miércoles, diciembre 27, 2017

Isabel (11: Jacobo se nos casa)

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Muy pronto, sin embargo, la reina de Inglaterra habría de encontrar elementos de preocupación más allá del control sobre esos veteranos de guerra que ella consideraba brigands. El Papa Sixto de Roma llevaba tiempo intentando, y la derrota de la Armada no le había parado en lo absoluto, atraer al rey escocés Jacobo a la fe católica. Londres seguía esos movimientos, digamos, filosóficos, con cierta distancia. Pero la filosofía religiosa pasó a ser una amenaza más palpable cuando los espías de Walsingham le informaron de que el duque de Parma estaba elaborando un nuevo plan de invasión de las Islas, esta vez desde una Escocia que de alguna manera recibiría a a los españoles. La oferta para Jacobo era casarse con una princesa española. Esta oferta no llegó muy lejos pero, como veremos ahora mismo, abrió el melón del matrimonio del rey, asunto éste de enjundia.

lunes, diciembre 25, 2017

Isabel (10: Ay, mi Rob... pero mis soldados me la pelan)

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Para empezar, lo primero que hay que decir de la Isabel de Inglaterra que regresó de Tilbury es que estaba acojonada. Las noticias que le habían llegado sobre la Armada eran las mejores posibles; pero, en verdad, no podía estar segura de que fuesen ciertas. Así pues, con los barcos españoles efectivamente dispersados y regresando a España con el timón entre las piernas, Isabel se parapetó en el castillo de St James como si todavía estuviese en guerra, y allí permaneció hasta principios de octubre, sin fiarse demasiado de que hubiera pasado lo que ahora sabemos sí que había pasado. Sólo entonces regresó a la, digamos, vida oficial en sus habitaciones de Whitehall y Greenwich. De hecho el 17 de noviembre, celebración de su ascensión al trono y que habitualmente se conmemoraba con justas en Whitehall, tuvo aquel año una dimensión especial. Las campanas de Londres sonaron al unísono, y todas las parroquias hasta Nonthumberland les contestaron. El obispo de Winchester organizó una gran misa detrás de la catedral de San Pablo. La reina anunció que asistiría pero, finalmente, cambió de idea.