Algunas frases de la intervención de ayer del presidente del Gobierno, acompañadas de apostillas.
La comunidad internacional ha sabido estar a la altura de sus responsabilidades para hacer frente a un hecho siempre grave: en este caso, el empleo de la fuerza contra la población civil por parte de las autoridades libias, mediante ataques generalizados y sistemáticos a la misma.
Aparte de que no acabo de entender que un hecho «siempre grave» deba ser definido «en este caso» (si es siempre grave, no hay caso que valga), queda otra pregunta: si es «siempre grave», ¿por qué la comunidad internacional sólo ha actuado «en este caso»?
La comunidad internacional sale reforzada por la forma en que ha adoptado su posición (...) con el respaldo expreso de las organizaciones regionales más relevantes en el caso, la Liga Árabe, la Conferencia Islámica, la Unión Africana y el propio Consejo Europeo.
¿Realmente sale reforzada la comunidad internacional aseverando que el pueblo libio tiene derecho a la democracia y admitiendo ser apoyada por países que le niegan esa posibilidad a sus pueblos, como de hecho son buena parte de los integrantes de la Liga Árabe y unos cuantos de la Unión Africana (sin ir más lejos, Guinea Ecuatorial)? ¿No es más cierto que como habría «salido reforzada» la comunidad internacional hubiera sido no permitiendo compañeros de viaje tan cínicos?
La Responsabilidad de Proteger consiste en que si un Estado no cumple con la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos, la comunidad internacional debe intervenir para asumirla.
¿Ah, sí? Pero, entonces, ¿qué fue lo de Ruanda: un botellón que salió mal? Teniendo allí como tenía la «comunidad internacional» a un mando de los cascos azules enviando un mensaje tras otro diciendo que, lejos de ser protegidos, los ruandeses estaban siendo masacrados, ¿por qué no se aplicó la «Responsabilidad de Proteger»? Y es sólo un ejemplo de muchos...
Es un principio humanitario la razón por la que estamos interviniendo en Libia: para defender a los ciudadanos de ataques de las propias fuerzas libias.
De donde se deduce que proteger a los ciudadanos de ser objeto de la represión del Estado, que era lo que ocurría en Libia (y en Cuba, y en Corea del Norte, y en Guinea, y...) antes de ser agredidos por la fuerza militar, no es un principio humanitario.
Hay que ver cómo se «refuerza» la comunidad internacional...
La Resolución 1973 insiste también en el objetivo de encontrar una solución a la crisis de Libia que responda a las legítimas demandas del pueblo de este país.
[más adelante, en el mismo discurso]
El objetivo que se planteó [en el Consejo Europeo] de manera nítida fue que Libia acometiera con rapidez una transición ordenada hacia la democracia, a través del diálogo plural.
[más adelante]
La operación «Amanecer de la Odisea» no incluye, como estipula la Resolución 1973, la ocupación del territorio libio bajo ningún concepto. [nota estúpida: debiera ser «y así lo estipula» y no «como estipula». Tal y como está redactado, la aposición dice lo contrario de lo que quiere decir]
[y más adelante aún]
La Resolución no pretendía ni pretende la expulsión del coronel Gadafi del gobierno de Libia. Su objetivo era advertir al coronel Gadafi y a las autoridades libias de que dejase de usar las armas contra su pueblo, de que si no lo hacía así, la comunidad internacional estaba dispuesta a usar la fuerza para poner fin a los asesinatos de su pueblo.
Recapitulemos: la Resolución 1973 insiste en un objetivo, la democracia en Libia, pero expresamente descarta los dos elementos claramente necesarios para conseguir dicha transición: la invasión del territorio y la marcha de Gadafi del gobierno. De alguna manera, la Resolución 1973 confía en que un señor que lleva 40 años convencido de que gobernar es gobernar dictatorialmente de repente se dé cuenta de que tiene que facilitar el diálogo y la alternancia, lo cual puede incluir su salida pacífica del poder. Todo eso se va a conseguir, únicamente, obligándole a no bombardear a su pueblo, pero sin citar ni una sola vez el leve detalle de que bombardear no es la única forma de matar, como bien sabe mucha gente, desde los chequistas del Madrid de la guerra civil hasta los tribunales del franquismo, que jamás, que se sepa, bombardearon a nadie ni en las tapias de Paracuellos ni en las tapias de tantos y tantos camposantos.
Ni siquiera es posible que las acciones se cometan porque las pidan quienes van a ser protegidos. Es decir: si algún día los objetos de la acción humanitaria, el pueblo de Libia, le dijesen a la comunidad internacional que la única forma de impedir que Gadafi siga atacándolos es invadir el territorio del país, la comunidad internacional, en estricto cumplimiento de la Resolución 1973, debería negarles la ayuda, pues es taxativa al aseverar que la invasión no se producirá «bajo ningún concepto».
Ahora mismo, en El Mundo, una fuente de Misrata es citada en los siguientes términos: «Hacemos un llamamiento a las fuerzas aliadas para que vengan y protejan a los civiles». ¿Qué le pasa a este tipo; es que no se ha leído la Resolución 1973?
¿No deberíamos hablar, más propiamente, de una acción parcialmente humanitaria (sólo si no demanda ocupación del terreno)?
Hay que situar, además, esta decisión de la comunidad internacional en un contexto histórico concreto (...) La valentía y el espíritu cívicos demostrados por el pueblo de Túnez, primero, y por el de Egipto, después, han sido una demostración palpable de que el progreso y la libertad son también causas del mundo árabe, y que se pueden hacer valer pacíficamente.
Aparte del leve detalle de considerar hechos históricos cosas que pasaron antes de ayer (un poco precipitado dar el proceso por terminado y definido, la verdad), ¿qué quiere decir eso de situar la decisión de la comunidad internacional en un contexto histórico? ¿Quiere eso decir que el rimbombante y campanudo principio de la Responsabilidad de Proteger se aplica dependiendo del contexto histórico? ¿Exactamente en qué contextos históricos los pueblos que demandan protección no merecen ser protegidos?
La petición que hoy hace el Gobierno es una petición prudente.
Yo más bien diría: equívoca y oscura.
Pequeña actualización tras leer el discurso de Rajoy.
El jefe de la oposición basa la primera parte de su discurso en la voluntad de su partido de no entorpecer las decisiones del Gobierno legítimo de España cuando se traten de la defensa nacional. Lo dice varias veces, recalcándolo, lo cual es lógico pues claramente busca la contraposición con la segunda guerra del Golfo y la actitud entonces del PSOE (y de todos los demás partidos, de paso).
La interpretación constitucional del jefe de la oposición es verdaderamente exótica. Según él, cuando el Gobierno decide sobre la Defensa, habló Blas, punto redondo. Pero, si es así, ¿por qué la legislación prevé la ratificación por el Congreso? En mi opinión, el hecho de que la ley exija el placet de los representantes del pueblo a la decisión gubernamental de, por ejemplo, entrar en una guerra, hace que de dichos representantes deba esperarse algo más que un «yo siempre digo sí».
Presentarse en el Congreso con esta actitud, la de quien dice que sí porque sí, la actitud de quien poco menos que está diciendo que siempre que el Gobierno de España le llame para ratificar una decisión bélica la va a apoyar, es una gravísima dejación de las altísimas responsabilidades que se adquieren cuando uno se presenta a unas elecciones y obtiene un acta de diputado.
Más adelante, Rajoy explica que una de las razones que le mueve a su grupo a apoyar la intervención es la defensa de la libertad y los derechos humanos. Pregunta: si tanto le preocupa al Partido Popular la «defensa de la libertad y de los derechos humanos» en Libia, ¿por qué no reclamó esta intervención durante estos últimos cuarenta años?
Estamos, dijo el jefe de la oposición, ante una decisión de la comunidad internacional que condena, con razón, un clima de permanente violación de los derechos humanos, violencia contra la población civil, detenciones arbitrarias y otras. Falso. Gadafi lleva décadas violando permanentemente los derechos humanos, apaleando a civilies y deteniéndolos sin motivo, y nada de eso es condenado por la Resolución 1973. La 1973 apenas condena cosas que han ocurrido en los últimos días, pero el régimen libio existe desde hace años; años en los que iba a las reuniones de esa misma comunidad internacional que ahora lo condena, y le daban palmadas en la espalda.
¿Cómo se entendería que permaneciésemos impasibles ante este desafío al mundo que está ocurriendo en nuestra vecindad del Mediterráneo? Acabáramos. O sea que, si la violación permanente de los derechos humanos, la violencia contra la población civil y las detenciones arbitrarias se perpetran en las islas Vanuatu, que quedan donde Cristo perdió los amarracos, pues que les den.
Eso sí, mucho más lúcido que el presidente en el análisis de las incongruencias esenciales de la operación. Lo que da ser sólo oposición...
Totalmente de acuerdo. Cada vez más pienso que la clase política vive su "mundo aparte" y debate sobre el sexo de los angeles con nuestro dinero (¡vaya sueldos!).
ResponderBorrarDe todas formas dejo una pregunta en el aire...¿Para qué la oratoria si todos tienen disciplina de partido? ¿En alguna ocasión algún diputado ha cambiado de opinión al escuchar un argumento convincente del orador del partido contrario?