miércoles, febrero 12, 2025

Huida de Elba (7): Ceguera borbónica



La difícil restauración
Los exiliados
Una monarquía anárquica
Esto no durará
Soult
El affaire Raucourt
Ceguera borbónica
Una situación cada vez más deteriorada
La conspiración bonapartista sin Bonaparte
Viena
De nuevo, potencia mundial
Un balance discutible
El emperador de Liliput
Las cuitas de María Luisa
La partida
Diles que voy


 

Con estos antecedentes no del todo edificantes, el personal no estaba en la mejor situación para enfrentar el 21 de enero. Y esto se notó en que la actitud de la mayor parte de la gente al paso del cortejo fúnebre, sin llegar a ser retadora, tampoco fue de gran respeto. De hecho, durante el camino hubo un accidente, ya que uno de los caballos, en el bulevar de los Italianos, resbaló y se cayó, provocando una sonora y global carcajada en las calles. El duque de Orléans, al fin y al cabo hijo de un traidor a los ojos realistas (el conocido como Philippe-Egalité) fue abucheado por grupos legitimistas. Allí, como se puede ver, había leches para todos. Sobre todo en el faubourg Saint-Denis, la cosa ya parece que tomó tintes bastante polémicos. No se dejaron de escuchar gritos de à la lanterne!; y los propios soldados que guardaban el orden de la marcha le cantaban al carro la cancioncilla Bon voyage, monsieur Dumollet.

martes, febrero 11, 2025

Huida de Elba (6): El affaire Raucourt



La difícil restauración
Los exiliados
Una monarquía anárquica
Esto no durará
Soult
El affaire Raucourt
Ceguera borbónica
Una situación cada vez más deteriorada
La conspiración bonapartista sin Bonaparte
Viena
De nuevo, potencia mundial
Un balance discutible
El emperador de Liliput
Las cuitas de María Luisa
La partida
Diles que voy


En la noche del 19 al 20 de diciembre, un grupo de soldados llegó al domicilio de Exelmans. Un teniente llamado Dauyglen y seis policías entraron en la residencia. Exelmans, con esa teatralidad tan francesa, se enfrentó a ellos, descubriendo su pecho y aseverando que sabía bien que habían venido para matarlo. Louis Sebástien Grundler, comandante de la plaza de París, entró detrás y le dijo que dejase de hacer el conas. Exelmans sacó un pequeño revolver de sus ropas y se apuntó a la sien pero Grundler, fríamente, se lo arrebató como quien arranca un cristal de manos de un niño para que no se haga daño. El general se negaba a irse con los policías, por lo que Grundler resolvió ordenar que quedase vigilado en casa.

lunes, febrero 10, 2025

Huida de Elba (5): Soult



La difícil restauración
Los exiliados
Una monarquía anárquica
Esto no durará
Soult
El affaire Raucourt
Ceguera borbónica
Una situación cada vez más deteriorada
La conspiración bonapartista sin Bonaparte
Viena
De nuevo, potencia mundial
Un balance discutible
El emperador de Liliput
Las cuitas de María Luisa
La partida
Diles que voy


  


Cuando apenas se habían acabado los ecos de la acerba discusión sobre la libertad de prensa, llegó la de la cuestión de los bienes de los emigrados que estaban en manos del Estado. La cosa es que, en virtud de lo que se conoce como la amnistía del año X, la inmensa mayoría de los emigrados había recuperado, desde el Consulado, casi todos aquellos bienes que no habían sido vendidos; pero con la importante excepción de los inmuebles que habían sido aprovechados para servicios públicos (un poco lo que pasa hoy en día, que la Administración suele ocupar buena parte de los viejos palacios que sobreviven). Asimismo, la ley de 2 de Nivôse del año IV había declarado inalienables diversos bosques y praderas que un día fueron de la nobleza. En total, hablamos de unas 350.000 hectáreas que ahora estaban en el alero.