miércoles, marzo 18, 2015

Richelieu (4: salvado por la campana)

Recuerda que ya te hemos contado los primeros pasos de la férrea voluntad de Richelieu, así como el estreno de Richelieu como político en los Estados Generales. Luego le hemos visto ascender a secretario de Estado.

Durante el tiempo como secretario de Estado, que para Richelieu será como una especie de beca en la alta política, el sacerdote urdirá poco a poco la que va a ser su estrategia de poder fundamental. Lo que hace grande a Richelieu, sobre todo en comparación con la mayoría de los hombres de gobierno españoles de su época, es la clarividencia con que tomó conciencia de que en política no cabe ser sectario ni apasionado, sino pragmático. Al revés de lo que ocurrirá en aquellos momentos en el gobierno de España, cegado por su misión católica, la política francesa bajo Richelieu cambiará para siempre, de la mano de lo que podríamos denominar su doble estrategia: por un lado, combatir en el interior a la nobleza, lo cual equivaldrá, conforme ésta se apoye en los protestantes, a defender a muerte la religión católica; mientras que en el exterior, puesto que el mayor de los intereses de Francia es presentar oposición a la muy católica casa de Austria, esa misma Francia que no da un paso atrás en la creencia de puertas adentro será capaz, como veramos, de aliarse con quien haga falta.

lunes, marzo 16, 2015

Richelieu (3: cae Condé, y el obispo es secretario de Estado)

Recuerda que ya te hemos contado los primeros pasos de la férrea voluntad de Richelieu, así como el estreno de Richelieu como político en los Estados Generales.

Tras el primer acuerdo, las negociaciones entre la monarquía francesa que pretende ser moderna y los nobles que pretenden seguir siendo antiguos continúan. Loudun no está lejos de Coussay, donde se encuentra el obispo de Luçon. Sin embargo, los hechos son que Richelieu no fue en momento alguno consultado por ninguna de las partes. Es un tiempo en el que se produce por su parte una incansable labor epistolar, en la que se chiva a París de todos y cada uno de los latrocinios cometidos por las gentes de Condé en su zona, e insinúa, una vez y otra, y otra, y otra, que él sería muy útil en las conversaciones que se llevan a cabo.