miércoles, febrero 24, 2016

El acorazado Potemkin (10)

Recuerda que ya te hemos contado cómo se montó la movida y cómo los marineros tomaron el control del acorazado. 


Después, hemos contado lo caliente que estaba Odessa antes de la llegada del Potemkin, y el movidón que se montó cuando ya habían llegado, y que inmortalizó Einsenstein. Después comenzó el toma y daca entre los marineros y los revolucionarios, y algún que otro susto. Finalmente, los marineros del Potemkin logran enterrar al marinero Vakulinchuk, aunque con incidentes. Y, finalmente, hemos pasado al bombardeo de Odessa por el acorazado y, posteriormente, sus consecuencias y los movimientos de la Flota del Mar Negro. Sin embargo, cuando dicha Flota llegó para acojonar a los amotinados, sus mandos se llevaron una sorpresa.

Los revolucionarios del Potemkin podían ser tontos, pero no gilipollas. Lo que había pasado en la mayoría de las cubiertas de los acorazados de la Flota les garantizaba la simpatía de sus camaradas marineros, pero tampoco podían estar seguros de nada más. Muy especialmente, no podían confiar en que, si decidían atacarlos, sus camaradas se dejasen atacar. Por lo tanto, la victoria que suponía haberse enfrentado a la Flota sin ser bombardeado había que administrarla con cuidado.

lunes, febrero 22, 2016

Estados Unidos (21)

Recuerda que ya te hemos contado los principios (bastante religiosos) de los primeros estados de la Unión, así como su primera fase de expansión. A continuación, te hemos contado los muchos errores cometidos por Inglaterra, que soliviantaron a los coloniales. También hemos explicado el follón del té y otras movidas que colocaron a las colonias en modo guerra.



Evidentemente, hemos seguido con el relato de la guerra y, una vez terminada ésta, con los primeros casos de la nación confederal que, dado que fueron como el culo, terminaron en el diseño de una nueva Constitución. Luego hemos visto los tiempos de la presidencia de Washington, y después las de John Adams y Thomas Jefferson

Luego ha llegado el momento de contaros la guerra de 1812 y su frágil solución. Luego nos hemos dado un paseo por los tiempos de Monroe, hasta que hemos entrado en la Jacksonian Democracy. Una vez allí, hemos analizado dicho mandato, y las complicadas relaciones de Jackson con su vicepresidente, para pasar a contaros la guerra del Second National Bank y el burbujón inmobiliario que provocó.

Luego hemos pasado, lógicamente, al pinchazo de la burbuja, imponente marrón que se tuvo que comer Martin van Buren quien, quizá por eso, debió dejar paso a Harrison, que se lo dejó a Tyler. Este tiempo se caracterizó por problemas con los británicos y el estallido de la cuestión de Texas. Luego llegó la presidencia de Polk y la lenta evolución hacia la guerra con México, y la guerra propiamente dicha, tras la cual rebrotó la esclavitud como gran problema nacional, por ejemplo en la compleja cuestión de California. Tras plantearse ese problema, los Estados Unidos comenzaron a globalizarse, poniendo las cosas cada vez más difíciles al Sur.

Con Franklin Pierce los Estados Unidos comenzaron una tendencia, hoy no cerrada, hacia la elección de presidentes básicamente formados por su fachada (de la que usualmente ellos mismos tienen una altísima opinión) y que, en lo concreto, basan su gestión en decirle a todo el mundo lo que quiere escuchar. No era Pierce, es mi opinión, el mejor inquilino en la Casa Blanca para un momento en el que el enfrentamiento por la esclavitud estaba entrando en Defcon 2. En realidad Pierce, como otros muchos estadounidenses, creía que con las concertaciones ya alcanzadas se había conseguido encajar el problema para siempre.