viernes, junio 17, 2022

La implosión de la URSS (20: El annus horribilis del presidente)

 No es oro todo lo que reluce

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡un, dos, tres!
La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin
El golpe
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto
Los problemas centrífugos
El regreso del león de color rosa que se hace cargo de las cosas
Las horas en las que Boris Yeltsin pensó en hacerse autócrata
El factor oligarca
Boris Yeltsin muta a Adolfo Suárez
Putin, el inesperado 

Ciudadanos, he fracasado; dadle una oportunidad a Vladimiro


Georgia estaba yendo mucho más allá de lo que lo han hecho muchos territorios que han querido escindirse. Allí, además del proceso de independencia propiamente dicho, se vivía un creciente proceso de odio a lo no georgiano; de discriminación de rusos, ucranianos, abjazios o osetios.

miércoles, junio 15, 2022

La implosión de la URSS: (19: La bipolaridad se define)

 No es oro todo lo que reluce

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡un, dos, tres!
La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin
El golpe
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto
Los problemas centrífugos
El regreso del león de color rosa que se hace cargo de las cosas
Las horas en las que Boris Yeltsin pensó en hacerse autócrata
El factor oligarca
Boris Yeltsin muta a Adolfo Suárez
Putin, el inesperado 

Ciudadanos, he fracasado; dadle una oportunidad a Vladimiro


A la vuelta de su triunfante visita a Washington, a Gorvachev lo esperaba en Moscú un dilema de gran importancia. Las personas de su entorno con un perfil menos reformista, como Ligachov o Rykjov, eran de la opinión de que los temas internos estaban tan jodidamente posicionados contra los intereses del secretario general que lo mejor que se podía hacer era aplazar el Congreso del Partido. El problema, como ya os he insinuado, es que, en ese momento, nadie tenía el control sobre el congreso (y los congresos partidarios sólo se convocan cuando sabes exactamente hasta cuántas veces va a ir a mear cada delegado); y, por lo tanto, se quería el aplazamiento para buscar mayorías. Gorvachev, sin embargo, era de la opinión, una opinión acertada en mi opinión, de que el avance del tiempo no haría sino ahondar la división en el comunismo oficial entre reformistas y conservadores; así pues, esperaba que, respetando el calendario, el problema tendría unas dimensiones tratables. Como vemos, pues, el problema de Gorvachev, durante toda su vida, fue el optimismo; el esperar encontrarse problemas tratables allí donde sólo había cisnes negros.

lunes, junio 13, 2022

La implosión de la URSS (18: El hijo pródigo nos salió rana)

 No es oro todo lo que reluce

Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, ¡un, dos, tres!
La gran explosión
Gorvachev reinventa las leyes de Franco
Los estonios se ponen Puchimones
El hombre de paz
El problema armenio, versión soviética
Lo de Karabaj
Lo de Georgia
La masacre de Tibilisi
La dolorosa traición moldava
Ucrania y el Telón se ponen de canto
El sudoku checoslovaco
The Wall
El Congreso de Diputados del Pueblo
Sajarov vence a Gorvachev después de muerto
La supuesta apoteosis de Gorvachev
El hijo pródigo nos salió rana
La bipolaridad se define
El annus horribilis del presidente
Los últimos adarmes de carisma
El referendo
La apoteosis de Boris Yeltsin
El golpe
¿Borrón y cuenta nueva? Una leche
Beloveje
Réquiem por millones de almas
El reto de ser distinto
Los problemas centrífugos
El regreso del león de color rosa que se hace cargo de las cosas
Las horas en las que Boris Yeltsin pensó en hacerse autócrata
El factor oligarca
Boris Yeltsin muta a Adolfo Suárez
Putin, el inesperado 

Ciudadanos, he fracasado; dadle una oportunidad a Vladimiro

Los lituanos no se anduvieron con rositas. Inmediatamente, declararon que el texto de Moscú no era compatible con sus reglas constitucionales y, por lo tanto, no lo dieron por recepcionado. La consecuencia fue que, al día siguiente, se aprobó una ley regulando el estado de excepción; es decir, aquel cambio de estatus social y político que estaba previsto en las leyes soviéticas para los casos en los que alguien pusiera en peligro el propio Estado soviético. Que, para qué nos vamos a engañar, era el caso.