viernes, noviembre 20, 2020

La Armada (5: la reina no quiere; pero da igual)

Aquí están todas las tomas de esta serie. Los enlaces irán apareciendo conforme se publiquen los posts.

La carambola del cuanto peor, mejor
Las dudas y no dudas de Alejandro Farnesio
Una idea de maduración lenta
Drake, el antiespañol
La reina no quiere; pero da igual
Cádiz
Drake se queda sin fuerzas frente a Lisboa
Las indudables ventajas de luchar contra un gilipollas
La guerra flamenca de Diego Pablo Simeone
La peripecia de los reformados forales en Coutras
Alemanes, suizos, y viceversa
The pela is the pela
Don Álvaro se estresa y hace chof
La Armada se arma como buenamente puede
El Capitán América de la catolicidad entra en París
Ni sivuplé ni hostias
El tropezón coruñés
La famosa frase que Drake, probablemente, nunca pronunció
El librito de un dominico gilipollas y un primer asalto nulo
La batalla que fue como cuando John Connor dispara al cyborg
Entre Parma y Palmer, y sin barcazas
Por fin, los ingleses rompen la creciente
Por qué la Armada jode


La relación entre Drake e Isabel no fue siempre fluida ni fácil. De hecho, en 1586, cuando se produjo la expedición a las Indias que ya he señalado, la reina se cogió un globo de la hostia con su marino cuando descubrió que la cosa se había saldado con pérdidas. Además, en ese momento, todavía caliente el cuerpo de María, Isabel iba por unos derroteros que no eran los del enfrentamiento que tanto le gustaba a Drake. La reina, en ese punto, temía ya la llegada de una Armada española; pero temía, sobre todo, las consecuencias de ésta. Al contrario de que alguno de sus asesores, con análisis tal vez demasiado apresurados y superficiales, Isabel, que había aprendido de su padre a leer con especial precisión los movimientos orquestales en la oscuridad internacional, consideraba que la Armada ni siquiera tenía que desembarcar en Inglaterra con éxito para hacerle daño al país. Incluso fracasando, se decía, podría arrancar un éxito a largo plazo si el resultado de la expedición fuese: o bien la caída del rey francés en manos de la casa de Lorena o su sumisión a la misma; o bien, una alianza táctica entre España y Escocia, donde Isabel empezaba ya a experimentar hasta qué punto Jacobo tenía sus propias ideas.

miércoles, noviembre 18, 2020

La Armada (4: Drake, el antiespañol)

Aquí están todas las tomas de esta serie. Los enlaces irán apareciendo conforme se publiquen los posts.

La carambola del cuanto peor, mejor
Las dudas y no dudas de Alejandro Farnesio
Una idea de maduración lenta
Drake, el antiespañol
La reina no quiere; pero da igual
Cádiz
Drake se queda sin fuerzas frente a Lisboa
Las indudables ventajas de luchar contra un gilipollas
La guerra flamenca de Diego Pablo Simeone
La peripecia de los reformados forales en Coutras
Alemanes, suizos, y viceversa
The pela is the pela
Don Álvaro se estresa y hace chof
La Armada se arma como buenamente puede
El Capitán América de la catolicidad entra en París
Ni sivuplé ni hostias
El tropezón coruñés
La famosa frase que Drake, probablemente, nunca pronunció
El librito de un dominico gilipollas y un primer asalto nulo
La batalla que fue como cuando John Connor dispara al cyborg
Entre Parma y Palmer, y sin barcazas
Por fin, los ingleses rompen la creciente
Por qué la Armada jode


La Armada que finalmente fue diseñada para invadir Inglaterra vino a ser, de alguna manera, una mezcla de los planes de Bazán y de Parma, muñida por el rey como a él le gustaba, en la soledad de su despacho. Parma recibiría algunos refuerzos desde Italia, que habrían de llegar a las Provincias Unidas por tierra. Mientras se producía dicho traslado, Bazán debía acopiar una flota en Lisboa, diseñada tanto para enfrentarse y controlar a los barcos ingleses como para transportar tropas. Una vez que la Armada estuviese en el Canal, escoltaría a las barcazas de Parma hasta algún punto previamente designado, probablemente cerca de la desembocadura del Támesis. Una vez producido el desembarco, Álvaro de Bazán debería permanecer en la zona con sus barcos para garantizar la comunicación por mar de Parma con las Provincias Unidas. Estipulaba el rey que, si la flota inglesa presentaba batalla o si la ocasión de juzgaba propicia, Bazán debía dar dicha batalla; pero sin perder nunca de vista que su función principal era la escolta de las tropas que pretendían cruzar el Canal. Bernardino de Mendoza conocía este plan cuando menos medio año antes de la ejecución de María; y es más que probable que fuese ese conocimiento el que lo convenciera de la necesidad de presionar como presionó para que hubiese una contundente respuesta española.

lunes, noviembre 16, 2020

La Armada (3: una idea de maduración lenta)

Aquí están todas las tomas de esta serie. Los enlaces irán apareciendo conforme se publiquen los posts.

La carambola del cuanto peor, mejor
Las dudas y no dudas de Alejandro Farnesio
Una idea de maduración lenta
Drake, el antiespañol
La reina no quiere; pero da igual
Cádiz
Drake se queda sin fuerzas frente a Lisboa
Las indudables ventajas de luchar contra un gilipollas
La guerra flamenca de Diego Pablo Simeone
La peripecia de los reformados forales en Coutras
Alemanes, suizos, y viceversa
The pela is the pela
Don Álvaro se estresa y hace chof
La Armada se arma como buenamente puede
El Capitán América de la catolicidad entra en París
Ni sivuplé ni hostias
El tropezón coruñés
La famosa frase que Drake, probablemente, nunca pronunció
El librito de un dominico gilipollas y un primer asalto nulo
La batalla que fue como cuando John Connor dispara al cyborg
Entre Parma y Palmer, y sin barcazas
Por fin, los ingleses rompen la creciente
Por qué la Armada jode


Si hubo alguien a quien la bula del Papa Pío animó en extremo, fue a William Allen. Es muy probable que el documento del pontífice, a pesar de no dejar de ser la típica posición aparentemente muy categórica pero, en realidad, sin consecuencia real alguna, fuese lo que le movió a creer en la posibilidad de algún tipo de movida violenta tendente a rescatar a María de las garras de los protestantes. Sabemos que en 1575, Allen ya formaba parte de varios planes de conspiración tendentes a realizar dicho rescate y a eliminar a Isabel de la ecuación de varias maneras. En ese momento, sin embargo, el campeón del golpismo católico, por así llamarlo, era un amigo de Allen, Nicholas Sander. Sin embargo, Sander intentó animar una revuelta en Irlanda, en una acción en la que perdería la vida. A su muerte, corrió el escalafón.