jueves, diciembre 12, 2024

Vaticano II (13): ¡La Virgen!

 



El business model
Vinos y odres
Los primeros pasos de los liberales
Lo dijo Dios, punto redondo
Enfangados con la liturgia
El asuntillo de la Revelación
¡Biscotto!
Con la Iglesia hemos topado
Los concilios paralelos
La muerte de Juan XXIII
La definición de la colegialidad episcopal
La reacción conservadora
¡La Virgen!
El ascenso de los laicos
Döpfner, ese chulo
El tema de los obispos
Los liberales se hacen con el volante del concilio
El zasca del Motu Proprio
Todo atado y bien atado
Joseph Ratzinger, de profesión, teólogo y bocachancla
El sudoku de la libertad religiosa
Yo te perdono, judío
¿Cuántas veces habla Dios?
¿Cuánto vale un laico?
El asuntillo de las misiones se convierte en un asuntazo
El SumoPon se queda con el culo al aire
La madre del cordero progresista
El que no estaba acostumbrado a perder, perdió
¡Ah, la colegialidad!
La Semana Negra
Aquí mando yo
Saca tus sucias manos de mi pasta, obispo de mierda
Con el comunismo hemos topado
El debate nuclear
El triunfo que no lo fue
La crisis
Una cosa sigue en pie



La discusión independiente del esquema sobre la Virgen fue una idea patrocinada por los progresistas, porque estaban convencidos de poder llevar dicha discusión a donde querían. Y eso que querían no era, desde luego, arrebatarle a la Iglesia la figura de la Virgen, pues eso, creo yo, es absolutamente implanteable en el seno de la ICAR; pero sí, diría yo, bajarla un par de peldaños.

miércoles, diciembre 11, 2024

Vaticano II (12): La reacción conservadora



El business model
Vinos y odres
Los primeros pasos de los liberales
Lo dijo Dios, punto redondo
Enfangados con la liturgia
El asuntillo de la Revelación
¡Biscotto!
Con la Iglesia hemos topado
Los concilios paralelos
La muerte de Juan XXIII
La definición de la colegialidad episcopal
La reacción conservadora
¡La Virgen!
El ascenso de los laicos
Döpfner, ese chulo
El tema de los obispos
Los liberales se hacen con el volante del concilio
El zasca del Motu Proprio
Todo atado y bien atado
Joseph Ratzinger, de profesión, teólogo y bocachancla
El sudoku de la libertad religiosa
Yo te perdono, judío
¿Cuántas veces habla Dios?
¿Cuánto vale un laico?
El asuntillo de las misiones se convierte en un asuntazo
El SumoPon se queda con el culo al aire
La madre del cordero progresista
El que no estaba acostumbrado a perder, perdió
¡Ah, la colegialidad!
La Semana Negra
Aquí mando yo
Saca tus sucias manos de mi pasta, obispo de mierda
Con el comunismo hemos topado
El debate nuclear
El triunfo que no lo fue
La crisis
Una cosa sigue en pie


En todas las etapas de la Historia de la ICAR ha habido gentes y grupos de gentes partidarias de la independencia de los obispos. En estas posturas “soberanistas”, por así llamarlas, han tenido mucho que ver los príncipes y reyes detentadores del poder terrenal, que siempre han apreciado una ventaja enorme en la existencia de fuertes Iglesias nacionales que puedan manejar. En el concilio Vaticano II, el principal soberanismo era el de los padres conciliares más progresistas; ya que, al estar las visiones más conservadoras refugiadas en la Curia, lógicamente el conservadurismo era centralista y tenía en el Papa a su principal campeón.

martes, diciembre 10, 2024

Vaticano II (11): La definición de la colegialidad episcopal



El business model
Vinos y odres
Los primeros pasos de los liberales
Lo dijo Dios, punto redondo
Enfangados con la liturgia
El asuntillo de la Revelación
¡Biscotto!
Con la Iglesia hemos topado
Los concilios paralelos
La muerte de Juan XXIII
La definición de la colegialidad episcopal
La reacción conservadora
¡La Virgen!
El ascenso de los laicos
Döpfner, ese chulo
El tema de los obispos
Los liberales se hacen con el volante del concilio
El zasca del Motu Proprio
Todo atado y bien atado
Joseph Ratzinger, de profesión, teólogo y bocachancla
El sudoku de la libertad religiosa
Yo te perdono, judío
¿Cuántas veces habla Dios?
¿Cuánto vale un laico?
El asuntillo de las misiones se convierte en un asuntazo
El SumoPon se queda con el culo al aire
La madre del cordero progresista
El que no estaba acostumbrado a perder, perdió
¡Ah, la colegialidad!
La Semana Negra
Aquí mando yo
Saca tus sucias manos de mi pasta, obispo de mierda
Con el comunismo hemos topado
El debate nuclear
El triunfo que no lo fue
La crisis
Una cosa sigue en pie



El obispo Joseph Schröffer, de Eichstätt, un auténtico peso pesado que era miembro de la Comisión Teológica con el mayor número de votos de todos los que formaban parte de la misma, fue el lógico responsable en Fulda de los esquemas alumbrados por la dicha comisión: la divina revelación, la Virgen María, y la Iglesia. En buena medida, pues, la sala de máquinas del concilio, por así decirlo. Sin quejarse ni nada por tener que currar el triple mientras que setenta curas miraban tocándosela a dos manos, Schröffer preparó sendos análisis de los tres documentos; pero, explicó, en realidad el que se había mirado los textos y tal, era Rahner, quien había compartido la labor con tres teólogos más: Ratzinger, que como ya os he dicho entonces era su amiguito total, y que era el asesor teológico del cardenal Frings; el padre Alois Grillmeyer, jesuita como Rahner; y el padre Otto Semmelroth, también jesuita para no perder las costumbres.

lunes, diciembre 09, 2024

Vaticano II (10): La muerte de Juan XXIII



El business model
Vinos y odres
Los primeros pasos de los liberales
Lo dijo Dios, punto redondo
Enfangados con la liturgia
El asuntillo de la Revelación
¡Biscotto!
Con la Iglesia hemos topado
Los concilios paralelos
La muerte de Juan XXIII
La definición de la colegialidad episcopal
La reacción conservadora
¡La Virgen!
El ascenso de los laicos
Döpfner, ese chulo
El tema de los obispos
Los liberales se hacen con el volante del concilio
El zasca del Motu Proprio
Todo atado y bien atado
Joseph Ratzinger, de profesión, teólogo y bocachancla
El sudoku de la libertad religiosa
Yo te perdono, judío
¿Cuántas veces habla Dios?
¿Cuánto vale un laico?
El asuntillo de las misiones se convierte en un asuntazo
El SumoPon se queda con el culo al aire
La madre del cordero progresista
El que no estaba acostumbrado a perder, perdió
¡Ah, la colegialidad!
La Semana Negra
Aquí mando yo
Saca tus sucias manos de mi pasta, obispo de mierda
Con el comunismo hemos topado
El debate nuclear
El triunfo que no lo fue
La crisis
Una cosa sigue en pie




Haremos un inciso aquí, al hablar de la reunión de Fulda del verano de 1963, para introducir otro tema importante del concilio. Durante los años cincuenta y primeros sesenta que ya habían transcurrido, en la Iglesia católica occidental se venía verificando un fenómeno evolutivo curioso. Todavía no había llegado el momento en el que las vocaciones de sacerdocio se desplomasen; eso fue posterior. Pero las cosas sí que estaban cambiando, porque, mientras las vocaciones para hacerse sacerdote diocesano o secular estaban decayendo, las vocaciones para profesar en el marco de órdenes religiosas estaban subiendo. Esto a los obispos les preocupaba; formalmente, porque decían que era una situación que mermaba su labor pastoral; aunque, en realidad, lo que les preocupaba era que el sacerdote que pertenece a una orden tiene un superior distinto; y eso supone, para el obispo, menos poder, y menos pasta.