este
fiero pueblo no tenía nada que ganar en que regresasen los
musulmanes, que nunca se habían avenido a concluir con ellos
alianzas como sí habían hecho los señores latinos de Edesa; y,
consiguientemente, pusieron toda la carne en el asador de la defensa
de la plaza. Y tan bien lo hicieron que incluso el regente Tancredo
pudo plantearse una salida contra los turcos, en la que les infligió
graves daños. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Esta
fue, sin embargo, la primera reacción. Da la impresión de que los
armenios y, en general, los cristianos de la zona, acabaron por
preguntarse muy seriamente si, en realidad, el yugo turco no era
preferible a ser comandados por unos príncipes latinos que se habían
mostrado dispuestos a ponerlo todo patas arriba a cambio de avanzar
hacia Mosul y Bagdad. Así pues los armenios, si bien defendieron
Edesa con uñas y dientes, en el caso del principado de Antioquía
rindieron a los turcos ciudades como Artah o Albistán.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los
francos, en todo caso, tenían en su ventaja las serias divisiones
entre los turcos, que les impedían ser verdaderamente fuertes a la
hora de combatir contra ellos. Sin embargo, había más piezas en
aquel tablero. La situación de las cosas le pareció al <i>basileus
</i>Alejo Commeno el momento ideal para tratar de prevalecer en la
zona como poder cristiano. Así pues, con sus propias tropas, y
contando con la complicidad de las numerosas colonias griegas de
Cilicia, tomó ciudades como Tarso, Adana y Mamistra; y, después,
reconquistó Lattakieh, plaza conquistada dos años antes por
Tancredo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Tancredo,
por cierto, había cantado línea en aquella salida que había hecho
de Edesa en la que le había encendido el pelo a los ramadanes. No
sólo los había acojonado, sino que había podido apresar a una gran
dama turca. Una mujer tan importante que Jekermish había
ofrecido a Balduino de Le Bourg a cambio, o una gran suma de dinero.
Cuando Balduino de Jerusalén se enteró de la movida, intimó a los
normandos para que aceptasen los términos del mosulino, para que así
su primo quedase liberado. Tancredo, sin embargo, se dio obvia cuenta
de que, si liberaba al legítimo príncipe de Edesa, su regentado se
iría a la mierda; por ello, maniobró con eficiencia para que aquel
acuerdo nunca llegase a nada. Balduino de Le Bourg habría de
permanecer cuatro años en prisión, lo que supuso el cautiverio
prescindible de uno de los mejores generales latinos en Oriente
Medio. O sea, que ni Deus vult, ni hostias. Ese tipo de chorradas,
cuando habléis de las cruzadas, mejor os las vais quitando de la
cabeza. Más verdad que Deus vult es la famosa frase del conde de
Romanones: “cuerpo a tierra, que vienen los nuestros”. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Bohemondo,
mientras tanto, regresaba a su principado de Antioquía, para verlo
reducido a la mitad de lo que era y presionado por ambos lados: al
este, los ramadanes; al oeste, los griegos. Con bastante
probabilidad, el viejo combatiente normando, que acababa de pasar por
una experiencia en el maco que siempre deja huella, se sintió eso:
viejo. Consideró que, tal vez, el tiempo de colocarse al frente de
sus tropas había pasado para él. En otras palabras: no se sintió
con fuerzas como para reconstruir su finca (aunque pronto, como veremos, mostró ambición por una finca aún mayor). Así pues, designó
regente de su reino a Tancredo, que por ello bien podría ser
recordado por la Historia como el coleccionista de regencias, y dijo
que iba a coger el Falcon hacia Europa, supuestamente para pedir
ayuda.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
marcha de Bohemondo fue una mezcla de situación típica de general
pitopáusico y de conciencia general sobre la debilidad de las
cruzadas. Años de guerras, de conquistas, de derrotas y de victorias,
por no mencionar la cárcel que siempre le hace a uno pensar mucho,
habían convencido al bravo general normando de algo que,
paradójicamente, casi nadie se había planteado antes que él: que
las cruzadas, en sí mismas, eran una chorrada. Chorrada por lo
imposible del planteamiento. Las llanuras de Persia llevaban entonces
mil años siendo un problema. Un problema para los griegos, que casi
se vieron invadidos por los persas; un problema para los romanos; y
un problema para sus herederos. Eso era por algo. La cruzada no
había servido para otra cosa que para comprobar hasta qué punto el
mundo musulmán de Oriente Medio era un mundo organizado, poderoso y,
aunque indisciplinado, capaz de suficientes niveles de unión. Frente
a ello los europeos, aún en los mejores momentos de su volátil
entusiasmo, apenas eran capaces de levantar ejércitos modestamente
capaces de competir, en el largo plazo, contra aquéllos a los que
debían derrotar. Por otra parte, la solidaridad cristiana con el
Imperio bizantino era, por decirlo de forma optimista, intermitente,
teniendo en cuenta que, la verdad de las verdades, latinos y griegos
no se habían entendido, como de hecho no se han entendido jamás.
Oriente Medio era demasiado chorizo para tan poco pan.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Bohemondo
de Taranto llegó a Europa como Mick Jagger. Se paseó por las
grandes cortes italianas y francesas en loor de multitud, siendo
aclarado allí donde ponía un pie. Eso sí, se guardó mucho de
predicar la tercera cruzada para consolidar el poder sobre Jerusalén,
pues era bien consciente de que si esa idea prendí</span><span style="text-align: left;">a, el primer
candidato para ponerse al frente de las tropas era él; y él, en ese
momento, prefería graparse la ceja derecha al talón izquierdo antes
que volver a aquella tierra de mierda. Lo que hizo fue consolidar en
las cortes europeas una versión muy clara del fracaso relativo de
las cruzadas. Se calló todo lo que hubo en las derrotas de los
latinos de improvisación, liderazgos mal entendidos y diferencias
entre quienes se supone que eran compañeros y aliados y,
básicamente, le echó la culpa de todo a Bizancio. Y eso era porque
Bohemondo de Taranto había cambiado de ambición. Ya no quería ser
el señor de Antioquía. Quería ser el emperador de Oriente.</span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Felipe
I, rey de Francia y él mismo un normando italiano de origen, recibió
a Bohemondo con todo el cariño. Hizo algo más. Le concedió a
Bohemondo la mano de la princesa Constanza, con la que se casó en
Chartres; mientas que la hija pequeña de rey, Cecilia, fruto
bastardo de los frotamientos entre Felipe y Bertrada de Monfort, fue
enviada a Antioquía a casar con Tancredo. Ambas infantas llevaron
dos sustanciosas dotes, pero ahí llegó todo; el rey de Francia no
le prometió a Bohemondo ni un soldado.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Después
de París, Bohemondo tiró para Roma, donde estuvo una temporada
larga con el Francisquito Pascual II, cuya confianza se ganó a base de cucamonas y chorradas. Al PasPas, todo eso que decía Bohemondo de
que, en el fondo, el problema no eran los turcos sino sus amigos
griegos, que movían los hilos por detrás labrando la desgracia de
la obra de Dios, le encantó; pues una más de las mentiras que
siempre han contado los sumos pontífices de Roma, casi al mismo
nivel que eso de soy el primer pobre del mundo y toda esa mierda, es
que quieren el acuerdo y la concordia con la iglesia ortodoxa y el
resto de fes cristianas orientales. El Papa Pascual, entre vaso de
leche y vaso de leche, escuchaba embobado el retrato de las mil
penurias ocurridas en el terreno de las cruzadas; relatos, todos,
salpimentados, o terminados, siempre, con alguna traición bizantina
que venía a demostrar, ésa era la idea que Bohemondo quería
defender, que la siguiente cruzada que se montase no tendría que ser
contra los lascivos ramadanes; sino contra los <i>hermanos
</i>bizantinos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Bohemondo
hizo todo lo posible por construir, por así decirlo, una corriente
de opinión anti bizantina en Europa, tan fuerte como la que había
animado la primera cruzada por la liberación de Jerusalén. Pero, en
gran parte, no lo consiguió. El europeo no es que estuviese a favor
de Bizancio; es que, por lo general, no sabía ni lo que era. El
normando, sin embargo, logró finalmente juntar un ejército formado
por sus paisanos y por los inevitables lombardos, que en aquel
momento histórico procesal parecen ser capaces de arrearse a hostias
con cualquiera. Juntos le plantearon asedio a la ciudad albana de
Durazzo, buscando presionar a Bizancio por el oeste. Sin embargo, aun
debilitado Bizancio seguía siendo un imperio; y eso significaba una
capacidad de reacción que, la verdad, Bohemondo no había valorado
bien y tuvo que sufrir en forma de una derrota sin paliativos. Tras
caer en Durazzo, Bohemondo tuvo que prometer total sumisión al
<i>basileus</i>, así como el retorno de Antioquía y todas las
plazas que había conquistado para sí a las manos del gobernante de
Constantinopla. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Si
recordáis las últimas escenas de <i>The Godfather III</i>, cuando
Michael Corleone, tras haber perdido a su hija Sofía Coppola, AKA
<i>tengo la misma cara viva que muerta</i>, regresa a su mansión
siciliana para morir de un parraque en la sola compañía de un
perrete pizpireto, os podréis hacer una idea del destino que le
quedaba a Bohemondo después de haberse visto compelido a permitir
que Alejo Commeno le pisase el testículo derecho. Como Michael,
Bohemondo regresó a Italia. Como Michael, Bohemondo era un hombre
física y, sobre todo, sicológicamente arrasado, consciente de que
la vida había terminado para él, de que ya no volverían los días
de vino y rosas. Tenía un niño pequeño, llamado como él, producto
de sus embroques con su señora Constanza. Pero eso tampoco lo
consoló demasiado. Estaba arruinado y, aparte la mucama hondureña
que limpiaba su cocina tres días a la semana, no mandaba sobre
absolutamente nadie. Él, que había sido dueño de vidas y
haciendas. Hay quien dice que sobrevivió un año a su desgracia, hay
quien dice que cuatro años; el hecho de que no haya acuerdo sobre
cuándo la roscó os demuestra a las claras que nadie se interesó
por la noticia cuando se produjo. Bohemondo de Taranto, el hombre que
un día aspiró a que la Alta y la Baja Edad Media poco menos que se
articulasen a base de medir los años antes y después de él, murió
como un mediopensionista más. Si esto le hizo más gracia a Dios o a
Alá, es cosa digna de discutir; pero lo seguro es que ambos se
descojonaron a gusto.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
una cosa, sin embargo, Bohemondo de Taranto dejó una herencia
bastante sólida. Cuando Tancredo, allá en Antioquia, recibió la
carta que decía que su tío le había prometido al emperador
retornar el principado, esperó pacientemente a que las ciruelas que
se acababa de tomar hicieran su trabajo y, una vez ocurrido ello, se
limpió el ojete con la carta. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tancredo
no le había prometido nada a nadie. El principado de Antioquía
llevaba en manos normandas diez años; lo cual, en ese tiempo y en
esa zona, era durar casi más que el general Franco. No sólo no
tenía intención Tancredo de entregar nada, sino que su idea era
ampliar la finca o, más bien, recuperar los terrenos que un día
tuvo. Sus tropas recuperaron Artah y Lattakieh de las sucias manos
griegas. Asimismo, conquistó Apamea y, una vez conseguido esto,
aprovechando la posición de fuerza que le suponía, arrastró al rey
de Alepo y a los emires de Shaizar a una alianza estratégica con él; una alianza con cláusulas leoninas. Tancredo se hizo llamar el gran emir
Tankridos y aparecía en público llevando turbante; era una clara
operación de imagen pública para demostrar que se había convertido
en un príncipe sirio más, aunque fuese cristiano.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
principado de Antioquía, pues, lejos de desaparecer, se consolidó.
Pero eso fue un golpe mortal para el proyecto cruzado, pues la
existencia de Antioquía bajo el mando de uno de los barones que un
día había llegado de Europa para reconquistar Jerusalén hizo que la
solidaridad entre los cruzados y Bizancio desapareciese. Y, sin la
ayuda logística, bélica y estratégica de Bizancio, en el fondo
todo el proyecto de las cruzadas estaba condenado a desaparecer, en
un momento u otro. Por esa razón, la historiografía cristiana ha
estado tan interesada, durante siglos, en destacar todo lo que hubo
de objetivo común entre los cruzados, así como en convertir la
cruzada en una guerra santa. Es la mejor forma de esconder el hecho
de que si el proyecto no prendió fue, cuando menos en parte, por las
disensiones y ambiciones personales presentes en él. Las cruzadas,
por encima del nivel de coronel, estuvieron muy lejos de ser un sueño
compartido. Y en lo que pasó, la verdad, Dios apenas tuvo algo que
ver. </span>
</p></div>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-60203869561071746062024-02-16T08:25:00.003+01:002024-02-19T08:07:59.651+01:00Cruzadas (15): Bohemondo pilla la condicional<span style="font-size: medium;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/cruzadas-1-deus-vult.html" style="font-family: arial;">Deus vult</a><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas2.html" style="font-family: arial;">Unos comienzos difíciles</a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas3.html">Peregrinos en patota</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas4.html">Nicea y Dorylaeum</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a 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style="font-family: arial;">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Relevo generacional</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La muerte de Balduino I de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Peligro y consolidación</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey ha muerto, viva el rey</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">The bitch is back</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La pérdida de Edesa</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Antioquía (casi) perdida</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Reinaldo el cachoburro</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bailando con griegos</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Amalrico en Egipto</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey leproso</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span> </span><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><br /></span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><br /></span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
segunda cruzada había terminado casi antes de empezar, y lo había
hecho, aparentemente, con un sobradismo total por parte de los
musulmanes, que habían conseguido unas victorias definitivas casi
sin bajarse del avión. Algo así tenía que tener consecuencias una
vez conocido en Europa, y las tuvo. El fervor cruzado, simple y
llanamente, se disolvió. El personal, en el continente, comenzó a
pretextar que tenía mucha plancha, y a quitarse de en medio cada vez
que alguien hablaba de tirar para Oriente. Esto, a pesar de que, en
aquel momento, en la Europa occidental había un claro excedente de
soldados para un continente que estaba racionalizando, por así
decirlo, su carga bélica, bien por el número de guerras que se
planteaban, bien por las características de éstas.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Tanto
las derrotas como la consecuencia que os acabo de describir fueron
dramáticamente desastrosas para los principados latinos que se
habían constituido en Asia Menor. En realidad, aunque en ese momento
pudiera ser difícil encontrar personas que fuesen conscientes de
ello, lo que había pasado era que el que en realidad era el
principal objetivo de las cruzadas: la consolidación de un poder
latino en los viejos territorios helenísticos y aun más allá, se
había ido a la mierda. El guion de la segunda cruzada decía que
Balduino de Jerusalén, Tancredo, regente de Antioquía, y Balduino de
Le Bourg, conde de Edesa, debían ver sus reinados, o bien
ensanchados, o bien protegidos por la eclosión de nuevos señoríos
cristianos en sus fronteras. Pero nada de eso pasó, por lo que estos
tres señores se vieron compelidos a continuar la guerra defensiva
que practicaban justo antes de que se produjese la segunda cruzada. Y
lo peor no era eso; lo peor era que los tiempos de los monjes
intensitos predicando en los mercados franceses, italianos y alemanes
eso de <i>Deus vult </i>y <i>We Want You</i> y bla, se habían
acabado. Romances, poemas y simples noticias llevadas a casa por los
escasos supervivientes le estaban enseñando en ese momento al
europeo medio que la cruzada eran días y días de marchas sin
comida, sin agua, con moscas, enfermedad, mucho sudor y, finalmente,
muertes horribles a manos de unas gentes que eran tenidas por
salvajes. La motivación no es que decayese; es que desapareció.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
los años siguientes, los principados cruzados recibirían algún que
otro refuerzo porque siempre hay algún roto para algún descosido;
pero nada fundamental. Aún y a pesar de todas las derrotas y de
todas las marchas atrás, al reino de Jerusalén, el principado de
Antioquía y el condesado de Edesa todavía se lograría, en los años
siguientes, añadir una nueva pieza: un pequeño principado libanés,
pacientemente cosido por Raimondo de Saint-Gilles en la provincia
tripolitana. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
efecto, tras haber sido prisionero <i>de facto </i>de Tancredo, quien
no lo soltó hasta que juró solemnemente no volver a pretender nunca
ninguna ciudad antioquiana, Raimondo regresó a las tierras en las
que ya había querido quedarse cuando todavía los latinos no habían
conquistado Jerusalén, y que había abandonado poco menos que
porque Godofredo de Bouillon se lo había llevado de allí de los
pelos. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Raimondo
había querido jugar claramente la baza de ser un poco el
intermediario entre los cruzados y el imperio bizantino. Su relación
con Alejo Commeno le ayudaba a ello. Sin embargo, en primer lugar la
relación entre latinos y griegos había alcanzado elevadas cotas de
desconfianza, por lo que esa intermediación se hizo primero difícil
y, después, imposible. En segundo lugar, el propio <i>basileus </i>había
terminado bastante alejado de su otrora amigo, algo que su
participación en la gran derrota contra los turcos no hizo sino
ahondar. Raimondo, por otra parte, sabía bien que, a su edad y en
sus circunstancias, regresar a Europa, como hicieron la mayoría de
los derrotados de la segunda cruzada, no era una opción. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>A
Raimondo siempre se le resistió la propia ciudad de Trípoli y, de
hecho, se murió sin mandar sobre ella. Sin embargo, eso no le
impidió desarrollar, en los últimos años de su vida, una paciente
estrategia de conquistas menores que iban rodeando al puerto libanés.
Sus sucesores la conseguirían capturar cuatro años después de su
muerte. Con más de sesenta años, que para entonces era una edad muy
provecta, sobre todo para un guerrero, Saint-Gilles llegó a una
situación tal que pudo construir un importante fuerte justo enfrente
de Trípoli; un fuerte que los musulmanes llamaron Qalat Sanjil, que
es como ellos (y nosotros) pronunciaban Saint-Gilles, </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los principados latinos, sin embargo, acabaron por recuperar la iniciativa. Eso fue la consecuencia lógica de recuperar a su líder Bohemondo, como ahora veremos; pero también consecuencia de que la
situación de los cruzados era, desde algunos puntos de
vista, no tan mala. Con muy escasas excepciones, en los
enfrentamientos producidos en las décadas anteriores, por parte
musulmana apenas habían participado príncipes y emires que lo
fuesen de tierras no directamente amenazadas por el avance de los
cruzados. Esto quiere decir que, aunque pueda parecer lo contrario,
sobre todo a los indocumentados, contra los franj, es decir los
cruzados, no se dictó la guerra santa. La verdad, el entorno
musulmán en Asia Menor no estaba precisamente para guerras santas en
los siglos XI y XII, pues se encontraba seriamente parcelado por disputas
internas, que muchas veces eran de mayor calado que la amenaza
latina. A los cristianos europeos de la época les pasaba exactamente
lo mismo que a los occidentales del XXI: en la distancia, observan el
mundo musulmán y tienden a interpretarlo como un entorno monolítico
y regular, sin fisuras ni diferencias; cuando la realidad es justo la
contraria. A los musulmanes, por otra parte, les pasaba lo mismo y,
por ejemplo, encontraban muy problemático diferenciar a los
bizantinos de los latinos.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Malik
Shah, el gran sultán selyúcida, había integrado en sus posesiones
Mesopotamia, Persia, Siria, Palestina, buenas porciones de Asia Menor
y Armenia. Había muerto, sin embargo, en el 1092, tras lo cual su
hermano y sus hijos se repartieron todas aquellas posesiones entre
ellos. A partir del momento en que se creó esa tupida red de
sultanatos, por definición el poder selyúcida se disolvió, puesto
que la prioridad entre quienes lo detentaban era prevalecer sobre sus
parientes, conservando lo que tenían, más que extender los dominios
del Islam. Los turcos lo dominaban casi todo, pero por fascículos.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
trono de Persia lo tenía Rukn Aladin Abu el-Muzaffar Berkyaruq ibn
Malikshah, normalmente conocido en Occidente como Barkiyarok. En
calidad de sultán persa, era el hombre que controlaba Bagdad, sede
del califato musulmán. El reino de Mosul era un territorio de
vasallaje persa, y era gobernado por adjuntos de Barkiyarok; aunque no
podía sentirse muy seguro de ellos, puesto que, en el momento en que
cualquiera de esos lugartenientes adquiriese fuerza suficiente, podía
levantarse contra su señor. Kerbogha, de quien ya hemos hablado, era
el gobernador de Mosul en el tiempo de las cruzadas y, cuando murió,
cedió el bastón de alcalde a Mohamed, el hermano de Barki. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Los
reinos de Damasco y de Alepo eran detentados por dos hermanos: Abu
Nasr Shams al-Muluk Duqaq, normalmente conocido como Duqaq para
ahorrar tinta; y Fahkr al-Mulk Ridwan. Ambos eran hijos del
gobernador selyúcida de Siria, Abu Said Taj ad-Daula Tutush I, que
era tío (y enemigo) del sultán. Pero, vaya, que era complicado que
pusieran dificultades a alguien, puesto que los hermanos estaban
siempre a hostias entre ellos.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Existía,
asimismo, un sultanato de Rum, así llamado porque estaba formado por
provincias un día bizantinas que le habían sido conquistadas al
imperio. Allí estaba nuestro ya amigo Kilij Arslan, también turco,
también selyúcida y de hecho, primo lejano de Barkiyarok. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
la Armenia oriental gobernaban los emires ortoqides, que eran
vasallos de los selyúcidas y que una vez habían sido los señores
de Palestina, de donde al-Afdal los había desalojado. En el Irán
oriental gobernaba Sanjar, el hermano de Barkiyarok. Y en el norte,
en la Capadocia, gobernaban los danisménidas, que eran turcomanos
diferenciados de los selyúcidas. Musulmanamente hablando, todos
estos gobernadores eran sunitas.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
la costa mediterránea había diversos pequeños reinos, al frente de
los cuales se hallaban príncipes árabes que eran, cuando menos en
teoría, vasallos de Egipto; sin embargo, la lejanía de la
metrópoli, no digamos ya el tampón que se generó entre ellos y El
Cairo cuando los latinos tomaron Jerusalén, hizo esa dependencia más
teórica que práctica. En Trípoli estaban los Bannu Ammar, en
Shaizar los Banu Munqidh, y los Banu Mulaib en el valle del Orontes.
Al suroeste, entre el valle del Éufrates y Anatolia, estaban los
príncipes armenios, siempre de armas tomar. Gabriel dominaba
Melitene, Thatoul Marash, Kogh Basil Raban, los reyes rupenianos en
Vakha, y los hijos del rey Hethoum en Lampron. Thoros el armenio
había sido desplazado de Edesa por Balduino, mientras que Bohemondo
había hecho lo propio con Yaghi-Siyan en Antioquía.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A
pesar de estos comienzos tan prometedores para los latinos, en el año
1100 las veleidades de conquista de los principados siríacos
dominados por latinos recibieron un duro golpe con la pérdida de sus
líderes originales. Tanto Balduino de Boulogne como Bohemondo de
Taranto, en efecto, habían desaparecido del mapa. Así las cosas,
el primero había sido sustituido por su primo,, Balduino de Le
Bourg; y el segundo, por su sobrino Tancredo.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
ambos casos, sin embargo, la sustitución, aunque compleja y no
exenta de problemas a la hora de definirse y decidirse, se demostró
bastante adecuada. Tanto Tancredo como Balduino fueron, para sus
territorios, aseados gobernantes y eficientes jefes militares.
Balduino de Le Bourg, de hecho, practicó una inteligente diplomacia
pragmática, probablemente muy lejana de lo que eran sus deseos y
opiniones personales, a la hora de mantener unas buenas relaciones
con los príncipes armenios que conformaban su vecindad.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
tema tenía su miga. Los armenios estaban básicamente enfrentados
con los cristianos siríacos que conformaban la mayoría del reino.
Más allá, además, los armenios estaban, entre sí, divididos,
entre una minoría gobernante de creencias griegas ortodoxas, muy
minoritaria; y una mayoría gregoriana. Cuando Bohemondo se hizo con
el control de la provincia, había echado al patriarca griego, Juan
IV, de Antioquía; y con él también le enseñó la puerta de salida
a casi toda la clerigalla griega. Esta expulsión fue, de hecho, uno
de los principales reproches del emperador Commeno hacia los
cruzados.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Juan
IV fue expulsado de la ciudad, pero nunca cedió el título y el
puesto de patriarca de Antioquía. Tras su muerte, la iglesia griega
siguió nombrando prelados en su nombre, que sin embargo residían en
el exilio constantinopolitano. Bohemondo, por otra parte, fijándose
en el ejemplo de Jerusalén, cortejó a los sacerdotes latinos para
que nombrasen entre ellos a un patriarca. Éstos, finalmente,
acabaron por acordar que era lo necesario, y nombraron a Bernardo de
Valence, que había sido capellán de Adhemar de Monteil, el original
legado papal en la cruzada y que era obispo de Artah. Esto le convirtió
en el gobernador espiritual de los arzobispados de Karikos, Tarso,
Mamistra, Cirro, Hierapolis, Edesa y Apamea; y los obispados de
Albara, Laodicea, Gabala, Valania, Antarado, Tripoli y Biblos. De
esta manera, Bohemondo diseñó un Estado antioquiano, por así
decirlo, basado en que los armenios conservasen parte de sus puestos
en la Administración, mientras los siríacos permanecían fuera de
ella; pero ambos tenían plenos derechos sobre la celebración de sus
cultos. El verdadero perdedor de aquel sistema, para disgusto de
Constantinopla, eran los griegos.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Luego
Bohemondo cayó prisionero de los danisménidas, y éstos se dieron
cuenta de que habían cantado bingo con un prisionero de tanto valor.
En el año 1103, Alejo Commeno le ofreció una sustanciosa recompensa
a cambio del normando. La operación era una carambola. El emperador
no estaba intentando liberar a un combatiente cristiano, sino
eliminar a un enemigo. Su intención era conseguir que Bohemondo le
fuese entregado a él y, consiguientemente, fuese trasladado a
Constantinopla, donde él esperaba hacer lo necesario para
garantizarse que el normando no volvería a cruzar el Bósforo nunca
más. Esta operación, sin embargo, no se perfeccionó porque en su
negociación participaba Kilij Arsland, el señor de Rum, y quería
la mitad de la recompensa para él. Así las cosas, Ghazi decidió
negociar directamente con Bohemondo. El normando le prometió al
danisménida que le pagaría la mitad de la recompensa que él le había
pedido al Commeno (es decir, le pagaría lo mismo que él podría
recibir en el otro caso); y, además, se convertiría en aliado suyo
contra sus enemigos, musulmanes o cristianos. Después de tres años
de cautividad, Bohemondo fue liberado. El hombre que volvió a ser el
rey de Antioquía estaba súper cabreado con los griegos, consciente
como era de que habían intentado posesionarse de su persona y neutralizarlo para siempre.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Una
vez libre, Bohemondo puso sus ojos en Ridwan de Alepo, y su
debilidad. En realidad, la creación de los reinos de Edesa y
Antioquía había dejado al de Alepo prácticamente sin territorio.
Pero lo más importante no era eso. Lo más importante era que
Ridwan, a causa sobre todo de su torpe política de enfrentamiento
con sus vecinos musulmanes, apenas tenía posibilidades de conseguir
ayuda y apoyo de los señores de los que era vasallo, o de sus
vecinos. Bohemondo, por otra parte, era, ya lo hemos visto, un señor
cruzado que había llegado a Oriente Medio para muchas cosas más que
para tomar Jerusalén. En puridad, su compromiso con la misión de la
primera cruzada era meramente formal, pues él tenía otra visión.
El normando consideraba que el poder y la pasta estaban al este. Él
soñaba con enseñorearse de Mosul, Bagdad incluso. Los francos de
Antioquía y de Edesa sabían, además, que las guerras y
enfrentamientos entre los reyes selyúcidas eran constantes. Era el
momento. Así pues, avanzaron hacia el presidio de Harrah, que estaba bajo la
jurisdicción de los emires de Mosul.</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-60597204469906176052024-02-15T08:24:00.001+01:002024-02-16T08:12:38.812+01:00Cruzadas (14): Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida<span style="font-size: medium;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/cruzadas-1-deus-vult.html" style="font-family: arial;">Deus vult</a><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas2.html" style="font-family: arial;">Unos comienzos difíciles</a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas3.html">Peregrinos en patota</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas4.html">Nicea y Dorylaeum</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas5.html">Raimondo, Godofredo y Bohemondo</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas6.html">El milagro de la lanza</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas7.html">Balduino y Tancredo</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas.html">Una expedición con freno y marcha atrás</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas9.html">Jerusalén es nuestra</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br style="font-family: arial;" /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html" style="font-family: arial;"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas14.html">Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</a></span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bohemondo pilla la condicional</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Las últimas jornadas del gran cruzado</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Relevo generacional</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La muerte de Balduino I de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Peligro y consolidación</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey ha muerto, viva el rey</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">The bitch is back</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La pérdida de Edesa</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Antioquía (casi) perdida</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Reinaldo el cachoburro</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Bailando con griegos</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Amalrico en Egipto</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">El rey leproso</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Hattin</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">La caída de Jerusalén</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br style="font-family: arial;" /><span style="font-family: arial;">Game over<br /></span><span style="font-family: arial;">El repugnante episodio constantinopolitano</span></span> <p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><br /></span></span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Los
cuatro ejércitos que conformaron la segunda ola de la cruzada
presentan problemas de valoración. Probablemente, si lo que hacemos
es una mera suma de soldados y pertrechos, podríamos llegar a la
conclusión de que esta segunda cruzada fue incluso mayor que la
primera. Pero, en realidad, hay que decir que no lo fue, pues tuvo muchos
problemas, en realidad insalvables, para ser una cruzada unida como
tal. Esta desunión e incapacidad de coordinación queda evidenciada
en el hecho de que los cuatro ejércitos cruzaron el Bósforo cada
uno por su cuenta: los lombardos en abril del 1101, los franceses
unos días más tarde, y los otros dos más tarde aún. El conde de
Nevers estaba en Constantinopla a mediados de aquel año, y el
ejército de los duques de Aquitania y Bavaria todavía llegó más
tarde. Lombardos y franceses, ciertamente, consiguieron marchar
juntos, una vez en Asia Menor.<span></span></span></span></p><a name='more'></a><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span> </span>
</span><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Esta
vez, por cierto, Alejo Commeno apenas le dio fiestas y recepciones a
los cruzados que se llegaron por su capital; la verdad, perdía el
culo porque se fuesen a mamarla más allá del Bósforo. En ese
momento procesal, el </span></span><span><i>basileus
</i></span><span><span style="font-style: normal;">tenía
ya muy claro que el futuro de su imperio no dependía de aquellos
tipos, así pues los quería en la acera continental de enfrente. En
general, Commeno había aprendido a temer a los franj en general;
pero, muy particularmente, de aquella patota, a los que más temía,
y por eso los largó en cuanto pudo, fue a los lombardos, que eran
fieles a la figura de Bohemondo, precisamente el primer cruzado con
quien el emperador se las había tenido más tiesas. </span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
un intento por controlar un poco la movida, sin embargo, Alejo le
entregó al ejército combinado lombardo-franco-germano un comandante
en jefe en la persona de Raimondo de Saint-Gilles, quien para
entonces estaba en Constantinopla, y que ya hemos visto que de todos
los barones latinos que se habían cogido el Orient Express, era el
que mejor se llevaba con la Corte constantinopolitana. Fue una
decisión que viene a demostrar que Alejo, la verdad, en muchas
ocasiones estaba alejado (chiste fácil) de la realidad. Poner a
lombardos y francos bajo el mando de un provenzal no es la mejor idea
del mundo. Es como nombrar concejal de Festejos del Ayuntamiento de
Almonte a un tipo de La Garriga. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La
segunda cruzada, además, ya no era lo que había sido la primera en
términos de prioridad. De hecho, las diferencias estratégicas
quedaban bien claras en el planteamiento de los lombardos, que eran
la mitad del ejército combinado. A los lombardos, la idea de bajarse
hacia Jerusalén para consolidar el mando de Balduino, que lo era de
la cristiandad sobre la ciudad cuyas avenidas habían hollado los
pies de The Saviour, era una prioridad menor. Ellos querían llegar
hasta Neocesarea, cerca del Mar Negro, para liberar a su líder, que
no era otro que Bohemondo. Esta idea, sin embargo, no era del gusto
ni de Raimondo de Saint-Gilles, para quien, la verdad, los turcos
podían, si querían, colgar a Bohemondo de un huevo; ni para los
bizantinos, ni tampoco para Conrado, quien tras su comportamiento
valiente en la batalla había ganado mucho predicamento y que, de
todas formas, tampoco se había llevado nunca muy bien con Bohemondo,
que digamos. El capitán de las tropas, Berto de Biandrate, sin embargo,
permanecía impasible el lombardo. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Los
condes de Blois y de Toulouse, así como Tsitas, uno de los
principales generales de la armada bizantina, trataron de arrastrar a
los lombardos a algún terreno de racionalidad, pues lo que
pretendían no sólo negaba el espíritu de la cruzada sino que era,
estratégicamente hablando, una fricada de cojones. Los lombardos
querían meterse de hoz y coz, y en pleno verano, en un territorio
que estaba completamente dominado por los turcos; un territorio en el que serían atacados por todos los lados y en el que tendrían nula ayuda
logística. Sin embargo, aquellos lombardos parecían de
Zaragoza. En realidad, lo que estaba pasando era la consecuencia de
que aquella no fuese, por así decirlo, una tropa profesional. La
mayoría de la fuerza lombarda, ya os lo he dicho, estaba formada por
civiles. El tipo de gente con discursos propios de taxista </span></span><span><i>average </i>o de tuitero intensito, </span><span><span style="font-style: normal;">ese típico soplapollas que te dice </span></span><span><i>yo
esto lo arreglaba en dos tardes </i></span><span><span style="font-style: normal;">y
que, en el fondo, no tiene ni puta idea de aquello que está
juzgando. A aquellos civiles, las consideraciones estratégicas se la
transpiraban, porque ellos nunca habían estado en una batalla de
verdad y se creían que era algo parecido a un videojuego. Ellos estaban en Asia Menor como si estuvieran en una pantalla del </span><span><i>Call of Duty</i> y pudieran morir mil veces. </span><span style="font-style: normal;">Pensaban
así y, además, eran conscientes de que eran una mayoría. Así
pues, amenazaron con liarla parda y sus mandos, alzándose de
hombros, tuvieron que dar su brazo a torcer.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Así
las cosas, el ejército avanzó por Galacia y, después, por
Capadocia, en dirección a Ankara, levantando contra ellos, por el
camino, a reinos y tribus turcas que estaban demasiado lejos de
Jerusalén como para amenazarla.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Al
principio, la cosa fue bien. El ejército avanzaba por una zona cuya
costa, al norte, controlaban los bizantinos que, de esta manera, los
pertrechaban. En junio del 1101, este ejército de cruzados tomó
Ankara, arrebatándola de las manos del sultán Kilij Arslan ibn
Suleiman. Como no estaban interesados en la ciudad, los cruzados se
la entregaron a los bizantinos. Pero ahí, más o menos, se acabó lo
bueno.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
norte de la península donde ahora se encontraba el ejército cruzado
no era territorio de Arslan, sino de Ghazi Gümüshtekin, el emir
danishménida. Los danishménidas eran enemigos de los turcos selyúcidas,
pero unieron fuerzas con Arslan, lo que, en la práctica, significa
que todas las fuerzas turcas de la zona se fueron contra los
cruzados. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">A
partir de ahí los cristianos, cada vez más hostigados y perseguidos
por los musulmanes, empezaron a hacer marchas a pelo puta por una
tierra hostil; y esto quiere decir comenzar a sentir los mordiscos
del hambre y de la sed. Su única esperanza era llevar a cabo el
difícil sueño de los lombardos y alcanzar las costas del Mar Negro,
donde los griegos controlaban algunos puertos. Sin embargo, los
lombardos seguían con su puta matraca, y querían llegar hasta la
capital de Ghazi, porque allí es donde estaba Bohemondo preso.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Cuando
este movimiento se hizo aparente, Ghazi llamó en su ayuda a Fakhr
al-Mulk Radwan, el gobernador de Alepo; un tipo que, la verdad, no
era muy de fiar, porque ya había sido convocado cuando los cruzados
se habían presentado ante Antioquía, y no había hecho nada. Eran
otros tiempos, sin embargo. Probablemente, en el pasado Ridwan nunca
había llegado a imaginar que los cruzados podrían hacerse con
Antioquía y consolidarse allí. Esta vez, pues, se tomó el tema en
serio, y salió echando leches de Alepo al frente de un ejército.
Tanto Ghazi como Kilij Arslan habían sido en el pasado sus enemigos,
pero eso no le importó. Estos tres comandantes consiguieron juntar
sus ejércitos, y avanzaron hacia los cruzados.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Para
entonces, esto es importante, los musulmanes habían aprendido ya que
los latinos, por lo general, hacían un uso poco eficiente de la
infantería; y que si ganaban, solía ser tras ser capaces de
conducir grandes cargas de caballería. Así las cosas, la clave,
desde el punto de vista islámico, era no presentarle a los cruzados
la oportunidad de atacar y, a cambio, hostigarlos constantemente con
oleadas de flechas y jabalinas. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La
batalla, así planteada, duró un día entero; y en ella los latinos
no consideraron nunca ponerse a la ofensiva. Siempre estuvieron
defendiéndose y, si hemos de creer a cronistas como Alberto de Aix,
acabaron por sufrir las consecuencias de que la mayoría de los
lombardos careciese de experiencia bélica eficiente. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Cuando
caía la tarde, Raimondo de Saint-Gilles había sido traicionado por
su propia guardia bizantina (formada, en realidad, por turcos),
tomó la última vía que le quedaba y, con la ayuda de un pequeño
grupo de soldados provenzales, buscó refugio en una roca, donde
habría muerto con seguridad de no ser por la brava ayuda de gentes
como Conrado. En la noche, el conde de Toulouse levantó el campo y
se marchó a la costa con sus provenzales. Cuando el resto de los
barones comprendió que el comandante en jefe se había dado el piro,
lo imitaron en cuanto pudieron. Algunos de ellos llegaron a Sinope,
donde tomaron barcos que les llevaron a Constantinopla. Pero la
armada lombardo-franco-germana, que era uno de los elementos
fundamentales de la segunda oleada cruzada, había dejado de existir.
</span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Los
líderes militares de aquella operación bélica enloquecida y más
movida por los orgullos personales que por otra cosa se marcharon
todos. Al día siguiente, el ejército de soldados normalitos, de
monjes, de mujeres y de niños que formaba parte de la expedición,
descubrió que estaban solos. El resultado es que casi todos los
hombres fueron asesinados. Las mujeres y los niños fueron
esclavizados. En total, entre muertos y esclavos, varias decenas de
miles. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Los
jefes llegaron a Constantinopla sin más problema que su vergüenza,
si es que la tenían. Durante el camino todos habían ido filtrando
lo vivido y habían desarrollado una teoría sólida: la culpa de
todo lo habían tenido los lombardos. Sus quejas, sin embargo, no
sirvieron para esconder el hecho palmario de que habían abandonado a
los hombres, mujeres y niños que los habían seguido con la
confianza que se tiene en los líderes. La verdad, uno nunca piensa
que su líder le va a abandonar; pero la Historia demuestra bien a
las claras que a la mayoría de los líderes, lo que más
les ha importado, lo único no pocas veces, ha sido ellos mismos. Por
lo tanto, no es tan raro que, al fin y a la postre, dejen a sus
bravos combatientes con el culo al aire. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
cosa era tan deplorable que el propio Alejo Commeno no podía
creerla. El emperador bizantino escupió por la boca muy amargos
reproches en la persona de su amigo Raimondo por haber dejado en la
estacada a sus soldados. Los barones, por lo general, respondieron
con el argumento José Mota: si hay que morir, se muere; pero morir
por nada, es tontería.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
ira de Commeno tenía muchas razones para ser. No sólo los cruzados
habían perdido una batalla y un ejército; es que habían perdido su
invencibilidad. Los turcos, ahora, habrían perdido el miedo a
enfrentarse a los franj. Anna Commena resumió bien la conclusión de
los griegos en esta materia con la frase: “en términos generales,
las personas de raza celta son independientes, y les cuesta aceptar
consejos”.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Los
debates y reproches se volvieron tan amargos, y aquéllos que los
recibían se encontraban tan aislados frente a ellos, que pronto
llegaron incluso a desarrollar una nueva teoría que unía un
responsable del desastre a los lombardos: el emperador. Alejo,
cierto, no había estado en la batalla. Pero precisamente ése era el
problema. Según esta teoría, el Commeno, taimado y traidor, había
enviado a los cruzados a un lugar desierto y hostil a sabiendas de
que lo era. Más verdad parece que los cruzados fueron a donde fueron
porque se creían la polla de Montoya y querían liberar a Bohemondo;
pero, bueno, el papel lo aguanta todo, así pues Guillermo de Tiro se
desgañita en sus escritos informando de que fue el aleve Alejo el
que lo provocó todo; en manos de Guillermo de Tiro, de hecho, el Commeno se convierte en la Ayuso de esta historia. El emperador, sin embargo, no se mosqueó
demasiado. Probablemente consciente de que no tenía nada que ganar
profundizando aquella zanja, decidió reaprovisionar a aquellos
cabrones y facilitarles incluso barcos para que pudieran bajarse al
sirio, acercarse por Jerusalén y, sobre todas las cosas, irse ya a tomar por culo de una vez. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Otros
ejércitos de la nueva cruzada había en la zona que no estuvieron
afectados por el desastre. Guillermo II, conde de Nevers, por
ejemplo, tenía unos 15.000 cruzados avanzando por Anatolia hacia
Antioquía. Había pasado por Ankara, donde había decidido,
sabiamente, no unirse a los lombardos y a Raimondo. Avanzó hacia el
sur, tomando como objetivo Konya, o Iconium, la capital de Kilij
Arslan. Cuando estaba llegando, se topó con el ejército conjunto de
Kilij y Ghazi. Los turcos venían de ganar a los lombardos y se
lanzaron a por ellos con todo; los rodearon pronto y diezmaron de
forma prácticamente total, en Heraclea. Guillermo de Nevers, sin
embargo, consiguió escapar con un puñado de caballeros. Cuando
llegaron a Antioquía, parecían a punto de entrar en Proyecto
Hombre.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
tercer ejército, que era más grande que el de Nevers, había hecho
la ruta de la primera cruzada desde Constantinopla. Allí estaban al
frente Guillermo IV de Aquitania, Welf IV, duque de Bavaria, y la
mangravina Ida de Austria. El avance de este ejército era bastante
más que complejo. Era el pleno verano, con un sol de la hostia; y
los turcos se habían preocupado de destruir o envenenar pozos, y de
matar al ganado, allí por donde iban a pasar. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Así
las cosas, los turcos no tenían más que seguir a los cruzados y, de
cuando en cuando, hacer que los arqueros de Arslan y Ghazi
Gümüshtekin les lanzasen unas cuantas oleadas de flechas, que ellos
no podían repeler, debilitados como estaban. El 5 de septiembre del
año 1101, este ejército fue rodeado por los musulmanes cerca del
río Eregli, a donde se habían acercado como gacelas sedientas.
Fueron severamente diezmados. Tanto Guillermo como Welf tuvieron que
deshacerse de sus armaduras para poder escapar prácticamente solos.
En cuanto a Ida, quien por cierto era una de las más famosas
beldades de su tiempo, permaneció en el campo de batalla, y nunca se
ha sabido qué fue de ella, aunque cabe sospecharlo. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Así
pues, en el espacio de apenas un mes, el rey selyúcida Kilij Arslan
y el danisménida Ghazi Gümüshtekin, con la ayuda del rey de Alepo,
habían conseguido hacer desaparecer de la faz de la Tierra tres
ejércitos cruzados.</span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Victoria sin paliativos en La Condomina. Y los islamitas cantando: "Raimondo quédate".</span></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-31591255.post-71818169011740452922024-02-14T08:30:00.000+01:002024-02-14T08:30:25.752+01:00Cruzadas (13): La cruzada 2.0<p><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/cruzadas-1-deus-vult.html">Deus vult</a><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas2.html">Unos comienzos difíciles</a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/01/Cruzadas3.html">Peregrinos en patota</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas4.html">Nicea y Dorylaeum</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas5.html">Raimondo, Godofredo y Bohemondo</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas6.html">El milagro de la lanza</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas7.html">Balduino y Tancredo</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas.html">Una expedición con freno y marcha atrás</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas9.html">Jerusalén es nuestra</a></span><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas10.html">Decidiendo una corona</a></span><br /><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas12.html"><span>La difícil labor de Godofredo de Bouillon</span><br /><span>Jerusalén será para quien la tenga más larga</span></a><br /><span><a href="https://historiasdehispania.blogspot.com/2024/02/Cruzadas13.html">La cruzada 2.0</a></span><br /><span>Hat trick del sultán selyúcida y el rey danisménida</span><br /><span>Bohemondo pilla la condicional</span><br /><span>Las últimas jornadas del gran cruzado</span><br /><span>La muerte de Raimondo y el regreso del otro Balduino</span><br /><span>Relevo generacional</span><br /><span>La muerte de Balduino I de Jerusalén</span><br /><span>Peligro y consolidación</span><br /><span>Bohemondo II, el chavalote sanguíneo que se hizo un James Dean</span><br /><span>El rey ha muerto, viva el rey</span><br /><span>Turismundo, toca las campanas, que comenzó el sermón del Patriarca</span><br /><span>The bitch is back</span><br /><span>Las ambiciones incumplidas de Juan Commeno</span><br /><span>La pérdida de Edesa</span><br /><span>Antioquía (casi) perdida</span><br /><span>Reinaldo el cachoburro</span><br /><span>Bailando con griegos</span><br /><span>Amalrico en Egipto</span><br /><span>El rey leproso</span><br /><span>La desgraciada muerte de Guillermo Espada Larga</span><br /><span>Un senescal y un condestable enfrentados, dos mujeres que se odian y un patriarca de la Iglesia que no para de follar y robar</span><br /><span>La reina coronada a pelo puta por un vividor follador</span><br /><span>Hattin</span><br /><span>La caída de Jerusalén</span><br /><span>De Federico Barbarroja a Conrado de Montferrat</span><br /><span>Game over<br /></span><span>El repugnante episodio constantinopolitano</span></span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><br /></span></p><p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Con
sus primeras actuaciones como soberano de Jerusalén, Balduino se hizo un Nayim Bukele; demostró tener muy claro que la principal aspiración de sus
súbditos era tener más seguridad. Así pues, organizó una serie de
expediciones en los alrededores para reducir la presión musulmana
sobre sus territorios. Por lo que se refiere a su gran enemigo
interior, Dagoberto se había retirado a la iglesia del Monte Sion,
donde pretendió tener una actitud conciliadora que, en realidad, era
más bien miedo de que Balduino se vengase de él. Le sirvió pues, a
pesar de que Arnulfo Malecorne pensaba que con Balduino había
llegado su oportunidad de ser de nuevo patriarca, fue Dagoberto quien
finalmente coronó a Balduino.<span></span></span></p><a name='more'></a><p></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
las Navidades del 1100, pues, Jerusalén tenía un rey propio por
primera vez desde los tiempos de Herodes. Y, curiosamente, su rey era
un segundón, el hijo menor del conde de Boulogne, un noble que en
Europa difícilmente habría podido aspirar a heredar un señorío
propio. Ahora era Balduino I de Jerusalén, y tenía el principal
problema de defender aquella posición con unas tropas bastante limitadas. Ciertamente, había podido reforzar el destacamento local,
si bien la parte fundamental de su tropa había tenido que quedarse
en Edesa, cuidando su otra finca. Y, por lo demás, el normando
Tancredo, con quien había tenido sus más y sus menos, sobre todo en
Cilicia, y que seguía en el bando de Dagoberto, se negó a prestarle
juramento y, de hecho, no hizo otra cosa que buscar una buena excusa
para poder abandonar la ciudad con sus tropas. Excusa que le llegó
cuando, tras el apresamiento de su tío Bohemondo, fue llamado a ser
regente de Antioquía.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Así
pues, Balduino tenía al norte la amenaza de los reyes sirios, al sur
del reino fatimí egipcio, al este las tribus árabes y beduinas, y
al oeste un mar buena parte de cuya costa controlaban reinos
musulmanes, por no mencionar que en las aguas el señor era la flota
egipcia. Así que comenzó, como ya os he comentado, con realizar
ataques casi quirúrgicos al oriente de la ciudad, buscando, sobre
todo, apresar caravanas árabes que le aportasen medios. Una vez que
consideró que aquellas zonas estaban razonablemente limpias, comenzó
a pensar en la necesidad de conquistar algunas plazas costeras
cercanas. Aquí encontró la inmediata ayuda de los genoveses y los
pisanos. A pesar de ser teóricamente favorables de Dagoberto, en
realidad los italianos talasocráticos, como también les pasaba a
los venecianos, sólo eran amigos del objetivo de prevalecer en el
comercio marítimo; y, por esa razón, la idea de plantar batalla a
la hegemonía egipcia en las aguas al sur de Chipre les ponía mucho.
Con esta ayuda, Balduino logró tomar Arsuf y, después, Cesarea,
ciudad ésta última donde permitió a los soldados realizar una
auténtica masacre de locales.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Todos
estos movimientos llevaron al visir al-Afdal a la convicción de que
debía de hacer algo. De que era fundamental llegar a algún tiempo
de estabilización geopolítica en la zona. Formó un ejército muy
potente, al frente del cual situó al emir Saad ad-Daula al-Qawasi;
pero que era un ejército cuya función era más instar una
negociación que provocar una batalla. La armada egipcia, de hecho,
se movió hacia Palestina más o menos a la velocidad a la que el
pueblo hebreo cuando Moisés El Lento los mandaba, y acampó en las
afueras de Ascalón con más intención de hacerse unas pajillas que
de atacar. Allí, </span></span><span><i>à
la coté </i></span><span><span style="font-style: normal;">de
la fortaleza musulmana más fuerte de la zona, se quedaron un buen
rato y no se movieron hacia Jerusalén hasta septiembre del 1101, el penúltimo año binario de la era del hombre hasta dentro de 7.976 primaveras (el último, según mis cuentas, fue diez años después, en el 1111). </span></span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Balduino
se acercó a aquel ejército con sus dos centenares de caballeros, en
Ramleh. Dividió a su ejército, muy pequeño como sabemos, en cuatro
compañías, que habrían de atacar en otras tantas oleadas. Las dos
primeras, formadas por los caballeros valones, fueron severamente diezmadas, y
sólo unos pocos de ellos lograron encontrar refugio en Jaffa. Esta
victoria hinchió los pechos de los egipcios, que creyeron ganada la
partida. Pero, en ese momento, Balduino, al frente de la mitad de la
tropa que le quedaba, realizó un ataque brutal que desconcertó al
enemigo. El rey cruzado jugó la opción que supongo que siempre hay
que jugar en su caso: especular con que el ejército enemigo, aunque
más numeroso, en realidad sea menos veterano y, por lo tanto, tienda
a cometer el error de salir huyendo a las primeras de cambio. Esto
fue lo que pasó, de hecho, y permitió a la tropa franca tomar el
campo egipcio y todo su botín. En Jerusalén todo el mundo daba
por muerto al rey y, de hecho, su mujer estaba ya mandando un email a
Antioquía pìdiéndole ayuda urgente a Tancredo; pero, lejos de
ello, Balduino estaba frente a las murallas de Jaffa, tras haber
ganado la batalla y haber obtenido un botín más que sustancioso.
Llevaba consigo la reliquia de la cruz, que había sido llevada a la
batalla por el obispo Gerardo de Ramleh y que, de alguna manera,
había jugado un papel parecido a la lanza meses atrás. Desde ese
momento, la reliquia de la cruz fue el gran talismán de los cruzados
en todas sus batallas de importancia. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>La
batalla de Ramleh dejó un sabor agridulce entre los franj. Sin duda,
había salvado al reino de Jerusalén; pero también era cierto que
lo había hecho a cambio de perder la mitad de la flor de la
caballería que protegía el reino, sobre todo los bravos
combatientes valones. Sin embargo, lo primero sobrepujaba a lo
segundo, sobre todo porque lo segundo tenía su remedio y, de hecho,
lo tuvo pronto. En Europa, la noticia de que Jerusalén era un reino
cristiano que, además, demandaba de protección frente a sus muchos
enemigos, hizo de imán para una nueva generación de nobles
cruzados, de incluso mayor calidad o rango que los anteriores, entre
los cuales hay que contar a Guillermo IX de Poitiers, duque de
Aquitania, Hugo VI de Lusignan, Conrado, condestable del emperador,
Geoffrey, conde de Vendôme, Esteban, hijo del duque de Borgoña; y,
sobre todo ellos, Esteban, conde de Blois, el hombre más rico de
Francia, que decidió implicarse de nuevo en los temas de la cruzada
después de su actuación escasamente edificante en Antioquía. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>En
el año 1102, de nuevo los egipcios lo intentaron. Un ejército nuevo
formado en el reino fatimí, comandado por el hijo de al-Afdal,
volvió a marchar sobre Palestina hacia Ramleh, el mismo sitio donde
ya les habían encendido el pelo. Balduino, probablemente muy mal
informado sobre el tamaño del ejército contrario, avanzó hacia
ellos con una fuerza bastante pequeña. Esta vez lo acompañaban Hugo
de Lusignan, Esteban de Blois, Conrado, Esteban de Borgoña y Geoffrey
de Vendôme. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Balduino,
esto es algo que las crónicas dejan bien claro, era un tipo muy
sanguíneo. Ese tipo de personas a las que, como en el caso de Marty
McFly, sólo tienes que llamarles gallina para que se embarquen a
hacer cosas que racionalmente deberían regatear. Poseyendo un furor
antimusulmán intenso y unas ganas de pelea dignas de Steven Seagal,
Balduino de Jerusalén estaba dispuesto a batirse con los egipcios a
cualquier costa, incluso sin haber recibido la adecuada inteligencia
sobre el tamaño de sus fuerzas; es posible que la batalla de Ramleh,
que claramente había ganado en inferioridad de condiciones, le
hubiese llevado a la conclusión de que los fatimíes, en lugar de la
estirpe de combatientes meticulosos y pacientes que en realidad eran,
eran una panda de subnormales que no distinguían una línea de
vanguardia de una tostadora eléctrica. El único de los barones que
aconsejó prudencia fue Estaban de Blois; pero eso no le sirvió nada
más que para quedar como un nenaza. La verdad, Esteban tenía, de
tiempo atrás, fama de ser un cobarde membrillo de mierda. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>Así
las cosas, si las cifras que dan las crónicas son ciertas, que
pueden no serlo pero en todo caso no pueden estar totalmente alejadas
de la realidad, cuando llegó el día de la batalla, los doscientos
esforzados caballeros se encontraron frente a frente con 20.000
combatientes egipcios. Esta vez no hubo sorpresas ni la reliquia de
la Cruz se conectó a la wifi; así pues, los esforzados cristianos
fueron diezmados casi hasta el último hombre. Balduino, junto con
sus guardaespaldas más cercanos, huyó hacia Jaffa y se refugió en
el castillo de Ramleh. Dicho castillo estaba muy pobremente defendido
y fue una fácil presa para los egipcios. En la toma del castillo de
Ramleh perdió la vida Esteban de Blois, el cobarde; mientras que
Balduino de Jerusalén, el valiente, o más bien hemos de decir el
soplapollas que había provocado toda aquella derrota, huyó en la
noche, solo, con la única compañía de tres guardaespaldas que,
cómo no, acabaron por dar la vida para que este lumbreras viviera
para luchar un día más. La reina estaba en Jaffa con unos
caballeros y varios peregrinos, y hacia allí se fueron los egipcios,
que se dedicaron a dar vueltas a la ciudad con las cabezas de los
caballeros asesinados clavadas en sus picas; incluida la cabeza de un
caballero, Gerbod de Winthine, que era extraordinariamente parecido a
Balduino; así pretendían dar la impresión de que habían cazado al
rey. Aunque hay que decir que hubo casos, como el de Conrado, en los
que el cruzado peleó con tanta furia que los egipcios habían
terminado por respetarle la vida. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span><span style="font-style: normal;">Extrañamente,
o por lo menos extrañamente para los ojos actuales, pues es evidente
que aquellos cruzados y peregrinos se regían por elementos de
reflexión que a nosotros se nos escapan, cuando el responsable de
que el reino de Jerusalén hubiese perdido, en un solo día, a toda
la flor de su caballería: el rey Balduino, apareció, </span></span><span><i>solo,
fané y descangallao</i></span><span><span style="font-style: normal;">,
frente a las murallas de Jaffa, todo el mundo se alegró mucho, y
nadie le reprochó la enorme cagada de la que era el único
responsable. Es de suponer que sus amigos, sobre todo sus amigos
obispos, echarían mano de ese Dios que para todo sirve con su
Voluntad inextricable e incomprensible para el humano. Unas dos
semanas después, afortunadamente, desembarcaron en la zona nuevos
peregrinos desde Francia, Inglaterra y el Imperio. Con estas tropas
frescas, Balduino se aprestó a ser como los políticos modernos, que
primero crean el problema y luego se ofrecen para implantar la
solución. Creó un ejército a toda prisa con el que atacó a los
fatimíes y los empujó hasta Ascalón. Una vez más, los egipcios
cayeron en el desánimo, probablemente porque la campaña estaba
siendo muy larga. Balduino, de esta manera, consiguió capturar Acre
en el 1104. En 1105 se produjo la tercera batalla de Ramleh, en la
que los cruzados volvieron a ganar como la primera. En 1110, ya
notablemente consolidado en la zona, tomó Beirut y Sidón. Para
entonces, tenía importantes números de peregrinos incorporados a su
ejército.</span></span></span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
verdad, no fue la inteligencia ni la sabiduría estratégica de
Balduino la que obró ese milagro. Ni siquiera la reliquia de la
Santa Cruz. Fue, como ya os he insinuado, el hecho de que la noticia
de la toma de Jerusalén, una vez que llegó a Europa, además
adornada por los periodistas locales que, la verdad, nunca han
tenido, ni tienen, mucho respeto por la verdad objetiva, encendió
los ánimos en el continente provocando una segunda cruzada, la de
1101, apenas unos meses antes de los hechos que hemos relatado.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">La
actual Francia, como no puede ser de otra manera, se regodeó de
saber que francos habían sido la mayoría de los hombres que habían
liberado a la capital de la cristiandad del yugo musulmán. La
actitud del catolicismo y la Iglesia nacional francesa, convencidos
de que están sobre la tierra para misiones mucho más altas que
limitarse a obedecer a los curas Ariel mayoritariamente italianos de
Roma, acabará dando para mucho en la Historia de Europa. Entonces,
sin embargo, ese orgullo, como la propia Francia, estaba como los
portales web de la Administración: en construcción. Pero eso no
quiere decir que no existiese. Los franceses, pues, se sintieron los
principales dueños de aquella victoria de la Cristiandad, pero no
los únicos. En Alemania y Escandinavia aquello se percibió como
algo muy propio o, más bien, como la ambición de conseguir, en esta
cruzada 2.0 por así decirlo, las mismas glorias para sus señores
que ya habían obtenido los francos. En Italia, como ya os he
contado, no hacía mucha falta fomentar el espíritu cruzado, toda
vez que las principales repúblicas con poder marítimo le habían
echado el ojo al importante negocio que se derivaba de todo ello. Por
otra parte, en aquellas partes de la península que estaban bajo el
dominio normando, los éxitos de Bohemondo les ponían mucho.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span>El
PasPas, Pascual II, enseguida le vio la vis propagandística al gesto
de peregrinar una nueva cruzada, y puso todos los recursos de la
Iglesia en ello. A pesar de lo dicho, lo cierto es que el hecho de
que la conquista de Jerusalén fuese ya algo hecho hiciese que esta
segunda oleada de cruzados fuese menos intensa que la primera. Por
otra parte, por definición la segunda cruzada contó con algo de lo
que la primera careció: personas, llamémosle desertores, que habían
abandonado el teatro de las cruzadas, regresado a Europa; y que ahora
se levantaban en muchas fiestas para decirle al personal que esas
mierdas que estaba cantando el juglar eran conachadas y que, en
realidad, en las cruzadas de verdad, el tema era bien diferente.
Estos relatos auténticos de hambre, enfermedad, pulgas y jornadas
cagando en agujeros en el suelo, hicieron que mucha gente revisase
sus sólidas convicciones guerreras. Esto, unido a la universalización
del mito, hizo que los franceses, en esta segunda oleada, perdiesen
la clara preeminencia que habían tenido en la primera. </span>
</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">En
septiembre del año 1100, un ejército nuevo abandonó Italia; un
ejército formado, mayoritariamente, por lombardos. Sus líderes eran
Alberto, conde de Biandrate, Anselmo de Buis, arzobispo de Milán,
Guisberto, conde de Parma, y Hugo de Montebello. Era un ejército, en
todo caso, menos eficiente que los anteriores, puesto que estaba
formado, en buena parte, por civiles con escasa experiencia militar;
en general, gente de muy baja extracción que, lejos de arder en las
brasas de la fe, habían decidido apuntarse a aquella expedición que
les prometía nuevas tierras y, por lo tanto, una nueva vida en
Oriente.</span></p>
<p align="JUSTIFY" style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">El
ejército francés, por entrenamiento, experiencia y equipación, era
más un ejército. Esteban de Blois no había reparado en gastos,
como tampoco lo había hecho Esteban, el hijo de duque de Borgoña,
el obispo de Soissons y Conrado, el condestable imperial. Estos dos
ejércitos fueron los más madrugadores, y se vieron seguidos, en
febrero del año 1101, por el ejército de Guillermo, el conde de
Nevers. Y un cuarto ejército realmente grande, estimado en 60.000
almas nada menos comandado por Guillermo IX, duque de Aquitania, Welf
IV, duque de Bavaria, y por la mangravina Ida de Austria, madre del
duque Leopoldo.</span></p><p></p>Juan de Juanhttp://www.blogger.com/profile/07722725077086194757noreply@blogger.com1