martes, diciembre 08, 2015

Historias triviales (6)

51.- En 1987, cuando el joven alemán Mathias Rust voló cruzando la Unión Soviética en una Cessna y aterrizó a unos pocos centenares de metros del Kremlin, el camarada primer secretario general del PCUS, Milhail Gorvachov, ordenó una investigación urgente para averiguar cómo había sido capaz de burlar las defensas soviéticas. La investigación demostró que la mayoría de las personas que manejaban los radares estaba mamada.

52.- No ha de extrañar, puesto que la afición de los rusos por la bebida es legendaria. William Craig, en su libro sobre el sitio de Stalingrado Enemy at the gates, relata que un general soviético que decidió dejar sin vodka a las tropas que estaban en primera línea de combate fue bombardeado por su propia artillería. Cuando comunicó a Moscú tamaña insubordinación, el Alto Mando respondió recomendándole que dejase beber a los soldados.

53.- Un anagnostes era en la antigua Roma un esclavo que sabía leer y que le realizaba lecturas en voz alta a sus amos.

54.- El político republicano español Emilio Castelar asombraba a los salones galantes de París, donde era bien recibido, por comer pan con aceite de oliva crudo.

55.- De creer diversos testimonios de la época y aún posteriores, una adecuada representación de Isabel la Católica debería presentarnos a una mujer con las mejillas teñidas de un rojo intenso.

56.- Pocas obras clásicas son tan intensas como el segundo concierto para piano compuesto por el ruso Sergei Rachmaninov. Este concierto, además de ser una obra cumbre, es, además, un raro ejemplo, tal vez único, de obra maestra compuesta en estado hipnótico. Rachmaninov había caído en una profunda depresión que le había hecho abandonar la composición; pero se puso en manos del doctor ruso Nikolai Dahl, que usaba terapias hipnóticas, y fue en pleno tratamiento cuando Rachmaninov compuso la obra.

57.- Cuando el presidente de los Estados Unidos va a tomar el Marine One (que suele ser un helicóptero) en los jardines de la Casa Blanca, los periodistas contemplan la escena a cierta distancia, y suelen aprovechar para gritar alguna pregunta al presidente. Ronald Reagan siempre afectaba no oír, haciendo pabellón en su oreja derecha con la mano y negando sonriente con la cabeza. Los periodistas siempre sospecharon que hacía eso para no responder. Un día, un periodista le preguntó, a gritos, dónde había comprado su americana. Reagan se llevó la mano a la oreja negando, como siempre. Pero pocas horas después, desde Camp David, le envió a ese periodista un mensaje que decía, escuetamente: At Bloomingdale's.

58.- Víctor Hugo siempre escribía de pie. Marcel Proust, en la cama.

59.- El pastelero londinense Thomas Rich es considerado el inventor, en 1703, de la tarta de boda compuesta de varios pisos. Para realizarla, se inspiró en la torre de la iglesia de St Bride's, en la misma ciudad.



60.- En 1588, la prestigiosa universidad de Bolonia buscaba un profesor de matemáticas para sus aulas. Dos candidatos compitieron por el puesto. La anécdota es más bien poco conocida por la personalidad de quien ganó y se convirtió en profesor: Antonio Magini. Es sin embargo, bastante conocida gracias al hecho de que el candidato que perdió, esto es el candidato a quien los doctores boloñeses desecharon, era un joven matemático de 24 años llamado Galileo Galilei.

lunes, diciembre 07, 2015

El acorazado Potemkin (1)

Todos los momentos culturales de la civilización moderna tienen elementos que son indiscutibles. Algunos son universalmente indiscutibles: así, El Quijote o las obras de Shakespeare. Otros son indiscutibles durante un determinado momento de la vida social, normalmente a causa de estar ligados a algún otro tipo de idea o ideología de moda.

En el tiempo en el que yo tuve veintipico años había muchas obras de referencia de éstas. Casi todas tenían que ver con el marxismo, pues yo fui joven en una Universidad Complutense en la que no se entraba en según qué fiestas sin ser de la Joven Guardia Roja o de alguna otra movida parecida; y si no se decía que se había leído El Capital, y a Sartre, y a Marcuse, y a Habermas, y tal. A los jóvenes de hoy podrá sorprenderles saber que se podía llegar a abrir la lata de una churri escéptica (y aquellas churris eran muy escépticas) hablándole de una cosa que era la infraestructura y la superestructura; pero yo doy fe de que funcionaba que te cagas.

Entre estas cosas que era obligatorio haber experimentado figuraba una obra maestra del cine mundial (así se la ha conocido siempre) denominada El acorazado Potemkin, obra de Serguei Eisenstein. La podéis ver aquí. En los tiempos de mi juventud, cuando un cine-fórum universitario se quedaba sin ideas, o sin películas de Ingmar Bergman, siempre tenía el recurso de proyectarla. Todo el mundo la conseguía con cierta facilidad, hecho éste al que sospecho la embajada de la URSS en Madrid no sería ajena. Y siempre que se exhibía la sala se llenaba porque el Acorazado era una de esas películas que había que ver. Todo el mundo orgasmaba con la escena del cochechito de bebé bajando por las escaleras (en puridad, la única escena de la que hablaban los cienes y cienes de estudiantes que, o no la habían visto, o se habían dormido durante las proyecciones, o estaban a otra cosa mientras la luz estaba apagada); y con eso nos llegaba a todos.

En realidad, ya os digo, todo aquello era una pamema. Hoy en día casi nadie es capaz de decir, sin mirar en la Wikipedia, quién fue Afanasy Matushenko, o el capitán de navío Yevgeni Golikov; o tantos otros protagonistas de aquella tragedia sin los cuáles ésta no se entiende. Hoy en día casi nadie los conoce; pero entonces era exactamente igual. La gente se sabía lo del puto cochecito por las putas escaleras, y punto.

Yo, sin embargo, pretendo hablaros en estas notas de la acción del Potemkin, porque fue un hecho histórico muy importante que, de hecho, estuvo cerca (aunque mucho menos cerca de lo que Eisenstein y los programadores culturales soviéticos pretendían) de adelantar la revolución rusa en una década. Es una historia interesante, parcialmente contada en la película, y que conforma uno de los hechos más interesantes del siglo XX.

Lamentablemente, ni este blog va a hacer historia de la cultura, ni la morena que está dos filas más adelante te va a hacer puto caso porque digas que te has leído estos post. Los tiempos han cambiado, macho. Tu padre está desfasado.