viernes, enero 21, 2022

El fin (10: Primeros contactos)

 El Ebro fue un error

Los tenues proyectos de paz
Últimas esperanzas
La ofensiva de Cataluña
El mes de enero de las chinchetas azules
A la naja
Los tres puntos de Figueras
A Franco no le da una orden ni Dios
All the Caudillo's men
Primeros contactos
Casado, la Triple M, Besteiro y los espías de Franco
Negrín bracea, los anarquistas se mosquen, y Miaja hace el imbécil (como de costumbre)
Falange no se aclara
La entrevista de Negrín y Casado
El follón franquista en medio del cual llegó la carta del general Barrón
Negrín da la callada en Londres y se la juega en Los Llanos
Miaja el nenaza
Las condiciones de Franco
El silencio (nunca explicado) de Juan Negrín
Azaña se abre
El último zasca de Cipriano Mera
Negrín dijo “no” y Buiza dijo “a la mierda”
El decretazo
Casado pone la quinta
Buiza se queda solo
Las muchas sublevaciones de Cartagena
Si ves una bandera roja, dispara
El Día D
La oportunidad del militar retirado
Llega a Cartagena el mando que no manda
La salida de la Flota
Qué mala cosa es la procrastinación
Segis cogió su fusil
La sublevación
Una madrugada ardiente
El tigre rojo se despierta
La huida
La llegada del Segundo Cobarde de España
Últimas boqueadas en Cartagena I
Últimas boqueadas en Cartagena II
Diga lo que diga Miaja, no somos amigos ni hostias
Madrid es comunista, y en Cartagena pasa lo que no tenía que haber pasado
La tortilla se da la vuelta, y se produce el hecho más increíble del final de la guerra
Organizar la paz
Franco no negocia
Gamonal
Game over 

Entre los días 20 y 23 de enero de 1939, se celebró en Valencia un pleno nacional de regionales de la CNT, aunque con la obvia ausencia de las regionales de Cataluña, que andaban a otras cosas. En dicho pleno se trató la cuestión de la movilización general decretada por el gobierno el día 12, a la que se oponían muchas de las regionales anarquistas, puesto que lo veían como una forma de desmantelar las ya escasas unidades anarquistas en el ejército republicano (que, con la que estaba cayendo, no me digáis que la posición no tiene tela).

En dicho pleno se acordó trasladar a Barcelona a tres dirigentes: Eduardo Val, Juan López, un trentista que había sido ministro de Comercio con Largo Caballero; y Manuel Amil. Estos tres representantes anarcosindicalistas debían contactar en Barcelona con el Comité Nacional, que estaba allí (o no, que diría Rajoy), para todos ir a ver a Negrín, para convencerlo de que había que establecer en Barcelona unas “condiciones revolucionarias” que permitiesen su defensa. La verdad, yo no tengo muy claro lo que pretendían los cenetistas porque, la verdad, defender Barcelona tenía ya mucho más que ver con que alguien aportase las armas, pertrechos y tropas necesarias (cosa que no iba a pasar) que con la realización de una revolución que, en todo caso, ya se había realizado, y cuyos resultados bélicos habían sido, digamos, cuestionables. Estos tres mensajeros anarquistas estaban en Albacete esperando que un avión los llevase a Barcelona cuando Cataluña cayó y se dijeron aquello de si hay que ir se va, pero ir por nada es tontería.

Así las cosas, los mensajeros cenetistas se fueron a Francia, a Toulouse, donde encontraron a Segundo Blanco, esto es, el representante de la CNT dentro del gobierno Negrín. Blanco les contó que entre los ministros que había contactado (todos menos Vicente Uribe, por comunista; Álvarez del Vayo, porque estaba con Negrín en la frontera; y Giral, que había acompañado a Azaña a París), todos le habían dicho que se les pedía que volviesen a España, pero que no lo harían salvo que Azaña regresase antes (cosa que, para entonces, todo el mundo sabía que Fat Man no iba a hacer). O sea, se escaqueaban como gato panza arriba, aunque no es que se les pueda reprochar, porque si el jefe no va, para qué van a ir los curritos.

Algunos días antes del regreso del gobierno republicano a la península, el 27 de enero de 1939, celebra nueva sesión el Consejo Asesor del SIE.

En esta reunión, Taboada informa de que se ha reunido con la Junta Política de FET y de las JONS en Madrid; pero también confiesa que, a propósito, no ha querido discutir con ellos el tema de quién se va a hacer con el control de los servicios públicos de Madrid cuando la ciudad caiga. Aquí podemos ver que, ciertamente, los miembros del SIE son conscientes de que su voluntad de tomar el poder del Madrid caído es algo que saben que tal vez no compartan otras esquinas del régimen ganador, muy especialmente el partido único o, más bien, el sindicato único; pues, como veremos, serán los líderes sindicales los que darán más problemas con el tiempo (y le seguirán dando a Franco en la posguerra, por cierto). Algo ha pasado, pues, en las últimas horas; algo que, cuando menos que yo sepa, no se ha relatado, que le ha dejado claro a Taboada Lago que los falangistas están convencidos de que, por mucha fusión y tal, ellos son los que tienen que cortar el bacalao tras una victoria que ya se adivina, como el mar de Aute. 

Lo más importante de esta reunión de enero es que en ella suenan ya los nombres del coronel Segismundo Casado y de Julián Besteiro. Los quintacolumnistas, pues, están ya emitiendo casi en la misma frecuencia que Tomás Bilbao. Taboada, en este sentido, informa de que “el coronel Casado parece estar en buena disposición”, y añade que “coopera con él el señor Besteiro”, ya que “tienen entre ellos un enlace”. En el acta, sin embargo, no se cita ni a Palacio ni a Luna, por lo que cuando menos yo no puedo saber si esa información está conectada con las gestiones que estaban haciendo los catedráticos o va por libre; yo, la verdad, me inclino por lo segundo. Además, añade, “el señor Besteiro está en comunicación con FET por medio de otro enlace de reconocida solvencia, miembro de dicho Partido oficial”. De hecho, ese mismo día, se informa, se tiene que haber producido una reunión entre dicho enlace falangista y el político socialista.

¿Cuál es la reivindicación de los nacionales en estas conversaciones? Pues la disolución del SIM, por ser “una acción primordial para la preparación de los acontecimientos”. Es decir, cuando menos de lo que se deduce del acta, en ese momento el SIE no aspira a la rendición, sino a la producción de algunos primeros escalones.

A pesar de la aclaración producida por la unificación partidaria producida en la embajada británica semanas antes, el acta recoge una nueva advertencia de Franco en el sentido de que “a todas aquellas agrupaciones políticas que permanecieren al margen de FET y de las JONS se las tendrá por colaboradores de los rojos”. Por esta razón, Taboada informa de que instó una entrevista con Comunión Tradicionalista, lo cual sugiere resistencias por parte de grupos tradicionalistas a la hora de integrarse en el partido único. Tras dicha reunión, la Junta Política del partido único quedó constituida por dos falangistas, dos tradicionalistas y el propio Taboada. La Junta Política quedó permanentemente constituida y se acordó que “no se tolerara que nadie, ni civil ni militar, pretendiera asumir dirección alguna en el desarrollo definitivo de los acontecimientos que sobrevengan”; algo que, probablemente, tiene que ver con lo que todos o algunos de los miembros de la Junta ya se barruntan. Aunque el acta no es muy explícita al respecto, este tipo de afirmaciones vienen a sugerir que entre los grupos de soporte ideológico del 18 de julio había serias diferencias de opinión sobre quién y cómo debería tomar el poder en Madrid tras la caída de la República.

En todo caso, López Palop es de la opinión de que el SIE debe garantizarse algún acceso tanto a Casado como a Besteiro. El notario, que parece conocer bien al coronel, viene a decir en el acta que es un cobarde y un nenaza, por lo que “no sería extraño que estuviera dispuesto a entregar la plaza de Madrid para con ello salvar su vida”. Fernando del Pino, que parecía tener una opinión mejor de Casado, considera que su actuación podría verse presidida, más bien, por su concepto del honor militar. Asimismo, anuncia que cree tener alguna manera de llegar al coronel.

Finalmente, el delegado considera conveniente que “a pesar de las relaciones que ambos señores tengan con FET y de las JONS, nosotros podríamos por nuestra parte buscar con ellos una comunicación, para ofrecerles las garantías que por delegación del Jefe del Estado se les pueda proporcionar”. Esta frase tiene su enjundia. Nos viene a decir que los servicios de espionaje de la Quinta Columna, a los que sabemos por sus actas en continuo contacto con el alto mando franquista, sin que podamos formular lo mismo de los dirigentes falangistas y tradicionalistas encerrados en Madrid, consideran que los contactos de Casado y Besteiro con las estructuras políticas del nuevo régimen no son suficientes, probablemente por su falta de efectividad y porque esos representantes no pueden hacer ofertas por delegación del Jefe del Estado. Es decir: que si Casado y Besteiro se están entrevistando con personas identificadas con el bando nacional, tal vez éstas no están en condiciones de negociar de verdad. Lo cual, según la documentación redactada por Palacios y citada por Martínez Bande en su libro, es totalmente mentira, pues eran los catedráticos los que estaban plenamente sintonizados con Burgos, el SIPM y la línea Bonel-Ungría-Franco. La convergencia entre el material que aporta Taboada en su libro y el que cita Martínez Bande en el suyo lleva, pues, a pensar, que ese día 27 de enero de 1939, que probablemente en la mente de Franco o de sus estrategas tenía que ser el día en el que todas las iniciativas para contactar con Casado y coser una rendición se abrocharían, fue, en realidad, el día en que se separaron y comenzaron, cada uno según sus recursos, a desarrollarse por su cuenta.

En aquella sesión se abordó la situación de los enlaces ferroviarios en el norte de la ciudad. De lo que se deduce de lo tratado en la reunión, el consejo del SIE estaba preocupado por la facilidad con que, juzgan, los puentes ferroviarios podrían ser saboteados por los republicanos para evitar el avance por las vías de los nacionales. Taboada le informa al responsable (Del Pino) que “cuenta con elementos militares pertenecientes a FET” y que los pondrá a su disposición. Asimismo, se discuten medidas para garantizar el funcionamiento del metro, del suministro eléctrico, de la industria y la conservación de los archivos de la Audiencia que, según algunos testimonios, se pretende destruir. López Palop afirma, por su parte, que por parte de los funcionarios o dirigentes del Cuerpo de Prisiones ya se le ha hecho el ofrecimiento de impedir la destrucción de archivos.

Da la sensación, por lo tanto, de que a principios del 39 cada uno está un poco haciendo la guerra por su cuenta, y nunca mejor dicho; y que el SIE, tal vez por voluntad propia o, tal vez, porque es lo que les ha insinuado Ungría en los mensajes que les ha hecho llegar, considera necesario un poco de organización y de orden en el tema. Las actas, en todo caso, sugieren que Ungría tampoco les contaba todo lo que estaba pasando, lo cual bien podía ser una cautela lógica, por si eran capturados.

En todo caso, lo que también es claro es que, en la última semana de enero, Casado y algunos elementos políticos de la República han comenzado a estar inquietos. Son personas que están de acuerdo en que el gobierno ya no tiene la representatividad de España y que, consecuentemente, debería producirse un movimiento que colocase dicha representación en manos de una junta creada para gestionar la mejor paz posible.

En el último día de enero de 1939, cuatro días después de la sesión anterior, el Consejo Asesor del SIE celebra nueva reunión. Se constata que el problema de los ferrocarriles ya se ha resuelto, puesto que milicias de las FET están ya vigilando la línea. Asimismo, se constata que las vías de comunicación con la zona nacional “se han multiplicado”; lo que sugiere que en las semanas del primer mes de 1939 han sido ya muchas las defecciones por debajo de la alfombra en el bando republicano, por parte de mandos y coordinadores que ya sólo buscan salvar el gañote.

Finalmente, se solicita a Mariano Tráver que informe de las gestiones realizadas ante Besteiro. Informa el miembro del Consejo que ha utilizado un tercero para contactar al político socialista. La respuesta de éste queda anotada en el acta: “que tomaba muy en cuenta la indicación que se le hacía, y que estaba dispuesto a ponerse en relación con los elementos de que se le hacía mención, en el momento que lo exigiesen las circunstancias; y que cuando dichos elementos lo juzgaran necesario, estaba a su disposición”.

El Consejo constató, en todo caso, que, como ya se había insinuado en pasadas reuniones, Besteiro no sólo había tenido ese contacto con el SIE, sino que lo tenía con miembros de FET. Asimismo, la tercera persona utilizada para contactar con Besteiro le había advertido a Tráver que “existen personalidades que siguen el curso de las conversaciones y las controlaban”.

Lo más probable es que esas otras personas sean el coronel Segismundo Casado. Taboada, el jefe del SIE en Madrid, informó aquel 31 de enero que, ese mismo día, había tenido una reunión con la Junta Política de FET en Madrid (de la que, recordemos, formaba parte). En dicha reunión se informó de que “el señor C. (Casado) está dispuesto a entregar toda la zona de su mando; que él ni quiere huir, ni quiere que haya en el menor disturbio en los últimos momentos”. Casado, de ser ciertos estos testimonios, y yo creo que lo son, todavía creía, en enero de 1939, que podía negociar la entrega de Madrid con Franco más o menos de igual a igual.

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