viernes, febrero 25, 2022

El fin (25: Buiza se queda solo)

El Ebro fue un error

Los tenues proyectos de paz
Últimas esperanzas
La ofensiva de Cataluña
El mes de enero de las chinchetas azules
A la naja
Los tres puntos de Figueras
A Franco no le da una orden ni Dios
All the Caudillo's men
Primeros contactos
Casado, la Triple M, Besteiro y los espías de Franco
Negrín bracea, los anarquistas se mosquean, y Miaja hace el imbécil (como de costumbre)
Falange no se aclara
La entrevista de Negrín y Casado
El follón franquista en medio del cual llegó la carta del general Barrón
Negrín da la callada en Londres y se la juega en Los Llanos
Miaja el nenaza
Las condiciones de Franco
El silencio (nunca explicado) de Juan Negrín
Azaña se abre
El último zasca de Cipriano Mera
Negrín dijo “no” y Buiza dijo “a la mierda”
El decretazo
Casado pone la quinta
Buiza se queda solo
Las muchas sublevaciones de Cartagena
Si ves una bandera roja, dispara
El Día D
La oportunidad del militar retirado
Llega a Cartagena el mando que no manda
La salida de la Flota
Qué mala cosa es la procrastinación
Segis cogió su fusil
La sublevación
Una madrugada ardiente
El tigre rojo se despierta
La huida
La llegada del Segundo Cobarde de España
Últimas boqueadas en Cartagena I
Últimas boqueadas en Cartagena II
Diga lo que diga Miaja, no somos amigos ni hostias
Madrid es comunista, y en Cartagena pasa lo que no tenía que haber pasado
La tortilla se da la vuelta, y se produce el hecho más increíble del final de la guerra
Organizar la paz
Franco no negocia
Gamonal
Game over 



El 4 de marzo, Casado sostiene una nueva entrevista: Cipriano Mera. Mera se citó con Casado no en la Posición Jaca sino en el domicilio del militar. Mera y su jefe de EM, Antonio Vegarini, como jefe y coordinador del IV Cuerpo de ejércitos, controlaban la única tropa con la que en realidad podía contar Casado para su movimiento. Mera, en todo caso y como sabemos, llevaba ya en marzo de 1939, como poco, siete u ocho meses protestando, incluso oficialmente, por el descarado favoritismo por los comunistas que se producía en el ejército de la República; así pues, sus dudas, si es que las tuvo, fueron pocas. Como ya hemos visto, no había quedado muy contento con las explicaciones de Negrín.

miércoles, febrero 23, 2022

El fin (24: Casado pone la quinta)

 El Ebro fue un error

Los tenues proyectos de paz
Últimas esperanzas
La ofensiva de Cataluña
El mes de enero de las chinchetas azules
A la naja
Los tres puntos de Figueras
A Franco no le da una orden ni Dios
All the Caudillo's men
Primeros contactos
Casado, la Triple M, Besteiro y los espías de Franco
Negrín bracea, los anarquistas se mosquean, y Miaja hace el imbécil (como de costumbre)
Falange no se aclara
La entrevista de Negrín y Casado
El follón franquista en medio del cual llegó la carta del general Barrón
Negrín da la callada en Londres y se la juega en Los Llanos
Miaja el nenaza
Las condiciones de Franco
El silencio (nunca explicado) de Juan Negrín
Azaña se abre
El último zasca de Cipriano Mera
Negrín dijo “no” y Buiza dijo “a la mierda”
El decretazo
Casado pone la quinta
Buiza se queda solo
Las muchas sublevaciones de Cartagena
Si ves una bandera roja, dispara
El Día D
La oportunidad del militar retirado
Llega a Cartagena el mando que no manda
La salida de la Flota
Qué mala cosa es la procrastinación
Segis cogió su fusil
La sublevación
Una madrugada ardiente
El tigre rojo se despierta
La huida
La llegada del Segundo Cobarde de España
Últimas boqueadas en Cartagena I
Últimas boqueadas en Cartagena II
Diga lo que diga Miaja, no somos amigos ni hostias
Madrid es comunista, y en Cartagena pasa lo que no tenía que haber pasado
La tortilla se da la vuelta, y se produce el hecho más increíble del final de la guerra
Organizar la paz
Franco no negocia
Gamonal
Game over

Modesto, en sus memorias, afirma que tras los nombramientos del día 3, él intimó a Negrín para que le permitiese destituir a Casado, pero que el jefe del gobierno no quería darle el mando del ejército a un comunista por temor a la respuesta que se podría producir. Era, todavía, demasiado pronto. En la misma línea incide Antonio Cordón, quien escribe que, durante la preparación de los nombramientos, Negrín le dijo que tanto Miaja como Casado debían ser cesados y separados del mando, pero que había que hacerlo “con cautela”; por eso diseñó unos cambios por etapas de los que, lo más seguro, los del día 3 de marzo eran sólo la primera parte. Otro comunista, Jesús Hernández, afirma que los nombramientos del día 3 fueron el resultado de presiones del Partido Comunista; pero, estando como estaba de retirada como comunista cuando escribió esas páginas, afirma que él no participó (lo cual tiene poco pase, si es que las presiones existieron, lo cual es bastante probable). Tagüeña, por su parte, afirma que estuvo trabajando esos días con Domingo Girón, secretario del PCE en Madrid, revisando todos los miembros comunistas en el ejército que defendía Madrid, puesto que su objetivo era neutralizar a Casado. Tagüeña, sin embargo, anotó en sus memorias que cuando llegó a Madrid se encontró con que los mandos, por lo general, eran muy fríos con los comunistas y, de hecho, anota con satisfacción lo bien que lo trató Barceló en su puesto de mando de La Pedriza.

lunes, febrero 21, 2022

El fin (23: El decretazo)

 El Ebro fue un error

Los tenues proyectos de paz
Últimas esperanzas
La ofensiva de Cataluña
El mes de enero de las chinchetas azules
A la naja
Los tres puntos de Figueras
A Franco no le da una orden ni Dios
All the Caudillo's men
Primeros contactos
Casado, la Triple M, Besteiro y los espías de Franco
Negrín bracea, los anarquistas se mosquean, y Miaja hace el imbécil (como de costumbre)
Falange no se aclara
La entrevista de Negrín y Casado
El follón franquista en medio del cual llegó la carta del general Barrón
Negrín da la callada en Londres y se la juega en Los Llanos
Miaja el nenaza
Las condiciones de Franco
El silencio (nunca explicado) de Juan Negrín
Azaña se abre
El último zasca de Cipriano Mera
Negrín dijo “no” y Buiza dijo “a la mierda”
El decretazo
Casado pone la quinta
Buiza se queda solo
Las muchas sublevaciones de Cartagena
Si ves una bandera roja, dispara
El Día D
La oportunidad del militar retirado
Llega a Cartagena el mando que no manda
La salida de la Flota
Qué mala cosa es la procrastinación
Segis cogió su fusil
La sublevación
Una madrugada ardiente
El tigre rojo se despierta
La huida
La llegada del Segundo Cobarde de España
Últimas boqueadas en Cartagena I
Últimas boqueadas en Cartagena II
Diga lo que diga Miaja, no somos amigos ni hostias
Madrid es comunista, y en Cartagena pasa lo que no tenía que haber pasado
La tortilla se da la vuelta, y se produce el hecho más increíble del final de la guerra
Organizar la paz
Franco no negocia
Gamonal
Game over   


En el Cervantes, buque insignia de la flota, se reunieron: el jefe de Estado Mayor de la Flota, capitán de navío José Núñez Rodríguez; el jefe de flotillas de destructores, capitán de corbeta José García Barreiro; el jefe de Estado Mayor de dichas flotillas, capitán de corbeta Gregorio Gómez Meroño; el jefe de la segunda flotilla de destructores, capitán de navío Manuel Núñez Rodríguez; comandante del Cervantes, capitán de navío Diego Marón; comandante del crucero Libertad, capitán de navío Eduardo Armada; comandante del crucero Méndez Núñez, capitán de fragata José Luis Barbastro; comandante del destructor Lepanto, capitán de fragata Federico Vidal; comandante del destructor Almirante Valdés, capitán de fragata Juan Oyarzábal; comandante del destructor Almirante Antequera, capitán de fragata Ricardo Noval Ruiz; comandante del destructor Almirante Miranda, capitán de fragata David Gasca; comandante del destructor Gravina, José Ruiz de Ahumada; comandante del destructor Escaño, capitán de fragata Luis Núñez de Castro; comandante del destructor Jorge Juan, capitán de fragata Luis Abárzuza; comandante del destructor Ulloa, capitán de fragata José Figuera; comandante del destructor más difícil de pronunciar de la Marina española, el Sánchez Barcaiztegui, capitán de fragata Álvaro Calderón; y los comisarios Bruno Alonso (general de la Flota), Bernardo Simó (Cervantes), Pablo Toucet (Libertad), Juan García (Méndez Núñez), Ángel López (Lepanto), Luis Molinuevo (Almirante Valdés), Ildefonso Torregrosa (Antequera), César Barona (Miranda), Nicolás Furió (Gravina), Antonio Bolufer (Escaño), Víctor Salvador (Jorge Juan) y Alejandro Rodríguez (Ulloa). Y Buiza, claro.

[Se me comunica por la Conferencia Episcopal que, si he conseguido escribir el párrafo anterior sin que Eborense encuentre un solo error, disfruto de indulgencia plenaria sobre los muchos pecados cometidos en las últimas dos semanas]