Las primerasrelaciones
Reyes y revoluciones
Nunca te fíes de un francés
Nguyen Ai Doc
Tambores de guerra
El tsunami japonés
Grandeza y miseria de la Kempeitai
El Viet Minh
Los franceses hacen lo que mejor saben hacer (no definirse)
Dang vi qui, o sea, naniyori mo hitobito
El palo y la zanahoria comunistas
Puchimones contra podemitas
Aliados a pelo puta
Franceses y comunistas chapotean para no ahogarse
Vietnamitas listos + británicos estúpidos + periodistas gilipollas = muertos a decenas
Si tu ne voulais pas de bouillon, voici deux tasses
Francés busca indochino razonable
Los problemas del comunismo que se muestra demasiado comunista
Echa el freno, Madaleno
El factor chino
El factor USA
El problema de las tres mareas
Orchestal manoeuvres in the dark
O pacto, o guerra
Buen rollito por cojones
El acuerdo de 6 de marzo
El Plan Cédiletxe
No nos queremos entender
Dalat
Las inquietudes y las prisas del almirante D’Argenlieu
Calma tensa
La amenaza nacionalista
Fontainebleau bien vale unos chinos
Francia está a otras cosas
Memorial de desencuentros
Maniobras orquestales en la oscuridad (sí, otra vez)
El punto más bajo de la carrera de Ho Chi Minh
Marchemos todos, yo el primero, por la senda dictatorial
El doctor Trinh, ese pringao
Allez les bleus des boules!
D’Argenlieu recibe una patada en el culo de De Gaulle
París no se entera
Si los Charlies quieren pelea, la tendrán
Give the people what they want
Todas las manos todas, amigo vietnamita
No hay mus
El comunista le come la tostada al emperador
El momento del general Xuan
Conditio sine qua non con un francés: cobra siempre por adelantado
La ocasión perdida
El elefante chino entró en la cacharrería
Durante todo ese año 1941, Nguyen Ai Quoc ha estado reagrupando, por así decirlo, a muchos comunistas vietnamitas que estaban exiliados en el sur de China, así como algunos elementos nacionalistas en la misma situación. En mayo de 1941, consiguió convocar en Tsin Tsi, una especie de congreso. Allí estuvieron, además del prominente líder comunista, dirigentes como Ho Tung Mau, Vo Nguyen Giap, Pham Van Dong, Ha Ba Cang o Dang Xuan Khu.
En dicha reunión, que fue una reunión fundamentalmente comunista, se analizó, sobre todo, la consecuencia de la entrada de Japón en Indochina; entrada que, concluyeron los comunistas, claramente iba a ser un espaldarazo para los vietnamitas puchimones, es decir, los nacionalistas. Los comunistas, asimismo, concluyeron que carecían de fuerza para contestar a ese empuje y que, por lo tanto, más que enfrentarse a su enemigo, lo que tenían que hacer era unirse a él. Eso suponía aparcar un ratito la lucha de clases y empezar a decir y no parar que los derechos históricos de Euskadi y de Cataluña eran lo más de lo más; convertirse, pues, en vietnamitas de izquierdas básicamente calcados de lo que, durante décadas, ha sido un español de izquierdas. Había que dejar de darle miedo a los antimarxistas, o sea, a los vietnamitas peneuvistas. Por eso inventaron el Viet Minh: una organización en la que cupieran todos los que se sintiesen vietnamitas, pero que mangoneasen ellos.
Los comunistas dictaron un primer elemento identitario fundamental para el Viet Minh: en modo alguno, pas du tout, sería un movimiento hostil a Francia. Era hostil al fascismo francés, pero no a Francia, pues Francia no dejaba de ser el país que, por así decirlo, había inventado la libertad de los pueblos. Francia era admirada pero, claro, había el problema de que tenía la soberanía sobre un Viet Nam que quería ser independiente. La teórica del Viet Minh, pues, era un tanto ful de Estambul; un poco en plan me cae bien la pistola, pero no soporto a la bala. Pero, vaya, que en la Historia de las incongruencias teóricas del comunismo, ésta ocupa el lugar 5.667. Lo importante era tener claro que, si Francia reconocía la independencia de Viet Nam, nada impediría que ambos países tuviesen una relación sincera y fructífera. En el fondo de actitud tan comprensiva está el hecho, que los comunistas siempre tuvieron claro, de que su país necesitaba a los técnicos y la inversión francesa para salir adelante. Por eso querían acojonarlos, pero no aterrarlos. En todo caso, la ausencia de hostilidad hacia la auténtica Francia le permitió a los comunistas acuñar el concepto de “alianza de democracias”.
Porque el Viet Minh, siguiendo en esto las instrucciones moscovitas al pie de la letra, se posicionó en la guerra mundial en favor de las potencias democráticas. La dinámica de la guerra, sin embargo, cambió completamente el panorama de las ayudas internacionales del comunismo vietnamita. Ahora, ellos lo sabían bien, no podían apoyarse en la URSS, pues la URSS bastante tenía con quitarse de encima a Hitler. Los referentes pasaron a ser China y los Estados Unidos. Nguyen Ai Quoc conocía bien los temores de los chinos a perder partes de su territorio, así como las amplias ideas anticolonialistas existentes entre las elites estadounidenses; estaba convencido de que en ambos elementos se podía cimentar una colaboración fructífera.
Por lo tanto, por lo que podéis ver, la pujanza del comunismo en Viet Nam, que conforme avance su Historia se irá haciendo más intensa y patente, tiene una primera y fundamental razón de ser: los comunistas eligieron el bando adecuado de la guerra mundial. El nacionalismo vietnamita de corte menos progresista: los caodaístas, los Hoa Hao, los Phug Quoc, se dejaron ilusionar por los discursos de Asia para los Asiáticos de los japoneses; los comunistas, en cambio, faltos de capacidad de penetrar en ese mercado, por así decirlo, tuvieron que buscar el mercado alternativo, que era, además, el que, tras muchas dudas, había escogido Stalin.
A esto hay que unir que el Viet Minh supo limar su discurso de sus principales elementos preocupantes para no comunistas. En 1941 defendía el sufragio universal, derechos especiales para las minorías étnicas, libertades de prensa y reunión, igualdad de sexos, supresión de la administración mandarinal, nacionalización de los bienes de fascistas y de traidores. Un programa que podría firmar cualquier Albero Núñez Fei Joong. El programa social era progresivo, pero no revolucionario: supresión de los impuestos creados por franceses y japoneses, supresión del llamado métayage (acceso a la propiedad individual de los campos de arroz), jornada de ocho horas, salarios más altos, seguros sociales, jubilación, enseñanza obligatoria y gratuita, etc.
Como elemento yo creo que más importante de todo, el Viet Minh nació como una organización en la que los comunistas vertieron todo lo que habían aprendido de sus errores pasados. Por esto, crearon una organización muy líquida, con mucha capacidad de cambio y evolución, y consiguientemente una estructura muy adaptada a las necesidades de cada momento.
En la base de dicha organización estaba la Chi-Ba, la célula, en la que estaba presente un número muy pequeño de personas con afinidades estrechas. Se trataba de células muy cerradas, sin contacto con otras células. Sólo una persona designada en ellas como superior tenía dichos contactos. Las células pertenecían a una organización a escala de todo Viet Nam que englobaba todas las células similares (por ejemplo, las células de médicos). Estas organizaciones adoptaban el nombre de Asociación Vietnamita por la Salud del País o Viet-Nam Cuu Quoc Hoi. En paralelo, había organizaciones territoriales, siempre al mando de alguien designado por el Comité Central, sobre una división en tres Bo o países: Bac Bo, o sea, Tonkin; Trung Bo o Annam; y Nam Bo o Conchinchina. Cada Bo, asimismo, despiezado en provincias, sectores, comunas, villas y distritos, todos con sus jefes, pues los comunistas se pirran por los jefes. En la operativa del Partido adquirían una importancia crucial los tres comités de país o de Bo, que disfrutaban de ciertos grados de autonomía.
El Comité Central, obviamente, estaba en la cabeza del Viet Minh. Se componía de representante de las asociaciones de células y de los comités de Bo, así como los jefes de determinadas organizaciones como las guerrillas, la propaganda o las finanzas. El Buro o Tong Bo salía del Comité Central.
En mayo de 1941, los comunistas eligieron como a su secretario general a Nguyen Ai Quoc, quien, desde entonces, comenzaría a ser conocido por su alias: Ho Chi Minh.
La primera prueba de esta nueva organización Viet Minh fue una acción de rebelión en la región de Cao Bang, en el norte de Tonkin; y en ella se reveló la capacidad ejecutiva e iniciativa de Vo Nguyen Giap, personaje sin el cual, en verdad, Ho Chi Minh no se entiende. Además de esa acción, el Viet Minh se aplicó a una fuerte campaña de propaganda en el Kwang Si entre los emigrados viet; sin embargo, pronto sus acciones, dado sus netos significados y significantes comunistas, acabaron por generar la desconfianza de las autoridades chinas. A principios de 1942, proceden al arresto y prisión de Ho Chi Minh. En ese tiempo, el movimiento quedó en manos de Pham Van Dong.
Los chinos, en todo caso, además de preocupados con los comunistas, al fin y al cabo sus enemigos en la pelea interna en el país, también estaban preocupados, y yo diría que en mayor medida, por la generalizada e intensa deriva pro nipona de los vietnamitas nacionalistas. Long Yun era gobernador de Yunan; aunque, en realidad era bastante más que un gobernador; era eso que podemos llamar un señor de la guerra. Este gobernador trató, y consiguió en gran parte, contraprogramar a los japoneses, consiguiendo que el VNQDD encontrase muchos incentivos en su amistad. Vu Hong Kahnh, el jefe del movimiento, de hecho era abiertamente prochino. Y luego estaba Huang Luong, el líder de un grupo de nacionalistas del Phuc Quoc vencidos en 1940. Asimismo, en China estaba uno de los grandes símbolos del nacionalismo, Nguyen Hai Than, un hombre ya provecto, entonces tenía casi 70 años, y que había participado en movidas nacionalistas a principios de siglo con, entre otros, Phan Boi Chan. Emigrado a China desde 1912, tenía muchos e importantes vínculos con el Kuomintang. Un viejo amigo de Cantón de Hay Than, el general Chiang Fa Kwei, era entonces gobernador militar de Kwang Si y jefe de la IV Región de guerra china, y ordenó que los exiliados annamitas en la región fuesen reagrupados en un campo de instrucción en Dai Kien. Allí, pues, medio millar de vietnamitas recibieron entrenamiento especial por parte del general Siao Wen, de quien volveremos a hablar en estas notas.
En paralelo, los chinos trataban de unificar a todos los independentistas vietnamitas. Chiang Fa Kwei, en este sentido, fue el gran factótum del congreso que se celebró en territorio chino el 4 de octubre de 1942. El acuerdo era difícil por la presencia de Hoang Luong, que era pro nipón; pero, finalmente, se alcanzó el 10 de octubre, creando una Liga de Partidos Revolucionarios Annamitas o Viet-Nam Cach Meng Dong Minh Hoi, normalmente conocido como el Dong Minh, con efectivos del VNQDD, el Viet Minh, el Phuc Quoc y otros pequeños grupúsculos nacionalistas. A su frente se colocó a Nguyen Hai Than. Pocos días después, los chinos enjaretaron a Hoang Luong, a lo que hay que unir que Ho Chi Minh estaba ya en la cárcel. Con ello, creyeron tener controladas a todas las tendencias que podían poner en peligro su hegemonía sobre el independentismo vietnamita.
El Kuomintang, sin embargo, no había contado con que, si algo saben hacer los comunistas como nada, eso es la propaganda. El Viet Minh supo presentar el congreso y la creación del Dong Minh como obra suya. Por lo demás, Nguyen Hai Than se reveló como esa típica vaca sagrada con gran significado simbólico pero cero valor logístico. Cuando llegó el momento de que su gente se aplicase de verdad a crear redes de espías y guerrilleros, se vio con claridad qué tipo de movimiento eran sus nacionalistas. Como consecuencia, los chinos se quedaron sin topos en el Tonkin, y no les quedó más remedio que volver la vista hacia el revolucionario que tenían guardado en el maco. Éste es el momento en que Ho Chi Minh cambia definitivamente de nombre, tras convencer a Chiang Fa Kwei de su utilidad. Ho Chi Minh, pues, es liberado en febrero de 1943, recibiendo inmediatamente la jefatura del Dong Minh. El significado de este gesto para el Viet Minh fue claro: comenzó a recibir casi en exclusiva la potente ayuda china, lo que le permitió barrer a la competencia revolucionaria. Así las cosas, en la primavera de 1943 el comunismo vietnamita aborda una gran campaña de propaganda en toda Indochina. Siguiendo las directrices de Moscú, que como ya hemos visto son abiertamente pro aliadas, el Viet Minh presenta las desgracias de Viet Nam, con una cosecha de arroz modesta, como responsabilidad de los japoneses y la inanidad de los franceses, que nada hacen para corregir la situación. Con esa campaña, además, el Viet Minh terminó de ganarse de nuevo la confianza de los chinos.
La estrecha confianza entre vietnamitas y chinos provoca, sin embargo, la alarma de los franceses, que la ven, lógicamente, como lo que era: una amenaza a largo plazo sobre la soberanía gabacha en Indochina. En octubre de 1943,Claude Bréart de Boisanger, jefe del Servicio Diplomático del almirante Decoux, se reunió con los dirigentes de la Misión Militar Francesa. En dicha reunión, los franceses fueron informados de que Nguyen Ai Quoc y Ho Chi Minh eran la misma persona, cosa que no sabían hasta entonces; así como de que los comunistas vietnamitas estaban abriendo amplios espacios de colaboración con los chinos.
A partir de octubre de 1943, las autoridades francesas en Hanoi y los representantes del llamado Comité de Argel (la Francia aliada) situados en la ciudad china de Kumming, comenzaron a colaborar. Para entonces el Viet Minh había logrado extender sus actividades en la frontera china e incluso penetrar en algunas regiones norteñas del Tonkin. La suya, sin embargo, no fue una instalación inocente. Los tho, la etnia dominante en aquellas provincias tonkinesas, fueron obligados a adherirse al comunismo a base de medidas represivas, en las que estuvo presente el puro y simple asesinato. Giap, por otra parte, impulsó la organización del Partido de forma militar, aprovechando la generación de oficiales, por así decirlo, salida de Dai Kien.
La inclusión de tres etnias tonkinesas, los tho, los meo y los man, en la grey comunista vietnamita fue, de hecho, una mezcla de dos cosas: por una parte, la represión ejercida sobre quienes se resistían; y, por otra, la percepción, bastante generalizada en aquellas zonas feraces del país, en el sentido de que los franceses habían perdido la partida de la Historia, por así decirlo, y que consiguientemente ya no regresarían. Por esta razón, el principal objetivo francés, a finales de 1943, fue recuperar la percepción de sí mismos como fuertes y capaces.
Por otro ello, desde finales de 1943 los franceses organizan un sistema de patrullas permanentes que garantice su presencia en cualquier esquina de aquellas provincias; de alguna manera, se podría decir, pues, que reinventan la Guardia Civil. Automáticamente, lo que se produce es una situación en la cual, cada vez que tropas francesas y Viet Minh se enfrentan, éstos últimos acaban huyendo; así pues, los franceses consiguieron, en buena medida, lo que iban buscando, es decir, su prestigio y el desprestigio de su enemigo. La población, que había empezado a ayudar a los Viet Minh, pasó a colaborar con los franceses, lo que contribuyó a que los comunistas fuesen barridos de zonas enteras. En el otoño de 1944, una Francia liberada de la dominación alemana tenía, además, el control básico del Tonkin, con los comunistas apartados a las zonas más inaccesibles, y un prestigió indudable entre la población.
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