viernes, diciembre 16, 2022

La hoja roja bolchevique (26): Dos zorras y un solo gallinero

 El chavalote que construyó la Peineta de Novoselovo

Un fracaso detrás de otro
El periplo moldavo
Bajo el ala de Nikita Kruschev
El aguililla de la propaganda
Ascendiendo, pero poco
A la sombra del político en flor
Cómo cayó Kruschev (1)
Cómo cayó Kruschev (2)
Cómo cayó Kruschev (3)
Cómo cayó Kruschev (4)
En el poder, pero menos
El regreso de la guerra
La victoria sobre Kosigyn, Podgorny y Shelepin
Spud Webb, primer reboteador de la Liga
El Partido se hace científico
El simplificador
Diez negritos soviéticos

Konstantin comienza a salir solo en las fotos
La invención de un reformista
El culto a la personalidad
Orchestal manoeuvres in the dark
Cómo Andropov le birló su lugar en la Historia a Chernenko
La continuidad discontinua
El campeón de los jetas
Dos zorras y un solo gallinero
El sudoku sucesorio
El gobierno del cochero
Chuky, el muñeco comunista
Braceando para no ahogarse
¿Quién manda en la política exterior soviética?
El caso Bitov
Gorvachev versus Romanov


Como consecuencia de todo lo que acabo de describir, conforme fue avanzando el corto mandato de Andropov, el juego de mayorías en el Politburo estaba menos claro. El problema, como suele pasar en en estos casos, no era quien estaba en el poder, sino aquél a quien éste quería como sucesor o mano derecha. Por lo tanto, el apoyo a Andropov parecía garantizado; pero, sin embargo, el eventual apoyo a Gorvachev ya estaba bastante menos claro. En los dos bandos teóricos: el de la gerontocracia partidaria de Chernenko, y el de los jóvenes partidarios de Gorvachev, había defecciones de uno y otro lado. La más clara, por ejemplo, era la de Romanov, un teórico partidario de Gorvachev que, sin embargo, se dedicó a cortejar a Chernenko, probablemente porque, al juzgarlo una persona ya provecta, imaginaba, y no se equivocaba, que el día que alcanzase el poder sería un mandatario breve, lo que le daría una oportunidad a él. Incluso políticos más veteranos, como Grishin o Shcherbitsty, parecen haber animado los mismos pensamientos.

miércoles, diciembre 14, 2022

La hoja roja bolchevique (25): el campeón de los jetas

El chavalote que construyó la Peineta de Novoselovo

Un fracaso detrás de otro
El periplo moldavo
Bajo el ala de Nikita Kruschev
El aguililla de la propaganda
Ascendiendo, pero poco
A la sombra del político en flor
Cómo cayó Kruschev (1)
Cómo cayó Kruschev (2)
Cómo cayó Kruschev (3)
Cómo cayó Kruschev (4)
En el poder, pero menos
El regreso de la guerra
La victoria sobre Kosigyn, Podgorny y Shelepin
Spud Webb, primer reboteador de la Liga
El Partido se hace científico
El simplificador
Diez negritos soviéticos

Konstantin comienza a salir solo en las fotos
La invención de un reformista
El culto a la personalidad
Orchestal manoeuvres in the dark
Cómo Andropov le birló su lugar en la Historia a Chernenko
La continuidad discontinua
El campeón de los jetas
Dos zorras y un solo gallinero
El sudoku sucesorio
El gobierno del cochero
Chuky, el muñeco comunista
Braceando para no ahogarse
¿Quién manda en la política exterior soviética?
El caso Bitov
Gorvachev versus Romanov



Konstantin Chernenko, un poco como Alexei Kosigyn algunos años antes, había pensado, probablemente, en encastillarse frente a Yuri Andropov usando dos elementos fundamentales de su poder: la política económica, y el control sobre los cuadros del Partido. Existen muchos indicios de que Chernenko, en el primero de los temas, era plenamente consciente, como lo era Andropov, de que la URSS necesitaba entrar en una nueva era, con una organización económica distinta a la que tenía. El país estaba pidiendo a gritos dar saltos hacia la eficiencia y la competitividad, saltos que siempre eran muy difíciles de dar, cierto es, en un sistema que era incapaz de poner en solfa las recetas básicas de Lenin; de admitir, pues, que dichas recetas eran, en el fondo y en la superficie, el problema. Había mucho que hacer; pero ese mucho que hacer también suponía obtener y retener cuotas de poder, que es de lo que realmente estamos hablando. Habrá que recordarlo las veces que hagan falta: por sincera e importante que fuese la preocupación por el desarrollo y bienestar de la URSS, la preocupación fundamental de los grandes hombres del Partido fueron, siempre, el vodka y las putas.

lunes, diciembre 12, 2022

La hoja roja bolchevique (24): La continuidad discontinua

 El chavalote que construyó la Peineta de Novoselovo

Un fracaso detrás de otro
El periplo moldavo
Bajo el ala de Nikita Kruschev
El aguililla de la propaganda
Ascendiendo, pero poco
A la sombra del político en flor
Cómo cayó Kruschev (1)
Cómo cayó Kruschev (2)
Cómo cayó Kruschev (3)
Cómo cayó Kruschev (4)
En el poder, pero menos
El regreso de la guerra
La victoria sobre Kosigyn, Podgorny y Shelepin
Spud Webb, primer reboteador de la Liga
El Partido se hace científico
El simplificador
Diez negritos soviéticos

Konstantin comienza a salir solo en las fotos
La invención de un reformista
El culto a la personalidad
Orchestal manoeuvres in the dark
Cómo Andropov le birló su lugar en la Historia a Chernenko
La continuidad discontinua
El campeón de los jetas
Dos zorras y un solo gallinero
El sudoku sucesorio
El gobierno del cochero
Chuky, el muñeco comunista
Braceando para no ahogarse
¿Quién manda en la política exterior soviética?
El caso Bitov
Gorvachev versus Romanov



Fuera como fuera la muerte de Breznev, lo que es un hecho es que pilló a Yuri Andropov con los deberes hechos. En las primeras horas tras exhalar el último suspiro el secretario general, unidades de la división de guardias de Kantemirovskaya y de la división Dzerzhinsky del KGB se desplegaron por Moscú; a las primeras las mandó Ustinov; a las segundas, nadie lo sabe, porque Fedorchuk protestó vivamente por la movilización (y sería rápidamente cesado semanas después).