miércoles, noviembre 25, 2015

Estados Unidos (11)

Recuerda que ya te hemos contado los principios (bastante religiosos) de los primeros estados de la Unión, así como su primera fase de expansión. A continuación, te hemos contado los muchos errores cometidos por Inglaterra, que soliviantaron a los coloniales. También hemos explicado el follón del té y otras movidas que colocaron a las colonias en modo guerra.


Evidentemente, hemos seguido con el relato de la guerra y, una vez terminada ésta, con los primeros casos de la nación confederal que, dado que fueron como el culo, terminaron en el diseño de una nueva Constitución. Luego hemos visto los tiempos de la presidencia de Washington, y después las de John Adams y Thomas Jefferson

Luego ha llegado el momento de contaros la guerra de 1812 y su frágil solución.


En 1817, dos británicos que estaban en Florida, Alexander Arbuthnot y Robert Ambrister, trabaron amistad con los indios Creek y les convencieron de que Jackson los había tangado en los acuerdos a que había llegado con ellos. La represión de Jackson fue brutal, incluyendo el ahorcamiento de los jefes indios y la ejecución de los dos británicos. Después marchó sobre Pensacola, donde estaba el gobernador español que había permitido cierto refugio a los indios, lo echó de allí, y reclamó Florida para los Estados Unidos. Aunque la sangre no llegó al río, los hechos convencieron a Madrid de que era mejor vender Florida mientras los EEUU pagasen por ella que esperar a que la tomasen por la fuerza. Así, en 1819 se produjo la operación por un valor de 5 millones de dolares, ratificada por el Senado en 1821.

lunes, noviembre 23, 2015

La guerra de Gila en Inglaterra

El periodista británico Raymond Foxall publicó en 1980 un libro hoy relativamente difícil de encontrar llamado The amateur commandos. En el mismo relata un hecho de la segunda guerra mundial muy poco conocido hoy pero que, la verdad, se acerca bastante al concepto de lo que nosotros, los españoles, solemos conocer como "La guerra de Gila". Miguel Gila, esto lo digo para los lectores no hispanos, fue un humorista español de vida azarosa y triste (sin ir más lejos, durante la guerra civil fue objeto de un simulacro de fusilamiento) que haría en sus años maduros mucha fama trabajándose eso que ahora llamamos monólogo. En uno de sus espectáculos más conocido, se presentaba pobremente vestido de soldado y tenía una conversación telefónica (el teléfono era su gran instrumento de humor) con el Enemigo, tratando de pactar una batalla. La guerra de Gila ha terminado por significar, al menos para mí, esa anécdota o hecho bélico que alcanza importantes cotas de absurdo.

Nuestra historia comienza el 20 de abril de 1942 que el primer ministro Winston Churchill recibe una carta.