viernes, abril 01, 2022

El fin (40: Últimas boqueadas en Cartagena II)

 El Ebro fue un error

Los tenues proyectos de paz
Últimas esperanzas
La ofensiva de Cataluña
El mes de enero de las chinchetas azules
A la naja
Los tres puntos de Figueras
A Franco no le da una orden ni Dios
All the Caudillo's men
Primeros contactos
Casado, la Triple M, Besteiro y los espías de Franco
Negrín bracea, los anarquistas se mosquean, y Miaja hace el imbécil (como de costumbre)
Falange no se aclara
La entrevista de Negrín y Casado
El follón franquista en medio del cual llegó la carta del general Barrón
Negrín da la callada en Londres y se la juega en Los Llanos
Miaja el nenaza
Las condiciones de Franco
El silencio (nunca explicado) de Juan Negrín
Azaña se abre
El último zasca de Cipriano Mera
Negrín dijo “no” y Buiza dijo “a la mierda”
El decretazo
Casado pone la quinta
Buiza se queda solo
Las muchas sublevaciones de Cartagena
Si ves una bandera roja, dispara
El Día D
La oportunidad del militar retirado
Llega a Cartagena el mando que no manda
La salida de la Flota
Qué mala cosa es la procrastinación
Segis cogió su fusil
La sublevación
Una madrugada ardiente
El tigre rojo se despierta
La huida
La llegada del Segundo Cobarde de España
Últimas boqueadas en Cartagena I
Últimas boqueadas en Cartagena II
Diga lo que diga Miaja, no somos amigos ni hostias
Madrid es comunista, y en Cartagena pasa lo que no tenía que haber pasado
La tortilla se da la vuelta, y se produce el hecho más increíble del final de la guerra
Organizar la paz
Franco no negocia
Gamonal
Game over 



A las doce menos cuarto, desde el Parque de Artillería le escriben a Burgos solicitando que batan los montes de Galeras y Atalaya. Afirman que tienen el Arsenal completamente en su poder, cosa que, aun siendo en ese momento literalmente cierto, no deja de ser información averiada; y les advierten de que no pueden asegurar la lealtad ni de la batería de Los Dolores ni la de La Parajola. Diez minutos después, Burgos pregunta, escuetamente, quién controla el castillo de San Julián (situado entre el puerto y la rada de Escombreras). Barrionuevo tiene que contestar la verdad: que no tiene ni puta idea (aunque, en realidad, en ese momento San Julián estaba en manos de los sublevados a sus teóricas órdenes; lo cual lo dice todo).

miércoles, marzo 30, 2022

El fin (39: Últimas boqueadas en Cartagena I)

El Ebro fue un error

Los tenues proyectos de paz
Últimas esperanzas
La ofensiva de Cataluña
El mes de enero de las chinchetas azules
A la naja
Los tres puntos de Figueras
A Franco no le da una orden ni Dios
All the Caudillo's men
Primeros contactos
Casado, la Triple M, Besteiro y los espías de Franco
Negrín bracea, los anarquistas se mosquean, y Miaja hace el imbécil (como de costumbre)
Falange no se aclara
La entrevista de Negrín y Casado
El follón franquista en medio del cual llegó la carta del general Barrón
Negrín da la callada en Londres y se la juega en Los Llanos
Miaja el nenaza
Las condiciones de Franco
El silencio (nunca explicado) de Juan Negrín
Azaña se abre
El último zasca de Cipriano Mera
Negrín dijo “no” y Buiza dijo “a la mierda”
El decretazo
Casado pone la quinta
Buiza se queda solo
Las muchas sublevaciones de Cartagena
Si ves una bandera roja, dispara
El Día D
La oportunidad del militar retirado
Llega a Cartagena el mando que no manda
La salida de la Flota
Qué mala cosa es la procrastinación
Segis cogió su fusil
La sublevación
Una madrugada ardiente
El tigre rojo se despierta
La huida
La llegada del Segundo Cobarde de España
Últimas boqueadas en Cartagena I
Últimas boqueadas en Cartagena II
Diga lo que diga Miaja, no somos amigos ni hostias
Madrid es comunista, y en Cartagena pasa lo que no tenía que haber pasado
La tortilla se da la vuelta, y se produce el hecho más increíble del final de la guerra
Organizar la paz
Franco no negocia
Gamonal

Game over 


¿Y Cartagena? En la mañana del día 7, la Flota republicana llegaba a la bocana del puerto de la base naval francesa de Bizerta. En la tarde del día 5, cuando partieron, fueron sobrevolados por unos aviones, que probablemente eran republicanos. A eso de las ocho, captaron la señal de una emisora alemana que se hacía eco de noticias captadas en Bilbao. Estas noticias hablaban de la sublevación de Cartagena con distintas inexactitudes (la más importante para los barcos, creo yo, que ellos habían participado en la sublevación propiamente dicha) y con lógicos ribetes pronacionales. Sabemos por una comunicación de la una y media de la madrugada del día 6 de marzo que en los barcos se conocía a esa hora la sublevación de Casado en Madrid. En general, los mensajes de los barcos que le comunican al Cervantes lo que van oyendo en la radio (el buque insignia parece ser el que menos se enteró en un primer momento) son claramente procasadistas. En uno de los mensajes, incluso, el radiotelegrafista, o tal vez su mando, introduce un extemporáneo Ya era hora. Cerca de las tres de la mañana, sin embargo, el Cervantes ordena no variar el rumbo, esto es, seguir enfilados hacia Argelia. Sin embargo, a esa hora e incluso más tarde la emisora del Cabo de Palos emitió varios mensajes al Cervantes con el mantra Todo tranquilo con República e instando al buque insignia a ordenar el regreso a Cartagena. También se recibió un mensaje desde Portman en el que se afirmaba que la situación de Cartagena estaba ya plenamente dominada por la República y que la Flota podía regresar.

lunes, marzo 28, 2022

El fin (38: La llegada del Segundo Cobarde de España)

 El Ebro fue un error

Los tenues proyectos de paz
Últimas esperanzas
La ofensiva de Cataluña
El mes de enero de las chinchetas azules
A la naja
Los tres puntos de Figueras
A Franco no le da una orden ni Dios
All the Caudillo's men
Primeros contactos
Casado, la Triple M, Besteiro y los espías de Franco
Negrín bracea, los anarquistas se mosquean, y Miaja hace el imbécil (como de costumbre)
Falange no se aclara
La entrevista de Negrín y Casado
El follón franquista en medio del cual llegó la carta del general Barrón
Negrín da la callada en Londres y se la juega en Los Llanos
Miaja el nenaza
Las condiciones de Franco
El silencio (nunca explicado) de Juan Negrín
Azaña se abre
El último zasca de Cipriano Mera
Negrín dijo “no” y Buiza dijo “a la mierda”
El decretazo
Casado pone la quinta
Buiza se queda solo
Las muchas sublevaciones de Cartagena
Si ves una bandera roja, dispara
El Día D
La oportunidad del militar retirado
Llega a Cartagena el mando que no manda
La salida de la Flota
Qué mala cosa es la procrastinación
Segis cogió su fusil
La sublevación
Una madrugada ardiente
El tigre rojo se despierta
La huida
La llegada del Segundo Cobarde de España
Últimas boqueadas en Cartagena I
Últimas boqueadas en Cartagena II
Diga lo que diga Miaja, no somos amigos ni hostias
Madrid es comunista, y en Cartagena pasa lo que no tenía que haber pasado
La tortilla se da la vuelta, y se produce el hecho más increíble del final de la guerra
Organizar la paz
Franco no negocia
Gamonal
Game over

En efecto. Mientras todo esto ocurría, los verdaderos comunistas, que no eran otros que los soldados, suboficiales y oficiales que estaban en Madrid (y en Cartagena) batiéndose el cobre, bien a sabiendas de que si el Consejo les ganaba o los nacionales atacaban, muchos de ellos acabarían donde acabaron, estaban avanzando hacia la Posición Jaca para tratar de hacerla suya. La 300 División de guerrilleros, que no estaba lejos (Alcalá de Henares) llegó relativamente pronto y tomó sus posiciones. López Otero, el jefe de EM de Casado, parlamentó con ellos, con lo que la situación se estabilizó, aunque lo correcto es decir que durante todo el día 6, fueron los guerrilleros los que controlaron la situación.