miércoles, abril 06, 2016

Estados Unidos (24)

Recuerda que ya te hemos contado los principios (bastante religiosos) de los primeros estados de la Unión, así como su primera fase de expansión. A continuación, te hemos contado los muchos errores cometidos por Inglaterra, que soliviantaron a los coloniales. También hemos explicado el follón del té y otras movidas que colocaron a las colonias en modo guerra.

Evidentemente, hemos seguido con el relato de la guerra y, una vez terminada ésta, con los primeros casos de la nación confederal que, dado que fueron como el culo, terminaron en el diseño de una nueva Constitución. Luego hemos visto los tiempos de la presidencia de Washington, y después las de John Adams y Thomas Jefferson



Luego ha llegado el momento de contaros la guerra de 1812 y su frágil solución. Luego nos hemos dado un paseo por los tiempos de Monroe, hasta que hemos entrado en la Jacksonian Democracy. Una vez allí, hemos analizado dicho mandato, y las complicadas relaciones de Jackson con su vicepresidente, para pasar a contaros la guerra del Second National Bank y el burbujón inmobiliario que provocó.

Luego hemos pasado, lógicamente, al pinchazo de la burbuja, imponente marrón que se tuvo que comer Martin van Buren quien, quizá por eso, debió dejar paso a Harrison, que se lo dejó a Tyler. Este tiempo se caracterizó por problemas con los británicos y el estallido de la cuestión de Texas. Luego llegó la presidencia de Polk y la lenta evolución hacia la guerra con México, y la guerra propiamente dicha, tras la cual rebrotó la esclavitud como gran problema nacional, por ejemplo en la compleja cuestión de California. Tras plantearse ese problema, los Estados Unidos comenzaron a globalizarse, poniendo las cosas cada vez más difíciles al Sur, y peor que se pusieron las cosas cuando el follón de la Kansas-Nebraska Act. A partir de aquí, ya hemos ido derechitos hacia la secesión, que llegó cuando llegó Lincoln.

Habíamos dejado al Norte y al Sur de los EEUU a punto de darse de leches, desplegando algunas reflexiones sobre de cuánto y cómo dispuso cada parte para luchar. Y, dentro de esa notaría, no hay que olvidar la capacidad industrial, que ya pasada la raya del medio siglo XIX empezaba a ser de importancia capital para un esfuerzo bélico. En este punto, el Sur, víctima de su modelo económico esclavista, tenía las de perder. El Norte acopió desde el principio cerca del 80% de la capacidad industrial del país. Además, por extraño que parezca, los Estados esclavistas se las habían arreglado para ser territorios básicamente agrícolas que, sin embargo, tenían una capacidad de producción de cereales, carnes para consumo, caballos y mulas, muy inferior a la de sus ahora enemigos.

lunes, abril 04, 2016

Últimos momentos antes de una guerra

De los diferentes momentos que nos da la Historia, los previos y los últimos de las guerras figuran entre los más apasionantes. Los primeros, por la cantidad de preguntas que plantean en el espectador que los contempla desde el balcón del futuro y el conocimiento. Los segundos, porque quintaesencian en el concepto de caos, un caos en el que suelen sobresalir aquéllos que, a pesar de todo, son capaces de mantener la cabeza fría. La quintaesencia de esto último que digo siempre me lo ha parecido el agente Rufus Youngblood, el hombre que hizo presidente de los Estados Unidos a Lyndon Johnson (algo que ya he contado aquí, aquí y aquí).

Hoy quiero desgranar algunas notas sobre los primeros momentos, o los pre-momentos, de la más famosa de las guerras, que es la que ordenamos como la segunda mundial. Tiene su aquél desplegar algunos conocimientos sobre esos días. No, desde luego, eso ya se lo quiero advertir al lector, para insinuar la idea de que el enfrentamiento pudo evitarse. En realidad, la guerra ya estaba decidida desde que Hitler le había jugado un órdago a grande a Inglaterra llevando un rey y dos caballos, y el siempre prudente Downing Street había preferido dejarlo pasar. No obstante, creo que conviene recordar aquellos momentos para que todos los que no somos profundos conocedores de la segunda guerra mundial nos demos cuenta de que el relato posterior de la misma, relato de los ganadores por supuesto, se ha dejado algunas plumas en la gatera.