viernes, septiembre 22, 2023

Stalin-Beria. 1: Consolidando el poder (15): Cinco horas de reproches

La URSS, y su puta madre
Casi todo está en Lenin
Buscando a Lenin desesperedamente
Lenin gana, pierde el mundo
Beria
El héroe de Tsaritsin
El joven chekista
El amigo de Zinoviev y de Kamenev
Secretario general
La Carta al Congreso
El líder no se aclara
El rey ha muerto
El cerebro de Lenin
Stalin 1 – Trotsky 0
Una casa en las montañas y un accidente sospechoso
Cinco horas de reproches
La victoria final sobre la izquierda
El caso Shatky, o ensayo de purga
Qué error, Nikolai Ivanotitch, qué inmenso error
El Plan Quinquenal
El Partido Industrial que nunca existió
Ni Marx, ni Engels: Stakhanov
Dominando el cotarro
Stalin y Bukharin
Ryskululy Ryskulov, ese membrillo
El primer filósofo de la URSS
La nueva historiografía
Mareados con el éxito
Hambruna
El retorno de la servidumbre
Un padre nefasto
El amigo de los alemanes
El comunismo que creía en el nacionalsocialismo
La vuelta del buen rollito comunista
300 cabrones
Stalin se vigila a sí mismo
Beria se hace mayor
Ha nacido una estrella (el antifascismo)
Camaradas, hay una conspiración
El perfecto asesinado 

 

El Congreso tuvo consecuencias inmediatas. El Comité Central, cierto, confirmó a Zinoviev como presidente del Comité Ejecutivo de la Konmintern; pero, la verdad, daba igual, porque poco tiempo después esa figura fue abolida. Por otra parte, Kirov reemplazó a Zinoviev al frente del Partido en Leningrado; Kamenev fue relevado como vicepresidente del Sovnarkom y presidente del Consejo de Trabajo y Defensa. Zinoviev y Kamenev permanecieron en el Politburo; pero en la misma elección entraron como miembros de pleno derecho Molotov y Voroshilov, o sea, dos stalinitos.

jueves, septiembre 21, 2023

Stalin-Beria. 1: Consolidando el poder (14): Una casa en las montañas y un accidente sospechoso

La URSS, y su puta madre
Casi todo está en Lenin
Buscando a Lenin desesperedamente
Lenin gana, pierde el mundo
Beria
El héroe de Tsaritsin
El joven chekista
El amigo de Zinoviev y de Kamenev
Secretario general
La Carta al Congreso
El líder no se aclara
El rey ha muerto
El cerebro de Lenin
Stalin 1 – Trotsky 0
Una casa en las montañas y un accidente sospechoso
Cinco horas de reproches
La victoria final sobre la izquierda
El caso Shatky, o ensayo de purga
Qué error, Nikolai Ivanotitch, qué inmenso error
El Plan Quinquenal
El Partido Industrial que nunca existió
Ni Marx, ni Engels: Stakhanov
Dominando el cotarro
Stalin y Bukharin
Ryskululy Ryskulov, ese membrillo
El primer filósofo de la URSS
La nueva historiografía
Mareados con el éxito
Hambruna
El retorno de la servidumbre
Un padre nefasto
El amigo de los alemanes
El comunismo que creía en el nacionalsocialismo
La vuelta del buen rollito comunista
300 cabrones
Stalin se vigila a sí mismo
Beria se hace mayor
Ha nacido una estrella (el antifascismo)
Camaradas, hay una conspiración
El perfecto asesinado 


Iosif Stalin tenía la convicción del socialismo en un solo país, pero poco más. De los diferentes tipos de sabiduría que trató de practicar en toda su vida, probablemente la economía fue la que menos entendió. A lo largo de su vida, aparentemente se interesó vivamente por los trabajos de Bukharin, Preobrazhensky, Stanislav Gustavovitch Strumilin o, incluso Vasili Leontiev; pero todos los indicios son de que nunca fue capaz de penetrar en la densa terminología y lógica de los modelos económicos. Así las cosas, desarrolló una teórica muy sencilla, basada en la necesidad de que la URSS fuese una nación muy poderosa económicamente, súper industrializada, en la que los campesinos fuesen introducidos en el socialismo de una forma más o menos obligatoria. En otras palabras, su principal instrumento económico era la dictadura del proletariado.

miércoles, septiembre 20, 2023

Stalin-Beria. 1: Consolidando el poder (13): Stalin 1-Trotsky 0

La URSS, y su puta madre
Casi todo está en Lenin
Buscando a Lenin desesperedamente
Lenin gana, pierde el mundo
Beria
El héroe de Tsaritsin
El joven chekista
El amigo de Zinoviev y de Kamenev
Secretario general
La Carta al Congreso
El líder no se aclara
El rey ha muerto
El cerebro de Lenin
Stalin 1 – Trotsky 0
Una casa en las montañas y un accidente sospechoso
Cinco horas de reproches
La victoria final sobre la izquierda
El caso Shatky, o ensayo de purga
Qué error, Nikolai Ivanotitch, qué inmenso error
El Plan Quinquenal
El Partido Industrial que nunca existió
Ni Marx, ni Engels: Stakhanov
Dominando el cotarro
Stalin y Bukharin
Ryskululy Ryskulov, ese membrillo
El primer filósofo de la URSS
La nueva historiografía
Mareados con el éxito
Hambruna
El retorno de la servidumbre
Un padre nefasto
El amigo de los alemanes
El comunismo que creía en el nacionalsocialismo
La vuelta del buen rollito comunista
300 cabrones
Stalin se vigila a sí mismo
Beria se hace mayor
Ha nacido una estrella (el antifascismo)
Camaradas, hay una conspiración
El perfecto asesinado 



Bien. Continuemos en el momento del deceso del amado líder. A las 6 y 20 de la tarde de aquel 22, Kalinin, en su condición de presidente del Comité Ejecutivo Central del Comité Central, invitó a los miembros del Presidium de dicho Comité Ejecutivo a ocupar sus puestos en la tribuna. Con el tiempo se diría que Stalin fue el único orador; lo cual es mentira, porque hubo muchos más discursos.

martes, septiembre 19, 2023

Stalin-Beria. 1: Consolidando el poder (12): El cerebro de Lenin

La URSS, y su puta madre
Casi todo está en Lenin
Buscando a Lenin desesperedamente
Lenin gana, pierde el mundo
Beria
El héroe de Tsaritsin
El joven chekista
El amigo de Zinoviev y de Kamenev
Secretario general
La Carta al Congreso
El líder no se aclara
El rey ha muerto
El cerebro de Lenin
Stalin 1 – Trotsky 0
Una casa en las montañas y un accidente sospechoso
Cinco horas de reproches
La victoria final sobre la izquierda
El caso Shatky, o ensayo de purga
Qué error, Nikolai Ivanotitch, qué inmenso error
El Plan Quinquenal
El Partido Industrial que nunca existió
Ni Marx, ni Engels: Stakhanov
Dominando el cotarro
Stalin y Bukharin
Ryskululy Ryskulov, ese membrillo
El primer filósofo de la URSS
La nueva historiografía
Mareados con el éxito
Hambruna
El retorno de la servidumbre
Un padre nefasto
El amigo de los alemanes
El comunismo que creía en el nacionalsocialismo
La vuelta del buen rollito comunista
300 cabrones
Stalin se vigila a sí mismo
Beria se hace mayor
Ha nacido una estrella (el antifascismo)
Camaradas, hay una conspiración
El perfecto asesinado


Aunque no sabemos muy bien quién fue el padre de la idea, la muerte de Lenin acabó por suponer una decisión no muy habitual. El liderazgo indiscutible de Vladimir Ilitch en el Partido Comunista ruso había terminado por construir el mito de que Lenin era una persona de inteligencia muy especial, casi sobrehumana. El caso es que, poco tiempo después de su muerte, su autopsia y su momificación, un grupo de médicos, la mayoría de ellos del equipo que había tratado el cadáver, decidió proponer que el cerebro de Lenin fuese sometido a un estudio científico. Como digo, esta decisión pudo ser una decisión personal de los médicos (bastante improbable); o estar teledirigida por alguno o algunos de los líderes del Partido.

lunes, septiembre 18, 2023

Stalin-Beria. 1: Consolidando el poder (11): El rey ha muerto

 La URSS, y su puta madre
Casi todo está en Lenin
Buscando a Lenin desesperedamente
Lenin gana, pierde el mundo
Beria
El héroe de Tsaritsin
El joven chekista
El amigo de Zinoviev y de Kamenev
Secretario general
La Carta al Congreso
El líder no se aclara
El rey ha muerto
El cerebro de Lenin
Stalin 1 – Trotsky 0
Una casa en las montañas y un accidente sospechoso
Cinco horas de reproches
La victoria final sobre la izquierda
El caso Shatky, o ensayo de purga
Qué error, Nikolai Ivanotitch, qué inmenso error
El Plan Quinquenal
El Partido Industrial que nunca existió
Ni Marx, ni Engels: Stakhanov
Dominando el cotarro
Stalin y Bukharin
Ryskululy Ryskulov, ese membrillo
El primer filósofo de la URSS
La nueva historiografía
Mareados con el éxito
Hambruna
El retorno de la servidumbre
Un padre nefasto
El amigo de los alemanes
El comunismo que creía en el nacionalsocialismo
La vuelta del buen rollito comunista
300 cabrones
Stalin se vigila a sí mismo
Beria se hace mayor
Ha nacido una estrella (el antifascismo)
Camaradas, hay una conspiración
El perfecto asesinado


Trotsky se mostró en el congreso muy contrario a las tesis básicas de Lenin. Lev consideraba que agrandar el Comité, lejos de darle estabilidad, se la restaría. Propuso la formación de un Consejo del Partido formado por dos o tres docenas de personas, nada más. Este órgano controlaría al Comité Central y le transmitiría directrices. El congreso rechazó esta propuesta y adoptó la de Lenin de fusionar la Comisión del Comité Central y la Inspección de Trabajadores y Campesinos.

viernes, septiembre 15, 2023

Stalin-Beria. 1: Consolidando el poder (10): El líder no se aclara

La URSS, y su puta madre
Casi todo está en Lenin
Buscando a Lenin desesperedamente
Lenin gana, pierde el mundo
Beria
El héroe de Tsaritsin
El joven chekista
El amigo de Zinoviev y de Kamenev
Secretario general
La Carta al Congreso
El líder no se aclara
El rey ha muerto
El cerebro de Lenin
Stalin 1 – Trotsky 0
Una casa en las montañas y un accidente sospechoso
Cinco horas de reproches
La victoria final sobre la izquierda
El caso Shatky, o ensayo de purga
Qué error, Nikolai Ivanotitch, qué inmenso error
El Plan Quinquenal
El Partido Industrial que nunca existió
Ni Marx, ni Engels: Stakhanov
Dominando el cotarro
Stalin y Bukharin
Ryskululy Ryskulov, ese membrillo
El primer filósofo de la URSS
La nueva historiografía
Mareados con el éxito
Hambruna
El retorno de la servidumbre
Un padre nefasto
El amigo de los alemanes
El comunismo que creía en el nacionalsocialismo
La vuelta del buen rollito comunista
300 cabrones
Stalin se vigila a sí mismo
Beria se hace mayor
Ha nacido una estrella (el antifascismo)
Camaradas, hay una conspiración
El perfecto asesinado 



Según relató Bukharin, Lenin estuvo presente en loor de multitud, el 13 de noviembre de 1922, en el IV Congreso de la Komintern. Allí recibió un homenaje total, con la alemana Clara Zetkin cayendo a sus pies para besarle las manos y todo, y para todos se hizo evidente que el fin del líder estaba cercano. El día de Nochebuena de aquel año, Stalin, Kamenev y Bukharin se reunieron para discutir el tema de la situación tras la previsible pronta muerte de Lenin. Decidieron prescribirle al líder una dieta de trabajo de cinco a diez minutos diarios de dictado; pero le prohibieron tener correspondencia. Se prohibieron las reuniones, y se le prohibió a todas las personas que lo rodeaban o visitaban que le diesen noticias de la vida exterior, por así decirlo.

jueves, septiembre 14, 2023

Stalin-Beria. 1: Consolidando el poder (9): La Carta al Congreso

La URSS, y su puta madre
Casi todo está en Lenin
Buscando a Lenin desesperedamente
Lenin gana, pierde el mundo
Beria
El héroe de Tsaritsin
El joven chekista
El amigo de Zinoviev y de Kamenev
Secretario general
La Carta al Congreso
El líder no se aclara
El rey ha muerto
El cerebro de Lenin
Stalin 1 – Trotsky 0
Una casa en las montañas y un accidente sospechoso
Cinco horas de reproches
La victoria final sobre la izquierda
El caso Shatky, o ensayo de purga
Qué error, Nikolai Ivanotitch, qué inmenso error
El Plan Quinquenal
El Partido Industrial que nunca existió
Ni Marx, ni Engels: Stakhanov
Dominando el cotarro
Stalin y Bukharin
Ryskululy Ryskulov, ese membrillo
El primer filósofo de la URSS
La nueva historiografía
Mareados con el éxito
Hambruna
El retorno de la servidumbre
Un padre nefasto
El amigo de los alemanes
El comunismo que creía en el nacionalsocialismo
La vuelta del buen rollito comunista
300 cabrones
Stalin se vigila a sí mismo
Beria se hace mayor
Ha nacido una estrella (el antifascismo)
Camaradas, hay una conspiración
El perfecto asesinado 



El nombramiento de Stalin como secretario general ni fue sorpresivo ni inquietó mucho a sus camaradas. Con Lenin vivo, muchos de los hombres que colaboraron en aquel nombramiento (no pocos de los cuales eran, la verdad, como el whisky que bebe Estela Reynolds: cortitos) consideraron que se trataba de un nombramiento poco menos que simbólico, el tipo de gabela que le das a un tipo para que corte cintas e inaugure institutos con el nombre de Karl Liebnecht; porque, al fin y al cabo, Lenin estaba vivo (en realidad, estaba más muerto que vivo) y el tema de la sucesión no estaba encima de la mesa (llevaba ya meses, sino años, en el cajón de Kamenev y del propio Stalin).