Una política cuestionable
Peseta grande, ande o no ande
Secos de crédito
Conspiradores
Las cábalas de Mussolini
March
Portugal
Los sueños imposibles del doctor Negrín
Dos modelos enfrentados
Dos bandos, dos modelos
La polémica interminable sobre la eficiencia del gasto bélico
Rosario de ventas
De lo necesario, y de lo legal
¿Y si Putin tiene una colección de monedas de puta madre?
La guerra del dinero
Echa el freno, Madaleno
Un mundo sin bancos
“Escuchado en la radio”
El sindiós catalán
Eliodoro de la Torre, el más vasco entre los vascos
Las repúblicas taifas
El general inflación
Bombardeando pasta
Los operadores económicos desconectados
El tema impositivo (y la recapitulación)
La Junta de Defensa Nacional impuso, en las primeras semanas de la guerra, un control absoluto sobre las empresas y las industrias, aunque sin poner en cuestión la propiedad privada. Durante toda la guerra, las industrias estuvieron completamente intervenidas, de modo y forma que debían someter a la auditoría gubernamental cualquier cambio en sus estrategias de gestión. Los minerales y sus derivados fueron todos incautados. Eso sí, el franquismo tuvo la inteligencia de entender que aquélla era una medida de guerra y, por lo tanto, la revocó a las pocas horas de terminar la guerra, en lo que fue el primer acto que malquistó a Franco con los falangistas.