miércoles, abril 03, 2019

Carlos III (11: Despedida y cierre)

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En contra de lo que yo pensaba, se quedó en el rinchi el último capítulo de la historia de Carlos III. Lo he descubierto ahora y por eso, con algo de retraso por el que pido disculpas, corto y cierro.
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Rigodones que ya hemos bailado:

El infante sin posibilidades que llegó a ser rey por ser un Farnesio
De Varsovia a Nápoles
María Amalia
En España
El rey viudo
Lo de los jesuitas
Lo de América
Lo de Marruecos
Lo del gobierno

Otro aspecto notable de la política carlina, que se hace menos evidente, sobre todo, porque acabaría por resultar atropellado por la Historia, fue su política americana. En este ámbito encontramos el mismo ánimo desregulador propio de los ilustrados que lo rodeaban. En 1782 se llevó a cabo una importantísima reforma institucional con la creación de las llamadas intendencias. Eran los intendentes autoridades de nuevo cuño, con amplias funciones administrativas y financieras que, de hecho, convertían a las viejas audiencias y, sobre todo, a la figura del virrey, en un elemento bastante decorativo.

lunes, abril 01, 2019

Después de Hitler (16: Karlshorst y Praga)

Batallas anteriores:

El hundimiento
De Krebs a Demnin
El Brezal de Luneburgo
Patton
Ike resiste la tentación
Todos los indicios apuntan, por lo tanto, a que las tres potencias tenían algo parecido a un acuerdo para hacer un anuncio conjunto de la rendición alemana, rendición que convertiría al 9 de mayo como el VE-Day, el Día de la Victoria. Inmediatamente después de que Eisenhower diera su visto bueno a la firma de Karlshorst, Stalin había presionado para que se mantuviese aquella fecha. Tanto Truman como Churchill recibieron mensajes inequívocos por su parte en el sentido de que el día 9 debía producirse un pronunciamiento indubitado por parte de los alemanes que incluyese su rendición en el frente oriental. La principal presión de Stalin, por supuesto, era Checoslovaquia. Sabía que sus tropas apenas podrían estar en disposición de disputar el teatro praguense el mismo día 9, y de esa manera quería evitar la posibilidad de que las cosas fuesen de otra manera. Formalmente, revistió su reivindicación con noticias, reales o inventadas, de que había signos de que en la futura Alemania Oriental se estaban levantando importantes bolsas de resistencia. Stalin quería una rendición incondicional con vigencia en el primer minuto del 9 de mayo; quería entrar algunas horas después en Praga sin ser molestado.