lunes, febrero 21, 2022

El fin (23: El decretazo)

 El Ebro fue un error

Los tenues proyectos de paz
Últimas esperanzas
La ofensiva de Cataluña
El mes de enero de las chinchetas azules
A la naja
Los tres puntos de Figueras
A Franco no le da una orden ni Dios
All the Caudillo's men
Primeros contactos
Casado, la Triple M, Besteiro y los espías de Franco
Negrín bracea, los anarquistas se mosquean, y Miaja hace el imbécil (como de costumbre)
Falange no se aclara
La entrevista de Negrín y Casado
El follón franquista en medio del cual llegó la carta del general Barrón
Negrín da la callada en Londres y se la juega en Los Llanos
Miaja el nenaza
Las condiciones de Franco
El silencio (nunca explicado) de Juan Negrín
Azaña se abre
El último zasca de Cipriano Mera
Negrín dijo “no” y Buiza dijo “a la mierda”
El decretazo
Casado pone la quinta
Buiza se queda solo
Las muchas sublevaciones de Cartagena
Si ves una bandera roja, dispara
El Día D
La oportunidad del militar retirado
Llega a Cartagena el mando que no manda
La salida de la Flota
Qué mala cosa es la procrastinación
Segis cogió su fusil
La sublevación
Una madrugada ardiente
El tigre rojo se despierta
La huida
La llegada del Segundo Cobarde de España
Últimas boqueadas en Cartagena I
Últimas boqueadas en Cartagena II
Diga lo que diga Miaja, no somos amigos ni hostias
Madrid es comunista, y en Cartagena pasa lo que no tenía que haber pasado
La tortilla se da la vuelta, y se produce el hecho más increíble del final de la guerra
Organizar la paz
Franco no negocia
Gamonal
Game over   


En el Cervantes, buque insignia de la flota, se reunieron: el jefe de Estado Mayor de la Flota, capitán de navío José Núñez Rodríguez; el jefe de flotillas de destructores, capitán de corbeta José García Barreiro; el jefe de Estado Mayor de dichas flotillas, capitán de corbeta Gregorio Gómez Meroño; el jefe de la segunda flotilla de destructores, capitán de navío Manuel Núñez Rodríguez; comandante del Cervantes, capitán de navío Diego Marón; comandante del crucero Libertad, capitán de navío Eduardo Armada; comandante del crucero Méndez Núñez, capitán de fragata José Luis Barbastro; comandante del destructor Lepanto, capitán de fragata Federico Vidal; comandante del destructor Almirante Valdés, capitán de fragata Juan Oyarzábal; comandante del destructor Almirante Antequera, capitán de fragata Ricardo Noval Ruiz; comandante del destructor Almirante Miranda, capitán de fragata David Gasca; comandante del destructor Gravina, José Ruiz de Ahumada; comandante del destructor Escaño, capitán de fragata Luis Núñez de Castro; comandante del destructor Jorge Juan, capitán de fragata Luis Abárzuza; comandante del destructor Ulloa, capitán de fragata José Figuera; comandante del destructor más difícil de pronunciar de la Marina española, el Sánchez Barcaiztegui, capitán de fragata Álvaro Calderón; y los comisarios Bruno Alonso (general de la Flota), Bernardo Simó (Cervantes), Pablo Toucet (Libertad), Juan García (Méndez Núñez), Ángel López (Lepanto), Luis Molinuevo (Almirante Valdés), Ildefonso Torregrosa (Antequera), César Barona (Miranda), Nicolás Furió (Gravina), Antonio Bolufer (Escaño), Víctor Salvador (Jorge Juan) y Alejandro Rodríguez (Ulloa). Y Buiza, claro.

[Se me comunica por la Conferencia Episcopal que, si he conseguido escribir el párrafo anterior sin que Eborense encuentre un solo error, disfruto de indulgencia plenaria sobre los muchos pecados cometidos en las últimas dos semanas]

Todos o casi todos los grados que habéis leído eran habilitados. Esto es, eran grados concedidos durante la duración de la misión en el barco, y se extinguían con dicha misión.

Buiza utilizó dicha reunión para exponerle a su amplio auditorio lo que había tenido ocasión de sugerirle al primer ministro en la reunión del aeródromo de Los Llanos, en la posición Yuste. Afirmó que le había dado un plazo a Negrín (algunos historiadores dicen que de cuatro días) que, sin embargo, Cordón no registra, para que aclarase cuál era la situación política y jurídica tras la dimisión del presidente de la República, y para que se iniciasen negociaciones con Franco. En el ínterin, les recomendaba seguir en sus puestos sin levantar polvo. Eso sí, dejó claro que, de no iniciarse los contactos con el enemigo, la flota abandonaría Cartagena para anclar en algún puerto neutral. La mayoría de los presentes, incluso a pesar de la presencia mayoritaria de comisarios políticos (de hecho, parece ser que ninguno de ellos protestó; los liberados sindicales, siempre a la vanguardia de la clase obrera), se mostró a favor de entrar en negociaciones con el ferrolano.

Parece evidente que, una vez que se sintió respaldado, Buiza no se quedó esta información para sí mismo. Aunque, que yo sepa, no ha quedado prueba escrita de ello, lo cual no ha de extrañar porque para entonces el gobierno estaba como para emplear archiveros, es casi seguro que Buiza cablegrafió el resultado de la reunión al gobierno; y ahí comenzó el rigodón.

El ministro de Gobernación, Paulino Gómez (se exiliaría en Colombia, donde moriría en 1977; aquí la semblanza que le dedicó Iñaki Anasagasti), estaba unas horas después en Cartagena, ya en el día 3 de marzo. Asimismo, el Diario Oficial del día 3, del que ahora nos ocupamos más a fondo, publica el fulminante nombramiento del coronel Francisco Galán Rodríguez, hermano de Fermín Galán y afiliado al PCE desde el inicio de la guerra (se exilió en Argentina, donde murió en 1971), como jefe de la base naval cartagenera.

El número del 3 de marzo del Diario Oficial del Ministerio de Defensa es, de hecho, un documento muy importante para interpretar los hechos finales de la guerra civil; a pesar de ello, es un documento aparentemente muy difícil de conseguir que, de hecho, el historiador franquista Ramón Salas Larrazábal sudó mierda para encontrar, y eso disponiendo de toda la ayuda del mundo mundial en el Archivo Histórico Militar (gracias a Daniel, sabemos que hoy ese acceso está bastante más chupado).

Este boletín comienza con una mentira más de las de Negrín, puesto que el primer ministro y ministro de Defensa enuncia en el mismo una reforma organizativa en el ejército republicano realizada, dice, “haciendo uso de las facultades que me han sido expresamente concedidas por el Exmo señor Presidente de la República”. Exactamente, ¿a qué presidente se refiere? En fin, el contenido es éste:

  • Por decreto firmado el 12 de febrero, todavía, por Azaña, los generales José Miaja y Vicente Rojo son nombrados tenientes generales. Uno, para alimentar su ego inacabable; y el otro, para ver si el nombramiento le elevaba la moral de la pilila y le animaba a regresar a España. Este decreto ya había sido publicado el día 13.

  • El 24 de febrero, es Negrín quien firma dos decretos, también publicados por la Gaceta el 25, que ascienden a Casado a general, para ver si se va un poco a tomar por saco. Y se crea el Comisariado General de Guerra, a cuyo frente se coloca a BOT, Bibiano Ossorio y Tafall, para intentar controlar al cuerpo de comisarios que, para entonces, ya no es lo que era, como hemos podido comprobar en el amplio silencio con que escucharon las palabras de Buiza.

  • En la Gaceta del 1 de marzo, que por lo tanto es posterior a la reunión de Los Llanos, Antonio Cordón es ascendido a general. Cordón se convierte, pues, en el fichaje de la República en el mercado de invierno.

  • Finalmente, en el documento del 3 de marzo que encontró Salas, Negrín y Cordón firman una serie de nombramientos, a saber:

    • El coronel de milicias Juan Modesto es nombrado general.

    • Cordón es nombrado secretario general del Ministerio de Defensa, conservando la subsecretaría del Ejército de Tierra. Lo que se dice una visión 360.

    • Al comunista Jesús Monzón, gobernador de Cuenca, se le hace secretario de la Secretaría General de Defensa, o sea, amanuense de Cordón. El controlador de la principal vía de escape hacia los puertos de Levante, bien cerca.

    • El coronel de infantería Félix Muedra Miñón pasa a ser jefe de la Sección de Organización de la Subsecretaría del Ejército de Tierra.

    • El coronel Antonio Garijo, queda a las órdenes del inspector general de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire.

    • Como ya os he comentado, a Galán, también comunista, lo nombran jefe de la base naval de Cartagena; cesando, claro, el general Carlos Bernal.

    • El general Matallana pasa a ser jefe del Estado Mayor Central, que está vacante porque su titular, el general Rojo (o teniente general Rojo) no tiene la menor intención de regresar a España. Pero vamos, que ser JEMC tiene el mismo valor que ser sexador de la cuadra hípica militar.

    • A Etelvino Vega, un teniente coronel de Infantería que viene de milicias, lo nombran gobernador civil de Albacete. Otro que tal para controlar las vías de salida.

    • Al teniente coronel de Aviación Leocadio Mendiola Núñez lo nombran comandante militar de Murcia. Más de lo mismo.

    • Al teniente coronel de Aviación Inocencio Curto lo nombran comandante militar de Albacete.

    • Por último, Negrín decreta la disolución del Grupo de Ejércitos de la Zona Centro-Sur, que pasará a depender directamente de él a través del EM Central (Matallana).

    • El documento incluye una serie de ascensos fechados el 28 de febrero, por los cuales son nombrados coroneles Enrique Líster, Emilio Bueno Núñez del Prado, José Pérez Gazzolo, Luis Barceló Jover, Joaquín Otero Ferrer, Francisco Galán, Manuel Márquez Sánchez-Movellán y Aurelio Matilla Jimeno; y comandante de Carabineros a Santiago Garcés Arroyo (en esos momentos jefe del SIM).

La reorganización publicada el 3 de marzo en su totalidad no se puede considerar, como la calificó cierta historiografía intensita franquista, un golpe comunista a través del BOE. No, no es un golpe comunista porque, como ya os he comentado, yo creo que a Negrín le ha quedado claro en Los Llanos que, si lo quisiera dar, no puede. En Los Llanos, lo único que ha conseguido Negrín ha sido el apoyo más estúpidamente feble de todos los posibles: el de José Miaja, la Veleta Uniformada. A Negrín, tal es mi idea, le quedó claro en Los Llanos que podía tocar pelotas, pero no podía dar patadas en los cojones; porque si las daba, Buiza se llevaría los barcos, los mandos de la Aviación los aviones, los jefes sobre el terreno rendirían a las tropas, etc.

Así las cosas, el “golpe” del 3 de marzo no es tal porque no puede serlo; es, simplemente, un “pre-golpe”; es, cuando menos, mi convicción que estos nombramientos se tenían que ver seguidos de otros que, sin embargo, ya no se produjeron por el avance de los acontecimientos.

Los decretos del día 3 son una serie, larga, de ascensos de personas comunistas o negrinistas (en esos momentos, el matiz es importante; pero pronto dejará de serlo); y, sobre todo, la colocación de diferentes personas en los puestos adecuados para controlar el tridente Murcia-Albacete-Alicante; que es el lugar donde Negrín espera, primero, resistir; y, después, tener sitio y medios para huir. Así las cosas, nombra a Etelvino Vega y Leocadio Mendiola para que le tengan bien dispuesto el teatro de la última República; y le ordena a Galán que haga lo que sea, pero que conserve la base de Cartagena y, sobre todo, los barcos. De hecho, según Luis Romero los consejeros soviéticos del ejército de la República, en una reunión que habrían tenido con Matallana quizás en los últimos días de febrero, le habrían contado al general que estaban esperando la autorización de Moscú para impulsar una operación militar consistente en una retirada masiva a Cartagena, con un repliegue de tierra quemada en el que todas las infraestructuras útiles serían destruidas al paso del ejército. Esta idea, cuando menos en mi opinión cuadra con los nombramientos del día 3.

Tanto es así lo que digo que, buena prueba de que Negrín no se fía de Miaja, es que lo destituye de facto. Lo nombra, sí, teniente general; lo cual, en ese momento procesal tiene el mismo valor que condecorarlo con una medalla de los chinos. Pero le quita el GERC, que deja de existir. Y un militar vale lo que valen las tropas sobre las que tiene mando. La estrella ascendente es Cordón pero, yo creo que consciente de que no puede ir más lejos, Negrín deja a Matallana en la jefatura de EM; pero, claro, para entonces el Estado Mayor es un departamento poco menos que teórico.

El día 3 es, pues, el día del decretazo. Y todos aquéllos que, en el Ejército Popular de la República, no eran bien vistos entre los comunistas, tenían que tener claro que vendrían otros que los apartarían de todo.

4 comentarios:

  1. Anónimo11:29 a.m.

    "Se me comunica por la Conferencia Episcopal que, si he conseguido escribir el párrafo anterior sin que Eborense encuentre un solo error, disfruto de indulgencia plenaria sobre los muchos pecados cometidos en las últimas dos semanas..."

    Nihil obstat.

    Eborense, arzobispo de Leptis Magna

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  2. Parece que ya no es tan difícil de conseguir:
    https://bibliotecavirtual.defensa.gob.es/BVMDefensa/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=54072

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    1. ¡Ah, la digitalización! Lo pondré como referencia. Muchas gracias.

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    2. Anónimo11:02 a.m.

      Muchas gracias por el enlace.

      Me ha hecho gracia leer en la disposición 2039 la licencia parcial (sin sueldo) de los reemplazos de 1915 y 1916. ¿Nadie se ha preguntado el por qué, si estaban armando la resistencia, iban a dejar de encuadrar a dos reemplazos completos?

      Eborense, estrategos

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