viernes, junio 19, 2020

La Baader-Meinhof (14: los últimos pasos)

Éstas son todas las tomas de esta serie. Los enlaces irán apareciendo conforme se publiquen.

Hagamos que el capitalismo financie su propia destrucción
El traslado al Oeste
Bajo mínimos
El rescate
La escalada
Kaiserlautern
Las bombas de Heidelberg
La caída
Sabihondos y suicidas
Sartre echa un vistazo
Estocolmo
El juicio
Mogadiscio
Epílogo: queridos siperos

Una vez que pasó el juicio, Ulrike se fue a visitar a Renate Riemeck. A su madre putativa le confesaría que no sabía muy bien qué escribir de aquel juicio, porque a ninguno de los acusados se lo podía tomar en serio desde un punto de vista político. A pesar de eso, la cronista finalmente escribió una cerrada defensa de los acusados, lo cual refleja que, o bien cambió de opinión, o bien le dijeron que esa opinión era la más coherente con la política de la revista. De hecho, llegó más lejos, puesto que intervino en un coloquio en Hamburgo sobre el derecho a la desobediencia, en el que hizo una cerrada defensa de los incendiarios. Al público aquello no le pareció muy bien. Como el vasco que fue a misa en el chiste, no eran partidarios.

jueves, junio 18, 2020

La Baader-Meinhof (13: divorcio y radicalidad)

Éstas son todas las tomas de esta serie. Los enlaces irán apareciendo conforme se publiquen.

Los últimos pasos
Hagamos que el capitalismo financie su propia destrucción
El traslado al Oeste
Bajo mínimos
El rescate
La escalada
Kaiserlautern
Las bombas de Heidelberg
La caída
Sabihondos y suicidas
Sartre echa un vistazo
Estocolmo
El juicio
Mogadiscio
Epílogo: queridos siperos


Con el tiempo, Ulrike Meinhof, a pesar de haberse convertido en el pilar de Konkret como columnista (si bien ahora ya sabemos que los lectores, muy particularmente los lectores, compraban la revista por otros alicientes distintos de sus disquisiciones marxistas) le dejó a Röhl el papel de editor jefe. La revista redujo su tamaño y, en mayo de 1964, publicó su primer desnudo (supongo que no hará falta informar de que se trataba de un desnudo femenino; las pollas nunca han vendido gran cosa, y en los sesenta, menos aún). Cuando se acabó la novela sueca subidita de tono, Röhl compró los derechos de otra más, y profundizó en la estrategia de ofrecerle a la vanguardia ideológica alemana una mezcla de ejercicios mentales y manuales.

miércoles, junio 17, 2020

La Baader-Meinhof (12: matrimonio y maternidad)

Éstas son todas las tomas de esta serie. Los enlaces irán apareciendo conforme se publiquen.

Divorcio y radicalidad
Los últimos pasos
Hagamos que el capitalismo financie su propia destrucción
El traslado al Oeste
Bajo mínimos
El rescate
La escalada
Kaiserlautern
Las bombas de Heidelberg
La caída
Sabihondos y suicidas
Sartre echa un vistazo
Estocolmo
El juicio
Mogadiscio
Epílogo: queridos siperos

Durante los últimos años de la década de los cincuenta, el principal hilo conductor político en Alemania fue la progresiva actitud de alejamiento entre un SPD que valoraba las posibilidades de obtener el poder de forma cuasipermanente (como de hecho ocurrió) y las formaciones a su izquierda. Así las cosas, en junio de aquel año, tanto el SPD como la SDS anunciaron que la militancia en sus organizaciones era incompatible con ser columnista de Konkret. Con estos mimbres, apenas dos meses después, Ulrike Meinhof escribió su primer artículo en la revista. Un artículo en el que, sólo por casualidad, se ocupaba de la visita de Nikita Kurschev al presidente Dwight Eisenhower, precisamente las gestiones que la URSS estaba más interesada en airear en ese momento; y, sólo por casualidad, la autora defendía la necesidad de un mayor acercamiento hacia los países comunistas que, de nuevo por casualidad, era la tesis defendida, sobre todo, por la Alemania Oriental.

martes, junio 16, 2020

La Baader-Meinhof (11: la pareja se encuentra)

Éstas son todas las tomas de esta serie. Los enlaces irán apareciendo conforme se publiquen.

Matrimonio y maternidad
Divorcio y radicalidad
Los últimos pasos
Hagamos que el capitalismo financie su propia destrucción
El traslado al Oeste
Bajo mínimos
El rescate
La escalada
Kaiserlautern
Las bombas de Heidelberg
La caída
Sabihondos y suicidas
Sartre echa un vistazo
Estocolmo
El juicio
Mogadiscio
Epílogo: queridos siperos

Ulrike Meinhof no podía decir que su infancia había sido triste y mucho menos traumática, a pesar de la pérdida temprana de su padre y también bastante inesperada de su madre. Su nueva madre, Renate, se ocupó de ella, y ella desarrolló una gran admiración hacia esa figura seudomaterna. En octubre de 1952, Ulrike tenía 18 años cuando se mudó junto a Renate al sur, a la ciudad de Wellburg en Hesse, donde Renate había conseguido plaza de profesora.

lunes, junio 15, 2020

La Baader-Meinhof (10: esa chica de escuela católica)

Éstas son todas las tomas de esta serie. Los enlaces irán apareciendo conforme se publiquen.

La pareja se encuentra
Matrimonio y maternidad
Divorcio y radicalidad
Los últimos pasos
Hagamos que el capitalismo financie su propia destrucción
El traslado al Oeste
Bajo mínimos
El rescate
La escalada
Kaiserlautern
Las bombas de Heidelberg
La caída
Sabihondos y suicidas
Sartre echa un vistazo
Estocolmo
El juicio
Mogadiscio
Epílogo: queridos siperos


Renate Riemeck. Vía Alcheton


La policía, siguiendo las normas, había traído al prisionero esposado. Pero era evidente que difícilmente podría realizar su investigación con las esposas puestas. De hecho, Baader ni siquiera tuvo que reclamar su liberación; fue Frau Lorentz quien conminó a los policías a dejarle las manos libres. A la pasma, el tema no le hizo ni puñetera gracia; da la sensación, en toda la historia de la fuga de Andreas Baader, que los pasos se fueron dando de forma irreflexiva por parte de los poderes públicos. Con esas dosis de buenismo de las que a veces hacen gala las administraciones penitenciarias, se aceptó un plan, el de las salidas “intelectuales” de Baader a la biblioteca, sin pensar demasiado las consecuencias. Así las cosas, fueron los policías que lo transportaron los que tuvieron que lidiar con el asunto; obviamente, le quitaron las esposas, si bien antes se percataron de que ventanas y puertas estaban bien cerradas. Cada uno de los dos agentes de la ley se sentó al lado de una de las puertas.