viernes, julio 09, 2021

La Guerra de las Rosas (3): El yorkismo se quita poco a poco la careta

Un rey con dos coronas, y su pastelera señora
La puerta que abrió Jack Cade para Ricardo de York
El yorkismo se quita poco a poco la careta
Los Percy y los Neville
Ricardo llega a la cima, pero se da una hostia
St. Albans brawl
El nuevo orden
Si vis pax, para bellum
Zasca lancastriano
La Larga Marcha de los York/Neville
Northhampton
Auge y caída del duque de York
El momento de Eduardo de las Marcas
El desastre de Towton y los reyes PNV
El sudoku septentrional
El eterno problema del Norte
El fin de la causa lancastriana
La paz efímera
A walk on the wild side
El campo de la cota abandonada
Los viejos enemigos se mandan emoticonos con besitos
El regreso del Emérito, y el del neo-Emérito
Rey versus Rey
The Bloody Meadow y la Larga Marcha Kentish
El rey que vació Inglaterra
Iznogud logró ser califa en lugar del califa
La suerte está echada. O no.

Las últimas boqueadas 



Cuando Ricardo de York fue nombrado teniente de la Corona en Irlanda, el cargo en Francia que verdaderamente ambicionaba el hombre más rico de Inglaterra fue para el hijo menor de Juan Beaufort, Edmundo, que había sido reconocido duque de Somerset en 1448. York, sin embargo, se resistió todo lo que pudo y, de hecho, no fue hasta julio de 1449 que tomó el barco de las siete para Irlanda.

miércoles, julio 07, 2021

La guerra de las rosas (2): La puerta que abrió Jack Cade para Ricardo de York

Un rey con dos coronas, y su pastelera señora
La puerta que abrió Jack Cade para Ricardo de York
El yorkismo se quita poco a poco la careta
Los Percy y los Neville
Ricardo llega a la cima, pero se da una hostia
St. Albans brawl
El nuevo orden
Si vis pax, para bellum
Zasca lancastriano
La Larga Marcha de los York/Neville
Northhampton
Auge y caída del duque de York
El momento de Eduardo de las Marcas
El desastre de Towton y los reyes PNV
El sudoku septentrional
El eterno problema del Norte
El fin de la causa lancastriana
La paz efímera
A walk on the wild side
El campo de la cota abandonada
Los viejos enemigos se mandan emoticonos con besitos
El regreso del Emérito, y el del neo-Emérito
Rey versus Rey
The Bloody Meadow y la Larga Marcha Kentish
El rey que vació Inglaterra
Iznogud logró ser califa en lugar del califa
La suerte está echada. O no.

Las últimas boqueadas 



Fuera un ataque, un envenenamiento o cualquier otra cosa, lo que está claro es que la muerte del tío de Enrique VI le otorgó a éste la oportunidad de dar pasos en su política. El 28 de julio de 1447, por ejemplo, procedió a nombrar una embajada que habría de negociar la entrega de la fortaleza de Le Mans; entrega que, supongo, querría hacer en 24 horas (chiste). Sin embargo, el espíritu de los halcones en Inglaterra no había muerto con su primer líder; de hecho, se podría decir que, a causa de las muchas dudas existentes en torno de su muerte, se excitó. Prueba de ello es que los propios plenipotenciarios que designó Enrique eran de la cuerda, y se dedicaron a matar el partido con retrasos, consultas y polladas varias, exasperando a Carlos VII.

lunes, julio 05, 2021

La Guerra de las Rosas (1): Un rey con dos coronas, y su pastelera señora

Un rey con dos coronas, y su pastelera señora
La puerta que abrió Jack Cade parea Ricardo de York
El yorkismo se quita poco a poco la careta
Los Percy y los Neville
Ricardo llega a la cima, pero se da una hostia
St. Albans brawl
El nuevo orden
Si vis pax, para bellum
Zasca lancastriano
La Larga Marcha de los York/Neville
Northhampton
Auge y caída del duque de York
El momento de Eduardo de las Marcas
El desastre de Towton y los reyes PNV
El sudoku septentrional
El eterno problema del Norte
El fin de la causa lancastriana
La paz efímera
A walk on the wild side
El campo de la cota abandonada
Los viejos enemigos se mandan emoticonos con besitos
El regreso del Emérito, y el del neo-Emérito
Rey versus Rey
The Bloody Meadow y la Larga Marcha Kentish
El rey que vació Inglaterra
Iznogud logró ser califa en lugar del califa
La suerte está echada. O no.
Las últimas boqueadas

La Inglaterra del siglo XV era un lugar relativamente pacífico. De alguna manera, como le ha pasado y le pasa muchas veces a lo largo de la Historia, en las islas se contemplaba el continente como otro mundo; en Francia, en Borgoña, incluso en los reinos ibéricos, no digamos ya Italia, la guerra era la norma. Un año sin guerras era una cosa muy rara. Pero no en Inglaterra. Los estudiosos, por ejemplo, han demostrado que, durante las primeras décadas de aquel siglo, las inversiones realizadas en las ciudades inglesas para construir murallas prácticamente no existieron. Desde el siglo XIII, la mayoría de las ciudades inglesas disfrutaban del murage, una concesión real que les permitía fijar portazgos para toda aquella mercancía que entrase en su ámbito urbano a cambio de que los ingresos se dedicasen a la protección física de esa misma ciudad. Los murages fueron muy intensamente recaudados en la segunda mitad del siglo XIV, a causa del miedo generalizado que había entonces en Inglaterra de sufrir una invasión francesa. Pero la cosa, luego, se tranquilizó. De hecho, en los tiempos anteriores a la Guerra de las Rosas sólo tenemos noticia de un gran ejército inglés, el levantado por Eduardo IV para cruzar el Canal en 1475.