miércoles, septiembre 26, 2018

Isabel (33: Irlanda)

Atenta la compañía con:

Esos tocapelotas llamados presbiterianos
Thomas Cartwright
... y estos tipos nos dan lecciones de civilización
Essex en Normandía
Las cosas salen como el orto
Las cosas salen peor que el orto

En realidad, el tiempo de Essex, y de otros halcones de la Corte isabelina, había pasado por razones más estructurales que una carta o una reacción. El principal factor que jugaba en contra de ellos era el hecho de que, después de años de enfrentamiento frontal, ni Inglaterra ni España estaban en condiciones de poder decir que habían ganado la guerra, y ambos estaban financieramente agotados. En ese punto, la bancarrota oficial del Estado español, que conllevó la emisión de juros que vinieron a sustituir a los créditos puros y duros, supuso una gravísima convulsión para la economía mundial. Al gripar el sistema financiero europeo, pues los bancos esperaban unos flujos de activo que ya no se produjeron, hubo una crisis profunda de liquidez en todo el sistema y, consecuentemente, las transacciones económicas que se realizaban mediando dinero circulante o instrumentos de descuento se paralizaron.


lunes, septiembre 24, 2018

Constantino (3: la conferencia de Carnuntum)

Ya hemos corrido por:

El hijo del césar de Occidente.
Augusto, o tal vez no

Con el mismo desparpajo con el que un político incrementa el impuesto de sociedades sin siquiera preguntarse en las consecuencias de ello sobre la inversión productiva, Constantino dio el paso de York, probablemente, sin plantearse que otros podrían hacer lo mismo. Que es, exactamente, lo que ocurrió. En Roma, mientras llegaban las noticias de la proclamación de Constantino, Majencio, hijo de uno de los miembros de la tetrarquía, el emperador Maximiano que, además, había abdicado arrastrando el escroto porque no quería, se proclamó emperador. Majencio tenía la ventaja de estar en la propia Roma y de contar con el apoyo de la famosérrima guardia pretoriana. Al parecer, el de Majencio fue un golpe de Estado militar, pero de base popular. Algunas fuentes aluden a un incremento de la presión fiscal sobre los romanos, que hizo que éstos se decantasen por un poder alternativo (la ciudadanía, siempre tan tocapelotas intentando no pagar impuestos).