jueves, septiembre 15, 2016

Trento (1)

Hace tiempo que quería plantearme escribir la Historia de la contrarreforma católica y, muy especialmente, el Concilio de Trento. La verdad, es un pedazo de la Historia de Europa que me apasiona de forma especial, y que de hecho encuentro verdaderamente interesante. Hay momentos históricos que presentan perfiles especialmente intensos, y la Contrarreforma es uno de ellos. Pocas veces antes, y pocas veces después, ha estado Europa tan sometida a tensiones y críticas en una situación tan dividida. La Contrarreforma es la responsable de que muchas cosas en nuestras vidas sean como son, por mucho que nosotros, con ese narcisismo contemporáneo de quien cree que todo lo que no ha ocurrido el mes pasado no tiene importancia para su vida, creamos que ésos son tiempos rancios que no nos conciernen. 

Lejos de ello, el siglo de Trento tiene muchas cosas que hoy tenemos por modernas: ruptura sistémica, desarrollo de nuevas soluciones, conflictos diplomáticos larvados en los cuales las partes pasaban de amigas a enemigas con gran facilidad... En realidad, estamos hablando de unos tiempos más modernos de lo que creemos. En última instancia, ya sabes: es mi blog, y eso quiere decir que escribo sobre, literalmente, lo que me apetece.

Ponte cómodo. El viaje será largo, porque hay bastantes cosas que contar.

lunes, septiembre 12, 2016

El jefe de Estado que se tiró de un tren

Hay mucha gente en este mundo que cree en la bondad intrínseca del voto. Quiero decir, gentes que admiten que una persona puede equivocarse, pero ocho o diez millones, ni de coña. La consecuencia lógica de pensar esto es pensar que lo que la gente vota siempre está bien votado y que el pueblo es intrínsecamente sabio.

Como idea, no esta mal. Como realidad, es una gilipollez.

La gente, más a menudo de lo que creemos, no solo vota gilipolleces, sino que vota a perfectos gilipollas. No me refiero al típico político, tipo Aznar o Zapatero, del que unos dicen que es galgo y los otros que podenco. Me refiero a gente tonta del culo o inútil total, a los que ni su madre defiende. Por increíble que pueda parecer, este tipo de personajes también llega lejos. Hoy os quiero referir la historia de uno de estos; un tipo desbaratado, como cantaban Los Payasos de la Tele de don Pepito y don José. Un persona que estaba mal de la cabeza, y no es una forma de hablar; pero que se las arregló para ser, ahí es nada, presidente de la República Francesa.