martes, enero 03, 2012

El primer inquilino de El Prado

La calidad de este blog es normalita. Pero la de sus lectores excede con mucho dicha normalidad. Siempre hay alguien que acierta y, en este caso ha sido Jorge, que ha descubierto que el primer inquilino de El Prado es el traductor de la Vulgata, el peregrino que se retiró muy cerca de Belén a meditar sobre el Juicio Final, actitud en la que ha sido multirrepresentado.

San Jerónimo es, en efecto, el principal inquilino del Prado.

Éstos son todos los cuadros sobre él que se guardan en nuestra pinacoteca:

  • Orando en la gruta: Murillo.
  • Meditando. Antonio Campi.
  • Penitente, en la cueva de Belén. Alonso Cano.
  • Penitente. Antonio del Castillo Saavedra.
  • Meditando sobre el Juicio Final. Réplica del taller de Van Cleve.
  • La flagelación. Marcellus Coffermans (aparece de estrella invitada).
  • La Visitación. Juan Vicente Correa. Aparece en el reverso.
  • Aparición de los ángeles a San Jerónimo. Domenico Zampieri, Il Domenichino.
  • Penitente. Anton van Dick.
  • Con Santa Margarita y San Francisco. Giacomo y Giulio Francia.
  • Penitente. Lorenzo Lotto.
  • En la cueva de Belén. Israhel van Meckenen.
  • Escribiendo. Jacob Corneliusz Oostsanen, llamado Jacobus Amstelodamensis o Jacobo de Amsterdam.
  • Paisaje con San Jerónimo. Joachim Patinir.
  • San Jerónimo, de Antonio de Pereda y Salgado. En esta pintura, el santo está leyendo un libro que está abierto por una reproducción de una pintura de Durero.
  • Penitente. Pintado por discípulos de Nicolás Poussin.
  • La Virgen del Pez, de Rafael. Junto a la Virgen, aparecen Jesús niño, el arcángel Rafael, Tobías y Jerónimo.
  • San Jerónimo, leyendo. Marinus Claeszon van Roymersvaele. En el libro que está leyendo se ve una composición del Juicio Final, esta vez de Van der Weyden.
  • San Jerónimo. Pintado por un discípulo de Van Roymersvaele.
  • San Jerónimo. Por El Españoleto.
  • San Jerónimo penitente. Por El Españoleto.
  • Santa Clara entre padres de la Iglesia. Pedro Pablo Rubens. Junto con Jerónimo, figuran los santos Ambrosio, Agustín, Gregorio, Tomás y Norberto.
  • La Anunciación, San Jerónimo y San Juan Bautista. Maestro de la Santa Sangre.
Son, pues, 23 apariciones, que ganan, por un cortacabeza, a Catalina de Alejandría (20 reproducciones), aunque justo es reconocer que la historicidad de esta mártir no está del todo clara. En todo caso, el bronce se lo dejan al santo de Asís, Francisco, del cual se guardan en el museo 18 pinturas. A continuación, con 14 pinturas, empatan Pablo de Tarso y, sí, como muchos predijisteis, Felipe IV, con mucho el rey más presente en esta pinacoteca que, la verdad, es más suya que de ningún otro monarca.

El siguiente en la lista es Agustín, el obispo de Hipona, reproducido 12 veces. 10 pinturas se dedican a la persona de Isabel Clara Eugenia de Austria, y a partir de ahí ya hay que bajar a los personajes que tienen 8 presencias en las salas: San Antonio Abad, Carlos II, Carlos IV, y Felipe II. Les siguen, con 7 apariciones: Antonio Pascual de Borbón, Santa Bárbara, San Benito, Carlos III, Santo Domingo de Guzmán, el infante Fernando de Austria y San Gregorio Magno. En 6 apariciones (San Bernardo de Claraval y Fernando VII) dejé de contar.

Por cierto, como curiosidad, y respondiendo un poco a quien sugería que el protagonista de este post pudiera ser el Ángel Caído, os informo de que en El Prado hay una representación, cosa que no sé si es muy común, del Anticristo. Está en una tabla atribuida al Maestro de Arguís, un ignoto artista aragonés de mediados del siglo XV, dedicada a la leyenda de San Miguel, y que en una de sus escenas, según nos cuenta Sánchez Cantón en la guía que cito, representa «la victoria de San Miguel sobre el Anticristo cuando, por artes mágicas, se finge resucitado e intenta ascender al Cielo».

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