miércoles, enero 17, 2018

Yalta (5: el primer embroque)

En este color también tenemos:

No pasaré del Mar Negro
Las cositas de Stalin

A las cuatro y cuarto de la tarde del cuatro de febrero de 1945 se producía en el palacio de Livadia, o sea en Ca'Roosevelt, el primer encuentro directo en Yalta entre los dos principales líderes del mundo: Franklin Delano Roosevelt y Iosif Stalin. Sólo los acompañaban los intérpretes, Bohlen para el primero y Pavlov para el segundo; además del inseparable Viacheslav Molotov. Apenas hablaron un cuarto de hora lo cual, contando con las interpretaciones, deja la conversación en bastante poco.

lunes, enero 15, 2018

Yalta (4: Los británicos)

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No pasaré del Mar Negro
Las cositas de Stalin

Winston Churchill llegó a Yalta vestido de coronel del ejército británico, protegido con algunas prendas especiales para el frío que le habían regalado los canadienses, que de temperaturas bajas saben un poco. Eso sí, durante las jornadas de Yalta muchos de sus asesores británicos, y alguno de los americanos, tendría la ocasión de verlo vestido de una forma bastante más informal: con su legendario pijama de flores rojas y verdes, puesto que en Crimea el primer ministro mantuvo su costumbre de recibir asesores durante la ceremonia de deglución de un pantagruélico desayuno en la cama; colación que no pocas veces ya incluía algún vasito de coñá de la mejor calidad; porque Churchill, la verdad, era un alcohólico, cuando menos avant la lettre. Algunos pensaban que era impostura, aunque la mayoría suele coincidir en que todo era sincero, pues a Churchill le gustaba disfrutar de la vida incluso en las condiciones más problemáticas y, de hecho, no dudaba en poner su hedonismo por delante de casi todo. Cuando le llegó la noticia de que un pollas había sido detenido en Escocia tras tirarse en paracaídas y que decía era Rudolf Hess, Churchill estaba a punto de entrar en una sesión de cine privada, concretamente Go West. Y entró.